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lunes, abril 28, 2025

Un recuerdo de Joshua Clover 

Me acabo de enterar que falleció el compañero Joshua Clover, un comunista de esos de a de veras (o sea, antiestatal) que anduvo por acá hace como un año y medio.

Rescato del archivo este resumen de un Encuentro con él en el Espacio Laura Allende. Un par de días después me lo topé en el Metro. 

Aprovecho de recordar que en el 2019 Joshua causó algo de polémica cuando fue señalado por haber dicho que "Alguna gente cree que hay que reformar a la policía. Yo creo que hay que matarlos". En respuesta a la polémica así generada dijo: "El día que los policías tengan tanto miedo de un profesor de Literatura como los niños negros le tienen a la policía, definitivamente me voy a pronunciar.  Hasta entonces, no tengo nada más que agregar".


 


Un domingo nublado de finales de septiembre en Santiago, en que de repente se asoma el sol, recuerdo de golpe mientras almuerzo que los colectivos Vamos hacia la vida y Vitrina Dystópica convocaron a las 17 un encuentro en el Espacio Laura Allende, para conversar con Joshua Clover acerca de “Revueltas y perspectiva comunista”. Me sumerjo algo atrasado en la estación del Metro más cercana, para combinar, cambiar de línea, salir y llegar al lugar justo cuando el invitado estaba comenzando a hablar, diciendo algo sobre lo aburridos que le resultan los eventos académicos y lo interesado que está en aprender acerca de la revuelta chilena del 2019.

Joshua es un tipo delgado y canoso, con lentes, bordeando los 60 años. Sé poco de él: que participó en las revistas Commune y Endnotes, y que se considera comunista en el sentido fuerte y profundo del término. O sea, como los que en nuestro medio somos llamados “comunistas raros”, por no tener nada que ver con el partido actualmente en el gobierno que usurpa oficialmente el nombre. No tengo muy claro cómo llegó Joshua por estos lados, pero sé que está invitado a las jornadas organizadas en Filosofía de la Universidad de Chile bajo el título de “La Comuna planetaria”, con la ponencia “Hacia unas estructuras para la comuna” (miércoles 27 de septiembre a las 15:00).

Anuncia una exposición muy breve y arranca de inmediato, con un compañero traduciendo. Esto es lo que recuerdo, expresado muy sintéticamente, en base a mis notas:

Existe una multitud de opresiones que son mucho más antiguas que el capitalismo: género, raza, colonialismo…Pero el capitalismo es exitoso en subsumirlas todas e integrarlas  a su estrategia de valorización.

Desde hace medio siglo el capitalismo se ha volatilizado y no logra disciplinar a la clase a través del trabajo. En este contexto, las otras opresiones parecen autonomizarse; en Estados Unidos se ven disturbios que tienen que ver con esos otros aspectos, sobre todo con la cuestión racial.

Es importante no ver estas revueltas como algo separado de las luchas del proletariado, sino que como parte de ellas. Hoy en día el comunismo no lo harán los comunistas. La gente entra a estas luchas por distintas razones, pero no en primera instancia como luchas obreras.

Nuestro trabajo, la tarea de un comunista, es seguir estos movimientos, pues la posibilidad del comunismo está en esas luchas.

En este punto, tras una intervención de no más de 8 minutos, Joshua dice: “Y eso es todo. Ahora quiero aprender”. Y ahí comienzan algunas preguntas e intervenciones de los alrededor de 40 asistentes.

Por mi parte, aproveché de celebrar que hablara abiertamente de comunismo, explicando que por tener un fuerte Partido “Comunista” en Chile, muchos compañeros -sobre todo anarquistas- reniegan del concepto y  prefieren regalárselo a los nietos de Stalin. Y en cuanto al estallido del 2019, mencioné que ahí parecían confluir desde el inicio todas las luchas contra las distintas opresiones, pero que eso duró un mes, y luego del acuerdo del 15 de noviembre, pudimos ver que todo se separaba de nuevo, expresándose las diferentes luchas en el lenguaje de la reforma institucional. Así, las feministas querían una Constitución feminista, los indigenistas una Constitución plurinacional, etc. Para peor, los mismos que en ese momento nos decían que lo más importante era quitarse de encima la constitución actual, ahora estaban llamando a defenderla en contra de la propuesta de nueva constitución que se está redactando ahora en un Consejo Constitucional con mayoría de derecha. Por último señalé que en su momento, más allá de oponernos con rabia a la canalización institucional de la revuelta, desde nuestro bando no supimos ofrecer mucho más que “riot porn” todos los viernes a la misma hora y en el mismo lugar, lo cual a mi juicio deja la planteada la cuestión de cómo combinar el aspecto negativo de la revuelta con la afirmación positiva de otras formas de relación social.

En ese punto un anarquista me preguntó “¿Y cuál sería la pregunta?”, lo que me dejó una sensación algo amarga puesto que yo pensaba que se trataba de una conversación.

En fin: Joshua respondió que siempre es preferible el “riot porn” a la pornografía electoral, que nunca jamás las elecciones son algo bueno para nosotros (¡totalmente de acuerdo en eso!, y es curioso que en Chile tantos anarquistas insistan en buscar pretextos para ir a votar), y que creer que hay una dicotomía entre “riot porn” versus “la lucha real” es pura mierda, pues todo disturbio expresa una negatividad que debemos apoyar y potenciar.

Luego siguieron más intervenciones que no anoté en detalle, pero dialogando con ellas Clover dijo cosas como que no existe una forma de lucha que se dé por fuera del terreno del capitalismo; que en cada conflicto hay aspectos que podrían parecer menos centrales que otros, pero que en cada lucha por ejemplo por cuestiones salariales se dan al mismo tiempo luchas por la reproducción de la vida, y así el tener que hacernos cargo de cosas como la comida y los cuidados nos plantea algo que debe mantenerse incluso después del capitalismo. Así, un “bloqueo” es importante, pero es parte del capitalismo, no así la cocina y la guardería que se instalan para poder mantener una huelga, aunque no estén en el primer plano del conflicto. Y todas estas cuestiones son parte de la misma lucha. Justo ahí Joshua señaló que era una lástima que sólo hombres hayan hecho intervenciones hasta ese momento. A pesar de la presencia de varias mujeres, sólo en ese punto una habló, profundizando la cuestión de los cuidados y realizando una crítica a la mantención de la división sexual del trabajo incluso en estos espacios y luchas.

A lo largo de la conversación, nuestro invitado realizó sinceras y agudas declaraciones como “odio la democracia”, “soy por sobre todo un materialista”, “las políticas pre-figurativas son un ‘fake’” o “no soy un buen anarquista porque no creo que podamos eliminar completamente la representación”. Finalmente, insistió en que la revolución es un proceso “más de sustracción que de adición”, y que la comunización debe abolir inmediatamente la división entre el trabajo manual/intelectual, y la división del trabajo por sexo/género, además de abordar cuestiones relativas a la “infraestructura”, pues no basta con que el proletariado sepa usar los barcos, oleoductos y carreteras, sino que se debe apuntar sobre todo al “desarrollo de habilidades”, en momentos en que sabemos que de aquí a treinta años varias ciudades quedarán sumergidas en el agua.

La cuestión del “poder” debería plantearse de forma negativa: “el poder de destruir el poder”, y  también aclaró ante una consulta que para él la comunización no es tanto una cuestión teórica, sino que el proceso de aplicación de “medidas comunistas”. Ante otra pregunta que ya no recuerdo bien, Joshua dijo que como muchxs camaradas él tiene amigos muertos y amigos en prisión, y que por eso entiende que sea atractivo para varixs tratar de hacer cambios sociales profundos sin acudir a la lucha o el enfrentamiento armados. Pero él cree que eso no es posible, y que el conflicto armado será inevitable.

Hasta ahí mis apuntes y recuerdos. Mucho más preciso va a resultar escuchar el podcast de lxs compas de Vitrina Dystópica, que se encargaron de registrar en audio todo el evento.

Antes de irme del lugar conversé brevemente con el invitado y adquirí dos folletos recién traducidos y circulados por el ambiente “comunista raro” metropolitano: “Transición: fin del debate”, de Joshua Clover, editado por Vamos hacia la vida, que una semana antes de este encuentro lo discutió colectivamente en una reunión virtual, y “Los fines del Estado”, de Joshua con Jasper Bernes, editado por Reyerta & Revolución. En el primero se aborda la superación de la idea del socialismo como fase intermedia entre el capitalismo y el comunismo, algo que ya resultaría imposible en las actuales condiciones del modo de producción. El segundo texto fue publicado en la revista comunista Viewpoint el 2014, respondiendo a una invitación colectiva para abordar algunas cuestiones del siguiente tenor: “¿Cómo sería hoy una postura propiamente revolucionaria hacia el poder estatal y cuáles serían las consecuencias concretas de esta postura para una estrategia política? ¿Tiene todavía algún significado la ‘captura del poder estatal’? ¿Tiene todavía el partido un lugar en estas preguntas más amplias?”.

Cuando el sol ya caía, varixs nos dirigimos a conseguir cervezas para disfrutar el inicio de la primavera en la Plaza Brasil. Durante la breve pero intensa celebración colectiva que se armó, mientras circulaba un enorme cigarro de marihuana armado con generosos aportes de varixs de los presentes, un muchacho al que no conozco decía: “súper buena conversa, súper buen invitado, pero siempre me quedo con la misma sensación de impotencia después de estos eventos. Nos tomamos unas chelas y nos vamos para la casa, ¿y la revolución social, cuando?”. Lo mismo me preguntaba hoy al despertar temprano para salir al trabajo dejando a mi hijo camino a la escuela.

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