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jueves, enero 20, 2022

En memoria de Alberto Velásquez, el "Tata" (1971/2022) 

 


Desde el centro social At Atoja de la muy querida ciudad de Punta Arenas me informan que encontraron al Tata fallecido en su casa, de muerte natural.

Alberto tenía la misma edad que yo. No lo conocí cuando viví allá entre 1980 y 1985, en la dirección que aún recuerdo: Mardones 0409, esquina con Punta Dungenes, una casa pareada con la casa esquina donde vivía la familia de Jaime Font (abuelo materno del presidente electo, que en ese entonces aún no nacía).

Lo conocí en el 2016, cuando tres décadas después de haber abandonado la ciudad volví a estar ahí cerca de un mes por motivos laborales. Una tarde en que me desplazaba hacia la población Archipiélago de Chiloé por una denuncia de violencia policial contra adolescentes vi desde el colectivo los carteles rojinegros del At Atatoja, justo al lado de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, que en 1984 sufrió un atentado explosivo perpetrado por la CNI, donde murió uno de los instaladores, teniente del Ejército de Chile. 

Al otro día, sábado en la tarde, me presenté ahí a ver qué pasaba.

Para mi sorpresa, el Centro había sido fundado por un viejo amigo, compañero de Liceo y de andanzas juveniles socialistas: Iván Muñoz, el “Pelito”, que luego de vivir mucho tiempo en Santiago murió hace unos cuantas años en su ciudad natal. En el At Atoja pude conocer a un puñado de compañeros de mi generación, entre ellos el Tata, además de todo el cabrerío anarco de generaciones posteriores que nutría sus actividades en la Población 18 de septiembre.

Apenas tuve ocasión un día de ese mes de mayo me quedé conversando largamente con Alberto. Yo estaba sufriendo de mal de amores, como lo denominó el viejo Malatesta en un tremendo artículo, y él me llevó a tomar algo en un boliche que creo se llamaba el Rincón Piurano, cerca de mi antiguo liceo San José. Me dijo que todos esos bares tenían nombres de localidades chilotas.  

Pedimos unas Austral, que según él no eran la mejor opción de la zona; pero no había otra. En verdad, esta cerveza que se vende como más lujosa en la RM es una cerveza de las más baratas en el extremo austral. Conversamos varias horas. No sólo de penas de amor y la "crítica de la economía política del copete" sino que más bien de todo un poco, puesto que entre otras cosas, Alberto no solo era un “viejo ultrón” como uno sino que también era colega de la profesión jurídica.

Un día después de mi regreso fui con él en auto donde otras personas, a las afueras de la ciudad, una villa habitada por descendientes kawéskar, y apareció de la nada entre los contertulios un ex compañero de curso del San José que me reconoció de inmediato, pese a los años, kilos, canas y barbas transcurridos en 31 años. El Tata fue tan amable que le había pedido a sus amigos que tuvieran una botella de fernet para mí. 

No dejamos nada, y apenas recuerdo como llegué al Hostal. Solo sé que temprano en la mañana me avisaron que el taxi ya me estaba esperando para ir al aeropuerto y yo no tenía nada preparado. Fue caótico pero lo logré. Apenas…

Después mirando mi libreta de notas me fijé que es anoche había apuntado la expresión “Renault/Fuego”. Resulta que durante esa junta mientras buscaba en youtube el disco del 2001 de la banda argentina Dios, que me habían presentado un mes antes en Rosario (Argentina), apareció ese tema de Las Ligas Menores, a quienes no conocía y que me imaginé que por el nombre hacían alusión a quemar autos o algún tipo de violencia por el estilo. Nada que ver, pero finalmente la banda era bastante buena, y cuando vinieron a tocar a Chile pude contrales esa anécdota mientras conseguía una copia del disco. 

Volví a verlo en una nueva visita laboral el mismo año 2016, ahora con mi familia. Y en la mini-gira que hicimos con Manual de Combate en septiembre de 2019. Yo me quedé una semana más, pero tras un concierto el sábado en el Club Hípico, la tocata en el At Atatoja el domingo se hizo contra el tiempo, y fue gracias a su amabilidad de ofrecer llevarlos en auto que la banda alcanzó a llegar justo a tiempo al aeropuerto.

Estuvimos juntos en una protesta nacional convocada el día jueves de esa semana por la CUT y “Unidad Social”. No fue tan impresionante, excepto la pelea con los “rábanos” al final, luego de la cual nos fuimos a la costanera a un homenaje a Marcelo Barrios, otro compañero socialista que a fines de 1984 fue expulsado del San José a 30 años de su asesinato en los cerros de Valparaíso a manos de un comando de infantes de marina. Al otro día nos vinimos a Santiago, alcanzado una vez más justo a tiempo a pasar a la instalación de la placa conmemorativa por Marcelo afuera del Liceo de Hombres -donde cursó su Cuarto medio-.

Seguimos en contacto por mail, whatsapp, y hablamos por teléfono un par de veces, y durante el año 2021 me invitó a un programa que tenía en la radio Presidente Ibañez, donde junto a un par de personas más hablamos varias cosas sobre el estallido, las violaciones de derechos humanos, abolición de la policía, etc. Curiosamente, el programa fue seleccionado para ser subido a internet por un grupo facho, como demostrativo de “apología de la violencia anarquista”.

No supe más del Tata hasta esta última y tristísima noticia. 

Supe que estaba tratando de venirse a vivir a Santiago. La pena me toma y no sé qué más decir, salvo que: No importa, compañero. La muerte acecha todos los días.

Viviste medio siglo dando todas las luchas que creíste justo y necesario dar. En ese proceso te encontraste con muchos compañeros y hermanos que jamás te olvidaremos. En algún mundo paralelo seguimos los dos juntos en el Rincón Piurano, pidiendo más cervezas aunque no fueran tan ricas, y logrando comunicarnos en medio de una fría noche de mal de amor.

 

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