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jueves, abril 28, 2022

Valparaíso, colónia inmensa i gran puertó// Libro "El Despertar chileno" en Clacso Argentina 

Voy mañana con rumbo a Valparaíso, que  Zsigmond Remenyik en "Los juicios del dios Agrella" (Ediciones del Caxicóndor, 2018) denomina como "la colónia inmensa i gran puertó V."

Ahí trataré de resumir 200 páginas de investigación en 20 minutos. Deséenme éxito y poder de síntesis. Luego me quedo escuchando a Sergio Villalobos-Ruminott, me tomo un schop o tal vez dos o tres camino al terminal de buses, y me vengo durmiendo en bus hasta el Metro de los Pajaritos y desde ahí a mi domicilio a acostarme arropado escuchando algo así como el EP 1-2-3-4 de los Saints, cuyo vocalista Chris Bailey falleció a inicios de este mes que ya se va. Poco después, en otra joya discográfica del punk rock australiano de los 70, hacen una excelente versión de "Security" del semidios Otis Redding. 

Acaba de salir hace un mes un libro colectivo al cual aportamos una versión corregida de textos previos sobre la desmonumentalización.


Se descarga en CLACSO.

Acá ve el índice del mamotreto:

Prólogo. La vida en contra del neoliberalismo......................................................... 15

Geoffrey Pleyers

Presentación...........................................................................................................................27

Introducción. De fracturas políticas y condiciones de posibilidad en el Chile post revuelta de octubre. Futuros en disputa y agendas de re existencia......................................................................................................................39

Rodrigo Ganter, Raúl Zarzuri, Karla Henríquez y Ximena Goecke

Cuerpo I. Arqueologías de la revuelta

De fracturas a recomposiciones.

Interpretaciones del 18-O...................................................................................................59

Raúl Zarzuri Cortés

Subjetivación política y revuelta de los que sobran.

Digresiones en torno a la dimensión generacional del 18-O en Chile.............87

Rodrigo Ganter Solís

¡Arriba las que luchan! Feministas y discursos feministas en la revuelta.......................................................................................131

Ximena Goecke

Adhocracias y repliegues reflexivos. La calle y las introspecciones

personales en las actorías sociales del 18-O.............................................................163

Karla Henríquez

Lo que octubre se llevó. Estallido social y crisis de representación en Chile.................................................................................................................................... 181

Violeta Montero Barriga

Asambleas territoriales. Reinventando lo político en las ciudades chilenas post revuelta.......................................................................................................197

Katia Valenzuela

Violencia contra niños, niñas, adolescentes y jóvenes. 18-O, antes y durante.........................................................................................................217

Alejandro Tsukame

Haciendo caer los ídolos de barro. Apuntes sobre rebelión y desmonumentalización en Chile y en el mundo............................................... 239

Julio Cortés Morales

Cuerpo II. Viñetas del despertar

Chile despertó.......................................................................................................................255

Carlos Reyes y Augusto Mora

Cuerpo III. Revuelta y narrativas juveniles

Viviendo la revuelta en las narrativas juveniles................................................... 263

Karla Henríquez, Rodrigo Ganter, Ximena Goecke y Raúl Zarzuri

Cuerpo IV. Acción conectiva y artivismos de la revuelta chilena

Piezas artísticas y activismos. La práctica gráfica en el frontis del GAM como acción política...................... 331

Mónica Salinero

ResisteArte. El arte de disputar y okupar la ciudad durante el estallido social chileno en Concepción.................................................................361

Javiera Briones Bello

Los medios de la revuelta durante el 18-O en Chile. Reflexiones sobre el activismo virtual de estudiantes

secundarios chilenos........................................................................................................ 387

Catalina Mendoza Riquelme, Óscar Basulto Gallegos

y Sebastián Fuentealba González

El textil como soporte de identidad, memoria y resistencia feminista en La Serena..................................................................................................... 411

André Álvarez Oliva y Paula Jeria Tapia

Cuerpo V. Poemario

Poemas escritos durante el estallido...........................................................................433

Colectivx Piño Choroy

Sobre los autores y autoras............................................................................................447





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jueves, abril 21, 2022

Guerra Civil Global (R. Karmy) // Gonzalo Lira, "Secuestrado y Asesinado por la ONU y el Batallón Azov" (FAKE NEW?!) /// Contra la religión de la muerte 

 No man can find the war (Tim Buckley)


"La guerra clásica inter-imperialista entre la Federación Rusa y la OTAN –una guerra desigual, por cierto- se desata en Ucrania y configura su temible carácter subsidiario. La nueva guerra –que encuentra en la guerra civil siria su laboratorio- contribuye a la aceleración del incendio global propiciado por la intensificación del nómos del fuego. Ella restituye la nostalgia en las formas de soberanía cuando las dos formas previas de intensificación del nómos del fuego habían intentado difuminarla para siempre. Las imágenes se llenan de tanques sitiando ciudades, muertos, soldados de ejércitos regulares que habían quedado fuera del protagonismo espectacular vuelven con intensidad. No se trata de una guerra contra un enemigo invisible como es el terrorista o el virus, sino de una guerra regular que, sin embargo, se inscribe al interior de la completa irregularidad. Putin intenta expandir el erario del cuerpo estatal ruso como brazo armado de la emergencia euroasiática, la OTAN intenta disimular el momento “implosivo” de los EEUU y el resquebrajamiento de su “protectorado” sobre Europa".

(Rodrigo Karmy, Tesis sobre el fuego)



Durante las últimas horas el ex agente de inteligencia de las Naciones Unidas, Scott Ritter, afirmó que el escritor y exdirector chileno, Gonzalo Lira -que había desaparecido en Ucrania el pasado 15 de abril- fue capturado, torturado y asesinado por soldados ucranianos.

De acuerdo al ex oficial de inteligencia, el cineasta concretamente habría sido ejecutado por miembros de la Unidad Kraken, que es parte del Batallón Azov, una de las tendencias nazis que forman parte de las fuerzas armadas del régimen de Volodímir Zelenski.

"Gonzalo Lira, un 'influencer' chileno de las redes sociales que residía en Kharkov, Ucrania, y que publicaba contenido en línea crítico con el gobierno ucraniano, fue secuestrado, torturado y asesinado por la Unidad Kraken, parte del batallón Azov afiliado a la Seguridad de Ucrania. Servicio (SBU), Occidente está en silencio", informó Ritter.

Cabe destacar que desde el inicio de la invasión rusa, el director de la película chilena Secuestro utilizó su canal de YouTube para contar lo que sucedía en la guerra entre Rusia y Ucrania. Acusó al gobierno ucraniano de secuestrar a opositores y sus soldados de mostrar tendencias nazis, además de cuestionar la cobertura mediática de los medios occidentales con respecto al conflicto.

Días anteriores a su desaparición, el 26 de marzo , publicó a través de su cuenta de Twitter lo siguiente: “¿Quieres saber la verdad sobre el régimen de Zelensky? Googlea estos nombres: Vlodimir Struk, Denis Kirev, Mijail y Aleksander Kononovich, Néstor Shufrych, Yan Taksyur, Dmitri Djangiro y Elena Berezhnaya. Si no has tenido noticias mías en 12 horas o más, pon mi nombre en esta lista”.

(https://www.encancha.cl/enlahora/nacional/2022/4/20/exagente-onu-afirma-que-gonzalo-lira-fue-capturado-torturado-asesinado-por-soldados-ucranianos-154995.html)

ACTUALIZACIÓN AL VIERNES 22/4/22:

Ayer comenzaron a circular rumores de que se le daba por muerto, pero el comunicador reapareció esta mañana en un live en YouTube. Allí, Lira, crítico del gobierno de Volodímir Zelenski, aseguró que se encuentra bien y que fue detenido por los servicios secretos ucranianos. A esto añadió que las autoridades no le dejarían salir de Járkov.

Gonzalo Lira reapareció en un programa en vivo este viernes con Alex Christoforou, en el canal de YouTube de The Duran, luego de que ayer corrieron rumores de que había muerto..

El chileno, que sufre la invasión rusa a Ucrania, aseguró ser en Jarkov y que no puede salir de la ciudad por orden de las autoridades locales.

También en el programa aseguró que fue detenido por el servicio secreto ucraniano y que terceros han utilizado sus perfiles de redes sociales.

“Cualquier cosa que se haya publicado en (mi) YouTube, mi cuenta de Twitter y mi canal de Telegram después del 15 de abril, no lo consideren, no fui yo. No tengo acceso a eso y no lo tengo. todavía no”, dijo.

“No tengo mi celular, ni acceso a mis correos electrónicos. Hice uno nuevo y entonces me comuniqué con mi familia, parientes y les digo que estoy bien”, agregó.

“Estoy bien. Físicamente estoy bien. No tengo nada que decir públicamente excepto que estoy bien y gracias por preocuparte".

(https://velobrooklyn.com/estoy-bien-el-chileno-gonzalo-lira-reaparece-en-vivo-tras-ser-dado-por-muerto-nacional/)

Contra la religión de la muerte

"En el momento actual, tras décadas de crisis capitalista, agotamiento de la hegemonía norteamericana, colapso ambiental y sanitario, sumado a una cierta hegemonía discursiva del pensamiento liberal y progresista en versión posmoderna, estamos presenciando múltiples formas de “retorno de lo reprimido”: discursos y posiciones que habían quedado debajo de la alfombra se están asomando y haciendo su aporte para convertir en un enorme basural esta gran época que yo he conocido cuando era aún tan pequeña -como dijo hace un siglo Karl Kraus- y que volverá a ser pequeña si es que dura lo bastante.

La ideología flexible y parasitaria que caracterizó al fascismo desde sus inicios encuentra en el pantano del posmodernismo nutrientes de gran utilidad para proponer nuevas síntesis y “alianzas extravagantes”. En medio de la precariedad teórica de la izquierda y la ultraizquierda en general, nuevas formas de fascismo confusionista pueden vestirse una vez más de anticapitalismo, generando algún nivel de confusión entre quienes desde la izquierda están dispuestos a aliarse con quien sea para combatir enemigos coyunturales.

Pero el fascismo no es una plaga natural ni una maldición de la naturaleza humana: la fascistización del mundo es sólo una consecuencia más de la imposibilidad humana de poner fin a la dictadura de la acumulación eterna del valor de cambio. Como dijo Brecht -a quien recomiendo que lean puesto que me he topado con personas que lo conocen solamente por la canción de Silvio Rodríguez en que parte recitando que “Hay hombres que luchan un día y son buenos…”-, el fascismo es la fase histérica del capitalismo, y por eso mismo es que es a la vez muy nuevo y muy viejo. Esta comprensión nos exige deshisterizar el debate, historizando la relación más amplia entre los fascismos, la dominación estatal y la explotación capitalista.

Tal como dijo Trotsky poco antes de la segunda guerra, cuando las condiciones objetivas para la revolución social ya están maduras, si no se produce la revolución, comienzan a pudrirse. Lo cual enlaza directamente con la advertencia de Marx en 1848, cuando dijo que la crisis terminal de un modo de producción puede producir una superación, o un estancamiento y larga decadencia hacia la muerte. El fascismo puede ser visto como el fermento que se produce una vez comenzado el estado de descomposición.

Si Benjamin decía que hay que ver en el capitalismo una religión, siendo el capital precisamente una especie de vampiro de “trabajo muerto” que se alimenta de “trabajo vivo” hasta lograr cadaverizar todas las relaciones sociales, debemos concluir que la verdadera “religión de la muerte” es el capitalismo mismo, que ya ha llevado su violencia estructural y sistemática a todos los rincones de un globo terráqueo, que en su colapso amenaza con destruir por completo. 

Por eso, como decían los compañeros de la revista Bilan en 1934, “el problema no consiste entonces en afirmar: ¡el fascismo es una amenaza!, ¡levantemos un frente único del antifascismo y de los antifascistas!, sino al contrario determinar las posiciones en torno a las que podrá concentrarse el proletariado en su lucha contra el capitalismo (1)

Y donde dice “el proletariado”, bien podría decir la humanidad".

J.C.M.

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martes, abril 19, 2022

¿Al fascismo sabremos vencer? 


El sábado 9 de abril estuvimos en la Feria del Libro Anarquista de Valparaíso exponiendo latamente (espero que no lateramente) lo medular de las investigaciones sobre viejos y nuevos fascismos que serán publicadas en poco tiempo más por Editorial Tempestades bajo el título "La religión de la muerte".

Mientras tanto, sigue la guerra inter-fascista entre Rusia y Ucrania, queda bastante poco de la épica antifascista que logró el triunfo de Boric en diciembre y en Francia por tercera vez el Frente Nacional (ahora bajo el nombre de Agrupación Nacional) pasó a segunda vuelta, con mayores posibilidades de ganar el balotaje que las dos veces anteriores.

Los compañeros de El Porteño subieron el capítulo 57 de su programa de conversación Mate al Rey, donde estuvimos hablando de fascismo y antifascismo. 

El viernes 22 en Valparaíso y sábado 23 en Santiago se realizará una actividad de los compañeros de Vamos hacia la vida, con un compa suizo, donde se discutirá el problema del antifascismo desde una perspectiva comunista antiestatal (si hay Estado, no es comunismo!).

Y terminado el ciclo de la fascistología, el 28 y 29 hay un Coloquio en la Universidad de Valparaíso, en el que me tocará exponer el viernes en la Mesa 3, de 16 a 17.


Para concluir esta entrada los invito a leer un avance de "La religión de la muerte" dedicado a la extrema derecha francesa, y como música de fondo los dejo con el legendario album anti-electoral de Chumbawamba, "Never mind the ballots". 



El paso de Marine Le Pen a la segunda vuelta en las elecciones francesas y la posibilidad cierta de que gane ante un desprestigiado y odiado Macron apoyado ahora por todos los partidos “republicanos” y la izquierda asustada por el “neofascismo”, hace necesario estudiar y aprender acerca de estos movimientos de derecha y las transformaciones que han sufrido en este siglo, y los factores que han posibilitado su arrollador avance en varios países del mundo. Entre esos factores sin duda alguna está la parálisis de la izquierda y su imposibilidad de salir del paradigma progresista y neoliberal. 

A continuación ofrezco parte de un trabajo en elaboración acerca de viejos y nuevos fascismos, donde se refieren tanto los avances “intelectuales” de algunos centros de pensamiento, como a la vinculación que esa actividad “metapolítica” mantiene  con  fuerzas políticas electorales organizadas, como el Frente Nacional.

El aporte intelectual de la Nouvelle Droite 

Sin desmerecer el importante aporte ruso y de Europa oriental en el desarrollo de una Nueva Extrema Derecha, y teniendo en cuenta que el muy difundido libro de Stefanoni se concentra por sobre todo en la dimensión anglosajona del fenómeno de la “derecha alternativa” -la Alt-Right, a la que él mismo define como un “conjunto heterogéneo de corrientes de extrema derecha situadas fuera del conservadurismo convencional” y asociada en general al nacionalismo blanco, y en ciertos casos a posiciones antisemitas e incluso filonazis”-, tengo la impresión fundada de que ha sido el aporte de la Nueva Derecha francesa lo que ha suministrado las mejores cartas de presentación y cobertura ideológica para la normalización de sus posiciones, que aparecen no como un simple neofascismo descafeinado sino que les permiten incluso tratar de ir a la vanguardia de una nueva contracultura que lucha exitosamente contra el consenso o hegemonía liberal.

La Nouvelle Droite francesa empezó a trabajar en suministrar nuevas bases teóricas al movimiento al menos desde los años sesenta.

En el Manifiesto La Nueva Derecha en el 2000, de Alain de Benoist y Charles Champetier se aclara que esta “escuela de pensamiento” nació en 1968 y niegan su carácter de movimiento político, pues todas sus actividades se sitúan eminentemente en una perspectiva metapolítica.

Si bien es bastante evidente que la ND procede del neofascismo de esos años, su principal referente, Alain de Benoist, a lo largo de toda su trayectoria intelectual se ha encargado de dejar ese origen en el pasado, pues entiende que tanto el comunismo como el fascismo dominaron el siglo XX, pero no han sobrevivido a su tiempo. Así, mientras “el fascismo nació de la guerra y murió en la guerra”, el comunismo “nació de una explosión política y social y murió de una implosión política y social”. A partir de eso sostiene que hoy en día tanto el fascismo como el antifascismo son parodias. 

La metapolítica no sería otra forma de hacer política ni una estrategia tendiente a conseguir cierta hegemonía, sino que “reposa sobre la constatación de que las ideas juegan un papel fundamental en las conciencias colectivas y, de forma más general, en toda la historia humana”. La ambición de la ND es contribuir a “renovar esas representaciones sociales-históricas”, desde una perspectiva transversal: “la Nueva Derecha ha sabido beber en las más diversas aportaciones teóricas que la han precedido” y “no duda en recuperar aquellas que le parecen acertadas en cualquier corriente de pensamiento”, lo cual provoca “la cólera de los cancerberos del pensamiento, que se afanan en congelar las ortodoxias ideológicas con el fin de paralizar cualquier nueva síntesis que pudiera amenazar su confort intelectual”. De ahí que a pesar de asumirse como una corriente que surge en derecha, las síntesis que proponen tomen bastante prestado de corrientes de izquierdas, llegando a considerarse como “gramscianos de derechas”. El mismo Alain ha dicho que se siente de derecha y a la vez de izquierda, y en cuanto a influencias ha señalado que su filiación sería la siguiente: “Rousseau, la Comuna, el Socialismo francés, los No-Conformistas de los años treinta, la Revolución Conservadora alemana, el Sindicalismo Revolucionario italiano y el Situacionismo”.

Los efectos de su trabajo se están empleando a apreciar con toda claridad ahora. Entre otras cosas, además de absorber y reciclar a diversos autores y corrientes de la izquierda revolucionaria, de Gramsci a la Internacional Situacionista, se pueden señalar entre sus más importantes aportes el intento de superación del tradicional racismo biologicista que pesaba como estigma en los fascismos más cercanos al alemán, acuñando el enfoque del “etnodiferencialismo”, la promoción de un ecologismo “decrecentista” y la adopción de una perspectiva crítica del capitalismo.

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miércoles, abril 06, 2022

¿Quién cresta es Dugin? Parte 2: El alquimista ideológico 

 


Un amigo me decía hace poco que darle mucha relevancia a Dugin como supuesto asesor de Putin tras la política exterior rusa corre el riesgo de hacerle el juego a la versión occidental digamos “atlantista” del conflicto bélico actual, que por cierto no obedece a la locura personal de nadie en particular, y etc.

Tiene algo de razón, pero para la fascistología teórica y aplicada constituye una necesidad estudiar y tener en cuenta las reconfiguraciones del neofascismo a partir de 1991, cuando con el derrumbe de la URSS se consolida el Nuevo Orden Mundial, y la figura e influencia de Dugin en este sentido es digna de análisis, tal como cabría analizar también la trayectoria intelectual de la lideresa más destacada del Movimiento surgido en torno al Batallón Azov, doña Olena Semenyaka, cuya amistad con Dugin se rompió luego de los eventos del 2014 (Euromaidán y “guerra inter-fascista” en el Donbass).

Visibilizar estas nuevas formas de fascismo y la manera en que pueden confrontarse entre sí, es algo que no parecen tener en cuenta los “antifaZ” campistas que aplauden los bombardeos rusos como una genuina “desnazificación” (concepto en sí mismo bastante fascista).

Vamos por ahora con Dugin, en base a otro fragmento de Veiga, Forti et al, “Patriotas indignados” (Alianza, 2019). Encontré esta foto tan “mystic chant” de Aleksander que no me resistó de compartir, además del símbolo del “Círculo Proudhon”, primer think tank protofascista, en la Francia de 1911, y que por alguna razón es usado como símbolo de la Konservative Revolution alemana y en especial de los nacional-bolcheviques de ayer y de hoy. Convengamos en que el pajarraco armado recuerda a una hoz con martillo y que se vería hermoso en un jarro schopero. 

¿Qué se puede escuchar mientras se lee este texto? Sugeriría el disco recientemente editado del encuentro hace veinte años del alemán Peter Brötzmann en vientos con los norteamericanos William Parker en cuerdas y Milford Graves en tambores. Estamos claros de que no apreciar el free jazz es un claro síntoma de entumecimiento del alma y posible fascismo estético. CGBG, 2002. Hardcore Punk Free Jazz: músicas de liberación.



Dugin, el alquimista ideológico

En ese nuevo panorama turbulento y confuso, Aleksandr Dugin tuvo el mérito de erigirse como el alquimista ideológico que sintetizó la nueva fórmula predominante del ultranacionalismo (en un sentido neofascista) ruso. Presentado a menudo con titulares sensacionalistas como «el Rasputín del zar Putin», a lo que contribuía su aspecto desaliñado y su pose de visionario, Dugin tuvo en realidad un papel práctico a partir de unas formulaciones políticas o filosóficas no siempre sofisticadas.

Hijo de un alto oficial de la inteligencia militar soviética (GRU), Dugin parecía destinado a seguir la carrera científica, y para ello ingresó en el prestigioso Instituto de la Aviación de Moscú (el MAI, en sus siglas originales en ruso). Sin embargo, sus preferencias eran muy otras: devoraba todo tipo de literatura sobre estudios orientalistas, Historia de la Edad Media, hermetismo, ocultismo, teología, tradicionalismo religioso y todos aquellos autores de filosofía política que habían trabajado esos campos, muy en especial el belga René Guénon y el italiano Julius Évola, padres del neofascismo culturalista y místico en los años sesenta y setenta del siglo XX.

El hecho de que fuera hijo de un alto mando de la inteligencia militar (y nieto y bisnieto de militares) tiene relevancia porque explica su acceso a un tipo de literatura muy difícil de conseguir en la Unión Sovietica de la época, y el castigo relativamente leve que le supuso el trato con los protoideólogos o pensadores del denominado tradicionalismo ruso: Geydar Dzhemal [metafísica del Islam], Evgeniy Golovín [literatura mística medieval], Yuri Mamleev [filósofo cristiano], Vladimir Stepanov y Sergey Jigalkin, es decir, los miembros principales del denominado Círculo Yuzhinsky, un grupo de intelectuales disidentes que ya databa de los años cincuenta.

Fue detenido, expulsado del MAI, y al final cursó Economía en la Academia Estatal de Recuperación de Tierras de Novocherkassk (NGMA), de segunda categoría. Pero por faltas similares penaron en la cárcel otros «rescatadores» y diletantes del ultranacionalismo en el Este, como fueron, por ejemplo, Vojislav Šešelj o Alija Izetbegović en la Yugoslavia titoísta.

Dugin era tributario de su época: los años setenta. De ahí la atracción que sentía por pensadores como Julius Évola o René Guénon, que se situaban en el centro de lo que se denominaba la Nueva Derecha (Nouvelle Droite), el tercer hito en la evolución de la ultraderecha europea con posterioridad a 1945.

Tras la generación surgida en la inmediata posguerra y la que cristalizó en Francia y Bélgica en torno a la descolonización, que empezó a reivindicar una Europa unida que rechazara la hegemonía soviética o estadounidense, Mayo del 68 aportó también para la ultraderecha una propuesta ideológica y de estilo.

Dado que toda revolución genera su propia contrarrevolución o versiones opuestas de la misma, en el denominado «Mayo francés», rojo y negro, hubo lugar también para un «mayo blanco»: una nueva hornada de ultraderechistas y neofascistas que salieron a la calle asumiendo sin complejos el estilo de la izquierda radical, hasta el punto de dar lugar a una cierta «ultraderecha antisistema», que incluía sincretismos como el «anarcofascismo» o el «nazimaoísmo» y rechazaba el hegemonismo de las corrientes tradicionales.

La segunda generación de la nueva ultraderecha y la que surgió del vuelco vivido en el 68, afianzaron la Nueva Derecha, que eclosionó a lo largo de los años setenta y tuvo mucho de fenómeno generacional, en palabras de su máximo adalid, el académico y teórico francés Alain de Benoist. La Nouvelle Droite, que surgió como un think tank para el debate regeneracionista de la derecha radical superando el pasado del fascismo, el nazismo y la ultraderecha posbélica en general, abrió toda una constelación de formulaciones, propuestas y revisiones que serían de las que bebería el joven Dugin.

Esas ideas no siempre eran tan novedosas, pero ocupaban ahora un nuevo lugar preeminente. Y esa nueva arquitectura estaba orientada hacia una realidad europea que dejaba muy atrás la situación histórica de los años de entreguerras, incluso de la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial, y se insertaba en una nueva realidad—con la posibilidad de una salida pactada a la Guerra Fría, que fue la que finalmente triunfó—.

Eso implicaba síntesis, una tercera vía construida sobre la superación de la dicotomía izquierda-derecha (o de convergencia izquierda-derecha), rechazo del sovietismo y del liberalismo y repudio de la globalización que ya se percibía como inminente. Por ello, del laboratorio de la Nueva Derecha surgieron propuestas que hoy en día siguen en vigor y, precisamente, han contribuido, y no poco, a la confusión reinante entre los límites y consistencia de las ideologías de izquierda y derecha, cincuenta años más tarde.

En esencia, la Nueva Derecha recuperaba la propuesta de la «revolución conservadora», ya formulada en la Alemania de los años de entreguerras, más precisamente por Hugo von Hofmannsthal en 1927, pero también, de formas variadas por Ernst Jünger —uno de los autores preferidos de Dugin— en la revolución nacional, y el «nacional-bolchevismo» o «fascismo rojo» de Ernst Niekisch o Karl Otto Paetel. Todo ello como una forma de reaccionar ante la decadencia de Occidente, leit motiv recurrente a lo largo del siglo XX, presente en las conocidas obras de Spengler, Thomas Mann, Ernst von Salomon, Carl Schmitt, Theodor Fritsch, Ernst Jünger y otros.

Es comprensible que a lo largo de los años ochenta, en el perceptible agotamiento de la civilización soviética, Dugin encontrara tan atractivas las propuestas de Jünger para la «movilización total» de la sociedad. Pero sobre todo, al menos inicialmente, se interesó vivamente por la obra de Julius Évola, como pensador esencial del fascismo y los autores denominados tradicionalistas basados en la filosofía perenne y cuyo máximo exponente era René Guénon, otro de los autores favoritos de Dugin.

Este dato es significativo por cuanto desvela uno de los circuitos en la dinámica generativa del protoneofascismo  en la Unión Sovietica.

Los pensadores del Círculo Yuzhinsky en el cual se había alojado Dugin en su juventud, creían haber encontrado una respuesta al régimen soviético, que desbordaba las líneas de oposición ideológica tradicionales: la metafísica; es decir, otro nivel de realidad.

Este planteamiento podía parecer extravagante, pero no lo era tanto si se considera que en el corazón de ese mismo régimen soviético se habían estado tanteando hipótesis ideológicas que incluían la religión, y eso ya desde los tiempos de Stalin. A partir del estudio de la antigüedad eslava, él mismo había mostrado interés en la posible confirmación de que los rusos primitivos habrían desarrollado formas elementales de comunismo.

Según el arqueólogo Boris Rybakov, determinadas religiones precristianas habrían favorecido una concepción comunitarista de la sociedad frente al cristianismo, cómplice de las divisiones de clase. De hecho, a través de sus estudios, Rybakov —condecorado por Stalin en 1949— jugó un papel importante en la rehabilitación del antiguo paganismo ruso.

A partir de ahí, los estudios sobre esa cuestión continuaron en tiempos de Jruschov, a lo largo de los años sesenta, y paradójicamente, en 1973 se publicó en la Unión Soviética el primer manifiesto del Neopaganismo ruso, a cargo de Valerii Emelianov, un experto en Oriente Medio, que había sido un hombre cercano a Jruschov. Argumentaba que el cristianismo no era sino la expresión de la dominación judía, lo cual servía a los intereses del sionismo.

Eran los tiempos de la guerra del Yom Kippur, y de ahí que el posicionamiento soviético a favor de los países árabes en su primera victoria frente a Israel terminara alumbrando un mito que con el tiempo formaría parte de la parafernalia ideológica de la moderna ultraderecha rusa. Y no paró ahí la cosa, por cuanto sólo cinco años más tarde, Valerii Skurlatov, investigador en el Instituto de Información Científica de Ciencias Humanas de Moscú (INION), publicó un artículo sobre la identidad aria de los rusos.

Estas tendencias enlazaban de forma directa con las modas de la época en buena parte del mundo: el entusiasmo por las religiones orientales y el misticismo, la mitología, la ufología y los tópicos de interés que enlazaron el hippismo, la sicodelia y la New Age. Todo lo cual tuvo su reflejo en los debates de la Nueva Derecha, que incluían el neopaganismo, las religiones étnicas y el reconstruccionismo; pero sobre todo, la crítica a la cristianización de Europa, definida por Alain de Benoist como «uno de los acontecimientos más desastrosos de la historia hasta nuestros días».



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lunes, abril 04, 2022

“DESERTAD” (x Franco "Bifo" Birardi). 

 


Leo las palabras de viejos compañeros 

Leo las palabras de viejos compañeros que instan a enviar armas al pueblo ucraniano que lucha contra el invasor. Como dice Gad Lerner en un discurso reciente sobre el tema, “estamos caminando descalzos sobre vidrios rotos”, así que respeto los sentimientos de esos viejos compañeros míos, pero espero no parecer cínico si los invito a reflexionar sobre el contexto y el sentido general del proceso del que la guerra de Ucrania es el catalizador. 

Parece que hoy está prohibido pensar. Hay que tomar posición, hay una guerra de agresión desatada por la Rusia stalino-zarista, y hay una resistencia que involucra a la gran mayoría del pueblo ucraniano. Lo sé y parece innegable.

Sin embargo, antes de pronunciarme, si se me permite, me gustaría conocer el contexto histórico: desde la hambruna que mató millones de ucranianos en los años de Stalin, hasta el apoyo que la mayoría de los ucranianos dieron a Hitler durante la guerra, hasta la eliminación de 1,2 millones de judíos por las SS ucranianas, hasta la política de expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia.

¿Se me permite estudiar historia, se me permite comprender? O, queridos viejos compañeros que ahora son intervencionistas, ¿sólo es lícito tomar una posición, sin comprender, sin saber?

Conocí a esos compañeros míos en las ocupaciones contra la guerra estadounidense en Vietnam, juntos crecimos en la cultura del internacionalismo, creyendo que estábamos viviendo el amanecer de una época más feliz y no, como sabemos ahora, el ocaso de la civilización humana.

Juntos pensábamos que la nación era un concepto brutal y estúpido, herencia de una era bestial de la que la cultura podía emanciparnos.

Juntos pensamos que la nación era una máscara de depredadores competidores que envían a los niños a morir para obtener ganancias.

Ingenuamente juntos, pensamos que la cultura podía emancipar a mujeres y hombres de esa bestialidad. No sabíamos que la cultura estaba destinada a disolverse a raíz del darwinismo neoliberal que restauró la ley natural de la selva en la que sólo puede vivir quien sabe matar. No sabíamos que la bestia estaba destinada a resurgir como un monstruo de dos cabezas que ahora se muerden entre sí. Las dos cabezas son el globalismo capitalista y el nacionalismo soberano: de sus mordiscos proliferan pequeños monstruos nacionales.

Hace veinte años, las multitudes se unieron bajo el grito patriótico “todos somos estadounidenses”, y agitaron sus pañuelos para saludar a la gran empresa afgana que finalizó el 21 de agosto de 2021, ya sabemos cómo. Ahora, las 24 horas del día en las redes unificadas hay una demostración de heroísmo a través de terceros. La persona interpuesta es el pueblo ucraniano, incitado, instigado, exaltado por una multitud de simpatizantes emocionados que siguen agitando sus pañuelos. Pero esta vez el espectáculo puede extenderse a la audiencia, involucrar al público y aplastar lo poco que queda de la vida civil. 

Vi ‘Invierno de fuego’

Vi Invierno de fuego del director ruso-israelí Afineevsky. Una película que narra, sin dibujar el contexto nacional e internacional, la resistencia del pueblo, la solidaridad ciudadana, el orgullo nacional, la determinación implacable. Aunque me resulta difícil compartir el nacionalismo como se presenta, entiendo esto: si los ucranianos pudieron resistir la violencia brutal de los Berkuts de Yanukovych con sus propias manos, hoy, con las armas que les enviamos, podrán resistir como leones al ejército de Putin. Y morirán por miles. Y matarán a miles de soldados rusos, veinteañeros enviados a morir por la locura criminal de Putin.

Nosotros enviamos a los ucranianos al frente. Les prometimos la OTAN, Europa y la libertad. La libertad de la que goza Julian Assange, de la que disfrutan los estadounidenses negros y los trabajadores precarios de todo el mundo. Les prometimos democracia, la que vivieron los griegos en el verano de 2015.

A cambio de su libertad, les pedimos que mueran por la OTAN, aunque la llamen Unión Europea.

Pero ahora Zelenski nos llama: “Ucrania está dispuesta a morir por Europa. Veamos si Europa está lista para morir por Ucrania".

Europa está dispuesta a enviar armas, no a morir. Tampoco está preparada para encontrarse de la noche a la mañana sin calefacción y sin gasolina.

Animaremos desde las gradas.

Como en los días de los gladiadores.  

Es el momento Anders en la historia del mundo

El culto a la nación, a la raza, ha vuelto por todas partes a dominar la escena, y lo que se libra en Ucrania es una guerra de Hitler contra Hitler

Es el momento Anders en la historia del mundo. En la década de 1960, cuando la bomba atómica se apoderó de la imaginación, Günther Anders reflexionó sobre los efectos políticos y psíquicos de esa innovación tecno-militar. Judío, filósofo de educación heideggeriana, que emigró a América en los años del exterminio de su pueblo, Anders escribió, en artículos y libros que nunca tuvieron la circulación merecida, que el Tercer Reich era sólo el ensayo general de un espectáculo que (él lo dijo) verán nuestros nietos cuando el nazismo esté en todas partes. Ahora los nietos de Anders son testigos del triunfo del Nuevo Tercer Reich, el monstruo bicéfalo del supremacismo blanco que no acepta su declive.

Anders fue tratado con cierto desapego por parte de los académicos: un pesimista, decían de él los ensalzadores de las glorias de la democracia liberal.

Ahora es evidente: el culto a la nación, a la raza, ha vuelto por todas partes a dominar la escena, y lo que se libra en Ucrania es una guerra de Hitler contra Hitler. Guerra interna de exterminio en Occidente.

No es la primera vez que un poder blanco (por ejemplo los Estados Unidos de América) lanza campañas de exterminio contra poblaciones indefensas.

Gracias a las sanciones contra Irak en la primera guerra del Golfo, la mortalidad infantil pasó del 56 por mil en 1990 al 131 por mil en 1999. En 1996, el programa Sixty Minutes entrevistó a la embajadora estadounidense ante la ONU Madeleine Albright: “Parece que 500.000 niños iraquíes murieron a causa de los embargos. Es más que Hiroshima. ¿Es un precio justo a pagar?”. La respuesta fue digna del Putin que ahora vemos en acción: "Fue una elección muy difícil, pero sí, eso creemos”.

Pero esos muertos eran iraquíes, no pesaban mucho en la conciencia occidental. Los muertos de Mariupol nos impresionan particularmente porque la masacre ocurre dentro del mundo blanco, dentro de Occidente, ya que Rusia es Occidente, en el sentido de que es parte de la raza carnívora.

Lo que es Occidente no está claro. En términos geográficos, Rusia no forma parte de él. En términos políticos, Occidente es el mundo libre opuesto a la autocracia. Y, por supuesto, la geopolítica importa, y la política importa. Pero lo que más importa es la pertenencia cultural al mundo cristiano, blanco e imperialista. Desde este punto de vista, Rusia es Occidente. Occidente es la tierra del declive, la tierra del futuro que ahora está en declive. El futurismo ruso y el futurismo occidental tienen raíces diferentes pero el mismo significado: expansión. Y tienen la misma suerte: el agotamiento en que ni siquiera somos capaces de pensar, ya que el culto a la expansión nos ciega, y nos impide comprender que la expansión ha terminado y que Occidente se está extinguiendo.

Oeste es Rusia, América, Europa, un mundo de viejos que exorcizan la demencia con prótesis cognitivas e inteligencia artificial, de viejos que exorcizan la impotencia con proclamas de exterminio mutuo.

Esta es una guerra dentro de la raza carnívora que no se resigna a desaparecer, y como Sansón quiere llevarse al planeta entero al carajo. Aquí estamos en el último acto de la civilización blanca, rusa, europea americana: la destrucción de la civilización. 

Ilimitado es el poder del estúpido

Ilimitado es el poder del estúpido y se dice que ni los dioses contra él pueden hacer nada.

Macron declaró recientemente que la OTAN está en estado de muerte cerebral. Sin embargo, se ha levantado y como un zombi ha tomado el lugar de Europa, destruyendo definitivamente su misión constitutiva. Polonia es, de hecho, su vanguardia. La Polonia de Kazinski.

Biden ordenó a Alemania que rescindiera el contrato de Nord Stream. No sabemos cómo terminará la guerra en curso, pero sí sabemos que Biden ya ganó en este punto. Después de renunciar a Nord Stream, Alemania accede a armarse. Contra los rusos, de momento, quién sabe mañana.

El poder del estúpido es ilimitado, porque el estúpido está dispuesto a dañarse a sí mismo para dañar al otro.

La miseria se extenderá, ya que la sociedad tendrá que pagar los costos de un rearme general. Y el aire será cada vez más irrespirable

No está claro cómo saldremos de esta guerra. En el peor de los casos no saldremos de ella del todo: en vez de perder (todo), el Autócrata podría usar toda su fuerza y ​​destruir (todo). En el mejor de los casos, una ola de nacionalismo fragmentará el continente europeo en un mosaico de ejércitos fascistas en guerra entre sí y especialmente contra los inmigrantes no blancos. Las líneas divisorias son borrosas, porque los nacionalistas no conocen la lógica y no saben nada de universalidad.

No está claro cómo saldremos de esta guerra, pero lo cierto es que la miseria se extenderá, ya que la sociedad tendrá que pagar los costos de un rearme general. Y el aire será cada vez más irrespirable: las minas de carbón están reabriendo para satisfacer la creciente necesidad de energía. El Holocausto climático se precipitará.

Los gobiernos europeos incitarán a las mujeres a tener hijos por la patria blanca, pero el cáncer y el asma se extenderán junto con una pandemia de depresión suicida.

Sometida a una violencia ininterrumpida, la naturaleza ha recuperado el dominio: la naturaleza desatada de los mares crecientes y los fuegos devoradores, la naturaleza bélica de los humanos que han convertido la inteligencia en artificio y ahora son presa de la (il) lógica natural de la pasión por la identidad. Pasión asesina.

Pero ahora, también pasión suicida. 

En un pueblo en la frontera

Una docena de desertores llegan cada noche a un pueblo en la frontera con Polonia. No quieren quedar atrapados en una guerra de nación, quizás porque la idea de nación no les convence como no me convence a mí. Miles de jóvenes rusos huyen a Escandinavia y quién sabe dónde. No quieren ser reclutados por Putin para ir a matar a sus pares ucranianos, no quieren vivir en un país donde se persigue la libertad de expresión.

Se llevaron algunas cosas con ellos y se fueron para nunca volver. Son pocos, malditos como traidores a su patria, pero se van: quizás están enamorados y no quieren morir, quizás están asustados por el horror y no quieren matar. En todo caso, mi solidaridad, mi amistad va para ellos. Solo a ellos. Mi amistad va para todos los que desertan.

A los que desertan de la patria y de la guerra, a los que desertan del trabajo asalariado, a los que desertan de la procreación, a los que desertan de la participación política. A aquellos que han entendido que el cáncer ahora ha devorado el cuerpo y están buscando áreas de supervivencia y compartir en los márgenes de un mundo que se desintegra rápidamente.

Por todos los demás, rusos y ucranianos, estadounidenses e italianos, solo siento una compasión desesperada.

(Tomado de https://ctxt.es/es/). 

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viernes, abril 01, 2022

Funkadelic: Libera tu mente/La insurrección kazaja (anónimo) 

 


Free your mind and your ass will follow, editado el 1 de julio de 1970.


“La leyenda dice que George Clinton quería ver qué pasaría si Funkadelic grababa rápidamente un álbum completo bajo la influencia del LSD. La historia puede o no ser apócrifa, pero los resultados, editados inmediatamente después de su debut, de seguro le prestaron crédito al cuento. Free your mind va lejos, muy muy muy lejos. Lleva al auditor a un viaje salvaje que es al mismo tiempo muy exploratorio e intensamente funky. Eddie Hazel, recogiendo la antorcha de su héroe Jimi Hendrix, despliega el más abrasador rock de guitarras de la historia entrelazándolo con el funk psicodélico siempre en evolución del grupo. La historia nos dice que la gente encontró estos resultados algo confusos -pero es claro que no estaban preparados. Atiende al llamado del tema que le da el título al disco e inicia tu viaje”.



 

LA INSURRECCIÓN KAZAJA

(El texto original fue publicado de manera anónima en el sitio web de Ill Will el 23 de febrero de 2022. Publicado en español por Artillería Inmanente).

 

En presencia de trabajadores armados, los obstáculos, las resistencias y las imposibilidades desaparecerán.

Blanqui

 La teoría del Estado es el arrecife en el que han naufragado las revoluciones de nuestro siglo. Durante las revoluciones de la Primavera Árabe, el pueblo provocó la caída del régimen, pero las instituciones del Estado permanecieron intactas. En otros lugares, las revoluciones se agotaron en prolongadas guerras civiles. En todos los lugares en los que el antiguo régimen ha parecido ser derribado, ha encontrado nuevas fuentes de fuerza y se ha levantado de nuevo. ¿Cómo sería romper finalmente con este ciclo?

En el pasado, las insurrecciones han conseguido derrotar al Estado, y no sólo a un gobierno en particular. La insurrección es algo más que una oleada de disturbios, protestas militantes, bloqueos, ocupaciones, etc. Es la apertura de una ruptura, la búsqueda de ese punto tras el cual no es posible volver atrás. Si las revoluciones de nuestro tiempo no han derrotado al Estado, argumentamos que esto se debe a que no ha habido insurrecciones: ha habido levantamientos no violentos, disturbios, luchas armadas y guerras civiles, pero todavía no insurrecciones.

En los próximos años, es probable que veamos experimentos en el arte de la insurrección a medida que una nueva generación de revolucionarios intente superar los obstáculos e impasses a los que se enfrentaron los levantamientos de 2011 y 2019. Kazajistán, un país con el que muchos estadounidenses sólo están familiarizados debido a la franquicia cinematográfica de Borat, puede ofrecer un primer vistazo a este futuro. Los recientes acontecimientos en Kazajistán son lo más cerca que ha estado un levantamiento de una insurrección a gran escala, desde el comienzo de una oleada global de luchas a finales del 2018. Esto nos permite imaginar cómo podrían haber sido los movimientos recientes, como la revuelta de George Floyd, si hubieran llegado más lejos. El curso de los acontecimientos en Kazajistán sugiere una posible ruta para navegar por las trampas que hasta ahora han hecho naufragar las revoluciones contemporáneas. Al proporcionar la visión más clara de la forma de la insurrección que viene, el levantamiento nos permite cuestionar los límites que un proceso insurreccional en la actualidad podría enfrentar.

La vacuna antidisturbios

El día de año nuevo de 2022, el gobierno de Kazajistán puso fin a los topes de precios del combustible, lo que provocó que el coste se duplicara prácticamente de la noche a la mañana. Las protestas estallaron al día siguiente en el oeste de Kazajistán, la región productora de combustible. Significativamente, las primeras manifestaciones se produjeron en Janaozén, una ciudad cuyo nombre se ha convertido en sinónimo de la violenta represión a una huelga de trabajadores del petróleo en 2011, que dio lugar a una oleada de disturbios que se extendieron por toda la región.

Este año, a medida que el levantamiento se extendía por todo el país, adoptó un carácter más general, recogiendo nuevas demandas por el camino. Cuando las manifestaciones llegaron a Almatý, la antigua capital y la ciudad más grande, habían empezado a reflejar un descontento social más general, aprovechando la frustración generalizada por la desigualdad, la pobreza y la corrupción. Los manifestantes pedían ahora la destitución del ex presidente Nursultán Nazarbáyev como jefe del Consejo de Seguridad. Nazarbáyev había sido presidente durante casi treinta años y se creía que seguía gobernando el país entre bambalinas.

Hasta ahora, estos acontecimientos siguen un patrón familiar. Los levantamientos que sacudieron Francia y Sudán a finales de 2018 comenzaron cada uno en regiones provinciales como protestas contra el aumento del coste de la vida. Lo mismo ocurrió con la revolución en Túnez que comenzó a finales de 2010, dando inicio a la Primavera Árabe. Las protestas francesas fueron inicialmente una respuesta a un impuesto sobre la gasolina. En Sudán, fueron catalizadas por el fin de los subsidios gubernamentales a los productos básicos, como el combustible y el trigo. Las protestas en Sudán también comenzaron en una ciudad industrial famosa por su historia de organización de la clase trabajadora y su represión. En cada país, las protestas fueron adquiriendo más demandas a medida que se extendían. A medida que la fuerza del movimiento crece, su imaginación de lo que es posible tiende a crecer también. La capital se convirtió cada vez en el centro de gravedad del movimiento, que ahora tenía poco que ver con la demanda original.

En Almatý, las cosas empezaron a acelerarse rápidamente. Las protestas comenzaron el 4 de enero. El 5 de enero se intensificaron hasta convertirse en un levantamiento armado, con el objetivo no sólo de reformar la política, sino de derrocar al gobierno. Se asaltaron las sedes de la policía, las comisarías y los canales de televisión. El ayuntamiento y otros edificios gubernamentales fueron quemados hasta los cimientos. También se incendiaron la antigua residencia presidencial y la sede regional del partido gobernante Nur Otan. A continuación, las multitudes asaltaron el aeropuerto y lo cerraron. La policía y las fuerzas de seguridad se rindieron ante la multitud y fueron desarmadas. Los coches patrulla fueron incendiados. Los saqueos se extendieron por toda la ciudad. Empezaron a circular vídeos de insurrectos distribuyendo rifles saqueados de las tiendas de armas entre la multitud. Según todos los indicios, esa noche el poder estaba en manos de los insurrectos.

Algunos observadores casuales se sorprendieron por la rápida destrucción de Almatý. Pero, como nos recuerda Vaneigem, «la barbarie de los disturbios, de los incendios provocados, el salvajismo del pueblo, todos los excesos… son exactamente la vacuna de los disturbios contra la fría atrocidad de las fuerzas de la ley, el orden y la opresión jerárquica».

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