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sábado, noviembre 30, 2024

Discos del 2024: the rest of the best // Roy Haynes (1925-2024) R.I.P. 

 Reconozco que el listado inicial de 6.6 discos me quedó algo cargadito al "heavy metal", y lo que no era heavy metal eran bandas rosarinas. Curioso: ¿no?

(Aunque hasta esa etiqueta podría ser discutible: he notado que los metaleros realmente existentes llaman Heavy Metal a la prehistoria del género: de Black Sabbath al primer Judas Priest y por ahí. A lo demás lo llaman simplemente Metal, por lo general asociado al respectivo subgénero: thrash, death, black...). 

((Pero insisto: yo no soy un metalero. Sólo soy un tipo especial de punk rocker, un amante del sonido en general, la música de los humanos, el canto de los pájaros, y las subgéneros más raros y extremos que se han desarrollado en la periferia de la industria cultural (Teddy/Max) por lo general en oposición a ella, aunque no pocas veces recuperados por el largo brazo del capitalismo musical.

En síntesis: soy sólo un Black Metal Gurú)).

Entonces, en medio de estos días finales del penúltimo mes del año, y de un viaje breve e intenso a la ciudad de Temuco...

[por cierto, nunca en mi vida vi tanta gente con poleras de Iron Maiden: en la calle, metro, micro y aeropuertos. Eran tantos y tantas que me preguntaba, si Chile es un país tan pero tan metalero trve, ¡por qué mierda en las radios y en los bares suena puro pop de mierda, electrónica punchy punchy y versiones horribles de lo-que-se-te-ocurra en bossa nova?]

...me puse a pensar qué discos se me podrían haber pasado, o peor aún, en qué músicas realmente excelentes habían sido posiblemente editadas este año, y yo por andar adorando a Bafomet, Lucifer y Vajrapani ni siquiera me había enterado.

Una amiga me recordó dos obras que yo había disfrutado este año, una de las cuales se me había olvidado del todo:

Darkthrone, con su enésimo album, "It Beckons Us All".


A estas alturas, a exactamente 1 año y 6 meses de haberme fascinado con el metal oscuro (denominación que en mi constelación de ideas y conceptos -si me perdonan la cursilería seudobenjaminiana, absolutamente innecesaria- es algo así como el black metal y +: proto, post, algunas zonas contiguas y otros derivados), mi apreciación sobre DT, la banda que me inició en este viaje, es algo más sosegada: ningún disco en su abultada discografía es realmente malo, pero lo que hace realmente ENORME su aporte es lo que ocurrió entre sus primeros demos a fines de los 80, el primer disco, y hasta Panzerfaust. 

La obra cumbre sin lugar a dudas es "Under a funeral moon" (1993): después de eso, "Transilvanian Hunger" y "Panzerfaust", por excelentes que le parezcan ahora hasta al sobrino de tu vecina, son como discos solistas de Fenriz, que inventó y grabó los temas a los que luego Nocturno Culto agregó la voz.

¿Y como es el disco nuevo? La verdad, queridxs amigxs, es que no lo recuerdo. Lo escuché con entusiasmo el mismo día que salió, y luego como 4 veces más. Y nunca más. Lo cual puede hablar más mal de mí que del disco, pero es un indicio claro de por qué no llegó al listado 6.6




Otro que se me había olvidado es el que sacó Inquisition, "Veneración del misticismo medieval y la violencia cosmológica". Para los que no lo saben, esta antigua banda tuvo una primera vida en Cali, Colombia, a fines de los 80, como un ensamble interesante de thrash metal que primero se llamó Guillotina. Después se fueron hacia el lado oscuro, creando una especie de black metal que oscila entre la adoración del fuego en el centro de le tierra y la contemplación mística de la oscuridad entre la luz de las estrellas. En otras palabras, es a la vez diabólico y cósmico. En 1996 Dagon se trasladó a Estados Unidos, donde se asoció con el baterista Incubus, que son el núcleo de la banda hasta el día de hoy.

Sin ser un gran conocedor de sus obras completas, había conseguido hace poco en Cruel Wretch (tienda BM ubicada en la vereda del Galpón Victor Manuel del Persa Biobío, por calle Placer) un album llamado "Bloodshed across the Empyrean Altar beyond the celestial zenith", del 2016. Me sorprendió la calidad de la grabación.  Este último también suena muy bien, lo que permite apreciar un interesante trabajo de guitarras que hasta podría pasar por alguna forma de recepción metalizada del post punk. Créanme: suena horrible en mi descripción, pero es bellísimo. 

Chutas, la idea era ir en este agregado más allá del heavy metal, pero me acabo de acordar de un gran disco de Black/War metal que salió también este año: Antichrist Siege Machine, con "Venganza del Fuego Eterno". 


No tenía idea de ellos pero me los recomendó un amigo luego del último lanzamiento de Barricadas a go-go, en la despedida del local de Esqueleto Libros. Después me lo topé en Deathly Domains, otro de los lugares donde puedes capturar metal oscuro en el Galpón Victor Manuel.

A mi que me impresionaba el inicio del clásico segundo album de Immortal, "Pure Holocaust" porque tras 9 segundos de un inicio a velocidad normal arrancaba un blast beat que ya no paraba en todo el resto del disco, no me podía dejar indiferente este inicio: tras dos toques de baqueta, en menos de 1 segundo, el blast beat llega con violencia supersónica y no abandona nunca más.  Como decía un amigo porteño (de Valparaíso, no Buenos Aires): "hoy en día trato de seguir los principios del war metal, ahí encuentro todas las respuestas" (aunque él estaba pensando sobre todo en Conqueror y Revenge).

Lo único que me hizo desconfiar de esta banda/disco, es su afición por usar fotos glamorosas en que  tratan de parecer muy malos, con armas y pintura que deben haberse hecho cuidadosamente frente a un espejo. Pero bueno, el black metal siempre ha tenido algo de glam, y como dijo Fenriz citando a alguien cuyo nombre había olvidado: "el heavy metal se supone que tiene que ser ridículo".   

Ahora sí que prometo no hablar más de heavy metal.

Tras dormir casi toda la tarde escuchando el hermoso álbum solista de David Sylvian "Árboles brillantes", de 1984, me eché agua helada en la cara, aprecié frente el espejo todo lo que he envejecido en más de medio siglo, y me puse a investigar en el sello de Oren Ambarchi (otro veterano del glorioso 1971), Black Truffle records, donde me encontré con una excelente producción de este año:



"Una canción para dos madres / OCCAM IX", de Laetitia Sonami junto a su maestra Éliane Radigue.

Conocía a Éliane, a quien descubrí casualmente en Youtube (aunque se podría decir que nada es casual ahí), y cuya obra electrónica siempre me ha resultado impresionantemente enigmática y bella. 

Laetitia (nacida en 1957) estudió con ella en París, y se trasladó a California en 1978, donde inventó un instrumento electrónico llamado "Guante de dama", que no les podría describir porque por más que leo la descripçión, no entiendo casi nada: es lo que me pasa con los temas técnicos de la electrónica y la música "docta". Me siento más cercano a no recuerdo cual integrante de The Clash que consultado en su tiempo sobre si sabían algo de música respondió: "Ehhhh, tiene que ver con 8 notas o algo así?".

 El 2016 abandonó ese artefacto, e inventó el "Spring Sprye": 3 resortes en un circulo (lo que se ve en la FOTO de la portada), cuyo sonido al ser tocados es procesado en Max/MSP y en Wekinator y Rapidmax, "de modo que al final nunca escuchamos los resortes mismos". Ja ja ja: ¿alguien entendió algo? Yo no. 

Para este disco, Laetitia incluyó una composición propia para ese instrumento, y le pidió a Éliane una composición: OCCAM IX.

Me resulta casi imposible describir la belleza y potencia del resultado. Recomiendo escucharlo dos veces al menos: una acostado, con los ojos cerrados, y otra caminando de noche, que es lo que voy a hacer ahora mismo. Ya regreso. 

..

Ok: me puse a husmear en la revista The Wire online, y encontré algunas sorpresas.


Por ejemplo, que este año la querida banda holandesa The Ex cumplió 45 años de existencia y para eso sacó un single: "Great!/The Evidence". Varias veces este año me metí al bandcamp de la banda para ver si había algo nuevo, y nada. Hasta llegué a pensar que tal vez "27 pasaportes" había sido una despedida. Pero no: afortunadamente, siguen vivos y agotando ese sonido tan especial que a la vez que proviene del mejor anarco-punk de los 80, es algo totalmente único y propio de la singular forma de vida que hace casi medio siglo se ha encarnado en este colectivo.

¡Que viva The Ex!!  Y gracias por seguir existiendo!!!

Además, gracias a la sección "el ambiente en la oficina" me encontré con dos grandes artistas que no conocía ni en pelea de perros. Lo cual no nos debería extrañar: aunque estemos escuchando discos todo el día, lo que alcanzamos a escuchar no es ni el 1% de toda la música que se hace en este mundo. 

Uno de ellos es el compositor británico Simon Fisher Turner con "Inestabilidad de la señal".  


Por no pocas razones, todos los cantantes más sensibles y creativos de la escena brit me recuerdan un poco a Robert Wyatt y a Kevin Ayers, de Soft Machine. Me pasó cuando conocí a Richard Youngs, y ahora con este señor Simón.

Según relatan en su sello, Mute records, en este álbum SFT reúne cuatro corrientes de su experimentación sónica: "Slivers, Sounds, Strings and Singing". La calidad de sonido y la composición son impresionantes. Requiere una escucha atenta, y al mismo tiempo tiene una cualidad pop pocas veces vista en una música tan creativa y experimental.


La otro gran revelación de esta noche es el japonés Akio Suzuki, con su album" KA I KI ".  Un maestro del "sound art", Akio se ha especializado en encontrar lugares que producen un eco natural. 

En esta ocasión, el dique o terraplén de Ushinokura Dam, en la profundidad de las montañas de Shibata City, Niigata, donde sin audiencia alguna y sin amplificación procedió a generar sonido con piedras, botellas, bambús, esponjas y su propia voz, sobre el sonido permanente del agua corriendo.

Necesitamos más música así: espontánea, natural, anti-pretenciosa y en diálogo continuo con las fuerzas del cosmos.    


¡Pero también necesitamos el rock pesado! 

Por eso, me van a excusar que viole la promesa que hice hace un rato, y que casi al cierre de este complemento del listado 2024 justo antes de pasar al mes de diciembre con otra recomendación black metal que me acaban de informar desde el blog hermano Discarga Directa: los finlandeses (¿o fineses?) de Oranssi Pazuzu, famosos por su peculiar mezcla de black metal con krautrock, sacaron también un disco nuevo este año: "Muuntautuja"

En el libro "Nacidos para arder. La historia del Black Metal", de Marcelo Gallardo (Jedbangers, 2022) el capítulo final se titula "El culto está vivo" (como el álbum que inauguró la fase punk/metal de Darkthrone en 2006), y lo dedica a las expresiones que surgiendo del BM lo han llevado a otros territorios sonoros. Comienza de hecho con Oranssi Pazuzu, quienes debutaron en el 2009 con el álbum "Muukalainen puhuu". 

El bajista declara que en ese momento "la cuestión de la rebelión contracultural ya no estaba presente (...) el metal se estaba haciendo muy popular en Finlandia, al punto de tener espacio en televisión en horario central. Pero las bandas de black metal de los 90 fueron la antítesis total de los grupos metaleros de producción masiva, esos que yo sentía que estaban diluyendo las ideas originales. Darkthrone no sonaba como metal. Sonaba como noise, y eso me parecía asombroso". Así, se atrevieron a buscar su propio camino, que según relata Gallardo incorporaba a la influencia noruega (DT, Burzum, Satyricon) "su amor por nombres obligatorios del krautrock alemán como Can o Neu!, y hasta los escoceses alternativos Primal Scream". Bueno: eso explica este sonido tan poco tradicional, y el hecho de que ellos mismos ya no estén muy seguros de si aún se les podría clasificar como una banda de BM.


Y con esto sí termino la lista: "Sufferer´s Sound" un compilado  aparecido este año del gran arquitecto del dub reggae don Dennis Bovell, famoso por haber trabajado a fines de los 70 con interesantes bandas punk como las Slits y el Pop Group, además de acompañar la destacable trayectoria musical del gran poeta Linton Kwesi Johnson. 

Los tracks están tomados de sus trabajos entre 1976 y 1980: una era dorada del buen dub, que viene bien escuchar justo ahora, mientras me tomo un vaso de agua de la llave previamente refrigerada.


Como ya he señalado, leer revistas musicales en estos tiempos tiene un lado triste, pues las secciones necrológicas se han convertido en algo dominante. Mi amigo DJ Stalin dice que es porque "nuestra época está muriendo". Puede ser.  

En esta ocasión me enteré de la muerte del gran baterista de jazz Roy Haynes, ocurrida el 12 de noviembre. Su trayectoria es imposible de resumir, pero para efectos de lo que yo le conozco, abarca desde colaboraciones con Monk y Coltrane a Sarah Vaughan y Chick Corea. Pueden ver un resumen en la nota que le dedicó The Wire.

Le faltaron cuatro meses para cumplir 100 años, pero no importa: su legado lo hace inmortal (Immortal?!).  

Los dejo con "Después de la lluvia", último tema del album Impressions de Coltrane (1963), y una aparición televisiva de inicios de los 70 junto a Rahsaan Roland Kirk, Mingus, Archie Shepp y otros. 


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martes, noviembre 26, 2024

Los 6 discos del año 2024 

Aún no llegamos a diciembre, pero ya posible hacerse una idea de los artefactos más significativos de este año de mierda. Si aparece algo más en estas 4 semanas, lo agregaremos. Pero no creo. Acá van:



1.- En primer lugar, Ulcerate con "Cortando la garganta de Dios" (aka Cogoteando al Pulento).

No tenía idea de la existencia de esta banda neozelandesa, definida en la Enciclopedia METALLUM como "avantgarde/technical death metal", y en la descripción de este 7mo album en su bandcamp como "una conflagración inventivamente visceral de Death/Black Metal". 

Guitarras disonantes que recuerdan pero no imitan los tremolo picking de Escandinavia, sobre una sólida base de bajo/batería, blast beats y noise arpegiado. Si alguien no disfruta esto, habría que cortarle la electricidad de su casa. Impresiona más con cada escucha: pocas bandas llegan a este nivel de calidad y expresión.


2.- Pasándonos al terreno del Brutal Death Metal, dejamos en segundo lugar al retorno de Brodequin, con "El heraldo de la aflicción".  Banda especializada en cantos de cerdo sobre baterías de velocidad sobrehumana, y riffs musculares de guitarra/bajo, y su obsesión por los métodos de tortura y ejecución.  

Pasaron dos décadas desde el álbum anterior, y valió la pena: ya van en la segunda reimpresión del vinilo. 

Algunos han señalado que en el BDM hay poco espacio para la innovación: no lo creo. Escuchen este disco y comparen con los trabajos anteriores. No suena igual, aunque es estilo es claramente Brodequin. No por nada, una banda favorita tanto de Weasel Walter como de Nick Didkovsky. Una amiga lo compró en CD en el Persa Biobío y no ha puesto otra cosa en su auto desde entonces. Ojalá no se le derrita por la calor.



 3.- Los veteranos alemanotes de Defeated Sanity regresaron con un nuevo disco llamado "Crónicas de la locura". Lo conocí anoche por recomendación de Didkovsky, y ya lo he escuchado tres veces decretándolo inmediatamente dentro de los 6 discos del año. 

Como leí por ahí en su bandcamp: death metal técnico progresivo con elementos de jazz caótico y la precisión de la música clásica. Una musicalidad de alta complejidad y excelencia que te deja impresionado desde el primer segundo: el BDM no es solamente "brutal", sino que por sobre todo virtuoso pero en el buen sentido.

Qué alegría saber que en las semanas que quedan podre escuchar todo su catálogo previo, que inicia en la primera mitad de los 90. Una leyenda del underground.  



4.- Acá ya nos pasamos al rock en español de allende Los Andes. O más bien, al apocalyptic folk anarco comunista rosarino de Musgo en las sienes, con su album "Rayo".

Conocí al vocalista cuando estuvimos con mi hijo en Rosario en mayo de este año. Pero recién vine a escuchar la banda en una emisión del programa de radio Conselheiro, cuando puso el impresionante homenaje "A los caídos", que me hizo pensar en todxs lxs amigxs caídxs por diversas circunstancias a lo largo de medio siglo de vida:

A lxs caidxs por la libertad
a lxs locxs los enfermxs los hambrientxs
a lxs que no resistieron mxs
y para lxs que ya es tarde
lxs condenadxs al vicio o a la soledad
a las mínimas historias al arte o a la verdad.
No serán una marca más en el paredón de la tragedia,
No serán solo un nombre más en la memoria:
La rebelde felicidad será la venganza de sus muertes.

Además, Musgo me hizo apreciar finalmente a los polémicos Death In June, con su hermosa versión de "¿Qué acaba si los símbolos se rompen?", aunque eso está en otro disco, donde además versionan "Bafomet" de los Autumn Brigade.

En fin: Rayo contiene 6 hermosas canciones, que un viejo amigo no ha parado de escuchar (y difundir) desde que le mostré esto apenas salió en septiembre. 


5.- Seguimos en Rosario, Argentina, la ciudad de Fito Páez y también de nuestros queridos amigos de Tensión, que en octubre lanzó el mini álbum de sólo dos canciones intitulado "Los besos nunca dados" (que bien podría ser un título de Virus).

En sus propias palabras:

Dos canciones sobre el amor y la amistad como acción subversiva en tiempos de liberalismo existencial. Un rechazo de los vínculos jerárquicos y mercantiles. La búsqueda de otras experiencias para otra vida

A mi juicio, puede que sea lo más punk and roll que les haya escuchado jamás. 

Excelente, pues ya casi nadie se acuerda de que el curador de este modesto sitio ES UN PUNK ROCKER, aunque esté todo el día todos los días desde hace más de un año y medio escuchando METAL EXTREMO.



6.- Por último, no podía faltar algo de black metal, y qué mejor que la institución chileno/holandesa conocida como Invunche, con su LP "Atavismo".

«El eterno camino solitario de El Invunche continúa, seis años después de su último larga duración, II. La búsqueda de la espiritualidad entre el hormigón y el acero ha resultado inútil, pero la llamada de los ancestros no ha hecho más que crecer. ATAVISMO atiende esta llamada, invocando la historia y el folclore de Sudamérica a través del tiempo, las culturas y el espacio. Antiguos dioses y fuerzas elementales emergen, contando historias del Sol y la Luna, la vida y la muerte y las eternas batallas que dan forma a los mundos. Sea testigo de la transformación de INVUNCHE a medida que el poder ancestral se apodera... »

En su bandcamp se definen como Ancestral Black Metal, y un gracioso escribió que deberían darles el premio al Mejor Artista latino: 

Estoy muy de acuerdo, pero también deberían darle algo al Trve Nois Sax Duo. 


6.6.- Por supuesto que olvidé algo importante: el disco en vivo de los polacos Mgla aparecido hace 6 días: Torn Aether, con registros desde el 2013 al 2022 en diversos lugares, recorriendo casi toda su discografía. Pero no importa: lo agrego igual porque en rigor el disco de Tensión no es un LP o mini-album sino que un single.

Estos encapuchados del Black Metal gozan de muy mala fama entre los "antifas" y otros metaleros políticamente correctos, por sus colaboraciones con el fascista finés Mikko Aspa, siendo a veces la banda en vivo de su proyecto Clandestine Blaze. 

No deja de ser curioso que mientras los "antifascistas" alemanes se entretienen apoyando el genocidio israelí en Gaza, y varios antifas gringos llaman a votar por la activa cómplice en dicho genocidio Kamala Harris, otros se dediquen a boicotear a Mgla, Deathspell Omega y este tipo de bandas clamando por un BM políticamente correcto, con lo cual perdería toda su esencia maligna y sería más fome que la cresta. 

En fin: "por sus hechos los conoceréis", y en este caso los hechos son las canciones. Si no les atrae el lado oscuro, mejor vayan y escuchen a Stryper.



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lunes, noviembre 11, 2024

TRISTE DERIVA POR LO QUE QUEDA DE LA CALLE SAN DIEGO 

 


Un día antes del último fin de semana largo fui a un seminario en la Casa Central de la Universidad de Chile, donde exponían exclusivamente mujeres que se desempeñan como abogadas defensoras de derechos humanos.

Siempre me ha impresionado, las pocas veces que he hecho ingreso a ese edificio, la tremenda soledad de sus pasillos y salas. Ni siquiera para el “acampe” por Palestina cambió tanto esa sensación de frialdad del espacio abierto, poblado casi exclusivamente por funcionarios y guardias.

Al terminar el evento, tras saludar algunas amigas salí sin ningún rumbo fijo.

Miré un rato los puestos de libros ubicados en la calle. Nada muy destacable, excepto la insistencia de los vendedores (extranjeros) en que te lleves algo. Lo cual en mi genera el efecto contrario: ganas de irme sin nada.

Luego caminé por San Diego hacia el sur. Recordaba cuanto me gustaba hacer derivas por ahí cuando llegué a Santiago, a fines de los 80. Encontraba libros marxistas y vinilos a muy bajo precio. Es curioso que ambos productos ahora se encuentran más oficialmente, y ya no son para nada baratos.  

Recordaba haber visto a mediados del 2019 en las pocas verdaderas librerías que quedan en la Galería san Diego algunos títulos interesantes (La escena contemporánea de Mariatégui, Una lectura política de El Capital de Harry Cleaver, y las actas de un seminario sobre Gramsci hecho por académicos pinochetistas en plena dictadura).

La librería en que tenían estos títulos o estaba cerrada o ya no existe más. Me quedó la duda.

En el segundo piso, ya sólo queda la Disco Beat, que don Simón “Tavo” Aliste atiende sólo entre 13 y 15 (o algo así: me lo encontré en el Metro hace poco y eso recuerdo que me dijo).  La otra disquería que quedaba casi al frente no existe hace rato, pero lo peor de todo es que ya no hay librerías con libros de verdad: sólo algunas especializadas en textos jurídicos de los más aburridos, y otras que venden facturas e impresos varios sin valor literario alguno.

Salgo a la calle, y veo el horrible Mall Chino al frente. No me dan ganas de ir a curiosear nada ahí.

Justo afuera de la galería San Diego hay una buena cantidad de libros siendo rematados a 3 mil pesos cada uno. Alcanzo a ver el libro sobre Manuel Gutiérrez, adolescente asesinado por disparos policiales durante las barricadas de agosto del 2011. Pienso llevarlo, pero no puedo.

Sigo caminando. Trato de ver las tiendas de instrumentos musicales. Pero no puedo. Algo me aleja, algo me repele.

Empiezo a sentir algo a lo que verdaderamente le tengo mucho miedo: el espacio por el cual se empieza a asomar la depresión. Trato de mantenerlo siempre lejos, pero sé que está ahí, a veces se acerca y….uno nunca se sabe a donde te podría conducir.

A punto de salir huyendo de ahí, detecto el Masticón: un bar/restaurant de esos que aún se parecen a como era esta calle en los 80. La pienso dos o tres veces, y al final hago ingreso. Pido un schop Heineken y un italiano “falso” (sin vienesa: acá claramente no ofrecen, como en otros lugares, la opción de ponerles, papas fritas, queso o champiñones para el usuario vegetariano). Tanto mejor.

Me pongo a leer las cartas de amor de Rosa Luxemburgo: ella está físicamente muerta hace más de 100 años, pero en sus cartas vive y siente y se expresa como pocos seres en este mundo.

El schop está aguado. El italiano, algo mojado y con palta de bolsa, no real. Pido la cuenta: ni siquiera es barato: sale casi 8 lucas en total, con propina.

Me decido: voy a ir a por el libro de Tania Tamayo sobre Manuel Gutiérrez. Debería tenerlo en mi biblioteca, porque de hecho colaboré un poco con la autora haciendo una lectura atenta a la terminología jurídico/judicial. Tamayo es seria, así que no quería incurrir en los errores usuales de sus colegas periodistas cuando escriben sobre cuestiones judiciales.

Al llegar a esos mesones, veo que un joven ya está colocándolos masivamente en una carretilla, porque son las 20 y todo empieza a cerrar. Le dijo que si tenía por ahí encima el libro “Todos somos Manuel Gutiérrez”. La respuesta: “Puede que sí, puede que no, pero ya cerramos”. Me parece una mierda, tengo las tres lucas en el bolsillo, pero por otro lado lo entiendo, y pienso que el destino no quiso que tuviera ese libro.

Para justificar al destino a posteriori, recuerdo que cuando compartí un panel con Tania Tamayo junto a Nancy Guzmán (otra escritora) de moderadora,  ambas me tiraron algo de mierda por haber dicho que a diferencia de la represión “selectiva” de la dictadura, la estrategia represiva de Piñera durante el estallido del 2019 había sido el uso de la escopeta antidisturbios como una forma de represión “aleatoria”: de cada disparo salían 12 perdigones que dirigidos a una masa de personas, podían impactar a cualquiera.

A esa afirmación le hicieron la siguiente crítica, ambas: “Julio, deberías saber que la represión nunca es aleatoria. Siempre se dirige en contra de los más marginados y desfavorecidos de esta sociedad”. OK. Creo que no entendieron lo que dije. ¿Tal vez me expliqué mal?

Ahora sí que ya me quiero ir a la casa.

Pero me detengo en la esquina, y saco una foto.

El paisaje que desde ahí se observa me lleva a inicios de 1987. Cuando vino el papa Juan Pablo II y los militantes de las Juventudes Comunistas íbamos casi todos los días a hacer mítines relámpago en el centro. El edificio de la esquina con Alameda tenía un gran cartel de la AFP PROVIDA (¡vaya nombre!). Mi Liceo (el A-67) quedaba en las Torres de Fleming, y mi familia estaba viviendo donde amigos en San Bernardo.

Cada día debía levantarme muy temprano para llegar a tiempo a clases, tomando dos micros repletas, pero tras tantos cambios de ciudad y establecimiento preferí quedarme ahí a terminar el Cuarto medio. Además de las reuniones de la jota (dos o tres por semana) teníamos reuniones de la Coordinadora de Organizaciones de Enseñanza Media (COEM), por lo general los lunes en el Campus Oriente de la Universidad Católica. Enjambres de pingüinos/as usábamos libremente las salas para ampliados, reuniones de comisiones, e incluso talleres prácticos de autodefensa, mientras las comisiones de propaganda pintaban lienzos en los patios.

Un día que fui solo a protestar en el centro logré arrancar de las garras policiales por escasos centímetros. Los pacos de esa época no tenían el equipamiento actual, pero eran especialistas en dar lumazos.

La violenta arremetida verde dejó varias personas detenidas en la primera cuadra de San Diego, las que eran ingresadas a palos a un bus estacionado frente al edificio.

En mi desesperación casi sin darme cuenta subí corriendo al estacionamiento del edificio, en el segundo piso. Los carabineros no me siguieron, así que libré. Me quedé escondido por más de un cuarto de hora, y me asomaba disimuladamente para ver qué pasaba:

Al interior del bus, jóvenes de ambos sexos eran puestos como alfombra por el piso. Los policías les pasaban caminando por encima, dando algunos furiosos saltos para causarles más daño, mientras los golpeaban con sus lumas. La gente gritaba de dolor, y yo me sentía bien por haberme salvado de esos malos tratos, y horriblemente por estar presenciando en directo los apremios que ellos estaban sufriendo y que si hubiera corrido un poco más lento estarían siendo aplicados también sobre mi cuerpo adolescente.


Esa esquina se ve casi igual que en esos tiempos. El recuerdo sigue ahí. La brutalidad y el miedo incrustados en el pavimento y en el edificio.    

Me sumerjo en la estación de Metro Universidad de Chile. Alcanzo un asiento en el tren subterráneo, y leo a Rosa, que le dice a su camarada Leo Jogiches en una carta fechada el 20 de marzo de 1893:


“Hoy me levanté temprano y volé hacia ti, pero noté que mis conjeturas nocturnas no eran nada más que un sueño. Así que, si no llegas el miércoles, iré temprano a Ginebra en tren. ¡Ya verás!”  

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