domingo, diciembre 29, 2019
Mauricio Fredes
Mauricio Fredes murió arrancando de la policía.
Todos quienes hemos visto y sufrido la acción terrorista del
Estado en las calles a través de su policía militarizada sabemos lo que es
correr por tu vida, por tu integridad, para que no te atrapen, para que no te
golpeen, para que no te lleguen perdigones ni bombas lacrimógenas en la cabeza.
Ese día viernes, segundo de “copamiento preventivo”, la
cantidad de pacos era impresionante, con un despliegue hecho para intimidar.
Pero la juventud llegó en masa, y finalmente conquistó el espacio de Plaza
Dignidad, ganándole cada esquina y metro cuadrado a la policía.
Los pacos incendiaron el Cine Arte Alameda, ubicado estratégicamente
justo al frente de su base de operaciones: el espacio entre el Hotel Crowne
Plaza, el horrible monumento a los “mártires de Carabineros”, y la Iglesia de
los pacos, al lado del Parque San Borja. Es un cuadrilátero del horror. Desde
ahí han salido la mayoría de los disparos que han causado lesiones oculares.
Los pacos no podía soportar la presencia del cine, el exNormandie,
donde tantas veces fui a ver películas, donde tantas veces toqué o presencié a
otros tocando, y donde a veces hubo ferias de fanzines y autogestión.
Desde la gran rebelión del 18 de octubre el espacio central
del Cine funcionaba como puesto de voluntarios de la salud y la Cruz Roja.
No es el primer incendio causado por sus bombas de mierda.
Pero los imbéciles se obstinan en negar la evidencia.
Esa tarde la represión fue dura desde un inicio, pero se le
hizo frente. Los medios de la prensa burguesa se quejan del ataque a dos
patrullas. Pero estaba totalmente merecido y justificado. Ellos recibieron a la
masa de gente con lacrimógenas, lumazos y chorros de agua.
Mauricio luchaba junto a miles de hermanos de clase. Cuando
se hizo de noche y el ataque de la jauría uniformada recrudeció, al huir de una
siniestra encerrona cayó a una fosa electrificada justo en la esquina de
Alameda con Irene Morales.
Ayer la policía reprimió el acto de homenaje en el lugar en
que Mauricio cayó. Agua y gases contra quienes querían sencillamente estar ahí
en silencio. Los malditos pacos se atrevieron incluso a destruir completamente la
animita que se había instalado.
Malditos pedazos de mierda inhumana. Son zombies, muertos en
vida, el enemigo absoluto.
Y después no se quejen, porque ninguna de sus acciones está
olvidada y vamos a vengar a todas y cada una de las víctimas de su terror.
Mauricio: no te conocí. Pero siento tu fuerza, tu alegría,
tu espíritu de lucha.
No serás olvidado, compañero.
“La afirmación de la vida hasta en la muerte (por los
caídos, nada será en vano)”.
Etiquetas: chanchos culiaos asesinos, memoria negra, represión, tampoco los muertos estarán seguros cuando el enemigo venza, tercer asalto proletario contra la sociedad de clases, terrorismo de estado
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