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domingo, junio 12, 2011

"¡Falsch!" 

Esto sucedió por ahí por el 2001.

Según los pacos, ocurrió así: en cierta esquina del centro de Santiago, fuimos sorprendidos mi querido amigo XXXXXX XXXXX y yo, ingiriendo alcohol en la vía pública.

Hasta ahí, es verdad.

Pero luego agregan: "lo cual hacían desde una botella de Báltica de 1000 c.c.".

¡Falso! Recuerdo perfectamente que a esas alturas de mi vida yo ya le tenía miedo a las Bálticas, y además recuerdo perfectamente que había invitado a mi amigo XXXXXX un litro de Becker desechable, para conversar ciertos asuntos erótico-comunizacionales que requerían más silencio que el que reinaba en el local donde nos habíamos encontrado.

Y de ahí en adelante las mentiras del parte policial no paran: dicen que rompimos la botella con los restos de alcohol en la acera. ¡Nada más falso! El paco en moto que nos tomó por sorpresa, al caer en medio de nosotros fue de lo más amable. Nos dijo que "lamentablemente" tenía que mandar a buscar un furgón para detenernos, pero incluso nos sugirió que, dado que de todas formas ya no podíamos evitar el hecho de tener que irnos en cana en vísperas de un fin de semana largo, aprovecháramos mientras llegaba la cuca de seguir bebiendo la botella de cerveza, ¡proposición a la que no nos resistimos ni un poquito!

Cuando finalmente nos llevaron, y yo pedí que avisaran de nuestra detención a nuestros amigos que a media cuadra de ahí se disponían a iniciar una tocata hardcore punk de la cual recuerdo vagamente que tocaban Asamblea Internacional del Fuego y Tom Joad, el motorista tan simpático efectivamente fue y avisó.

Lo que no fue nada simpático fue el enojo de los pacos del furgón y de otros motoristas que lo custodiaban, cuando nosotros, tras constatar que

1.- no nos habían pedido los carnets, y
2.- la puerta de la cuca no tenía puesto pestillo,

procedimos a
3.- intentar bajarmos a la calle a la altura de matta con san francisco,

Esa maniobra les cargó, al punto que solo yo alcancé a poner los pies en el pavimento, cuando estos motoristas que venían detrás se e fueron encima y me re-encerraron en su mierda de vehículo policial no sin antes hacer el anuncio de que nos iban a dar la dura al llegar a la comisaría de calle chiloé.

Ante las dudas de si cumplían o no su palabra, se impuso la corriente de pensamiento que sostenía la necesidad de salir aforrando, pues claro está en en todo caso ¡la mejor defensa es el ataque!

Los dejo con la versión policial:

"Se hace presente a ese Tribunal que los detenidos al momento de descender del carro policial en esta Unidad, se lanzaron contra el personal aprehensor y de los funcionarios que en ese momento componían la patrulla del Z-1126 , identificados como ...." (y aquí citan a 2 paxos, recuerdo que en total eran como 5), "con la finalidad de agredirlos, motivo por el cual se tuvo que utilizar la fuerza necesaria y racional para reducilos"...

Mmmmmm, a ver...la verdad es que si alcanzamos a agredirlos. Y no poco. Pero claro, ellos eran más, mi amigo prestó no tanta ayuda como la que se requería en lo que al coscacho limpio se refirió, y finalmente ante un enemigo más numeroso fui reducido y asfixiado mientras se me ofrecía soltar mi cogote si es que dejaba de golpear y resistirme al arresto. Encontré razonable la proposición, dado que hace hartos segundos que no podía respirar ni lo más mínimo y hasta creí estar a punto de llegar a ese momento en que dicen que sientes "como pasa toda tu vida ante tus ojos", así que accedí, aflojé la fuerza, y me esposaron.

Luego, dicen que en la Posta nos constataron erosiones y hematomas, de carácter leve.

Es verdad, pero al otro día en la mañana dolían harto más que lo que dicho registro sugiere.

(Todos los extractos, tomados de: Cuarta Comisaría de Santiago, Parte 01153, 16 de septiembre de 2001).

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