lunes, junio 20, 2016
En el Metro
El vagón del metro se detiene en
lo que parecen eternos minutos, a mitad de camino entre la estación Bilbao y
terminal Tobalaba. Alguna gente ya se ha especializado en el arte de dormir de
pie, o a lo menos quedar en estado de semi-meditación profunda con los ojos
cerrados, anclada en los pies y afirmándose en lo que se pueda: pasamanos,
otros fierros, otras personas, asientos…Dos veces más el tren parte y vuelve a
detenerse casi de inmediato. Alguna gente se empieza a desesperar, yo incluido,
pero no pasamos de suspiros fuertes y miradas a todo nuestro entorno con cara de “qué mierda pasa”. El
silencio es impactante. Pienso: ¡ningún escolar
estaría tanto tiempo quieto y en silencio! ¿O me equivoco? El tren sigue
quieto, y todos mudos, y me digo: he aquí la evidencia concreta del tremendo
éxito del sistema, de su socialización represiva, del disciplinamiento totalizante
y permanente de mentes y cuerpos humanos que muy probablemente ya no tengan ninguna capacidad de revuelta y de hecho es muy probable que ya no sirvan prácticamente para nada. El tren finalmente
sigue, para parar casi altiro en la estación terminal y abrir las puertas a una cantidad
impresionante de proletas posmos que se desplazan a diestra y siniestra
haciendo las combinaciones que la sociedad del Capital requiere para que cada
uno de nosotros llegue luego a sus destinos a producir, lo que sea, pero
producir. Es verdad que de cuando en cuando algunos burgueses suben al metro,
pero por lo general eso pasa sólo en la Línea 1. El ambiente azota las narices
con aroma de medialunas cristalizadas en azúcar y café barato de máquinas también posmodernas: este sistema no funciona a esa hora sin tales
drogas legales. Yo palpo mi pipa en un bolsillo de la camisa, y sueño con el momento
en que pueda al fin asomarme al parque, ver el sol, sentarme en un banco, y
estirar el tiempo de no-trabajo a lo menos 5 minutos más porque…la vida no es
eterna en 5 minutos pero…¿qué más nos queda por ahora?
(Sólo pude recordar una canción de The Jam sobre el metro, pero...es muy alegre y popera, me gusta, pero no representa el tipo de alienación y aislamiento entremedio de multitudes que genera el andar en metro en horas punta....creo que esa sensación sicótica la ilustraría mejor algo así como ....This Heat en "Gorros de papel").
Etiquetas: a desalienar, Chantiago, psicogeografía, volverse loco
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