viernes, octubre 11, 2019
Chanchan y Remenyik/MDC en Valpo./Slayer´s TRASH/Thoreau y el racismo en el Metro/Apuntes sobre Barricadas a-go-go x Moro Maxwell
-Esto es hoy:
Chanchan Olivos…tremendo
personaje. Creía que no lo conocía, y con los años me fui topando con su huella
en diversos artefactos: un Pequeño Jarry Ilustrado, esencial para quienes
amamos a Alfred Jarry y a Pere Ubu; una edición porteña de Otto Gross, y otra
de “Anarquía en Baviera”, de Fassbinder…¿Quién será este Chanchán? Me preguntaba.
Un amigo que nació cinco días antes que yo lo conoció y me dijo: ¡es de los nuestros!,
incluso en términos generacionales.
Finalmente me lo presentaron y….resultó
que ya lo conocía, pero no había sabido de él hace por lo menos 20 años.
Me regaló un libro con su
investigación sobre el doble revolucionario (estético y político) Zsygmond
Remenyik, que tras el fracaso de las revoluciones proletarias europeas en el
período del Primer Asalto Proletario (contra la sociedad de clases) recaló en
Valparaíso hacia 1919, donde tuvo una gran labor de agitación
estético/política.
1919: mismo año de la gran insurrección
proletaria en Puerto Natales. Hay un libro sobre eso, que ya va en su tercera o
cuarta edición: “La rebelión de los tirapiedras”, de Ramón Arriagada. ¡Consíganlo!
1919: Ya van justo 100 años, y me
pregunto, ¿Cuándo empieza el Tercer Asalto? ¿Esta vez será un Asalto del Animal
Humano contra el mundo de la alienación/cosificación? ¿Socialismo o Barbarie? ¿Comunismo
o Extinción?
El libro me resultó
impresionante. (Ambos). Y hoy Chanchano lanza en Santiago su segunda patita: la
novel de ZR “Los juicios del dios Agrella”.
-Mañana tocamos con MDC y bandas
experimentales amigas en el Puerto de Valparaíso.
--Slayer y Tom Araya ya no son “Thrash”,
sino que derechamente “Trash”, es decir, BASURA. Menos mal que no tengo ningún
disco de estos fachos de mierda en mi casa.
- H.D. Thoreau
me dijo esta mañana en el metro (leía un volumen pequeño llamado "una vida
salvaje y desobediente") que el mejor momento creativo es en la mañana. No
estoy tan seguro, pues a veces me ha dado por escribir fluidamente entre las 23
y las 01. Pero lo entiendo.
"Ni importa lo que los
relojes digan o las actitudes y trabajos de los hombres. La mañana es cuando me
despierto porque algo amanece dentro de mí".
"Es entonces cuando existe
la menor somnolencia en nosotros y durante una hora, por lo menos, una parte de
nosotros, la que hiberna el resto del día y de la noche,
se despierta".
Cerré el libro para subir las
escaleras en Metro Tobalaba, y escuché a una mujer decirle a otra: "Los
baños públicos, con tanto extranjero, están llenos de microbios".
-Se acabaron las copias de la
tercera edición de Barricadas A-Go-Go. En su momento, y pensando que iba a
quedar acachado de copias, le encargué a un par de amigos si podían comentarlo,
pensando en usar extractos de sus comentarios para la promoción. Pero las 100 copias se acabaron en 4 meses, lo cual me parece bastante bien. El único lugar en que pueden quedar es en el Persa Biobío, y la otra sería conseguirlo dentro de "1-2-3-4", donde es el texto 1. Como sea, dejo
acá los apuntes que me envió uno de esos amigos.
Apuntes sobre Barricadas A Go-Go
Por Moro Maxwell Ilabaca
Cuando leí Barricadas A Go-Go, de Julio Cortés, quedé fascinado por
el texto, por varia razones. En primer lugar, y lo más evidente, es que
contiene una avalancha de información que nos deja perplejos, acerca de un
movimiento y de una realidad “lejana” y desconocida; información que se
presenta de manera orgánica, reflexiva y crítica. Aprendí mucho leyéndolo, y lo
disfruté. Luego uno comienza a digerirlo, a interpretar y a plantearse las
inevitables preguntas. Aparece como ineludible la consabida y problemática relación
entre la Historia y las formas artísticas, mediada siempre por la política.
¡Esa tríada! Es estimulante el modo en que Julio va ilustrando las tesis de
correspondencia entre estas tres dimensiones de la realidad. Urdiendo una trama
en la búsqueda del momento en que el límite entre arte y política se supera o
se difumina.
Si bien el vínculo entre estética y política es un tema del que tanto se ha
escrito, y del que hemos hablado en varias oportunidades, especialmente a
partir de conversaciones sobre la Internacional Situacionista, en Barricadas
A Go-Go queda muy bien expuesto. Sin que sea una correspondencia mecánica, ya
que cada calendario y cada geografía tiene su laberinto.
Las vanguardias occidentales instalaron en su momento varios temas que
trascendían con mucho a la modernidad, y que mientras acompañaron a un
movimiento social que empujaba hacia la transformación definitiva de la
sociedad tuvieron razón de ser; estos movimientos tendían a la desarticulación
del campo del arte y a la desaparición del artista en tanto representante de la
“cultura afirmativa”, en un abierto ataque al Ego eurocéntrico. La vanguardias
de las que nos habla Julio Cortes tienen sentido en el contexto de las
revueltas acontecidas a la luz del fuego de mayo del ‘68, que se extienden,
según el calendario del texto, hasta el año ’77, y que tuvieron sus
antecedentes en Japón aún antes del mayo Francés. La lucha era en todos los
planos, también en el de la vida cotidiana. Esa era la principal diferencia con
la revolución proletaria de principios de siglo XX, que se daba en el plano
meramente económico y superestructural. Algunas de las banderas de lucha y
reivindicaciones de la generación insurrecta de los 60-70 son elementos que
curiosamente se pueden encontrar en culturas no-occidentales, orientales, o indígenas.
¿Es esa época un puente entre oriente y occidente? No es casual que se
despertara en esas décadas un especial interés por oriente (muchas veces un
oriente imaginario, mítico y fantástico).
Leyendo Barricadas A Go-Go, no pude dejar de pensar en El imperio
de los signos, un texto de Roland Barthés que leí hace muchos años y que me
impresionó en varios aspectos. Ahora no tengo el libro a mano para citarlo con
precisión, pero recuerdo que la tesis principal de Barthes, después de hacer un
viaje por Japón, consistía en que, en una mirada comparativa con occidente, en
las expresiones culturales de ese país nunca había un centro, o ese centro
siempre estaba vacío. La ciudad (Tokyo)
giraba o se disponía en torno de los jardines del Palacio Imperial que se
presenta como un significante vacío; la comida no tiene un elemento principal
en torno de los cuales lo demás es acompañamiento, como en los platos
occidentales, sino que está compuesta por una diversidad de elementos cuya
especificidad se puede degustar con la fina selección de los palitos, que no
pinchan ni trinchan, sino que toman con delicadeza trozos para su degustación
independiente. La meditación Zen con caligrafías, preferentemente utiliza el
carácter Mu, que significa vacío, y tiende a la eliminación o reducción a la mínima
expresión del Yo. En oposición al concepto occidental del Yo cartesiano, sobre
el que está erigido el ethos del capitalismo salvaje. El Yo como piedra
angular de la acumulación y la extracción de valor de los cuerpos. Quizá es
haciendo un cruce con lo oriental que Marcuse, en su Eros y Civilización,
habla de la posibilidad de una sublimación no represiva y de un Yo no
egocéntrico.
Las revoluciones tienen muchas edades, y las derrotas nunca son
definitivas, porque van dejando huellas. Barricadas A Go-Go da cuenta de
la protesta y de la resistencia de una generación, del choque frontal contra el
poder material, antes de ser destruidos, autodestruirse o convertirse en puro
movimiento estético, lo que equivale a ser el cadáver vivo de las vanguardias artísticas,
sin las oleadas revolucionaria y las razones que le dieron sentido y origen. De
hecho, no hay nada más patético y reaccionario que la mímesis de las
vanguardia, movimientos o artistas despojados del vínculo con lo social y lo
político, orientados a llamar la atención en el mercado por un ingenio mordaz o
un pastiche provocativo, entrenados en una fórmula efectiva que les permita
hacerse un lugar en los circuitos del campo del arte.
Pero, ¿cuáles son esas huellas? ¿Es el Free Jazz una orientalización del
jazz? Mucho se ha hablado de la occidentalización de Japón después de su
derrota en la Segunda Guerra mundial, pero aún no hay un balance de la
permeabilidad de occidente respecto de conceptos e ideas que provienen del
“oriente”, aunque por lo general, como ya he dicho, sea un “oriente interior” y
llegar a tales conceptos haya sido más bien un devenir de la propia cultura
occidental que una escucha de “lo otro”. Habría que preguntarle a Julio Cortes
qué valor tiene para nosotros la exploración de la “Escena musical japonesa de
1968 a 1977”, aparte de expandir nuestros conocimientos a un área antes
desconocida, lo cual ya en sí mismo tiene un valor. Podemos enterarnos, por
ejemplo, como parte de los antecedentes políticos que nos propone Julio, que
existió el ZENGAKUREN, un movimiento estudiantil aguerrido que incluso antes
del 68 tenían conciencia de que se debía luchar no sólo contra el imperialismo
norteamericano sino también contra el estalinismo soviético, bloques opuestos
en la Guerra Fría, pero que después se integrarían en la dominación
tecno-burocrática global. Nuevamente: ¿Es el free jazz una orientalización de
la música occidental o es su dilución natural, su deconstrucción? ¿Hay una
tendencia en el free jazz a la dilución del autor, del compositor, del
intérprete? ¿Es eso Budismo Zen? ¿Será posible un Anarco Budismo? Hay mucho de
qué hablar respecto de este universo que Julio nos abre y nos presenta con este
texto, que tiene múltiples líneas de fuga. Me quedo con muchas preguntas después
de leerlo. Me pregunto, por ejemplo, si no habrá una inconmensurabilidad entre
las experiencias de interpretación de la música entre culturas tan diferentes.
Y si es así, esa inconmensurabilidad se puede extender a la literatura, a la
política, a la filosofía. Qué bueno ha sido abrir esta puerta.
Etiquetas: 1917, Chantiago, Japo, perlas de la estupidez humana, psicogeografía, Valparaíso, Zengakuren
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