sábado, abril 17, 2021
Transformar (Tensión, EP 2021)/Breve historia de una melomanía
Tensión, Tranformar (12 de abril de 2021)
DEFORMAR, DERRIBAR. La letra de la primer canción de Transformar encuentra una inspiración en este texto. Y como preferimos compartir a esconder, acá vamos a ir dejando algunas pistas...
«A quien no se conforma con el miserabilismo al que estamos sometidos no le
queda otro remedio que ser pesimista. Pero este pesimismo debe estar muy lejos
de cualquier fatalismo, no es un pesimismo vital, sino un pesimismo crítico que
se afirma insumiso frente a las condiciones que nos vienen dadas y cree
posible, y más que necesario, cambiarlas. (...) El pesimismo crítico carece de
esperanzas, pero no de objetivos. Quizás no sepamos explicar detalladamente qué
es lo que entendemos por una vida plena y libre, tan sólo podemos esbozar
algunas ideas sobre lo que queremos. Pero aunque esto a veces nos frustre no
debemos dejar que se traduzca en impotencia, pues quizás lo más importante
ahora sea saber qué es lo que no queremos de ningún modo: esta vida falsificada
y sometida a los criterios de la mercancía y a unos poderes que nos son
ajenos.» (Andrés Devesa, Sobre el dolor del mundo, el miserabilismo y la voluntad de
vivir ...o de la necesidad de "organizar" nuestro pesimismo)
NO HAY LUGAR. The Apostles en Pigs for Slaughter dicen
«Estamos llamando a tu puerta / Esto va a empezar / Es la guerra de clases». No
hay lugar es una especie de respuesta: «Nadie va a llamar a tu puerta / no hay
invitación». Mientras le llamábamos "el new wave" un posible nombre
era «Esto es lucha de clases» como se titulaba el boletín que hacía el amigo N.
Su amigo JC, acabó tocando el saxo en esta canción porque sabemos de sus
inclinaciones musicales, y no solamente. Encajaba perfectamente en esta
intencionalidad de hacer una canción algo distinta a lo que solemos hacer. A,
otro amigo en común también fue invitado para cantar con nosotros. Cada uno
grabó en la ciudad que habita: Santiago de Chile y Buenos Aires respectivamente.
Ciudades donde dieron o aún dan vida a Disturbio Menor, Fracaso, Manual de Combate, Biofilo Panclasta, Clima Bajo Tierra u Hogvera.
De estas notas algo desordenadas se trata el punk para nosotros, de amistad
pero también de búsquedas comunes, de viajar, de no tener patria.
RELACIÓN IMPERSONAL iba a contener una cita de Polvos de una relación de Virus: «Tu brillo tiende a hipnotizarnos / Cuerpo que
encarna el valor». Aunque también podía haber sido «Todo lo sólido se esfuma», guiño
al Manifiesto Comunista de 1848: «Todo lo sólido se desvanece
en el aire». Roberto Jacoby escribió esta letra para que Federico Moura nos
encante con su voz. La finalidad de ambas canciones parece ser la misma, la
impersonalidad y cosificación que nos imprime el intercambio, el valor y la
mercancía.
Además de las canciones de Virus siempre nos gusta recordar como a
contracorriente del rock nacional ellos, junto a Violadores, se negaron a participar de
un festival por Malvinas organizado por los mismos
milicos que habían mandado a esos jóvenes a morir.
AMOR Y MOVIMIENTO. No hay, a primera vista, alguna referencia literaria en esta
canción que intenta expresar lo inseparable de los sentimientos, las ideas y
las acciones. Que nos mantiene en pie la ferocidad de los tiempos es una
sentencia que viene de la letra de una banda que no fue. Y resulta que,
revisando un poco mejor, esa expresión había quedado en el inconsciente luego
de, en aquellos años, leer a Roberto
Arlt. Como nadie tiene ideas que no hayan sido directa o indirectamente
influenciadas por sus vivencias vale continuar recordando. Seguir en pie y
asumiendo lo colectivo de la creatividad, colectivo más allá del tiempo y el
espacio, y del vínculo estrecho. Aunque aquí y ahora, nosotros.
(Texto tomado del blog DIScarga Directa:)
1.- Deformar, derribar, transformar, construir.
Con el escudo que brinda el pesimismo
frente a cada promesa con más de lo mismo.
Buscamos la belleza que no conocemos.
Carentes de esperanzas no de objetivos.
Martillos templados de pesimismo.
Buscamos la belleza que no conocemos.
Deformar, derribar, transformar, construir.
2.- En este lugar no hay lugar para permanecer espectador,
todos participan lo quieran o no.
Nadie va a llamar a tu puerta, no hay invitación,
antes que lo sepas ya comenzó.
Dueños de la fuerza de trabajo o los medios de producción,
reproducción del modo de producción.
No hay opción ni elección. Ruptura o continuación.
3.- Quiero ver directo a los ojos de quien no conoce mi rostro
aunque estamos vinculados en un trágico intercambio.
Mutuo desconocimiento, trato despersonalizado.
Quiero poner un final a esta relación impersonal.
4.- En ausencia del músculo se atrofian las palabras.
Nervio, brazo y cerebro. Amor y movimiento.
La pasión nos reclamará algo de razonamiento.
Nos mantiene en pie la ferocidad de los tiempos.
Tension es un grupo de punk/postpunk formado en la ciudad de Rosario en 2014.
Tensión somos
Maxi, Leandro, Nacho, Rodrigo
Hicimos las músicas y las letras.
Hicimos los collages y la gráfica.
Grabado y mezclado en Mansión Mutante por Nacho
*
Invitados en No hay lugar:
A. voces. Grabado en Rancho Bogotá, Buenos Aires.
JC. saxos. Grabado en un depto de Villa Olímpica, Santiago de Chile.
Breve historia de una (mi) melomanía [Work in PROGRESO]
Cuando tenía cinco o
seis años y vivía con mis padres y hermana en Avenida Estadio 3330, población
La Pampa de la ciudad de La Serena, un día prendí el aparato de TV y justo
estaban dando una serie de los Beatles en dibujos animados. Aún recuerdo la
sensación de sorpresa y agrado que tuve cuando tocan “Penny Lane”. No podía
dejar de pensar en eso, y de oír las melodías vocales y la trompeta dentro de
mi cabeza. Después en una feria ubicada yendo hacia el cerro de atrás que ahora
está lleno de antenas, vi uno de esos legendarios casets chinos marca dbx que
contenía sus “greatest hits”, puros temas rocanroleros de la primera época de
oro. Mis papás, que se conocieron en 1966, eran fanáticos de ellos así que
compraron la cinta, y creo que aún la tienen en su casa. En esto mi historia no
es distinta a la de muchas personas, entre ellos Viv Albertine de las Slits,
que en sus memorias cuenta la impresión profunda que tuvo de niña al
escucharlos, cuando una adolescente que conocía le mostró un disco de 7
pulgadas y comprendió que la felicidad podía venir envasada en esos pequeños
artefactos, o Daniel Johnston que le agradece en una canción a John Lennon porque “los Beatles me sacaron de mi
oscuridad”.
El problema es que los
Beatles me dejaron de gustar algo más grande, en Punta Arenas, porque un vecino
algo irritante cantaba sus canciones empalagosamente y además porque a todo el
mundo parecían gustarle, luego del deceso de John Lennon. Demoré como tres décadas en poder apreciarlos
de nuevo y ponerlos en el lugar que se merecen en mi panteón personal, y la
reapreciación vino sobre todo tras reiteradas escuchas del Album Blanco, una de
cuyos discos encontré tirado en la basura cerca del Parque Almagro en su
edición Apple de 1969. Cosas que pasan.
Así que de niño conocí
tanto el amor por las canciones como el alejarse de un objeto de tu gusto por
rechazo al oportunismo de la aceptación masiva. Craso error que después volví a
cometer, por ejemplo con los Doors, por culpa de la película de Oliver Stone y la actuación del
pelmazo que interpreta a Morrison.
Seguí avanzando hacia
la pubertad sin darle mayor importancia a la música popular, después de haber
admirado a Boney M con “Rasputín” y los principales hits de Village People e
incluso a Migue Bosé con “Voy a ganar”, motivado sobre todo por el efecto de
rayos láser que usó en la Quinta Vergara. Lo que hacía que a uno le gustara el
láser era lo mismo que hacía que te gustara el logo de Kiss.
Ya comenzada la década
de los 80 y viviendo en la ciudad de Punta Arenas, empecé a estudiar flauta
dulce con el profesor Rolando Arancibia, y darle importancia a la música clásica
y popular. Era un buen alumno, así que practicaba una hora al día, todos los
días. Ademas, seguí toda la colección de “grandes compositores” que llegaba desde Santiago y mi padre compraba puntualmente: 100 fascículos incluyendo en cada
uno un caset, dedicado a uno o dos compositores. Escuché todo poniendo mucha
atención, pero por alguna razón lo que más me llamó la atención fueron los
últimos volúmenes, dedicados a gente como Messiaen y Stravinsky. Como mi padre
trabajaba en la televisión, conseguía cosas tan interesantes como un
concierto/ballet canadiense de “El pájaro de fuego”, que además de ser muy
bello como puesta en escena me permitía observar de cerca a todos los
instrumentos de la orquesta, y varios conciertos de la televisión alemana,
incluyendo una contundente versión de la Suite N° 2 de Bach, para flauta traversa
y orquesta de cámara.
En el ambiente
estudiantil y en las familias de izquierda como la mía se escuchaba harto
folklore latinoamericano, nueva canción de los sesenta, canciones de protesta, Víctor
y Violeta, Isabel y Ángel, Quilapayún e Inti Illimani, Congreso y Los Jaivas,
además de Charly García, Silvio Rodríguez y el llamado canto nuevo. Escuchando
a bajo volumen “Escucha Chile” de Radio Moscú, y “Chile al día” que se emitía
desde la RDA mi papá me enseñó a explorar la radio de onda corta.
Por esos días Claudio
Arrau visitó Chile y la televisión transmitió algunos conciertos, de los que
aún recuerdo algunas interpretaciones de Beethoven.
Quedé impresionado
cuando mi profesor de flauta, Rolando Arancibia me llevó por ahí por 1983 al Teatro
Municipal de Punta Arenas a ver al conjunto Syntagma Musicum, que tocaba música
antigua con instrumentos extraños como el cromorno, un instrumento medieval de
lengüeta cuya apariencia y sonido me fascinó. Tampoco podría pasar por alto el
impacto que me causó cuando mi padre me llevó a ver a Congreso por esos mismos
años en el Teatro ubicado al lado de la plaza de Viña del Mar (cuando acababan
de grabar “Ha llegado carta”, y se disponían a grabar “Pájaros de arcilla” en
Argentina, hermoso álbum jamás editado en Chile), y una vez que mi tío Emilio
me llevó a un ensayo de su banda Motemey en Valparaíso (con Oscar Carrasco en
bajo y voz, casualmente profesor de música de mi amigo Katafú en la escuela, y
padre de mi amigo el saxofonista Edén Carrasco).
Un buen amigo de mi padre,
José Luis Vergara, participaba del Taller Alturas, conjunto que grabó el “Canto
a Magallanes” y luego la suite “El Pionero”. A veces lo acompañé a ensayos
caseros de pequeños ensambles que tenía, y fue quien me prestó por primera vez
algo de Led Zeppelin: un caset chino de su álbum II, conseguido en la Zona
Franca, donde un amigo encontró también el vol. IV de Black Sabbath, cuyo
guitarrazo inicial aún me resuena hasta hoy.
Pero a pesar de lo muy interesante
que todo eso me resultaba, diría que mi vida cambió radicalmente cuando al
observar Magnetoscopio Musical un domingo a la hora de almuerzo vi bandas de
heavy metal como Judas Priest y Scorpions, demás de Ozzy, en el US festival.
Poco después dieron tres video-clips de Iron Maiden al hilo, y en ese momento
pensé: “esto es lo mío”, y me convertí a lo que sentía que era una especie de
culto del rocanrol en general, y del rock pesado y el heavy metal en particular. Debo confesar que
además de la parafernalia metalera de cuero negro y brazaletes, y el sonido
característicamente ochentero de las guitarras eléctricas, lo que más me atrajo
era el look del guitarrista de Ozzy cuando su vestimenta roja se movía con el
viento. O sea que en el fondo era una atracción libidinal, aunque aún no
estuviera preparado para darme cuenta de ello.
Más fanático del estilo
heavy metal me sentí cuando mi profe de música y algunos profesores me
advirtieron que esa música, además de mala (e “imperialista” para algunos), era
satánica.
En 1984 me compré un
caset por primera vez en mi vida, en una galería ubicada una cuadra hacia la
costanera desde la Plaza Muñoz Gamero en Punta Arenas. Me demoré como media
hora en elegir entre “Asesinos” o “El número de la bestia” (sí: en esos años
los casets nacionales ponían las traducciones de los títulos).
Opté por “Asesinos”, y
al mes siguiente regresé por el otro. Con esas compras agotaba de inmediato la
mesada y no me quedaba para nada más, pero no importaba. Escuchaba
obsesivamente hasta ir agregando el siguiente artefacto, además de grabar algunas
cosas desde la radio y casets de amigos. Nunca más abandoné esa experiencia de
ir apurado a la casa a poner el caset o disco recién conseguido y ver qué tanto
te acercaba a tu idea de felicidad acústica, el cielo en la tierra de los que
sufrimos esta enfermedad.
Otros amigos se
escribían con gente de Santiago que tenía zines fotocopiados, entre ellos el
famoso Anton R. (de Criminal). Copiábamos la info a mano, y además copiábamos
los casets que se intercambiaban por correo. Así pudimos acceder en 1985 en el
extremo austral a “Kill’em all” y “Ride the lightning” de Metallica, que eran
lo más rápido que habíamos escuchado hasta entonces, pues no teníamos idea de
la existencia del hardcore punk. Para mi desagrado, pude comprobar en el Liceo
que a los fachos también les gustaba el
metal. De hecho, la fachada de la CNI conocida como ACHA (Acción Chilena
Antocomunista) usó imágenes de Iron Maiden y su monstruo Eddie en su propaganda.
En Punta Arenas pusieron una bomba en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, en
que explotó en mil pedazos uno de los milicos de la ACHA/CNI.
Cuando el heavy metal
se volvió thrash/speed/black metal, me empecé a interesar en el rock pesado y
progresivo de los 70. Incluso de puro contreras, y por asumir una fidelidad
general con todo el estilo, apoyé con todo a Nazareth cuando en 1985 fracasó
estrepitosamente en el Festival de Viña, mientras los metaleros suizos de Krokus
triunfaban gracias a su versión de “Ballroom Blitz”. La Estrella mintió
señalando que cuando cantaban “now you´re messin with a son of a bitch” en Hair
of the Dog (que después todos amaban cuando la grabó Guns and Roses) insultaban
al público, y tituló la portada: “Nazareth: rotos, guatones y pencas”. Gracias
a eso los casets y LPs de esta nunca bien valorada banda escocesa terminaron
todos en las canastas de saldos a precios módicos, y yo los compré. Todavía los
tengo.
A partir de ese
salto a los 70 tuve los oídos bien
abiertos para distintas variedades de rock experimental, difícil de conseguir
pero bien presente en los programas dominicales de las radios en la última
mitad de los 80, como “Tiempo Contemporáneo” y varios de la radio Beethoven, que
fueron muriendo todos a medida que entrábamos en la siguiente horrible década.
Ahí conocí el inclasificable “Camenbert Electrique” de Gong, “Attahk” y
“Köhntarkösz” de Magma, Here & Now, el “Tago Mago” de Can, Heaven/Hell de los
Residents, Naked City y Fred Frith entre otros, pistas que me llevaron a buscar
material en las disquerías clave para los repocos sujetos interesados en esos sonidos en ese momento: Beat en la galería San Diego,
y Melody Rock en el Interprovidencias. Ambas siguen ahí, aunque va muy poca
gente. Fueron los sitios en que pude conocer a un par de amantes del Rock In
Opposition. Es curioso pero a mediados de los 80 visitaron Chile la mitad de
Cassiber (Heiner Goebbels y Alfred “23” Harth), y a mediados de los 90 vinieron
Fred Frith y Chris Cutler, de Henry Cow.
El gusto por el rock me
hizo desinteresarme del folclore, la música clásica, y mi instrumento: la
flauta traversa. La única banda que usaba una y sonaba bastante bien era Jethro
Tull, cuyo “Aqualung” aún me sigue pareciendo interesante y oscuro. De a poco
me fui pasando al bajo eléctrico. Hubiera agradecido que en esos años juveniles
me hubieran presentado a Albert Ayler y un saxo tenor.
Ya bien arrimado en los veintitantos y gracias a los Ramones me acerqué al punk, que volvió a cambiar mi vida, y a partir de ahí he transitado sus caminos entendiéndolo como un estímulo poderoso, al igual que el free jazz y otras expresiones de creación y libertad humanas, momentos del tiempo de varias vidas que se juntan para hacer su aporte a la vibración universal, sacando de adentro todas esas emociones y sonidos que se toman las ondas y entran directo a nuestra mente y cuerpo, haciéndonos vibrar también para siempre.............................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................
(Desarrollar un poco más)..........................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................
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