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jueves, agosto 26, 2021

Fascismo contra la democracia y fascismo en la democracia 

 


En una conocida conferencia de Theodor Adorno en 1959, ante un Consejo coordinador de trabajos entre cristianos y judíos, traducida en la versión que tengo como “¿Qué significa renovar el pasado?”, el “teórico crítico” de Frankfurt en su característico y sombrío estilo constata que “el nacionalsocialismo subsiste, y hasta hoy no sabemos si sólo como un espectro de la monstruosidad pasada, que no ha conseguido desaparecer de por sí, o que no ha muerto aún; o si permanece en los hombres como una disposición a lo indecible, y en las relaciones que provoca”.

Acto seguido, introduce una distinción muy importante cuando dice a su público que no se va a referir ahí a “la cuestión de las organizaciones neonazis”, pues considera que “la persistencia del nacionalsocialismo en la democracia es potencialmente más peligrosa que la subsistencia de tendencias fascistas contra la democracia. Los cambios subterráneos indican algo objetivo; de ahí solamente que, al serles favorables las circunstancias, retornen figuras ambiguas”.

Palabra de Teddy. Ahora, analicemos el fragmento, conscientes de que la traducción de Roberto J. Vernengo no ayuda mucho (y por desgracia no tenemos a mano otras como la de Jorge Navarro, que lo tituló como “¿Qué significa elaborar el pasado?”). 

El profesor Adorno señala, a década y media del fin de la segunda guerra mundial y la proclamada “derrota del fascismo/nazismo”, que éste (el nacionalsocialismo en Alemania) no ha muerto, sino que ha pasado a un plano más bien subterráneo, desde el cual, llegado el momento podría resurgir…Desde 1959 y hasta ahora, terminada la guerra fría con la “caída del muro de Berlín” en 1989 y tras el atentado a las torres gemelas que marcó la entrada al nuevo milenio, gran parte de la atención de los “antifascistas” se ha centrado en qué expresiones subterráneas de  nazi-fascismo existen, el grado de peligro que revisten, y qué posibilidad tienen de volver a desarrollarse como fenómenos de masas.

Pero Adorno destaca otro elemento que apunta a una veta muy diferente de análisis: no el fascismo organizado en torno a los grupos y partidos “neonazis” (que han obsesionado el imaginario “antifa” por décadas), sino a los elementos propios del fascismo que subsisten en, o dentro de, las democracias contemporáneas. Es decir, formas en que la propia institucionalidad democrática de los países que supuestamente vencieron o superaron al fascismo, sigue siendo fascistoide. Es un tema del que en Chile se ha hablado bastante, en el entendido de que el grueso de la izquierda no cuestiona la caracterización de la dictadura de Pinochet como “fascista”, y por ende señala a todo vestigio de la misma en la institucionalidad aún vigente como parte del “legado fascista” de la dictadura. En todo caso, creo que la distinción que hace Adorno invita también a ir más allá de eso e identificar las formas de inspiración propiamente “fascista” que adopta el Estado/Capital hoy en día, a través de su aparato represivo y figuras “legales” como el estado de excepción y/o los controles preventivos de identidad.

Fascismo social, político y cultural

En otra conferencia de 1967, esta vez ante estudiantes socialistas en Viena, Adorno profundiza sus distinciones hablando de un fascismo político y un fascismo social.  Lo que convoca su reflexión en esa ocasión es el relativo auge electoral que tuvo a partir de 1966 el Partido Nacional-demócrata de Alemania (NPD), aún existente y calificado como “el mayor partido nazi posterior a 1945”, fundado en 1964 sobre la base del partido del Imperio Alemán. Esta interesantísima conferencia ha sido editada muy recientemente bajo el título “Rasgos del nuevo radicalismo de derecha” (edición alemana del 2019 y española del 2020).

Adorno dice, recordando su conferencia de 1959, que “el potencial de semejante radicalismo, que por entonces todavía no era visible en realidad, se explica por el hecho de que en todo momento siguen vivas las condiciones sociales que determinan el fascismo”, condiciones que “a pesar del fracaso [de los movimientos fascistas] siguen vivas en todo momento en la sociedad, aunque no directamente en la política”.   

Aunque los movimientos fascistas en principio “no son más que técnicas de poder y de ningún modo parten de una teoría elaborada”, Adorno dice que “no deberíamos subestimar estos movimientos por su ínfimo nivel intelectual ni por su falta de teorización”, y que “sería una enorme falta de visión política pensar por eso que no van a tener éxito”. 

Al analizar la ideología del NPD, Adorno destaca que consiste básicamente en refritos de la vieja ideología nazi, pero expresada en un contexto en que ésta y el antisemitismo han sido formalmente ilegalizados, por lo cual esos elementos se disimulan y el discurso se recicla en “europeísmo” y “antiamericanismo”. Además, ahora en este tipo de grupos “se invoca siempre la verdadera democracia y se tacha a los demás de antidemocráticos”.

Adorno insiste en que “en el fascismo no hubo nunca una teoría realmente elaborada, que siempre se sobreentendió que todo dependía del poder, de un ejercicio del dominio absoluto carente, en definitiva, de concepto”, y esto es lo que “ideológicamente, ha conferido también con toda naturalidad a estos movimientos la flexibilidad que tan a menudo puede observarse en ellos”. Junto con ello, llama a tener en cuenta que en estas ideologías no todos los elementos son sencillamente falsos, sino que en ellas “lo verdadero entra al servicio de una ideología falsa”. Por eso “la hazaña de la resistencia en contra de ella consiste esencialmente en criticar el abuso que hace incluso de la verdad en beneficio de la falsedad y en defenderse de ello”.

De acuerdo a esta visión, lo que debiera ocuparnos es el análisis de los elementos ideológicos presentes a nivel social y que pudieran utilizarse y prestarse para un exitoso paso del fascismo social al plano político, tal cual se ha apreciado en el pasado y en los movimientos y experiencias “posfascistas” más exitosas del siglo XXI.

Sólo cabría preguntarse si resulta necesario agregar también al análisis de las dimensiones sociales y políticas del fascismo/posfascismo una dimensión propiamente cultural, en la que por una parte y como ya he señalado apreciamos un muy expansivo “uso cultural” del concepto de fascismo, ya casi disociado del “fascismo histórico”.

Por otra parte, es precisamente en el plano cultural donde se pueden detectar fenómenos, signos y elementos relevantes para un potencial tránsito del fascismo social al político, y donde también -como advierte Stefanoni, que curiosamente trabaja para la Fundación Friedrich Ebert- la hegemonía de lo “políticamente correcto” tiende a generar una reacción de “fascistización” que facilita a la nueva extrema derecha presentarse como “rebelde” e incluso “antisistema” (característica que comparte con el fascismo histórico y la diferencia de la derecha tradicional meramente reaccionaria o conservadora).

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lunes, agosto 23, 2021

Cerdos fascistas (una introducción) 

 


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¿Cerdo fascista, yo?

En una legendaria presentación de madrugada del cantante Leonard Cohen en el multitudinario y caótico festival de la isla de Wight en 1970, justo después de tres mini poemas y antes de empezar una canción se escuchan gritos poco entendibles desde el público de medio millón de personas, que poco antes habían efectuado disparos y prendido fuego al escenario mientras tocaba Jimi Hendrix. La respuesta de un calmadísimo Cohen al micrófono es esta:

-What was that? Are you calling me a fascist pig again?

“¿Qué fue eso? ¿Me están diciendo ‘cerdo fascista’ de nuevo?”. No deja de ser gracioso: un cantante judío canadiense, que dentro del repertorio de esa misma noche interpreta “El partisano” -un himno de la resistencia antinazi-, desactiva el insulto recibido por la vía de “aceptarlo”: estamos claros de que soy un “cerdo fascista”, ¿y qué?, ahora voy a seguir cantando. Y arremete con una de las más bellas canciones de su primera colección de canciones, “Uno de nosotros no puede estar equivocado”, no sin antes comentar que la compuso en el Hotel Chelsea, antes de ser rico y famoso, mientras se disipaba el efecto de las anfetaminas mirando fascinado a  una mujer rubia en un poster nazi. ¿Fascinante fascismo?

Probablemente “fascista” o “cerdo fascista” debe haber sido una de las expresiones más en boga después de 1968, cuando los ataques -no sólo verbales- a los “artistas” más respetables del momento eran pan de cada día. A Frank Zappa y sus Mothers of Invention en Berlín por esos mismos años los rebautizaron como las “Madres de la Reacción” por no adherir a peticiones de los estudiantes radicales de izquierda, calificados por el bueno de Jürgen Habermas como “fascistas de izquierda” en un debate con Rudi Dutschke, por su “ideología voluntarista” y “desafío masoquista a la violencia institucionalizada” (si no me creen, vean la parte final del libro de Rolf Wiggershaus sobre la Escuela de Fráncfort).

En 1983 Suicidal Tendencies proclamaba “I want to be a fascist pig” (quiero ser un cerdo fascista); ambiguo mensaje considerando los variados “microfascismos” (o si quieren, fascismos a nivel molecular) que habitaban la escena hardcore punk, pero entiendo que la canción intentaba retratar a la policía antidisturbios de esos tiempos. Como sea, pareciera que la ambigüedad suele ser el campo de juegos favorito del fascismo.

Ya en 1944 Benedetto Croce constataba que “en las polémicas diarias, la calificación de ‘fascista’ se lanza y se vuelve a lanzar por parte de un adversario contra otro”, pero la palabra, “de las maneras en que se emplea, corre el riesgo de convertirse en un dicho simple y general de ultraje, que vale para todos los casos, si no se determina y no se mantiene firme su propio significado histórico y lógico”.

80 años después, la banalización del concepto “fascista” ha llegado a extremos tan elásticos que en muchos casos el sentido original se ha perdido absolutamente. Ya no hablamos tan sólo de una amplia profusión de personas que son fascistas o “fascistoides” (el valioso y muy preciso calificativo de “momio” parece casi haberse extinguido en Chile), sino que de “actitudes fascistas”, como en los afiches de tocatas que anuncian que tales actitudes no serán toleradas, o en los últimos comunicados anónimos de facciones en pugna de la autodenominada Lista del Pueblo, que atribuyen tales actitudes y métodos a sus adversarios dentro del curioso “antipartido”.

Y así, si ya conocíamos a los “nazi punks”, (concepto surgido contraculturalmente, entendemos que ya antes de que los Dead Kennedys le dedicaran un tema en su disco “In god we trust, Inc.”, de 1981), los antifeministas de hoy tratan a las feministas radicales de “feminazis”, y a su vez grupos “antifascistas” denuncian como efectiva y no sólo metafóricamente fascistas a las TERF (tendencia del feminismo radical que excluye a las personas transexuales), y “antivacunas” de extrema derecha y extrema izquierda denuncian el “biofascismo” que implica la existencia de “permisos de circulación”. Kast es fascista, Piñera es fascista, también Ricardo Lagos, y hay hasta quienes sostienen que Boric lo es, y no precisamente por considerarlo como un “fascista de izquierda”…viejo concepto/insulto que recientemente Pablo Ortúzar, bullicioso “intelectual” de la nueva derecha, ha actualizado hablando incluso de un “pinochetismo de izquierda” a cuya cabeza ubica nada menos que al jurista Atria.

El argumento acá -al menos como fue expresado en un conversatorio del programa Rio Revuelta en mayo de este año-, era que dado que fascismo es “imponer tu voluntad a otros”, y dado que Boric fue el 15 de noviembre de 2019 a sentarse a la mesa donde se nos impuso el acuerdo por la paz y la nueva constitución, entonces cabe concluir que Boric es un fascista. Es de destacar que ya nadie habla de “cerdos fascistas”, pues se trata de una expresión “especista”, y bien sabemos que en estos tiempos el “especismo” también es entendido como una forma de fascismo. Por otra parte, la definición de fascismo como cualquier imposición de voluntad coincide con la definición de poder que da Max Weber en su “Sociología de la dominación”, como “posibilidad de poder imponer la propia voluntad sobre la conducta ajena”. Y si -como cantaba La Polla Records- “poder es fascismo/fascismo es poder”, entonces es cierto que para este forma de ver las cosas el fascismo no es un fenómeno sociopolítico del siglo XX sino una constante transhistórica que acompaña toda la historia natural y social, animal y humana.

Fascismo y literatura

En las vitrinas de las librerías de Santiago se apilan y exhiben cada vez más libros sobre el tema, incluyendo aportes como el libro de la ex secretaría de Estado norteamericana Madeleine Albright titulado “Fascismo: una advertencia” (2018), en cuya dedicatoria se refiere incluso a todos quienes “combaten el fascismo dentro de sí mismos”. Libros más interesantes y “críticos” como el de Lucy Oporto (“Los perros andan sueltos”) o Sergio Villalobos-Ruminott (“Asedios al fascismo”) pululan también en el ciberespacio, y es en este panorama en que un libro como “¿Patria o caos?” viene a instalarse.

La pregunta clave que trato de responder es esta: Donde todo o casi todo puede ser tratado de fascista, ¿qué queda del significado original de este término originalmente asociado a un movimiento político y social surgido entre las dos guerras mundiales del siglo pasado y que a nadie se le hubiera ocurrido usar para designar, por ejemplo, a Caín por matar a Abel, a Dios por enviar un diluvio, al Imperio de los incas por su organización totalitaria o a Atila al mando de los hunos por su violencia?     

Como advierte Emilio Gentile en “¿Quién es fascista?” (2019), que por cierto era el mismo título del artículo de Croce en 1944, esta evidente tendencia a la “banalización del fascismo”, en que incluso se ha llegado al extremo de concebirlo como una especie de movimiento transhistórico, el “fascismo eterno”, con cierta base antropológica (hay pistas de eso en Pasolini, y todo un discurso en Umberto Eco), sólo es posible a costa de “desfascistizar” el concepto, haciéndolo aplicable a una infinidad de fenómenos que ya poco o nada tienen que ver con el sentido histórico original y “lógico”.

De este modo, coincido con Gentile en que sólo identificando seriamente al “fascismo histórico” sería posible entender en qué medida estamos hoy en día ante el riesgo de aparición de expresiones equivalentes en nuestro tiempo, y bajo qué nuevas formas. 

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viernes, agosto 20, 2021

Fire Music: la revolución del free jazz 

 


Se estrena en septiembre un documental de Tom Surgal, desde cuya página web hemos traducido este fragmento:

“Los 60 fueron una era muy politizada, y ninguna otra música reflejó el tenor de los tiempos mejor que el Free Jazz. Los llantos de saxos atonales y el tenso redoble de tambores reflejaron la creciente indignación de una juventud en revuelta.

A medida que se alejaban los 70, EEUU entró en una era de conservadurismo. Mientras Reagan asumía la presidencia, una nueva camada de músicos pretendía reclamar el idioma del Jazz. Estos jóvenes compadres denigraron a los innovadores del Free Jazz que los habían precedido, y propugnaron una forma revisionista de Jazz, que el gran saxofonista soprano Steve Lacy tildó como “Re Bop”.  

Con este Jazz popular volviéndose incluso más comercial, una forma ya marginalizada se vio aún más empujada hacia los bordes exteriores. Pero el Jazz de Vanguardia se las arregló para perseverar. Mientras avanzaban los 80, un nuevo desarrollo se empezó a dar. Los entusiastas del Post-Punk que formaron la escena del rock alternativo descubrieron almas gemelas en las explosiones sónicas de la escena el Free Jazz.  

Esta música goza hoy de una apreciación mayor que nunca antes. Esta es la historia de una forma artística irreprimible que ha inspirado a generaciones de fanáticos por todo el mundo. Los originales que desafiaron las convenciones para forjar su sonido radical deben poder contar su historia, pues su fuego nunca se va a extinguir”.



Mientras tanto, esperamos junto a este
compilado del mismo nombre, con que el sello de Nueva York ESP-Disk conmemoró en 2013 su 50 aniversario:

"Dos de las cosas que más se asocian con ESP-Disk son el free jazz y las improvisaciones de saxofón con las bolas contra la pared [Nota: Literalmente “Balls to the Wall”, como en la canción de Accept]. Quédate con tus fortalezas, se suele decir, así que nuestra primera edición física para nuestro 50 aniversario es el compilado de Michael D. Anderson “Fire Music”.

Los saxofonistas en estos temas son Albert Ayler, Charles Tyler, Frank Wright, Arthur Jones, Jack Graham, Byard Lancaster, Joe Phillips, John Tchicai, Marshall Allen (dos veces), Gato Barbieri, Sonny Simmons, Pat Patrick, y John Gilmore.

Obviamente no estamos acudiendo a las elecciones más obvias. ESP-Disk no es ese tipo de sello.

Emociónate con leyendas del saxofón tan oscuras que son casi míticas, además de gigantes como Ayler, Wright, Barbieri y el trío de  fieles por décadas maestros del saxo que tocaron con Sun Ra". 

 

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jueves, agosto 12, 2021

ARMAS MENOS LETALES: extractos de la nueva regulación internacional 

 


ORIENTACIONES DE LAS NACIONES UNIDAS EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS SOBRE EL EMPLEO DE ARMAS MENOS LETALES EN EL MANTENIMIENTO DEL ORDEN, Nueva York y Ginebra, 2021.

6 EL USO DE LA FUERZA EN SITUACIONES ESPECÍFICAS

6.3 DURANTE EL DESARROLLO DE REUNIONES (GESTIÓN DEL ORDEN PÚBLICO)

6.3.1 El personal de las fuerzas del orden debería respetar y proteger el derecho de reunión pacífica, sin discriminación y de conformidad con el derecho internacional (Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 21; resolución 25/38 del Consejo de Derechos Humanos, párrs. 3 y 4). Deberá respetar y proteger los derechos humanos fundamentales de los participantes, incluso si las autoridades consideran que la reunión es ilegal. Deberían utilizarse técnicas de distensión adecuadas para reducir al mínimo el riesgo de violencia. El personal de las fuerzas del orden debería recordar que las exhibiciones explícitas de equipos menos letales pueden aumentar las tensiones durante las reuniones. Cuando la fuerza sea proporcionada y necesaria para lograr un objetivo legítimo de aplicación de la ley, se adoptarán todas las medidas cautelares posibles para evitar, o al menos reducir al mínimo, el riesgo de lesiones o de muerte.

6.3.2 Cuando determinados participantes en una reunión se comporten de manera violenta, el personal de las fuerzas del orden tiene el deber de distinguir entre esas personas y el resto de los participantes, cuyo derecho individual de reunión pacífica no debería verse afectado. Si se decide que las armas menos letales son un medio apropiado para hacer frente a actos de violencia puntuales, debería prestarse la debida atención a la probable proximidad de terceros y transeúntes.

6.3.3 El uso de armas menos letales para dispersar una reunión debería considerarse una medida de último recurso. Antes de aprobar la dispersión, las fuerzas del orden deberían tratar de identificar a toda persona violenta y aislarla de los demás participantes. Esta medida puede permitir que siga celebrándose la reunión. Si estas intervenciones selectivas son ineficaces, el personal de las fuerzas del orden podrá emplear armas dirigidas contra grupos, en lugar de personas concretas (como cañones de agua o gases lacrimógenos), después de haber emitido una advertencia apropiada, a menos que el hecho de emitir la advertencia provoque un retraso que pueda causar lesiones graves o que, habida cuenta de las circunstancias, sea inútil. Además, se debería dar tiempo a los participantes en la reunión para que acaten la advertencia y garantizar un espacio o vía seguros para que puedan desplazarse.

6.3.4 El uso de armas de fuego para dispersar una reunión siempre es ilegal. En las situaciones en las que se necesite cierto grado de fuerza, solo se podrán utilizar armas menos letales. En tales situaciones, las armas menos letales que puedan dirigirse contra personas concretas solo deberán apuntar a los individuos que cometan actos de violencia. Las armas como los irritantes químicos arrojados a distancia (gases lacrimógenos) deberían dirigirse contra grupos de individuos violentos, a menos que, en esas circunstancias, sea lícito dispersar a todos los participantes. Ese uso debería tener debidamente en cuenta las repercusiones en otros participantes no violentos o en los transeúntes. Además, cuando se prevea el uso de cualquier arma menos letal o equipo conexo contra los participantes en la reunión, debería prestarse la debida atención a la posibilidad de que cunda el pánico entre la multitud, incluido el riesgo de que se produzca una estampida. Solo podrán utilizarse armas que cumplan las normas internacionales en materia de precisión.

6.3.5 Las barreras físicas nunca deben ser tales que supongan un riesgo para la seguridad. El alambre de púas, el alambre de concertina u otros alambres de espino suelen crear un riesgo indebido de lesiones a los participantes en una reunión. Cuando se necesite una barrera, deberían emplearse alternativas más seguras.

6.3.6 El personal médico, tanto si actúa oficialmente como si es voluntario, debería poder acceder de manera segura para atender a cualquier persona herida.


                                   

7. USO DE DETERMINADAS ARMAS MENOS LETALES Y EQUIPO CONEXO

7.5 PROYECTILES DE IMPACTO CINÉTICO UTILIDAD Y DISEÑO

7.5.1 El personal de las fuerzas del orden utiliza diversos proyectiles de impacto cinético para hacer frente a personas violentas, en particular como una alternativa menos letal que las municiones letales disparadas con armas de fuego. Los proyectiles de impacto cinético reciben distintos nombres, como balas o pelotas de goma, balas de plástico, proyectiles de impacto cinético o cartuchos bean bag.

CIRCUNSTANCIAS EN LAS QUE SU USO PUEDE SER LÍCITO

7.5.2 Por lo general, los proyectiles de impacto cinético deberían utilizarse únicamente en fuego directo para golpear la parte inferior del abdomen o las piernas de una persona violenta, y únicamente con el fin de hacer frente a una amenaza inminente de lesiones contra un integrante de las fuerzas del orden o un miembro del público.

RIESGOS ESPECÍFICOS

7.5.3 Apuntar a la cara o a la cabeza puede provocar la fractura del cráneo y lesiones cerebrales, daños en los ojos, incluida la ceguera permanente, e incluso la muerte. El disparo de proyectiles de impacto cinético desde el aire o desde una posición elevada, especialmente durante las reuniones, puede aumentar el riesgo de golpear a los manifestantes en la cabeza. Apuntar al torso puede causar daños a los órganos vitales y los proyectiles pueden penetrar en el cuerpo, especialmente cuando se disparan a corta distancia. El calibre y la velocidad de los proyectiles, así como los materiales de que están compuestos, también influirán en la probabilidad y la gravedad de las lesiones.

7.5.4 Algunos proyectiles son sumamente imprecisos. Para cumplir las normas internacionales, los proyectiles de impacto cinético deben poder golpear a una persona dentro de un diámetro de diez centímetros con respecto al punto de mira cuando se disparan desde la distancia designada. El disparo de proyectiles haciéndolos rebotar en el suelo causa un riesgo inaceptable de lesiones graves debido a la imprecisión resultante.

CIRCUNSTANCIAS EN LAS QUE SU USO PUEDE SER ILÍCITO

7.5.5 Los proyectiles de impacto cinético no deberían dispararse en modo automático.

7.5.6 El disparo de múltiples proyectiles al mismo tiempo resulta impreciso y, en general, no puede cumplir con los principios de necesidad y proporcionalidad. Los perdigones de metal, como los que se disparan con escopetas, nunca deberían usarse.

7.5.7 Los proyectiles de impacto cinético deben probarse y autorizarse para garantizar que son lo suficientemente precisos como para impactar en una zona segura en un objetivo de tamaño humano desde la distancia requerida, y sin una energía excesiva, que podría causar lesiones injustificadas.

7.5.8 Los proyectiles de impacto cinético no deberían dirigirse a la cabeza, la cara o el cuello. Las balas de metal recubiertas de goma son proyectiles particularmente peligrosos y no deberían utilizarse.

(Los subrayados son nuestros. Documento completo AQUÍ).



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miércoles, agosto 11, 2021

La morada oculta: lanzamiento de un "clásico olvidado" de Leopoldina Fortunati 

Estos materiales quedaron sin ser usados hace un par de años o más bien tres: la "explosión feminista" del 2018, para el 50 aniversario de la revolución mundial del 68.

Vienen al caso ahora que esperamos el lanzamiento mañana en la tardecita de la edición local de "El arcano de la reproducción", de Leopoldina Fortunati. No sé si pueda existir en verdad algo así como un clásico olvidado o desconocido, pero al menos yo sí entiendo a qué me refiero. Algo es algo. 


EL CAPITAL CONTRA LA HUMANIDAD: LA “MORADA OCULTA” DEL SISTEMA DE PRODUCCIÓN/REPRODUCCIÓN CAPITALISTA.

Al abrirse paso contra todas las fuerzas del viejo mundo, el segundo asalto proletario global contra la sociedad de clases (1968/1977), fue redescubriendo y desarrollando su propia teoría, visibilizando y radicalizando varias zonas donde se ejercía el dominio de lo humano al servicio de la cosificación, que quedaban ocultas en la visión progresista, masculina y productivista propia de todo el Movimiento Obrero clásico.   Así, al “obrerismo” tradicional de las dos ideologías rivales (marxismo vs. anarquismo), se le confrontó una mirada mucho más amplia y crítica, que exhibió cómo los mecanismos fundamentales de la conservación del sistema se manifestaban en todo el espacio social, y muy centralmente en los mecanismos de la familia y la escuela autoritarias. A la vieja y rancia dupla del Estado/Capital le acompañaban además el Patriarcado y el Adultocentrismo como viejos y reactualizados modelos de sumisión.

Dentro de la teoría suministrada por el movimiento revolucionario de las mujeres cabría destacar las elaboraciones ligadas al “Movimiento por el Salario Doméstico” en los 70 (entre ellas Mariarosa Balla Costa), las investigaciones de Silvia Federici, y posteriormente las de Maya González (por ejemplo en sus artículos para la revista Endnotes ). Destacamos esta obra porque a diferencia de los feminismos liberales y socialdemócratas que se aprecian a nivel de ideología dominante, se planten siempre desde una posición comunista y antiestatal, haciendo ver como la situación socialmente subordinada de la mujer constituye una condición para la afirmación y perpetuación de la dominación capitalista. La violencia específica, estructural y cotidiana a la que las mujeres se enfrentan (discriminación, abusos, violaciones) no se entienden como meros “resabios” de sociedades retrógradas, sino expresión y fundamento del desarrollo actual del capital.

“Desde Marx, ha sido claro que el capital domina y se desarrolla a través del salario, esto es, que el fundamento de la sociedad capitalista era el trabajador asalariado y, hombre o mujer, la explotación directa de éste. Lo que no ha estado claro, ni lo han supuesto las organizaciones del movimiento de clase obrera, es que precisamente a través del salario se ha organizado la explotación del trabajador no asalariado. Esta explotación ha sido aún más efectiva porque la falta de un salario la ocultaba. Es decir, el salario controlaba una cantidad de trabajo mayor que la que aparecía en el convenio de la fábrica. En lo que respecta a las mujeres, su trabajo parece un servicio personal fuera del capital. La mujer parecía sufrir únicamente el chauvinismo masculino y era mal tratada porque el capitalismo significaba "injusticia" general y "conductas malas e irrazonables"; los pocos (hombres) que lo advirtieron nos convencieron de que esto era "opresión" pero no explotación. Pero la "opresión" ocultaba otro aspecto más penetrante de la sociedad capitalista. […] La mujer está siempre en servicio porque no existe la máquina que haga niños y se preocupe de ellos. La mayor productividad del trabajo doméstico mediante la mecanización únicamente puede relacionarse con servicios específicos como, por ejemplo, lavar y limpiar. La jornada de trabajo de la mujer es interminable no porque carezca de máquinas sino porque está aislada.”

(Las mujeres y la subversión de la comunidad. Mariarosa Dalla Costa. 1971).

"Puesto que la revolución como comunización debe abolir todas las divisiones en la vida social, también debe abolir las relaciones de género, no porque el género sea inconveniente u objetable, sino porque es parte de la totalidad de relaciones que diariamente reproducen el modo de producción capitalista. El género, también, es parte de la contradicción central del capital, y por tanto, debe ser desmantelado en el proceso de la revolución. No podemos esperar hasta después de la revolución para que el problema del género se resuelva. Su relevancia respecto a nuestra existencia no se va a transformar lentamente ya sea por medio de una obsolescencia planeada o una deconstrucción lúdica, o a través de la igualdad de los distintos géneros o la proliferación de una multitud de diferencias. Por el contrario, para que haya revolución, la comunización debe destruir el género en su propio curso, inaugurando las relaciones entre individuos definidos en su singularidad."

 (La comunización y la abolición del género. Maya González y Jeanne Neton, Endnotes, 2013. Disponible en La lógica del género y la comunización: ediciones.dosytresdorm.org).

“Estoy convencida de que nuestra unión como mujeres y como feministas es un paso positivo, una precondición incluso para superar la marginación. Las mujeres del movimiento estudiantil no deberían dejar intimidarse por la acusación de “divisionismo”. Más que dividir, la creación de espacios autónomos es necesaria, por un lado, para sacar a la luz un amplio listado de relaciones de explotación que nos impiden actuar, y por otro, para exponer ciertas relaciones de poder que, si no se cuestionan, sólo acabarían por propiciar el fracaso del movimiento.

Reconocer aquellos aspectos de la experiencia de las mujeres que fundamentan su subordinación a los hombres, y confrontar al mismo tiempo las diferencias de poder que existen entre las propias mujeres, es hoy, al igual que en el pasado, uno de los principales desafíos de las feministas y de las activistas en todo movimiento social. Esta identificación, desde luego, también entraña riesgos. El más insidioso, acaso, es la idealización de las relaciones entre mujeres, ya que nos expone a desilusiones muy dolorosas. Este es un problema al que las mujeres de mi generación éramos especialmente vulnerables. El feminismo se nos presentaba como una suerte de tierra prometida, como el hogar añorado, como un ámbito de protección en el que nada podía afectarnos. Pues bien, lo que hemos descubierto es que realizar trabajo político con mujeres, como mujeres, no nos preserva de luchas por el poder y de actos de “traición” que tan a menudo hemos encontrado en organizaciones dominadas por hombres. Cuando nos acercamos a los movimientos, traemos con nosotras todas las cicatrices que la vida bajo el capitalismo imprime a nuestros cuerpos y a nuestras almas, y éstas no desaparecen simplemente porque trabajemos entre mujeres”.

(Las mujeres y las luchas contra la mercantilización de la universidad. Silvia Federici. Entrevista realizada en 2011. Disponible en http://www.sinpermiso.info)

“Una vez que a un grupo de individuos, las mujeres, se les define como “quienes tienen hijos” y una vez que esta actividad social, “tener hijos”, se constituye estructuralmente como una discapacidad, las mujeres son definidas como las que van al mercado de trabajo con una desventaja potencial. Esta distinción sistemática —a través del riesgo determinado por el mercado que se identifica como el “potencial” de concebir un niño— mantiene ancladas a la esfera indirectamente mediada por el mercada a quienes encarnan el significante “mujer”. Por lo tanto, debido a que el capital es una abstracción “sexualmente neutral”, castiga concretamente a las mujeres por tener un sexo, aunque esa “diferencia sexual” es producida por las relaciones sociales capitalistas y es absolutamente necesaria para la reproducción del capitalismo[...] De manera aparentemente contradictoria, una vez que la diferencia sexual se define y reproduce estructuralmente, la mujer como portadora de fuerza de trabajo con un costo social mayor se convierte en su opuesto: la mercancía fuerza de trabajo con un precio menor.”

(La lógica del género. Maya Gonzalez & Jeanne Neton, Endnotes Collective, 2013. Disponible en La lógica del género y la comunización: ediciones.dosytresdorm.org)



Entiendo que la edición de Tiempo Robado es una versión corregida de la traducción de JM ya publicada en España por Traficantes de Sueños (descargar acá).  

Este es el índice:

Primera parte 
1. Producción y reproducción: La aparente antítesis del modo de producción capitalista 
2. El «reino de la naturaleza», o la reproducción del individuo como fuerza de trabajo 
3. La forma capitalista de la relación hombre/mujer 
4. Amas de casa, prostitutas y obreros: sus intercambios 
5. En la esfera de la circulación... 
6. El laboratorio secreto. El proceso laboral doméstico como proceso de valorización 
7. Sobre la tasa de plusvalor. O el mapa revisado y corregido de la explotación 

Segunda parte 
8. El trabajo de reproducción es productivo 
9. El doppelcharakter del trabajo de reproducción 
10. Esa extraña forma de plusvalor absoluto… 
11. La familia como forma de desarrollo del capital 
12. Acumulación capitalista y población 
13. Por una historia obrera de la reproducción 

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