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lunes, julio 31, 2017

Barricadas A-Go-Go: Capítulo 3, el 68/77 en Japón. 



El texto íntegro ya está disponible para lectura y/o impresión en 2&3 DORM. 
He aquí la forma definitiva que adquirió tras varias mutaciones el capítulo 3.

EL 68/77 EN JAPÓN: BESAR EL CIELO POR ASALTO (“EXCUSE ME, WHILE I KISS THE SKY”)

ZENGAKUREN TOKIO JAPÓN LARGA VIDA A LA LUCHA DE LOS CAMARADAS JAPONESES QUE HAN ABIERTO COMBATE SIMULTÁNEAMENTE EN LOS FRENTES DEL ANTI-ESTALINISMO Y EL ANTI-IMPERIALISMO STOP LARGA VIDA A LAS OCUPACIONES DE FÁBRICAS STOP LARGA VIDA A LA HUELGA GENERAL STOP LARGA VIDA AL PODER INTERNACIONAL DE LOS CONSEJOS OBREROS STOP LA HUMANIDAD NO SERÁ FELIZ HASTA QUE EL ÚLTIMO BURÓCRATA SEA COLGADO CON LAS TRIPAS DEL ÚLTIMO CAPITALISTA STOP COMITÉ DE OCUPACIÓN DE LA SORBONA LIBRE Y POPULAR

(Telegrama enviado desde la Universidad de La Sorbona a la Zengakuren durante mayo/junio de 1968)

Como sea, al estudiar la historia de cualquier movimiento histórico hay que partir por entender el contexto global de cada época, y luego insertar ahí los distintos procesos y fenómenos que se dan a nivel “local” (pues podemos considerar que en rigor nada es local, todo es global. Y viceversa. Los análisis que hacemos van siempre en una u otra dirección, hasta poder estar en condiciones de llegar a unas reflexiones o conclusiones más generales. Y proseguir así, hasta el nuevo intento de síntesis).Por eso es que no es tan propio o exclusivo de extremistas delirantes decir que en el territorio japonés en los inicios de esta historia a la que dedicaremos algunas páginas, lo que había era el caos creativo, la lucha, una toma de conciencia respecto a las posibilidades de pasar  “de la protesta a la resistencia” (expresión popularizada por Ulrike Meinhof, de la RAF alemana, pero que según ella dice la tomó de unos militantes del Poder Negro norteamericano[i]), y en definitiva a la expresión consciente y una vez más retomada del programa planteado por primera vez en 1848: abolición de la sociedad de clases, de la producción mercantil, del Estado y de todo poder separado.

Ya en los años 20, o sea, durante los años del Primer Asalto proletario contra la sociedad de clases (1917/1923) se había expresado en Japón el movimiento Mavo, impulsado por Murayama Tomoyoshi, que había estado en contacto directo con los dadaístas de Berlín en 1922, y que a su regreso realizó una especie de fusión con la Asociación Japonesa de Arte Futurista (surgida luego de la visita a Japón de los futuristas rusos David Burliuk y Víctor Palmov a inicios de los 20) para crear esta revista. Conviene destacar tanto ese proceso de influenciamientos recíprocos, y también el que movimientos como dadá, el futurismo y el expresionismo no eran exclusivos de un solo punto en el mapa terrestre, sino que surgían en sincronía en distintos lugares a la vez. Por supuesto que los historiadores oficiales del arte prefieren decir que el dadá surgió en Zurich, el punk en Londres, y así sucesivamente…Sobre el dadá japonés no he podido encontrar mucha información, salvo por un interesante capítulo en el libro sobre DADA editado por Rudolf Kuezli[ii].

La radicalidad de Mavo estribaba no sólo en sus formas e intenciones sino que en la inter-relación del mensaje revolucionario con su soporte físico: la revista Mavo N°3, secuestrada por la policía antes de llegar a los kioskos en 1924, adjuntaba amarrado a su portada un petardo de verdad, junto a la leyenda: “Bum! Estalla una bomba… Mavo clama por la revolución!”). Mavo, al igual que dadá, no significa nada traducible a ningún idioma.

Me gustaría creer que algo de esa explosión frustrada sobrevivía y latía en la explosión sonora que vamos a revisar a continuación.

Pues tal como según Guy Debord en la tesis 191 de La sociedad del espectáculo (1967) el dadaísmo y el surrealismo “marcaron el fin del arte moderno”  y fueron, “aunque sólo de manera relativamente consciente, contemporáneos de la última gran ofensiva del movimiento revolucionario proletario, y la derrota de este movimiento (…) los dejó encerrados en el campo artístico cuya caducidad habían proclamado”[iii], en los años del Segundo Asalto, sobre todo en el decenio que va de 1968 a 1977, el recrudecimiento de la lucha de clases a nivel mundial hizo que en distintos rincones del globo terráqueo resurgieran también las formas de expresión artística que eran a su vez el correlato de esas luchas, respecto a las cuales operaban no sólo como reflejo sino que también como su condimento o caldo de cultivo[iv]. Sobre lo mismo llamaban la atención los situacionistas ingleses hacia 1967, cuando decían en su panfleto titulado “La revolución del arte moderno y el moderno arte de la revolución” que “durante casi medio siglo el arte ha venido repitiéndose y cada repetición ha sido más floja que la anterior”. ¡Podría decir que en pleno 2017 tengo esa misma sensación! Y agregaban que “sólo hoy, con los primeros signos de una revuelta más madura en el seno de un capitalismo más desarrollado, puede recobrarse y asumirse con más coherencia el proyecto radical del arte moderno”[v]. Lo mismo es válido para nuestro tiempo, en que al menos quien esto escribe cree que tan sólo cuando empiece el Tercer Asalto volveremos a encontrarnos con formas de arte revolucionario que acompañen la revolución social en un nuevo terreno que hasta ahora sólo podemos imaginar pobremente. Mientras tanto me pregunto: ¿Dónde cresta están los “primeros signos”?!

Pero prosigamos: En Japón de finales de los 60, en los Festivales de la Juventud contra la guerra y otros eventos de la juventud combativa, se mezclaban instrumentos musicales tradicionales con guitarras eléctricas amplificadas, saxofones con percusiones de todo tipo y tradición. Y los “músicos” hacían la crítica del arte y de la vida cotidiana, y algunos se mezclaban no sólo en las luchas más sociopolíticas sino que inclusive en acciones de lucha armada como las emprendidas por el Ejército Rojo japonés (el secuestro de un Boeing a punta de machete sin armas de fuego, fue tal vez la más llamativa)[vi]. Eran años de lucha: obreros, proletarios de la tierra y estudiantes radicales luchando por todo el territorio de Japón, desde dentro de su alicaído Imperio fascista que por perder la guerra tuvo que dejarse administrar por los gringos.

Ya desde los años 50 las luchas sociales en la isla habían empezado a masificarse y radicalizarse, contra la presencia militar poderosa de EE.UU. (p.ej. en Okinawa), contra su Tratado de Seguridad,  pero también internamente, contra lo que en occidente se vendía como el gran milagro económico japonés. Todo un modelo de capitalismo exitoso de posguerra. A la cabeza (o mejor: a la base) se encontraba la ZENGAKUREN, fundada en 1948, y cuyo nombre es la abreviatura de Zen Nihon Gakusei Jichikai So Rengo (Federación Japonesa de Estudiantes de Facultades Estatales. O sea, una especie de CONFECH pero bien hecho: un organismo vivo y de lucha, no sólo una cúpula de representantes burocratizados) y que pronto, a inicios de los 50,  se sacude el letargo de la influencia del P”C” japonés[vii], coordinada con obreros y campesinos y una serie de iniciativas que iban mucho más allá de la desobediencia hacia una insurrección en toda línea. No por nada se reunieron con la Internacional Situacionista cuando fueron de gira a Europa en 1963, según consignan en una cronología agregada como apéndice a la edición argentina de La sociedad del espectáculo: “En ese año los situacionistas se reúnen en París con T. Kurokawa y Toru Tagaki, delegados del grupo filoanarquista japonés ‘Zengakuren’”[viii].

La consigna central del movimiento era: “antiimperialismo, antiestalinismo”, lo cual no es poco: revela una compresión que recién el 68 empezó a abrirse paso con toda claridad: la equivalencia fundamental entre los supuestos dos sistemas rivales de la “Guerra Fría”. Mientras la tendencia dominante había sido que en cada uno de los bloques los disidentes tendieran a admirar al bloque contrario, la juventud radical se había dado cuenta de que había que oponerse a ambos al mismo tiempo (Debord y la I.S. fueron bien claros en plantear que en los años 60 tanto la sociedad espectacular concentrada como la difusa eran variedades del capitalismo realmente existente; posteriormente, en los Comentarios a la sociedad del espectáculo (1989), Debord da cuenta de que en los 70 ambas se fusionaron en lo que llamó “espectáculo integrado”).

Esa era la consigna central, mientras se batallaba con cascos y molotovs contra la construcción de un aeropuerto, mientras se boicoteaban las visitas de Ministros del gobierno japonés al exterior, etc. Hay unos pocos buenos libros sobre eso[ix].

En el famoso panfleto situacionista “De la miseria en el medio estudiantil, considerada bajo sus aspectos económico, político, psicológico, sexual e intelectual”, de noviembre de 1966, se hablaba de la Zengakuren y los revolucionarios japoneses como “los primeros en el mundo que llevan ya grandes luchas organizadas, referidas a un programa avanzado, con una amplia participación de masas. Sin parar, miles de obreros y estudiantes salen a la calle y se enfrentan violentamente a la policía japonesa”. En relación al grupo político que tiene la mayor influencia en la Zengakuren, la Liga Comunista Revolucionaria (Kakumeiteki Kyosanshugisha Domei, más conocida como Kakkyodo), se destaca el que “combate simultáneamente y sin ilusiones, el Capitalismo en el Oeste y la Burocracia de los países llamados socialistas”, y su organización “sobre una base democrática y anti-jerárquica”. Se les critica el no haber logrado aún definir bien la explotación burocrática, y sus insuficiencias en materia de una crítica explícita de “los caracteres del capitalismo moderno, la crítica de la vida cotidiana y la crítica del espectáculo”. Pese a ello, el autor del panfleto (y suponemos que tras él toda la I.S.) concluyen que la LCR es en ese momento “la formación revolucionaria más importante del mundo y de aquí en adelante debe ser uno de los polos de discusión y de reunión para la nueva crítica revolucionaria proletaria en el mundo”[x].

Los enragés, responsables de llevar las ideas y prácticas situacionistas a las aulas universitarias causando una paralización de las actividades educativas en medio de graves escándalos que prefiguraron el movimiento de las ocupaciones de mayo/junio de 1968, también hablaban de “nuestros valerosos compañeros de la Zengakuren”[xi].

De sumo interés para entender los años y el ambiente que estamos homenajeando son las descripciones de batallas callejeras que realiza Béraud en su libro. Los más famosos combates fueron los de octubre de 1967 contra la inauguración del aeropuerto de Haneda, luego del cual los grupos estudiantiles se mezclaron con obreros en las luchas de Sasebo y Oji, y con campesinos en Narita.  Pese a todos los esfuerzos de las burocracias del PS y P”C”, además de sus sindicatos, la población campesina y obrera simpatizaba con el movimiento estudiantil y en los mejores momentos luchaba junto a él. En 1969 se requirió de 2 días y 8 mil policías de asalto para poder desalojar la ocupación en la Universidad de Tokyo. El alumnado se metía también al distrito de Shinjuku, con su estación de trenes, donde escapaban de la policía, formaban vínculos e irrumpían en plazas y calles como “folk guerrillas”.

Para estos encuentros los estudiantes se organizaban en secciones de 200 personas: 10 en primera línea y 20 filas compactas, codo con codo, siguiendo las consignas de un encargado con altavoz y silbato.  “Desde 1967, cada manifestante lleva casco y guantes; generalmente, un trozo de tela en la parte inferior del rostro le protege de los gases lacrimógenos, pero le permite a la vez eludir los objetivos –cámaras de televisión y de fotografía- de los equipos especiales de la policía que se mezclan con los periodistas. Los cascos son de color diferente según cada grupo (…) Cada sección va preparada para una tarea precisa: las secciones de ataque con piedras y cócteles molotov, las secciones de defensa con largos garrotes; intervienen por turno y se relevan cuando los choques duran más de quince o veinte minutos”. En los momentos iniciales del film Seizoku (1970), de Koji Wakamatsu, puede apreciarse lo impresionante de esa dinámica de confrontación.

Para las grandes manifestaciones de 1969, “los militantes tienden a introducir una táctica más directa y discreta: grupos de 5 o 6 personas encargadas de un objetivo preciso”. Así, el 21 de octubre durante la jornada internacional contra la guerra, mientras se realizaba una concentración de más de 20.000 personas en Shinjuku, grupos de militantes atacaban con molotovs la Federación de Patrones, el Centro de Investigación Económica “y una decena de comisarías de policía de barrios populares donde las fuerzas policiacas no gozan de buena reputación”.

Las tácticas de lucha callejera de la Zengakuren impresionaban bastante a los jóvenes rebeldes del resto del mundo. Así, por ejemplo, Ben Morea en EE.UU. (de los Black Mask/Motherfuckers) propuso en un encuentro de los Students for a Democratic Society (los SDS, algunas de cuyas facciones después se radicalizaron bastante) adoptar esas tácticas en la marcha hacia el Pentágono[xii].

Excede de los márgenes de este breve texto seguir refiriéndose a la lucha de clases en Japón, cuyos momentos álgidos y formas masivas de lucha violenta fueron bastante conocidas en los 70 (de hecho, hay un video de Ono y Lennon tocando en Nueva York, donde de repente se ponen los típicos cascos Zengakuren de lucha callejera), pero al menos para mi generación quedaron en gran medida olvidados u opacados por la espectacularidad, radicalidad y masividad de las luchas callejeras estudiantiles en Corea del Sur, muy mediáticas en los 80 y 90. Habría que seguir profundizando en las maneras en que se producen localmente las insurrecciones y revueltas de cada período histórico en cada rincón del globo.




[i] “Suicidada” en prisión el 9 de mayo de 1976, en medio de los procesos judiciales contra la Fracción del Ejército Rojo en el apogeo de la época global que estamos analizando, se publicó en septiembre de ese mismo año una “Pequeña antología” por Anagrama, seleccionado y prologada por Manuel Sacristán, y cuya segunda edición fuera editada poquito después, en febrero de 1977. Mi amigo y camarada Cristóbal Cornejo recuperó una copia de ese librito desde no sé qué biblioteca personal y consideró que estaría mejor cuidado en la de mi casa. El texto “De la protesta a la resistencia” (publicado originalmente en la revista konkret N°5 en 1968), ocupa las páginas 75 a 79.

[ii] DADA, Phaidon, Londres/Nueva York, 2001, págs. 166 a 177. Además hay alusiones a Hi-Red Center y otros artistas japoneses en el capítulo sobre Neo-Dadá.

[iii] Uso la traducción Fidel Alegre, en la edición argentina de Biblioteca de la Mirada, agosto de 1995.

[iv] Menos entusiasta al respecto, el artista Horst Rosenberger escribe en una presentación a su traducción al español del libro “En Avant Dadá. El Club Dadá de Berlín”, de Richard Huelsenbeck, que “…es en 1919 y 1920, cuando el Dadá alemán consigue mayor notoriedad y se convierte en la diana del odio de los reaccionarios organizados. Son los años en los que nace y muere la República de los Consejos de Munich, los años de las revueltas del hambre, huelgas generales e insurrecciones armadas de los desheredados organizados mayoritariamente en el Partido Comunista. El Clud Dadá se convierte en expresión ‘artística’ de estos intentos revolucionarios cada vez más desesperados, sin llegar a conectar materialmente con estas masas. Su ‘bolchevismo artístico’ no buscaba la conexión con estas masas, sino que se recreaba en sus ataques contra el nuevo régimen y sus secuaces. Por otra parte, tanto sus publicaciones como sus actos públicos eran tan caros que éstas no podían acceder a estas manifestaciones”. Edición de Alikornio, Barcelona, 2000, pág. 20.

[v] Sección inglesa de la Internacional Situacionista, La revolución del arte moderno y el moderno arte de la revolución, Pepitas de Calabaza, Logroño, 2004, página 15.

[vi] En Chile el 12 de noviembre de 1969 secuestraron un avión dos adolescentes con viejas armas de fuego, para ir a Cuba. En el norte de Chile la tripulación se les fue encima y los redujo. Uno de ellos después ingresó a la VOP. En el libro “El cielo por asalto” (Memoria Negra, 2016) se aborda de manera “novelada” dicha historia, adjuntado una gran cantidad de información gráfica.

Sobre el Ejército Rojo japonés, en su deriva más psicótica denominada Ejército Rojo Unificado, existe hasta una película de Koji Wakamatsu.

[vii] Dicho P”C” fue uno de los más amarillos del mundo, pero como otros en la época del estalinismo tuvo también virajes de ultraizquierda en que incursionaron en miniterrorismo y guerrillas rurales. Llama la atención que bajo la dirección de su líder Nosaka a inicios de los 50 intentaron tener una imagen más popular, con consignas como “hagamos placentero el comunismo” (¡en eso todos estamos de acuerdo!). A Stalin no le gustó esa línea,  e impuso poco después el viraje hacia la ortodoxia M-L, lo que implicó pasar en poco tiempo de representar el 10% de los votos en elecciones nacionales, al 1%.

[viii] Por supuesto que lo de “filoanarquista” es bien poco exacto: grupos como éste y la propia I.S. tienen más de marxianos que cualquier otra cosa.

[ix] Por ejemplo: La izquierda revolucionaria en el Japón, de Bernard Béraud, Siglo XXI, México, 1971, que tuve la suerte de hurtar en una vieja librería que hace décadas no existe más en calle Merced, Santiago de Chile, y cuya edición original en francés era de 1970; Zengakuren: la lucha de los estudiantes japoneses. Manifiestos. Documentos, Ediciones Insurrexit, Buenos Aires, 1972. Insurrexit era el núcleo surrealista reunido en torno a Juan Andralis, Aldo Pellegrini y la editorial Argonauta, en cuyos talleres y Teatro abandonados se instalaron décadas después algunos sujetos ligados al grupo Etcétera, devenidos algo así como una sección de la Internacional Errorista, si no me equivoco.

[x] Estas citas están tomadas de la edición española en la Colección Nómada de editorial Anagal, donde curiosamente en una nota al pie en la página 37, en relación a la LCR, el traductor dice: “Nada que ver con Trostkys, triskis, secesiones, escisiones y demás entroskamientos” (sic). Es a lo menos llamativo, puesto que según otras fuentes de información, sobre todo el librito de Béraud, resulta bastante claro que la LCR (o Kakkyodo) era al menos inicialmente una organización trotskista, surgida como escisión de izquierda del P”C”J tras la invasión de Hungría por los rusos en 1956, y que de hecho a fines de los 60 e inicios de los 70 estaba dividida en dos grandes corrientes que se odiaban entre sí: Chukaku (Grupo del núcleo central) y Kakumaru (Grupo marxista revolucionario), siendo este último el grupo mayoritario en la Zengakuren, con fama de sectario, mientras los Chukaku junto a otros grupos de la izquierda socialista, maoístas y otras variedades de troskos daban forma a una alianza, Sampa Rengo, y se generaba otra estructura de lucha: la Zenkyoto, o Comité de Lucha Interfacultades. Ignoro a cuál de las dos facciones de la LCR le declaran Mustapha Khayati y la I.S. toda su simpatía…aunque en el libro Los situacionistas y la anarquía (Muturreko burutazioak, Bilbao, 2010) Miguel Amorós refiere una “Respuesta de la I.S. a las preguntas de la Liga Comunista Revolucionaria del Japón (Fracción marxista)” -lo cual suena a Kakumaru más que a Chukaku, ¿o no?-, fechada en octubre de 1966. Ver nota 17, pág. 29. Según Ken Knabb en una nota a la edición en inglés de “La miseria…”, el juicio de la IS sobre la LCR era equivocado en algunos puntos, y así por ejemplo quedó claro que no había una sola Zengakuren, sino que los distintos grupos formaban a su vez su propia fracción de la Zengakuren. Knabb agrega que: “A inicios de los 60 la facción Zengakuren que formó la LCR tenía de hecho varias de las características positivas que la IS le atribuía: tenía una plataforma política distinta a la izquierda del Trotskismo, participaba militantemente en luchas políticas en varios frentes, y parecía tener un enfoque más experimental en cuestiones tácticas y organizativas. En 1963 envió algunos delegados a Europa que se reunieron con los situacionistas, y después tradujeron unos pocos textos situacionistas al japonés. Pero al menos hacia 1970, cuando un delegado de la IS (René Viénet) visitó Japón, la LCR había retomado una posición principalmente leninista y resultó no ser muy distinta de las sectas izquierdistas de cualquier otro lugar”.

[xi] Carta de los Enragés al grupo de anarquistas disidentes de la Federación Anarquista que se hacían llamar La Hidra de Lerna (nombre que les fuera dado primeramente por la Iglesia Anarquista oficial que los excomulgaba por marxistizantes), fechada el 3 de mayo de 1968, citada por Miguel Amorós en Los situacionistas y la anarquía, pág. 168, del siguiente tenor: “No cuenten con la Internacional Situacionista; nuestros valerosos compañeros de la Zengakuren no irán a Lyon. Inviten mejor a Henri Lefebvre; está en todas las camas redondas. Y no se olviden de ICO. ¡En Nanterre como en otra parte los ENRAGÉS los mandan a la mierda!”. (Nota en medio de la nota: ICO son las siglas del grupo consejista Informations et Correspondance Ouvriéres).

[xii] Ver el libro de Amorós, a partir de la página 128.

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viernes, julio 21, 2017

Hace 50 años: Patti Smith en el funeral de Coltrane 



El 17 de julio de 1967 moría John Coltrane, genio de la humanidad liberada. Patti Smith se topó con el funeral el 21 de julio, o sea, exactamente hace 50 años. En su libro "Éramos unos niños" describe en un breve párrafo esa experiencia:

"Era viernes, 21 de julio, y, sin esperármelo, me tropecé con un espectáculo desgarrador. John Coltrane, el hombre que nos regaló A Love Supreme,  había muerto. Montones de personas se habían reunido frente a la iglesia de San Pedro para despedirse de él. Transcurrieron las horas. La gente sollozaba mientras el Lamento de amor de Albert Ayler animaba el ambiente. Era como si hubiera fallecido un santo, un santo que había ofrendado música curativa pero a quien no se le había permitido curarse con ella. Junto con todos aquellos desconocidos, experimenté una profunda sensación de pérdida por un hombre que no había conocido salvo a través de su música".

Cuando la muerte se acercaba, Coltrane pidió que en su funeral tocaran Ayler y Ornette Coleman. Por supuesto, ambos cumplieron. No tenía idea de que Patti estaba allí...

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jueves, julio 13, 2017

Cuadernillo N°1: Henri Lefebvre y los situacionistas (Entrevista). Excursos/2&3DORM 


Hace muchos años tomé noticia de una interesante entrevista a Henri Lefebvre, que en internet se podía encontrar en inglés y en portugués, pero no en español. En esa entrevista, aparentemente mucho más larga, había un momento en que HL se mostraba interesado en hablar sobre los detalles de su problemática relación con los miembros de la Internacional Situacionista, que pasaron de ser amigos y colaborar en algunos proyectos, a tildarlo de plagiario y “recuperador”, profesándole de ahí en adelante una inmensa hostilidad por todos los medios posibles.

La entrevista finalmente fue traducida al español,  y editada como parte de la colección de cuatro cuadernillos del proyecto “Excursos” de 2&3 DORM. Los otros 3 son “Barricadas A-Go-Go. Apuntes sobre la escena música japonesa de 1968 a 1977”, de JC; “El rol del lumpen-proletariado en Chile (1970-1973) de Fabiola Jara y Edmundo Magaña; y un dossier del colectivo Endnotes titulado "La lógica del género y la comunización”.  


Según algunos, debería más bien llamarse “Lefebvre pelando a los situacionistas”. En fin…su lectura es bastante provechosa. Pueden encontrarla en papel en la tienda de libros Tercer Asalto en el Persa Bío-Bío, y/o online en el sitio de 2&3 DORM.

Los dejo con la presentación de 2&3DORM:

La relación entre Henri Lefebvre y los situacionistas es tan conocida como incomprendida. A pesar de que ambos reconocieron influencias mutuas su vínculo pasó a la historia más por los escándalos que rodearon la ruptura que por los productos de su encuentro, del cual quedaron pocos registros. Al repasar la obra de ambos, sin embargo, se puede constatar que la colaboración estuvo lejos de ser funcional o superficial, y que, por el contrario, el que discreparan en tantos frentes está directamente relacionado con el hecho de que compartían un vasto terreno común en sus aproximaciones teóricas.

La siguiente entrevista puede ser relevante por tres razones. En primer lugar, permite adentrarse en la historia de esta polémica relación a través de uno de sus protagonistas, quien se encarga al mismo tiempo de exponer sus propios alcances y limitaciones teóricas. En segundo lugar, trae a colación un “lado b” de los situacionistas —y en particular de Debord— que sus detractores no dejan de utilizar como recurso crítico (moral), y al que sus simpatizantes suelen hacer la vista gorda: la supuesta naturaleza sectaria, vanguardista y elitista que pesa sobre el grupo. Y por último, permite asomarse brevemente, pero a través de una rendija muy bien ubicada, a un momento histórico y a un lugar geográfico en el que las ideas y las prácticas revolucionarias parecían encontrarse en un sustrato lo suficientemente fértil como para propagarse por fuera de las instituciones y las ideologías.

Esta última razón nos parece la más relevante. En un momento histórico como el nuestro, en el que las instituciones y las ideologías parecen haber vuelto con más fuerza que nunca, el adentrarnos críticamente en la vida cotidiana de otros periodos más fértiles para la humanidad puede permitirnos observar y entender nuestra propia situación con un poco más de perspectiva. Sobre todo cuando los protagonistas de esos momentos tuvieron la lucidez y energía suficiente para tomar nota acuciosamente. 

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domingo, julio 09, 2017

La alienación: según sus críticos y sus defensores 


Analizando un video de Milton Friedman con unos camaradas nos llamaba la atención cómo puede plantearse "en positivo" la misma teoría de la alienación que para todos nosotros (o si quieren: todes nosotres. No, mejor: todxs nosotrxs) es la base de la "inversión de perspectiva" que nos hace condenar a la sociedad capitalista no sólo por injusta y mala, sino que sobre todo por absurda.

Interesante hacer el ejercicio de leer este fragmento de "Construyendo tu propia teoría revolucionaria", y luego escuchar a este importante "neoliberal" explicando "la magia del sistema de precios" a través de la "Historia de un lápiz".

"...Concretamente esto significa entender las razones de la naturaleza de nuestra vida en relación a la sociedad como un todo. Para poder hacer esto uno debe deshacerse de todas las identidades falsas, las asociaciones parciales, y comenzar viéndose uno mismo como el centro. Desde allí podemos examinar las bases materiales de la vida, despojados de toda mistificación.
Por ejemplo: supongamos que quiero una copa de café de la máquina que hay en mi trabajo.

Primero que nada, está la copa de café en si misma: eso nos lleva a los trabajadores de la plantación de café, los de las plantaciones de azúcar y las refinerías, y los de la fábrica de vasos de papel, y así en adelante. Además tenemos a los trabajadores que hicieron las diferentes piezas de la máquina y la armaron. Los que extrajeron el hierro, forjaron el metal, etc.

Los trabajadores que transportaron las materias primas y piezas por tres continentes y dos océanos. Los oficinistas, conserjes y trabajadores de las comunicaciones que coordinaron la producción y el transporte. Finalmente, tienes a todos los trabajadores que producen todas las otras cosas necesarias para que los otros sobrevivan. Esto me da una relación material directa con varios millones de personas: de hecho, con la inmensa mayoría de la población mundial. Ellos producen mi vida: y yo ayudo a producir la de ellos. En esta óptica, todas las identidades parciales de grupo e intereses especiales se desvanecen en la insignificancia. Imagina el potencial enriquecimiento de tu propia vida que está actualmente encerrado en la creatividad frustrada de esos millones de trabajadores, subyugados por métodos de producción obsoletos y cansadores, estrangulados por la alienación, deformados por por la racionalidad insana de la acumulación de capital. Así comenzamos a descubrir una identidad social real: en la gente de todo el mundo que está luchando por reconquistar sus vidas, nos encontramos a nosotros mismos"
.
Claro que sí, Milton. Alguna gente merece morir.

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sábado, julio 08, 2017

2/3/13: No y Duchamp, won´t work 



Y hablando de free chant, recordé un bello artefacto en formato caset del cual jamás conseguí una copia para mi colección personal, pero que por lo que veo/oigo está disponible en varios formatos, entre ellos en youtube, y además en la página del sello NO PROBLEMA TAPES. Se trata del “Split” (no Banana) entre Colectivo No y Marcel Duchamp, para cuya portada se usó la actualización por Crimethinc de la famosa pirámide de la sociedad capitalista  de la IWW.

(IWW significaba en los tiempos del primer asalto contra la sociedad de clases Trabajadores Industriales del Mundo. En los tiempos del segundo asalto fue desviada a I Won´t Work por los muchachos de King Mob, que sería algo así como No Pienso ir a Trabajar).



La grabación de Colectivo No fue de una tocata en que se supone que estaba esta chica de Atari Teenage Riot, ahhh: Hanin Elias. Nunca la vi. Recuerdo que me pareció buena idea llevar dos tarkas. Y que en un momento una chica se acercó al micrófono y leyó unas frases de Gabriela Mistral, que estaban escritas en una polera si no me equivoco. No soy muy amigo de GM; y menos me gusta su reivindicación del concepto de “el trabajador intelectual” pero bueno: cuando los ensambles son libres, cualquier persona puede ir y hacer su aporte.

(“Rico tu aporte” me dijeron una vez. Nunca supe si era irónico o no).


Ah: ambos sets son del 2/3/13, o sea, hace unos cuantos años ya.

(Estos eran stickers de King Mob. Falta algo así en estos tiempos).

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jueves, julio 06, 2017

Wire. Envío (2003). 



ENVÍO

Wire en el 2003. No sé….Los 3 albums clásicos de la banda son obras maestras de principio a fin (Pink Flag, Chairs Missing, 154). Un excelente compilado es el “On returning”, que toma muestras de esos 3 y algo más creo (un par de temas en vivo). A esa colección esencial agregaría el curioso documento en vivo “Document and eyewitness”, y los demos y versiones tempranas reunidos en “Behind the curtain”.

Algo de lo que hicieron en los 80 y 90 traté alguna vez de escuchar y no me interesó nada de nada.

Varios amigos me recomendaron sus encarnaciones posteriores, y ahora tuve ocasión de encontrar di-vagando por Franklin a dos mil pesos el álbum “Send” en CD. La primera escucha no fue la mejor manera de apreciarlo: tras un día que empezó temprano, y en que en la calurosa tarde de caminata bajo el sol más una lata de Escupo de medio litro que estaba algo tibia terminó de asegurarme un no tan fuerte pero persistente dolor de cabeza. Antes de eso sólo me había bebido una lata de Heineken grande arriba de la micro 227, y contemplando por toda la avenida Irarrázabal que la comuna que existía por esos lados hacia 1986, cuando llegué a esta ciudad, ya dejó de existir hace rato, y justo ahora el bien llamado “desarrollo urbanístico”  está asestando nuevos y múltiples golpes para terminar de convertirla en un no-lugar. Guetos verticales de más o menos poca o alta monta por toda la ex ciudad. Está claro que con esas resacas y reflexiones es mejor apreciar los sonidos del silencio. O música de piano o cuerdas, muy suave. Camarón que se duerme…

En fin…nueva oportunidad un par de días después. Parte con “En el arte de detenerse”. Me gusta harto más, porque no me duele la cabeza (salvo gripes o resacas bravas, este organismo humano casi no conoce el mal de la jaqueca). Suena refrescante y muy actual, y en el caso de Wire, no es que alguna de las partes de su Trilogía Clásica sonaba mal, de hecho, se notaba que usaron bien el estudio de grabación, sin abusar pero tampoco subutilizarlo.

Me acordé de que una vez un camarada nos consultó a modo de encuesta rápida a otros 3: “Wire o The Fall?". Todos respondimos la opción 1, menos el que ya no está, que dijo: “Lo siento: soy más dark”. Toda la razón, camarada CC. Por eso los otros 3 seguimos acá, escuchando más a Wire que a The Fall, y extrañando tu oscuridad semiluminosa.

En fin, en fin, el disco suena bien y parece Wire, pero…en parte suena tan bien y “actual” que hasta podría pasar por una banda diferente, más propia de estos tiempos. Lo cual no es malo en principio pero…¿qué pasa cuando una banda tan moderna suena como postmoderna? ¿podría alguien confundir esto con Franz Ferdinand? No es imposible, ya en su momento Elastica había plagiado descaradamente a Wire y el resultado "sonaba" casi igual, pero..al final...no sé si todavía si esto es o no es WIRE para mi. ¿Tendré que acostumbrarme? Aun falta una tercera escucha que no sé cuando se producirá. Hoy mismo he preferido acudir a discos de X, Nico y Prince Far-I para acompañar la mañana. 

En todo caso, partiendo por el de Velvet Underground, y luego el de los Sex Pistols, nunca me gustaron mucho los “retornos”. De ahí siguieron varios más: Flipper, Black Flag, Mission of Burma….Stooges!!!...todos innecesarios, todos prescindibles, todos algo que es mejor olvidar…

Pero sigamos: en este álbum los veteranos de Wire hicieron una canción que llamaron “La mesa del Sr. Marx”: Se refieren a Karl, Groucho o Richard? No lo sé. El CD no trae niuna mierda de folleto y en realidad es solo una cajita de cartón con casi nada de información. O muy poca.

¿Se referirán a las mesas patas arriba de las que habla Marx K. en la parte del capítulo 1 sobre el fetichismo de las mercancías?

En la gueb encuentro que el texto dice más o menos así:
“Hiciste un largo camino para una visita tan corta. Y me alegra decir que ya es tarde para los rezos”.

Mmmm. Paso.

El comentarista de allmusic dice que es “su cuarto mejor álbum”. Puede que sí, o puede que no (Eso sí, es la peor portada de todas). Sé que han hecho varios más después de eso, y algunos amigos hasta me los recomiendan. Pero no los he escuchado. Si quieren que los escuche, vengan a visitarme con algo de tomar, y si no lo roban…bueno, igual lo tomamos nomás.


Lo cierto es que frente a la impresionante e inigualable Trilogía Clásica de:

Bandera Rosada (1977)/Faltan Sillas (1978)/154 (1979), 

ya no hay casi nada más que aportar ni nada que decir. Por ahora. 

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