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jueves, abril 29, 2010

Dominación real del capital: el resto del texto de Collu en Invariance 



Partes 2 y 3 de "Transición", de Gianni Collu, 1969.

2.-

Se afirmó previamente que el capital puede tener éxito en presentarse a sí mismo como un sistema “racional”, o al menos inevitable. Es necesario ver como intenta retardar o remediar la revuelta del proletariado en su inmediatez, siendo ésta lo que constituye siempre su negación potencial.

Dada la naturaleza minoritaria del proletariado en las metro poles del capital, el capital trabaja aislándolo y circunscribiéndolo a un ghetto donde se forma la violencia proletaria.

Uno debe afirmar que la existencia del proletariado, cuando se manifiesta a sí mismo como una clase ocurre en una dimensión inmediatamente destructiva, la negación positiva de la comunidad material y de todas las formas de organización. Esta es la afirmación concreta del comunismo y la realización de la teoría.

Podemos ver esta comunidad de acción no pre-establecida en las acciones del proletariado negro de EE.UU. Fue constituida sobre la base de la necesidad vital de desbordarse y celebrar, y en la conciencia inmediata de la identidad de objetivos: la unificación, en una palabra, del movimiento real de la clase.

De esta forma apoyamos la producción de esas condiciones que Marx, al momento de la formación de la Asociación Internacional de Trabajadores, había ya reunido como momentos cruciales en la formación del partido comunista mundial, el necesario producto histórico de las contradicciones de la sociedad del capital.

El momento más importante en la manifestación del comunismo en la práctica está constituido por el desbordamiento de la democracia, esto es, por el rechazo proletario, cuando eleva sus propias necesidades materiales al más alto nivel, a aceptar cualquier división entre decisión y acción, entre ellas la división entre ser y pensamiento sobre la que, en el pasado, fue construida la posibilidad de crear un “liderazgo político” basado en el mecanismo de la democracia directa o indirecta (soviets-consejos o centralismo democrático) o, más generalmente, en la que el mecanismo de la representación democrática-despótica se funda como el viejo arte de organizar la sociedad: la política. Si la dominación real es sólo la realización práctica-material de los presupuestos religiosos de la alienación, la revolución sólo puede comenzar con la “realización de la filosofía” en el sentido del fin de toda separación, que es la esencia no distorsionada de todo lo que la revolución afirmó, partiendo desde las metro poles de “el capitalismo más desarrollado”.

Este es el caso también en Europa: el movimiento de Mayo del 68 en Francia, o cualquiera de las grandiosas acciones del proletariado italiano en el Norte o el Sur en el 69. Aquí los apresurados y variados intentos por “organizar” parecían condenados al fracaso, característicamente como en los EEUU, después de cada revuelta de cierta importancia. La razón es muy simple, estos grupos quieren “conducir políticamente” lo que en realidad es nada más que la completa negación de su ser e ideología. Esto es en la forma organizativa de “pandilla” por un lado, y de la “política” por el otro.

El estudio riguroso de la “externalización de la relación del capital en la forma del capital que genera interés” y el desarrollo consecuente del capital ficticio, debe ser retomado y llevado a la base de la fábrica social: de ahí que los “cuerpos de administración” en la fábrica y el estado, o los “políticos”, han crecientemente asumido la forma de mafias/grupúsculos.

Dado ese panorama general, uno no puede dejar de observar que, con la constitución del capital como ser material y en consecuencia como comunidad social, la persona tradicional del capitalista (el burgués) se ha desvanecido totalmente y que cada “comunidad humana” parcial está condicionada por el modo de existencia de la comunidad material. Este modo de existencia es debido al hecho de que el capital puede valorizarse a sí mismo, existir, y desarrollar su esencia sólo si una parte del mismo, que también participa en el movimiento general de autonomización, se relaciona como movimiento parcial con la totalidad social y se ubica a sí mismo constantemente en comparación con el equivalente general, es decir con el capital mismo. Necesita esta comparación (competencia – emulación) en la medida en que existe sólo para diferenciarse.

Sobre todo esto surge una fábrica social basada en la competencia entre “organizaciones” rivales (mafias).

Ahora los variados “grupúsculos” son nada más que pandillas que compiten, que sólo tienen en común la divinización de la miseria del proletariado, su equivalente general. “Tal como los demócratas han hecho de la palabra pueblo (demos) algo sagrado, ustedes han sacralizado la palabra proletariado” (Marx).


3.

La percepción de que su “función” es cuantitativamente cada vez más irrelevante en el proceso de la vida total del capital puede hoy hacer al proletariado consciente, de una manera inmediata, de la inutilidad de su esclavitud asalariada y destruir las cadenas que lo atan al capital.

Puede anticipar su propia negación (que ya opera bajo el reinado del capital, pero en una forma mistificada con la generalización del trabajo asalariado) en toda la realidad social. Su desaparición es la desaparición definitiva de las clases.

La separación del capital implica que el proletariado se constituye a sí mismo en “partido” personificando su auto-negación, implicando la formación de la Gemeinwesen que dominará el conjunto de lo autonomizado y lo hará trabajar para la satisfacción de necesidades humanas.

La teoría del partido/teoría del proletariado no puede ser tomada de los denominados textos “políticos” de Marx y Engels por sí solos, como el Manifiesto, las resoluciones de la AIT, etc., porque esos textos consideran al proletariado especialmente en su realidad inmediata y se refieren sobre todo el partido formal de ese período como un dato existente.

El proletariado todavía tenía que generalizar su existencia sobre toda la sociedad, pujar por el desarrollo del capital y, si tomaba el poder y se constituía a sí mismo como clase dominante (1871, 1905, 1917), todavía tenía que realizar tareas que, con la contra-revolución, fueron posteriormente asumidas y completadas por el capital.

Hoy en día sólo el partido en su sentido histórico es posible (ver Marx a Freiligrath, 1860).Toda organización formal es sólo una organización rápidamente reabsorbida en forma de mafia. Lo mismo pasa con los otros grupos, estructurados o no, que desean trabajar por la reformación del partido o la creación de consejos.

El partido histórico sólo puede ser realizado por el movimiento global del proletariado constituyéndose a sí mismo como clase, haciendo así posible la re-unificación de la especie humana, una posibilidad que existe desde los tiempos de la AIT.

Sólo se puede comprender dicho movimiento mediante el estudio de las obras de Marx (Capital, Grundrisse) donde él profundamente definió y criticó el capital como un modo de producción y de “vida”. Es de aquí que uno puede explicarse integralmente qué es el proletariado y su desarrollo en relación al ser del capital.

Todas las demás explicaciones de la formación del partido, como aquella que se funda en la teoría de la conciencia aportada desde el exterior, descansan en la negación implícita de la proposición: el proletariado realizará la teoría: y de esa forma mantienen la contra-revolución.

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