<$BlogRSDUrl$>

jueves, agosto 24, 2023

Lanzamiento "La religión de la muerte": capítulo sobre Umberto Eco y el fascismo eterno 



Umberto Eco y el ur-fascismo (o “fascismo eterno”)

Con la intención positiva de estar alertas frente a un posible resurgimiento del fascismo, algunos intelectuales como Umberto Eco han llegado a hablar de un ur-fascismo o “fascismo eterno” (1), que siempre “puede volver de nuevo bajo las vestiduras más inocentes” y por eso “nuestro deber es desenmascararlo y señalar con el dedo cada una de sus nuevas formas –cada día, en cada rincón del mundo-”.

Emilio Gentile ha reaccionado con fuerza en contra de esta interpretación, que para él tendría el notorio y muy adverso efecto de otorgarle al fascismo el don de la inmortalidad, a diferencia de cualquier otra posición o ideología política. En efecto, a nadie se le ocurriría hablar de un liberalismo, un trotskismo, socialcristianismo o anarcosindicalismo eternos, pero gracias a la afirmación de Eco cualquier neofascista podría sentirse orgulloso de unirse a la única expresión política que existiría desde siempre, trascendiendo a todos los acontecimientos, modas sociopolíticas y demás vaivenes de la historia. El “fascismo eterno” sería no sólo un “enemigo poderoso” sino que más bien absolutamente invencible, que existe desde y para siempre, profundamente enraizado en la naturaleza humana.

De todos modos, a pesar de las críticas a la “eternidad” del fascismo, cabe destacar que incluso Enzo Traverso, partidario en general de un uso acotado del concepto, afirmó en el 2019 que “el posfascismo está creciendo en todas partes y no sabemos el desenlace de su proliferación”, y que “podría mantenerse en el marco de la democracia liberal, pero también podría experimentar una nueva radicalización, especialmente en el caso de un colapso de la Unión Europea, que es uno de sus objetivos”. Las premisas de ambos desarrollos ya existen, así que de producirse la segunda opción “nos veríamos compelidos a reconocer que el fascismo no fue un paréntesis del siglo XX”, pasando así a ser un “concepto transhistórico” (2).

Por de pronto, Traverso reitera a propósito del actual ascenso de las “derechas radicales” en varios países que “el concepto de fascismo parece a la vez inapropiado e indispensable para comprender esta nueva realidad”, y esa es la razón por la que “el concepto de posfascismo se corresponde con este paso transicional” (3).

Leyendo el texto de Eco -que contiene recoge su intervención en la Universidad Columbia en abril de 1995, conmemorando el cincuentenario de la “liberación” de Europa-, tengo la impresión de que la crítica de Gentile es algo excesiva, pues más que sostener la “eternidad” del fenómeno fascista lo que el autor intenta hacer es identificar algunos “arquetipos” que nos sirvan como indicadores o señales de la presencia de alguna forma de fascismo. Dentro de ellos señala el vínculo entre culto a la tradición y sincretismo ideológico, e identifica en su rechazo de la modernidad (aunque no necesariamente de la técnica) el elemento que le permite al fascismo camuflarse de anticapitalista, en base a una supuesta crítica radical del modo de vida capitalista, que constituye en realidad una reacción anti-ilustrada e irracionalista, en contra del espíritu de 1789, descalificado como el origen del “liberalismo”. 

Otro rasgo que activaría la alerta de Eco -y que se encuentran muy presente en la alt-right norteamericana y otras formas de nueva extrema derecha en Chile y el mundo, incluyendo al Partido Republicano de Kast y toda la autodenominada “fachósfera” que pulula a su alrededor-, es la obsesión por el complot, sobre todo si este alcanza una dimensión internacional.

A esto debemos agregar algo que Eco en 1995 no podía aún imaginar: la difusión de diversas “teorías conspirativas” a través de las redes sociales, logrando intoxicarlas de fake news, creando trending topics, y dando desde internet la “batalla cultural” contra el globalismo marxista y/o liberal. Las versiones más conocidas de estas teorías del complot han sido QAnon en Estados Unidos, y la de la “revolución molecular disipada” dada a conocer desde Chile por Alexis López Tapia (4) y divulgándola incluso entre las fuerzas armadas de Colombia justo antes del estallido social ocurrido en ese país desde abril del 2021.

López Tapia tuvo un enorme minuto de fama luego de la insurrección colombiana, puesto que no sólo suministró argumentos a los represores para no dudar en aplastarla implacablemente, sino que su teoría fue referida en un polémico tuit por el ex presidente Álvaro Uribe. En brevísimos cinco puntos el derechista Uribe resumía la situación y terminaba señalando: “Resistir Revolución Molecular Disipada: impide normalidad, escala y copa”, y pedía fortalecer a las Fuerzas Armadas cuando ya habían asesinado a más de 24 manifestantes. Gracias a la visibilidad así adquirida muchos analistas dentro y fuera de Chile se volcaron a analizar la particular lectura del concepto de “revolución molecular” de Félix Guattari, y la adaptación con el agregado “disipada” que realiza López.

Hay que señalar que en Chile el ex Ministro Mañalich ya había revelado a mediados del 2020 que estaba leyendo a Guattari para entender el estallido social y el control de la pandemia (5). Desde Europa Franco Berardi, que conoció bien a Guattari y su obra, destruyó de manera fulminante la versión de Uribe y de López (a quien trata de “pobre diablo”):

“La revolución molecular no tiene absolutamente nada que ver con una táctica de combate. Esto no quiere decir que Félix Guattari estuviera desinteresado del combate y la táctica, pero el concepto de revolución molecular se refiere justamente a lo contrario de la táctica. Cuando se habla de revolución molecular, se habla, de hecho, de un proceso que no puede estar dirigido ni programado, ya que no es un efecto de la voluntad racional, sino justamente una expresión del Inconsciente, del deseo que no tiene nada que ver con las formas políticas establecidas ni con la astucia de algún marxista oculto en algún sitio en el bosque” (6).

Posteriormente se supo que la teoría de López gozó también de mucha popularidad en la Inteligencia de Carabineros. Un reportaje de Victor Herrero en Interferencia señala que a fines del 2019 Luigi Lopresti, jefe de la DIPOLCAR, “insistía en que la explicación de todo lo que estaba ocurriendo en las calles y plazas del país encontraba una respuesta coherente en una teoría del neonazi chileno Alexis López Tapia”, y que “durante varias semanas de fines de 2019 e inicios de 2020, Lopresti ordenó poner las cerca de 15 láminas del PPT que resumía la teoría de López en una pared de las oficinas de la Dipolcar” (7). El documento en cuestión, titulado “Crónica del octubre rojo” vino a conocerse recién a fines de septiembre de 2022, cuando los hacktivistas de Guacamaya liberaron miles de documentos y correos electrónicos del Estado Mayor Conjunto de la Defensa de Chile. Adjunto a un correo cuyo mensaje decía “Perro imprime esto para el teniente porfa” (sic) se encuentra un texto de 36 páginas firmado por López el 8 de noviembre de 2019, anunciando una segunda parte en desarrollo. Lo más llamativo es que además de una cronología de los hechos que llevaron “de la evasión a la insurrección” se interpolan análisis que atribuyen la responsabilidad de estos hechos al filósofo francés Gilles Deleuze (fallecido en 1995), el grupo Tiqqun/Comité Invisible, algunos chavistas venezolanos, el anarquismo insurreccionalista y los ecoextremistas. La Revolución Molecular Disipada sería un “modelo insurreccional” que avanza a través de las fases de Escalamiento, Copamiento y Saturación. Los grafitis en las paredes son en realidad “órdenes de combate” para una “acción revolucionaria horizontal”, y para estos estrategas “es imprescindible que ocurran violaciones a los DDHH”, las que deben ser alegadas para debilitar la “autoridad moral del Estado para imponer el orden” e inhibir el “pleno uso de sus capacidades materiales” por parte de las fuerzas de orden y seguridad” (8). Esta “teoría” es bastante práctica y revela una vez más la profunda simbiosis entre fascistas y aparatos represivos: en Colombia estos últimos no se “inhibieron”, resultando más de 42 civiles muertos (9).



NOTAS al pie:

 1.- Aunque la expresión “ur” designa, más que la eternidad, el estado original o primitivo de un fenómeno u objeto.

 2.- Enzo Traverso, “Postfascismo. Fascismo como concepto transhistórico”. Viento Sur, 3 de diciembre de 2019.

3.- Ibid.

4.- Que ya no se define como nacional-socialista sino que como socialista-nacional, lo cual es equivalente de a que uno diga que no es anarcocomunista sino que comunista anárquico. Cabe destacar que hacia 1993 Hans Magnus Enzensberger había hablado de la “guerra civil molecular” como un nuevo tipo de conflicto que empezaría a darse en las metrópolis.

5.- Así, fuera de los papers científicos, por estos días el doctor busca respuestas en el libro La revolución molecular, del fallecido filósofo y psicoanalista francés Félix Guattari. Allí, en los 70, por primera vez se plantea que las revoluciones venideras no serán con líderes a la cabeza, o en dos bandos como se planteó la Guerra Fría, sino que, desde las bases, distintos colectivos, y a raíz del malestar cotidiano. Quizás, allí -sostiene Mañalich- pudiera estar una de las claves para el éxito del manejo de la pandemia”. En: https://www.latercera.com/la-tercera-domingo/noticia/manalich-sus-dias-mas-grises-en-la-pandemia/2CWTM4K2BBDRRHJDUG2NLI7DSU/   

6.- Franco Berardi, ¡VIVA LA REVUELTA ANTI-FINA(N)ZISTA DE LXS COLOMBIANXS! Pero esto no tiene mucho que ver con la revolución molecular. Lobo Suelto, 16 de mayo de 2021.

7.- https://interferencia.cl/articulos/la-silenciosa-estrategia-del-general-lopresti-jefe-de-la-dipolcar-para-socavar-al-gobierno

8.- Alexis López Tapia, Crónica del octubre rojo, 2019.

9.-https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Fallecidos_durante_las_protestas_en_Colombia_de_2021

Etiquetas: , , , ,


Comments: Publicar un comentario

This page is powered by Blogger. Isn't yours?