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domingo, enero 19, 2025

LOS MISTERIOS DEL ORGANISMO, O ¿QUIÉN FUE WILHELM REICH? 

 


Este texto fue leído el miércoles 8 de enero de 2025, tras la exhibición de la película yugoslava “WR: los misterios del organismo” (Dusan Mayavejev, 1971) en la Cafebrería de Santiago, junto a los Comentarios de Paloma Castillo y Nicolás Castañeda.

 

A Camila Farías G.

 

I.- En una parte de mi libro “La religión de la muerte” (2023), que trata sobre “viejos y nuevos fascismos”, digo lo siguiente:

A mediados del siglo pasado el doctor Wilhelm Reich, un personaje tan creativo e iconoclasta que tuvo el doble mérito de ser expulsado del Partido Comunista y de la Internacional Psicoanalítica, señaló que existían en ese momento dos formas rivales de fascismo: el fascismo negro y el fascismo rojo, anticipando así en cierta forma el escenario de la Guerra Fría como un gran y velado conflicto mundial inter-fascista que duró varias décadas. Tras escapar del nazismo, Reich terminó por establecerse en Estados Unidos, donde le estaba yendo bastante bien en sus investigaciones sobre la energía cósmica (el “orgón”), el bombardeo de nubes para hacer llover, la orgonterapia y la función del orgasmo entre otros audaces temas, hasta que el fascismo en versión norteamericana anticomunista se dejó caer en su domicilio y laboratorio denominado Orgonón, en la localidad de Maine, para encarcelarlo bajo acusaciones de fraude, por ejercer como terapeuta sin estar autorizado oficialmente para ello y por fabricar y distribuir cajas acumuladoras de orgón. Murió en la cárcel de Lewisburg, Pensilvania, el 3 de noviembre de 1957. No lo olvidemos nunca.

NOTA: La cantante inglesa Kate Bush homenajeó a Reich en un videoclip de su canción “Cloudbusting”, de 1985, que alcanzó el puesto 20 en los rankings de Inglaterra. La canción está basada en el “Libro de los sueños” escrito por el hijo de W.R., Peter, y en el clip se representan los experimentos de su padre (representado por Donald Sutherland [R.I.P. 2024]: ¡el mismo actor que interpretó al fascista Atila en la serie “Novecento”!) haciendo llover y el momento en que aparece el FBI y se lo lleva. Peter fue enviado a un hogar de menores y soñaba recurrentemente que su padre llegaba a rescatarlo a bordo de un platillo volador.

En otras partes del libro aludo a algunas de sus teorías sobre el fascismo, además de a su caracterización del estalinismo como un fascismo rojo. Pero en lo que puse arriba es donde trato de hacer una breve descripción del personaje lo suficientemente interesante como para motivas a los/as lectores a conocer y estudiar la obra de este importantísimo camarada.

II.- Hay dos formas básicas de abordar a WR: Primero, como una interesante especie de  “marxista disidente”, pionero de un marxismo libertario en versión “freudomarxista”, dudosa etiqueta que supuestamente el mismo WR inventó, y que en sentido amplio podría aplicarse a Fromm, Adorno y Marcuse, a cierto Lyotard que hace “derivas a partir de Marx y Freud” y luego escribe su “Economía libidinal”, y también a ciertos aspectos de la obra de Guattari/Deleuze -aunque sea por la negativa-, e incluso si nos ponemos generosos podríamos incluir al Althusser de “Freud y Lacan”, Slavoj Zizek y un largo etc. De hecho, acabo de darme cuenta de que dentro de las cinco últimas clases que Mark Fisher alcanzó a hacer antes de morir y que están reunidas en el libro “Deseo post-capitalista” (2024) la clase 2 en tanto habla sobre Marcuse, y la 5, sobre Lyotard y su “marxismo libidinal”, son buenas introducciones al “freudomarxismo” (o marxismo freudiano).  

Este Reich “marxista heterodoxo” es el que re-aparece hacia 1968, y el que en cierta forma provee el sustrato de uno de los niveles en que funciona la película de Mayavejev, realizada según entiendo en un lapso de tiempo que va de 1968 y 1971 (por cierto: el año en que nací).

Entre los más “marxistas”, se dice que su obra fundamental y “mayor aporte al marxismo” es “Psicología de masas del fascismo” (1933), pero en aras de promocionar al WR marxista que todos necesitamos estudiar, yo creo que también podríamos referir o más bien recomendar varios trabajos que datan de entre fines de los 20 y mediados de los 30: su periodo comunista más activo en Viena y Berlín, con una intensa actividad a la vez teórica y práctica (en este caso, una falsa dicotomía) e incluso de poco después, cuando ya había roto con el Partido Comunista pero no con el marxismo. Estos textos de combate son, entre otros: “La lucha sexual de los jóvenes” (1933), “Materialismo dialéctico y psicoanálisis” (1934), y “La revolución sexual” (que reúne textos de 1930 con otros posteriores sobre la Unión Soviética).

Un detalle a tener en cuenta es que la casi totalidad de la obra de WR fue editada por él mismo, que en el frenesí de su actividad no se molestaba en hacer “ediciones críticas” ni mucho menos: iba editando y reeditando como podía, y al hacer nuevas ediciones de viejos clásicos como “La función del orgasmo” (1927) modificando y agregando contenidos de manera bastante monstruosa. Por eso es que en relación a la confusa procedencia de los textos que componen las dos partes de “La revolución sexual” Paul A. Robinson advierte que esa obra de WR es una verdadera “pesadilla editorial”.

En español existen varias ediciones de todos estos trabajos, y así por ejemplo su ya referido clásico de 1934 “Materialismo dialéctico y psicoanálisis”, un documento que marca una ruptura con parte de lo que había venido haciendo hasta entonces, fue editado masivamente (5.000 ejemplares) por siglo XXI de México en 1970, aparece también bajo el título de “Marxismo y psicoanálisis” en una versión argentina de 1971 (Ediciones del siglo, 1971) y se había incluido mucho antes en el libro “La crisis sexual”, publicado en 1936 por Pax ediciones (Santiago de Chile, 1937). Por su parte, “La revolución sexual. Por una estructura de carácter autónoma del hombre” existe en al menos dos ediciones: la de Ruedo ibérico en 1978, y en la colección Obras Maestras del Pensamiento Contemporáneo por Planeta-Agostini en 1985 (basada totalmente en la edición anterior). También “La lucha sexual de los jóvenes” tuvo ediciones setenteras en español cuyo detalle no conozco. Sólo sé que hace mucho tiempo tuve una en préstamo que a su vez presté y jamás regresó. Cosas que pasan no sólo con los libros, sino que también con la amistad de algunas personas. Ojalá lo hayan leído en serio.

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En toda la obra de esa década WR trabaja sobre la compatibilidad y complementareidad entre las perspectivas marxista y psicoanalítica, anticipándose a muchas de las preocupaciones que luego serían retomadas en distintas maneras por Marcuse, los situacionistas y el movimiento del 68. Debo decir que cuando primero oí hablar de Wilhelm Reich debe haber sido por ahí por 1989, cachureando libros por calle Merced junto a unos amigos trotskistas algo mayores que yo, cuando uno de ellos llamó la atención sobre una biografía del doctor Reich señalando: “este era un marxista que predicaba (y practicaba) el sexo libre”. Mmmm: algo imprecisa la definición, pero no se me olvidó el nombre: tomé nota.

III.- La segunda opción es ver a WR como un discípulo raro de Freud: un “psicoanalista herético”, un terapeuta iconoclasta, junto a otros especímenes raros, desde Sandor Ferenczi a Georg Groddeck (inventor de la categoría de “Ello”: ver su correspondencia con Freud y “El libro del Ello”) y Otto Gross (toda una leyenda del anarco-comunismo más radical y bohemio). Un texto clave para esta mirada es el “Análisis del carácter” (originalmente publicado en 1933, con varias re-ediciones).

En esta versión, el “WR bioenergético”, se tiende a suprimir del todo o pasar suspicazmente por alto el “marxismo” de WR, a pesar de que se topó con él a una edad bastante temprana y que la influencia de Marx en WR nunca cesó, y es una parte esencial de su visión de la “economía sexual”. De hecho, más que ver a WR como un discípulo libre de Marx y Freud, lo ven como el maestro del famoso terapeuta Alexander Lowen (uno de los protagonistas de la parte más documental de la película “WR: los misterios del organismo”).

Finalmente, esta segunda visión suele dar paso a una tercera, bastante detestable: la de WR como un estafador chiflado, charlatenesco gurú precursor de la new age y las “terapias alternativas”. Aunque en honor a la verdad, la trayectoria de las dos últimas décadas del doctor WR facilita este uso que muchos le dan (algunos de formas bastante lucrativas, ya sea en dinero u otras contra-prestaciones). De hecho, a modo de digresión recuerdo que hace década y media había una especie de grupo reichiano con su propio gurú en torno a la carrera de Psicología de la extinta Universidad ARCIS, que hacía unos encuentros bastante exóticos en el campus Libertad. Qué tiempos aquellos.

Como sea, lo importante es entregarse a la experiencia de conocer a WR sin olvidar ninguno de sus dos polos: el marxista y el freudiano, unificados en la “economía-sexual”.

IV.- Los datos biográficos nos dicen que WR nació en 1897 en una parte del Imperio austro-húngaro que ahora pertenece a Ucrania. Vivió y trabajó en Viena y en Berlín, saliendo de ahí tras el triunfo de los nazis para residir brevemente en Dinamarca, Suecia y Noruega, antes de pasar como tantos al Nuevo mundo en 1939. Murió en 1957 en Estados Unidos, en las lamentables circunstancias que ya señalé al inicio, antes de las cuales alcanzó a beneficiarse de una muy lucrativa actividad como médico y terapeuta.

La mejor biografía que conozco es la de Myron Sharaf, “Fury on Earth”, publicada en 1983 por St. Martin´s Press/Marek, Nueva York, de 548 páginas, que una vez encontré a siete mil pesos en un puesto del Parque Almagro, y en la que me basé para esta presentación. Aún no ha sido traducida al español. Existe otra “Biografía personal” escrita por su segunda esposa, Ilse Ollendorff, que aún no he conseguido.

Un resumen breve pero sólido de la obra de WR aparece en el libro “La izquierda freudiana. Reich - Roheim - Marcuse”, de Paul A. Robinson (1971). A propósito de la fase “orgonómica” del último WR, este autor dice algo que bien podría aplicarse a la figura de Reich en sí misma:

“Prometía al mismo tiempo una interpretación total de la realidad y una terapia total para los males individuales”.

Además de la destacable y curiosa película yugoslava que exhibimos hoy existen otras como “Wilhelm Reich en el infierno” (Lance Bauscher, 2005) y los dos films del austríaco  Antonin Svoboda  (“¿Quién le tiene miedo a Wilhelm Reich” de 2009 y “El extraño caso de Wilhelm Reich” de 2012).

V.- En la amplia obra de WR, que no paró de publicar sus trabajos desde 1920 hasta el final, primero en editoriales del movimiento psicoanalítico y del Partido Comunista y a partir de la ruptura con ambos hacia 1933/4 en su propia casa editorial, destacan algunas ideas centrales y aportes básicos que trataré de resumir aquí.

Desde el inicio en su obra tiene un rol central lo que podríamos llamar su “teoría del orgasmo”. WR pone a la sexualidad como centro de la vida social e individual, y en eso coincide en ese momento inicial con el movimiento psicoanalítico. Como parte del más estrecho círculo de colaboradores de Freud en los años 20, destaca por su trabajo terapéutico, pero rápidamente se aleja de la idea freudiana de “curación por las palabras”, para centrarse en la resistencia a la terapia, que lo lleva a formular el concepto de “coraza” o “armadura”: que primero WR entiende como “caracterológica” (en sus libros en inglés se le llama “character armor”), y luego pasa a concebirla como física e incluso muscular (en el caso de un paciente que presentaba fuertes  resistencias a la terapia, tras observar un movimiento con la pierna WR terminó alentándolo a descargarse a gritos y patadas, lo cual resultó exitoso; en otros casos identificaba bloqueos o tensiones musculares en la zona de la pelvis).

Veamos la definición de “coraza” que da mi amiga Javiera Mondaca en su traducción al español del “Libro de los placeres” de Raoul Vaneigem, editada por Traficantes de Sueños y disponible online:

Conviene ofrecer en este punto una breve explicación de la noción de coraza porque el autor volverá a ella a lo largo de la obra. El término, ya sea en el reino animal o humano, apunta a cierto mecanismo defensivo. Tal y como surgió el concepto en el terreno del psicoanálisis de la mano de uno de sus pioneros, Wilhelm Reich, la coraza es la suma de rasgos del carácter y tensiones musculares que forman una especie de armadura físico-psicológica destinada a proteger al individuo de estímulos, interiores o exteriores, que se perciben como peligrosos o amenazantes. De este modo, inhibe, no obstante, la libre circulación de la energía sexual en el cuerpo. Podría decirse, por tanto, que la coraza actúa como una especie de filtro que mediante un proceso de insensibilización nos impide percibir la realidad, interna y externa, en su totalidad.

La paradoja central de todo este análisis freudo-reichiano es que la represión resulta en principio necesaria para la vida social, pero tiene inevitablemente el efecto de enfermar sistemáticamente a sus integrantes, coartándoles la “potencia orgásmica”. De ahí que el objetivo de la terapia sea atacar al “carácter”, desbloqueando y haciendo posible la liberación la potencia orgásmica del individuo, para que surja el auténtico “carácter genital” propio del individuo sano, dejando atrás el “carácter neurótico”.

A WR lo separa drásticamente de Freud su oposición total a la teoría del “instinto de muerte”, que ve como un pretexto del maestro para negar la dimensión revolucionaria del psicoanálisis, y justificar un cierto conservadurismo social y político.

WR es un reformador social, además de un revolucionario consciente, que se une al Partido Socialdemócrata de Austria y luego al PC de Alemania, acometiendo el estudio de la obra de Marx y encontrando grandes paralelos con el psicoanálisis freudiano: Ambas son teorías del conflicto: una sociológica y la otra psicológica. Mientras una estudia la lucha de clases, la otra se centra en la lucha a nivel de los instintos. Ambas son dialécticas, y se complementan mutuamente pues mientras el marxismo hace la crítica de la economía capitalista el psicoanálisis realiza la crítica de la moral burguesa.

El trabajo teórico de WR durante su fase comunista se centra en la crítica de la familia autoritaria. Tiene una concepción antropológica algo simplista basada en Bachofen y Malinowski, en que valora e idealiza el Matriarcado que habría existido hasta 4 mil años antes de Cristo, e identifica en el Patriarcado el origen de la represión sexual y el orden social autoritario (en eso se parece al Otto Gross que analiza la simbólica comunista del paraíso). Se aleja así de Freud en lo relativo al Complejo de Edipo, que para él no sería universal, sino que propio de las sociedades patriarcales.  

Además, muestra ya desde ahí y hasta el final de su vida un profundo interés en la Infancia/adolescencia. De hecho, pese a todos los cambios que ocurrieron durante su trayectoria, hay un claro hilo conductor desde “La lucha sexual de los jóvenes” y los escritos con Vera Schmidt sobre “Psicoanálisis y educación” a “Los niños del futuro” y “Escucha hombrecito”. La concepción de la infancia que sostiene WR está a años luz incluso de las tímidas reivindicaciones de los “derechos del niño” que comenzaron a ocurrir varias décadas después. Por algo el situacionista belga Raoul Vaneigem en alguna parte de su voluminoso Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones (1967) lo define como “un gran educador de la juventud”.

Todo ese trabajo teórico iba de la mano con una incansable actividad militante que se expresaba en la creación de una amplia red de locales en que se otorgaba atención gratuita en higiene sexual y salud reproductiva a los miembros de la numerosa y empobrecida familia proletaria, así como la instalación de “jardines de la infancia socialista”. Hacia 1930 Reich logra unificar a los grupos de orientación comunista que trabajaban estos temas, dando lugar a la Asociación Alemana por una Política Sexual Proletaria (Sex-Pol). Además de estas actividades propias de su militancia marxista, WR participaba activamente en la Liga Mundial por la Reforma Sexual, que durante la República de Weimar buscaba aprobar reformas legales progresistas en materia de sexualidad y control de la natalidad.

En el primer Congreso de Sex-Pol, en Düsseldorf 1931, concurrieron representantes de ocho organizaciones que reunían a 20.000 personas. WR presentó un programa de siete puntos que incluía:

1.- Distribución gratuita de anticonceptivos y propaganda masiva para el control de la natalidad.

2.- Abolición de las leyes contra el aborto. Aborto gratuito en clínicas públicas; resguardos médicos y financieros para madres embarazadas y criando niños.

3.- Abolición de toda distinción legal entre los casados y no casados. Libertad de divorcio. Eliminación de la prostitución a través de transformaciones económicas y de economía-sexual que erradiquen sus causas.

4.- Eliminación de las enfermedades venéreas a través de una educación sexual integral.

5.- Prevención de las neurosis y problemas sexuales mediante una educación afirmadora de la vida. Estudio de los principios de la pedagogía sexual. Instalación de clínicas terapéuticas.

6.- Entrenamiento de doctores, profesores, trabajadores sociales y otros oficios en todas las materias relevantes de higiene sexual.

7.- Tratamiento antes que castigo en casos de delitos sexuales. Protección de niños y adolescentes contra la seducción por adultos.

Poco después del primer congreso la Sex-Pol aumentó sus afiliados a 40.000.

VI.- Entre 1930 y 1934 las intensas actividades culminan en la ya aludida doble ruptura: primero con el Partido Comunista alemán en 1933, y luego con la Internacional Psicoanalítica en el Congreso de Lucerna de 1934, donde sólo se le permitió exponer como invitado su ponencia “Contacto psíquico y corriente vegetativa”, incluido en el libro “Análisis del carácter”.

Creo que este período es el más merecedor de análisis, sobre todo desde nuestro tiempo, porque en primer lugar WR llega al límite de la radicalidad que logra extraer de ambos movimientos (psicoanálisis y marxismo), y porque es en ese momento que realiza su peculiar análisis del fascismo.

La teoría del fascismo que construye WR tiene alguna similitud con la que realiza por esos años Georges Bataille en Francia, puesto que a ambos les interesa su estructura psicológica. WR identifica la familia autoritaria y el tipo de sujeto que en ella se forma como la raíz del fascismo, anticipándose en una década al Eric Fromm de “El miedo a la libertad” y en dos décadas a los hallazgos de Adorno y Horkheimer en sus estudios sobre “La personalidad autoritaria”.

Según WR, la izquierda alemana no se tomó en serio el fenómeno de masas que era Hitler. Por el contrario, lo menospreciaban e interpretaban como una señal de un pronto ascenso de la revolución proletaria. Pero tal como en la terapia analítica no necesariamente los pacientes se curaban cuando lo inconsciente se hacía consciente, los trabajadores no necesariamente incrementaban su consciencia de clase al enfrentar la crisis económica. Su estructura caracterológica se los impedía, y la familia autoritaria, como el mini aparato de Estado que es, los entrenaba en la sumisión. En “La familia autoritaria como aparato de educación” WR dice:

“El padre es, por así decirlo, el portavoz y representante de la autoridad estatal en la familia. Es una especie de sargento: subordinado en el proceso de producción, jefe en su función familiar; mira desde abajo a los superiores, se impregna de la ideología dominante (de aquí su tendencia a la imitación) y es todopoderoso con sus inferiores; no se limita a transmitir las ideas de la jerarquía y la sociedad, las impone”.

El miedo a la sexualidad se traducía en el miedo a la revolución social. Como hábil propagandista, Hitler y su partido aprovecharon el contexto apoyando la familia tradicional alemana pero al mismo tiempo acogiendo varias de las demandas juveniles en contra de los mayores; así, estableció centros de reunión y de vida colectiva para la juventud aria, y su discurso sobre la Madre Alemania y el Padre Hitler pudo transferir los sentimientos familiares a la mística del Jefe de la Supernación. Basta ver los documentales de Leni Riefensthal para comprobar la satisfacción orgiástica de la gente reunida para escuchar los discursos de Hitler: la primera estrella de rock de la era moderna.  

A la vez, las políticas raciales del nacional-socialismo movilizaban los temores sexuales de la gente proveyéndoles un conveniente chivo expiatorio. En este sentido, la “política sexual” de la propaganda nazi fue mucho más exitosa que la de la izquierda, donde muchos veían con malos ojos iniciativas como las de WR y el programa de la Sex-Pol, que en cierta forma eran el único antídoto posible contra el ascenso del fascismo alemán.

De hecho, por ahí empezaron los problemas de WR con el PC. Hacia 1932, WR y su esposa Annie estaban dedicados a elaborar material de política sexual para publicar masivamente en la prensa del partido. Trabajaron en el libro “La lucha sexual de los jóvenes”, un panfleto escrito por Annie Reich llamado “Si tu hijo te pregunta” (hay una edición en español en Anagrama) y un folleto de educación sexual para niños titulado “El triángulo de tiza”. El libro iba a ser publicado por el comité juvenil del PC alemán, pero fue revisado en Moscú, donde fue aprobado pero se sugirió que era más efectivo que se publicara por alguna organización o frente más amplio que el partido. El proceso de publicación fue tan largo, que finalmente WR prefirió establecer su propia editorial: Verlag für Sexualpolitik. A partir de ese año, todos los textos posteriores de WR fueron auto-ediciones.

Si bien el PC ayudó en un primer momento a distribuir estos materiales, WR cayó en desgracia cuando en una Conferencia juvenil en Dresden a fines de 1932 apoyó una resolución que relevaba la importancia de estimular la sexualidad juvenil dentro del movimiento revolucionario. La reacción de los jefes del partido fue inmediata: se le acusó de ser un contra-revolucionario que quería “convertir nuestras asociaciones en organizaciones para promover la fornicación”, además de sustituir la lucha de clases por la lucha entre jóvenes y adultos. A inicios del año siguiente, tras la designación de Hitler como canciller y el amplio triunfo electoral de los nazis, WR y su familia se fueron a Viena, y poco después a Copenhagen.  

La expulsión de las filas del comunismo oficial no alejó a WR del marxismo. Durante algún tiempo se mantuvo como un comunista independiente, y trató de vincularse a la Oposición de izquierda, aunque luego concluyó que los trotskistas tampoco se tomaban en serio la “política sexual”.

VII.- En cuanto a la ruptura con Freud y el movimiento psicoanalítico, esta fue algo más lenta pero muy intensa. El propio WR la he relatado en gran detalle en el volumen de entrevistas titulado “Reich habla de Freud”, uno de los libros más “sabrosos” que he leído y que también tuvo edición castellana en Anagrama. Sólo reiteraré acá que la principal divergencia se dio porque WR siempre se opuso a “El malestar en la civilización” y la teoría freudiana del “instinto de muerte”, a la que intentó refutar en artículos y conferencias. Cabe destacar que a pesar del señalado autoritarismo de Freud al interior de su propio movimiento, en este debate WR no sólo no fue censurado, sino que sus textos fueron publicados en la prensa del movimiento, aunque fuera a regañadientes. Así, se dice que para acceder a publicar en su revista Internationale Zeitschrift “El carácter masoquista”, Freud quería acompañarlo de la siguiente advertencia:

“Dentro del marco del psicoanálisis, esta publicación otorga a todo autor que entrega un trabajo para su publicación, plena libertad de opinión, y por su parte no acepta responsabilidad alguna por tales opiniones. Pero en el caso del doctor Reich el lector debe quedar informado de que el autor es miembro del partido bolchevique”.

Finalmente Freud fue convencido por psicoanalistas socialistas de no hacerlo. Según su biógrafo Jones, Freud declaró que el artículo de Reich sobre el masoquismo “culmina en la insensata afirmación de que lo que he denominado instinto de muerte es un producto del sistema capitalista”.

En su monumental biografía Myron Sharaf destaca que “en la ruptura psicoanalítica, tal como antes en la ruptura con los comunistas, Reich sentía que no podía ser excluido científicamente porque él representaba la verdadera tradición. Para él, tanto los psicoanalistas como los comunistas habían abandonado el núcleo vivo de su legado. Él quería mantenerse en el centro del mismo”. 

La extensión que ha alcanzado este texto me impide entrar en más detalles acerca de la trayectoria posterior de nuestro héroe. A modo de resumen me remito a lo que señalé al inicio, agregando solamente que desde la huida de Alemania y Austria, a partir de su breve estadía en países escandinavos desde 1934 hasta 1939 la presencia de WR nunca dejó de alertar a las autoridades ni de movilizar a su amplio elenco de viejos y nuevos enemigos.  Lo cual parece haberle causado una fuerte dosis de paranoia, que es fácil advertir en sus últimos escritos como “El asesinato de cristo. Primer volumen de La plaga emocional de la humanidad” (1952).

VIII.- Culmino esta no tan breve exposición haciendo un brevísimo punteo sobre la influencia de WR en el pop y la contracultura del 1968/77.

Las circunstancias de la caída en desgracia de WR y su posterior fallecimiento privado de libertad lo convirtieron en una figura de la que se hablaba poco a nada. A tal punto fue así, que en el Prefacio de Albert Lamb al libro “El nuevo Summerhill” del educador alternativo A.S. Neill, se explica que a pesar de la amistad e influencia directa de WR en Neill, en la primera edición de este trabajo fue suprimido todo un capítulo dedicado a Reich, porque el editor Harold Hart “lo consideraba una cuestión demasiado espinosa para los Estados Unidos de los años sesenta”. Tres décadas después, a Lamb también le recomendaron eliminar “la totalidad del capítulo sobre Reich (dado que este autor es en Estados Unidos un asunto considerablemente polémico)”, sugerencia que decidió no aceptar, en respeto a la libertad de expresión que siempre fue defendida por Neill, quien consideraba a WR como su amigo y maestro.

Ante semejante leyenda negra, no es de extrañar que las primeras reivindicaciones entusiastas de la figura y obra de WR provinieran de la contracultura juvenil de fines de los cincuenta e inicios de los sesenta, con sus primeros estandartes norteamericanos que fueron los escritores beatniks. En particular su influencia se hizo notar en Allen Ginsberg y muy fuertemente en William S. Burroughs. Lo curioso es que en esta versión WR era una mezcla de científico loco con precursor del amor libre y la experimentación con drogas, cosas por las cuales nunca abogó. A propósito de amor libre, si me excusan una nueva digresión, recordé que en un documental sobre el poeta y cantante Leonard Cohen un par de testigos/sobrevivientes de los setenta decían algo así como: “en esos años todos trataron de probar algunas formas de amor libre. Nadie lo pasó muy bien con eso”. Ya lo creo. 

En la cultura rockera post-68 el doctor WR tiene algunas interesantes apariciones, como en la canción “Orgone acummulator” de la banda-comuna Hawkwind (Space Ritual, 1973), cuya letra no puedo evitar referir acá, para que se hagan una idea:

Tengo un acumulador de orgones

Me hace sentir mejor

Te veré un poco después

Cuando esté con mi acumulador

No es un integrador social

Es un aislante para el sujeto solitario

Es un estimulador del cerebro posterior

Un vibrador cerebral

Este estimulador de energía

OK: ¿cierto que dan ganas de salir a conseguirse un acumulador de orgones? De hecho, tengo un folleto en inglés que dice ser un manual de instrucciones para construirse uno, pero cuando se lo mostré a mi padre -que es ingeniero electrónico- me dijo: “parece una broma”. Mejor entender que el mejor rock and roll es en sí mismo un buen acumulador de orgones.

Otro nivel de registro más pop de WR lo tenemos en las canciones “Birdland” de Patti Smith (Horses, 1975) y “Cloudbusting” de Kate Bush, (Hounds of love, single, 1985 ¡Vean el video clip!). Ambas canciones fueron inspiradas en la lectura del “Libro de los sueños” escrito por Peter Reich (1973), que por desgracia aún no he podido conseguir. Por su parte, en el folleto de Generic (1982), album debut del cuarteto noise-punk de California llamado Flipper, hay alusiones a WR y una larga cita tomada de “Escucha hombrecito” (1945).

Como se puede ver, arrinconado y correteado por el marxismo y el psicoanálisis oficiales, fueron los “Children of the revolution” de los sesenta y setenta quienes estuvieron en mejor condición para apreciar el legado de WR, tal como se aprecia en la película que acabamos de ver. Tras medio siglo de contra-revolución neoliberal, debemos volver a rescatarlo.

IX.- Eso es todo por hoy: muchas gracias.

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