sábado, junio 24, 2023
Otto y Alice Rühle-Gerstel: atrapados entre dos contrarrevoluciones. A 80 años de su muerte.
Escribiendo una Presentación para la próxima edición del libro "Fascismo pardo y fascismo rojo" del comunista consejista alemán Otto Rühle por Pensamiento y Batalla, me di cuenta de que justo hoy se cumplen 80 años de su muerte, seguida pocas horas después por la de su compañera Alice, en México.
Esta "casualidad" me impulsa a compartir acá la segunda parte del borrador de mi texto.
Para entender bien la trayectoria de Otto hay que tener en
cuenta que a partir de su segundo matrimonio su vida y obra es inseparable de
la de su compañera Alice. Para referir esta historia de amor y lucha procedo en
esta parte a destacar algunos datos biográficos tomados de uno de los escasos
textos en español dedicados a la pareja: un detallado y largo artículo de
Lizette Jacinto, “Desde la otra orilla: Alice Rühle-Gerstel y Otto Rühle. La
experiencia del exilio político de izquierda en México 1935-1943” (1).
El matrimonio Rühle se estableció en las afueras de Dresde,
donde fundaron la editorial Am andern Ufer (En la otra orilla),
especializada en textos marxistas pero también en los temas pedagógicos, la
psicología y el feminismo. Entre 1925 y 1926 publicaban un Periódico para la
Educación Socialista. Otra publicación importante, aún no traducida al español,
fue “El problema de la mujer en la actualidad –un balance psicológico”, de
Alice Rühle-Gerstel.
Ante la inminente llegada al poder de los nazis en Alemania, a
inicios de 1933 los Rühle se establecieron en Praga, ciudad natal de Alice. Justo
a tiempo: el 5 de marzo las tropas de asalto del partido nacional-socialista (las
infames “S.A.”) fueron a buscarlo a su casa para detenerlo. Después destruyeron
completamente su biblioteca. En mayo de 1933 la abundante producción literaria
de los Rühle fue incluida en el listado de libros prohibidos por los nazis,
siendo quemados en plazas y universidades por sus grupos de choque, y después
se dictó una sentencia contra ambos por “alta traición”.
En 1935, ante la negativa del gobierno checoslovaco a
extenderle su visa, Otto partió a México, donde desde fines de los años 20
residía Grete, hija de su primer matrimonio con Johanna Zacharias. Su yerno,
Federico S. Bach, le consiguió trabajo por un tiempo como asesor técnico en la
Secretaría de Educación Pública. Otto ya conocía el país, pues como señala
Lisette Jacinto, había ido en 1930 cuando su hija estaba a punto de dar a luz, permaneciendo
ahí por ocho meses, viajando por el país para conocer bien su realidad. Luego
de eso “preparó en 1932 el libro intitulado Imperialismus in Mexiko para
la editorial alemana Fischer-Verlag, libro que nunca llegó a publicarse”.
Como técnico de la Secretaría de Educación Pública, Otto
Rühle trabajó en la planificación de las escuelas rurales, trabajando en libros
de texto como La escuela del trabajo (SEP, 1938) y en varios artículos
sobre la educación socialista que aparecieron en la revista El Maestro Rural,
entre los que destaca ““El niño proletario en México. Plan de trabajo para una
investigación”.
Alice lo siguió allá un año después, consiguiendo trabajo en
el recién fundado Consejo Nacional de la Educación Superior y la Investigación
Científica.
En 1937 llegó exiliado a México León Trotsky, a quien Otto
conocía desde 1907. Entre los que lo recibieron estaba su yerno, Federico S.
Bach. Los Rühle mantuvieron una estrecha
amistad con el fundador del Ejército Rojo, a pesar de las considerables diferencias
políticas entre “troskistas” y “consejistas”. En una carta de Alice a Heinz y Frieda
Jacoby, fechada en abril de 1939, declara que “con nosotros los Trotskys son muy
amenos pero nunca llegamos a una conversación adecuada. Se habla sobre los
cactus, los conejos y las palomas, con los que el viejo ocupa su tiempo y sólo
es así porque uno se siente tradicional y humanamente obligado a hacerlo y
porque el viejo en persona es muy amable y bueno. Pero una opinión política o
moral no sale de él”.
Además, Otto participó de la Comisión Dewey, formada en 1937
por intelectuales norteamericanos para investigar las acusaciones cintra
Trotsky formuladas en los Procesos de Moscú. Todo eso les valió la dura
enemistad de los terribles especímenes del estalinismo mexicano, que caracterizados
por su matonaje y con la valiosa ayuda del estalinista y cónsul chileno Pablo
Neruda lograron primero atentar contra Trotsky y finalmente darle muerte (2).
El influyente y muy mafioso P”C” Mexicano, fiel a la línea estalinista, logró
también que los Rühle perdieran sus trabajos.
En una carta a su amigo Erich Fromm, exiliado en Estados
Unidos, Otto le dice: “me he convertido en el objeto del odio estalinista, quienes
me toman por trotskista, para sacarme de mi puesto dentro de la SEP, porque
la educación es estalinista, no por convicción sino porque los hombres que
están allí así lo necesitan”. En efecto, los tiempos para experimentar con una
educación socialista humanista se habían acabado, retrocediendo a una educación
autoritaria tradicional, con los estalinistas mexicanos tomándose la SEP.
Los estalinistas mexicanos exigían en esos años a su aliado
Lázaro Cárdenas la expulsión de Trotsky, y los Rühle quedaron etiquetados como
trotskistas acérrimos. En verdad, el grupo al que se sentían mas cercanos era “Socialismo
y Libertad”, que animaba el antiguo sindicalista revolucionario francés Marceau
Pivert, y donde confluían Victor Serge, G. Munis, algunos anarquistas y otros
revolucionarios que habían quedado atrapados entre las dos contrarrevoluciones
que se imponían en esos años: la fascista y la estaliniana.
Los Rühle quedaron en una muy precaria situación económica.
Abandonaron su residencia en Coyoacán y se trasladaron a un departamento en el
tercer piso de un edificio en calle Villalongos con Río Balsas, comuna Cuahtémoc.
Otto tuvo que dedicarse a hacer tarjetas postales con imágenes sobre las
diversas actividades de los trabajadores mexicanos, firmando con el alias de
Carlos Timonero. Alice las comercializaba en tiendas de souvenirs para turistas,
daba conferencias, escribía artículos sobre el Día de Muertos y otras
tradiciones mexicanas, mientras intentaba sin éxito publicar libros bajo el seudónimo
de Bárbara Félix.
En el único capítulo de las memorias de Alice que ha sido
traducido al inglés, da cuenta de una discusión en torno al bolchevismo y el
capitalismo de Estado, donde Otto terminó espetándole: “¡Mi querido Trotsky!
¡Tú eres el peor estalinista de todos!” (3). La amistad se interrumpió a raíz
de eso, y poco después, el 20 de agosto de 1940, Trotsky fue asesinado por
Ramón Mercader, agente estalinista encubierto que lo golpeó cobardemente con un
picahielo en la cabeza mientras lo visitaba en su casa en Coyoacán.
El 24 de junio de 1943, a la edad de 68 años, Otto murió de
un ataque al corazón. Alice, su compañera de vida en las últimas dos décadas, al
encontrarse con el cadáver de su compañero se arrojó desde el tercer piso que
habitaban, muriendo en el hospital cinco horas después. En su curriculum
vitae había escrito: “nacida austríaca, me convertí en checoeslovaca en
1918, en alemana en 1922 –por casarme con un alemán– en ‘sin
ciudadanía’ en 1934 y en mexicana en 1939”. La
depresión en que ambos habían caído a partir de 1939 ya la había hecho pensar
en la solución suicida, sumado al hecho de que desde pequeña sabía que las
mujeres de su familia tenían una tendencia a morir a los 49 años. En el
departamento se encontró una cierta cantidad de cianuro.
En una carta no enviada a la psicoterapeuta Karen Horney había
dicho: “si este es el único mundo que existe, entonces me da lo mismo (…) No
quiero vivir en un mundo donde todo es tan complicado, difícil y sobre todo
aburrido”. Sus papeles fueron heredados por su amigo Stephen Kalmar, de quien se
despedía diciendo: “Ojalá que ustedes vivan en un mundo mejor, ¡ese por el que
nosotros tanto esperamos! Sean buenos socialistas”.
Notas:
1.- Historia Mexicana, Vol, 64, N°1, julio-septiembre 2014, pp. 159-242. ¡84 páginas! ¿Quién
se anima a publicarlo como librito?
2.- En sus
memorias el “poeta” cuenta con orgullo como ayudó a David Siqueiros a escapar
de México hacia Chile, cuando estaba detenido por haber comandado un atentado
armado contra la casa de Trotsky donde éste se salvó apenas de recibir los
disparos de las ametralladoras del PCM.
3.- Alice Rühle-Gerstel, No verses for Trotsky. A Diary in Mexico (1937), disponible
en libcom.org
Etiquetas: amor y locura, comunismo, memoria negra