miércoles, abril 28, 2021
/Carta //94 años///La Treintitrés
Estimado/a XXXXXXXXXXXXXX,
Agradecemos el aporte que usted realizó al desarrollo y
funcionamiento del país mediante el pago de sus impuestos.
A continuación se detalla cuánto pagó usted en impuestos y
de qué manera se utilizaron. Además, se informa el total de ingresos y gastos
públicos del país durante el año 2020.
Atentamente, el Servicio de Impuestos Internos (2021)

94 años/La 33
El general director/director general
Yañez dice que no se puede borrar con goma de borrar 94 años de historia
policial. Tiene razón.
Piñera -the President of Chile (he ain´t no human being!)- fue a
celebrar los 94 años de la Institución cuyo símbolo son dos carabinas
atravesadas en la 33 comisaría de Santiago, ubicada en el costado sur poniente
del Estadio nacional, junto a dos emblemáticas poblaciones ñuñoínas: la Rebecca
Matte y Exequiel Gonzalez Cortés. Recuerdo las madrugadas tardo-ochenteras en
que caminábamos en piño desde Villas Unidas a ver qué pasaba por allá, sindo siempre bien recibidos en las tertulias interminables que ocurrían entremedio de esos pasajes, vecinos juganda a las cartas con radiocasets impactando el aire con canciones de Deep Purple, vinos en caja y pitos chilombianos baratos y generosamente voladores.
En ambas poblaciones se protestó
bastante una semana antes, con motivo del “tercer retiro”. La poblada fue
bastante enérgica, y la represión BRUTAL -as usual-.
El martes 27 de abril los COP
tenían todo cercado para evitar contra-manifestaciones. De todos modos hubo
protesta y cacerolazos en las
inmediaciones de Guillermo Mann.
Esa Comisaría tiene una ubicación
bastante interesante, con una avenida bastante amplia hacia el sur, por donde
pasan varias micros como la 511, desde
Rondizzoni, y hay un bandejón central bastante bonito con una enorme sanguchería
poco apta para el público vegetal.
Antes era una escuela pública que
el casi eterno alcalde pinochetista Pedro Sabat mando a cerrar. La reemplazó por otra “institución total”. Habla bastante claro del tipo de sociedad en que
vivimos el que para pasar de escuela a comisaría no hayan tenido que hacerse
obras muy significativas en el espacio aquel.
El patio gigante y todas sus
instalaciones permiten un adecuado uso de personal “científico” para las labores
de represión, por eso en días de protestas suele ser usada para detenidos por “delitos
especiales”, es decir, candidatos a niveles más intensos de criminalización y/o
varios posibles niveles de montajismo.
A poco que uno mire con lupa las actuaciones policiales/militares en general, se dará cuenta de que es habitual que exista algún nivel de montaje, y no me refiero sólo a grandes y famosos casos conocidos como el del “ciudadano pakistaní” detenido en la Embajada de EEUU hace poco más de una década por supuestamente tener “trazas” de explosivos, o la Operación Huracán, caso Bombas o Catrillanca.
Hay una enorme cantidad de
casos que no llegan a ser detectados jamás.
O casos menos intensos pero no
menos graves como éste caso del 2013 del que cuenta el sitio del “Proyecto Inocentes” de la Defensoría Pública, ocurrido precisamente en la 33 Comisaría:
“Un joven fue erróneamente
detenido al interior de una notaría de Ñuñoa, al ser confundido con una persona
que habría robado en una tienda del sector. Una abogada que se encontraba
haciendo un trámite en dicho recinto defendió al joven, pero los funcionarios
policiales no le creyeron y se lo llevaron. Ella, segura de la inocencia del
joven -ya que había estado junto a ella en el momento en el que se habría
cometido el delito- fue a verlo a la comisaría. En el recinto policial fue
detenida y acusada falsamente de agredir a un carabinero”.
El parte policial, tomado por
verídico por la Fiscalía (era que no) decía que ella “procedió intentar impedir (sic) la acción de Carabineros y en dicho contexto procedió a agredir de manera
ilegítima al Carabinero Luis Ávila Pérez causándole lesiones de carácter leve
en una de sus manos.”
La detención fue declarada ilegal
y el casi finalmente fue sobreseído cuando quedó demostrado por la propia
investigación interna de Carabineros que 10 funcionarios se habían coludido
para dejar a la abogada detenida en la 33 comisaría, dándole un martillazo en
un dedo a uno de los suyos para que figurara como víctima. El caso luego pasó a la Justicia Militar.
¿CAMBIA, TODO CAMBIA?
NO: LA POLICÍA NO CAMBIA.
Etiquetas: bellezas de la mierda de estado burgues policiaco
sábado, abril 17, 2021
Transformar (Tensión, EP 2021)/Breve historia de una melomanía
Tensión, Tranformar (12 de abril de 2021)
DEFORMAR, DERRIBAR. La letra de la primer canción de Transformar encuentra una inspiración en este texto. Y como preferimos compartir a esconder, acá vamos a ir dejando algunas pistas...
«A quien no se conforma con el miserabilismo al que estamos sometidos no le
queda otro remedio que ser pesimista. Pero este pesimismo debe estar muy lejos
de cualquier fatalismo, no es un pesimismo vital, sino un pesimismo crítico que
se afirma insumiso frente a las condiciones que nos vienen dadas y cree
posible, y más que necesario, cambiarlas. (...) El pesimismo crítico carece de
esperanzas, pero no de objetivos. Quizás no sepamos explicar detalladamente qué
es lo que entendemos por una vida plena y libre, tan sólo podemos esbozar
algunas ideas sobre lo que queremos. Pero aunque esto a veces nos frustre no
debemos dejar que se traduzca en impotencia, pues quizás lo más importante
ahora sea saber qué es lo que no queremos de ningún modo: esta vida falsificada
y sometida a los criterios de la mercancía y a unos poderes que nos son
ajenos.» (Andrés Devesa, Sobre el dolor del mundo, el miserabilismo y la voluntad de
vivir ...o de la necesidad de "organizar" nuestro pesimismo)
NO HAY LUGAR. The Apostles en Pigs for Slaughter dicen
«Estamos llamando a tu puerta / Esto va a empezar / Es la guerra de clases». No
hay lugar es una especie de respuesta: «Nadie va a llamar a tu puerta / no hay
invitación». Mientras le llamábamos "el new wave" un posible nombre
era «Esto es lucha de clases» como se titulaba el boletín que hacía el amigo N.
Su amigo JC, acabó tocando el saxo en esta canción porque sabemos de sus
inclinaciones musicales, y no solamente. Encajaba perfectamente en esta
intencionalidad de hacer una canción algo distinta a lo que solemos hacer. A,
otro amigo en común también fue invitado para cantar con nosotros. Cada uno
grabó en la ciudad que habita: Santiago de Chile y Buenos Aires respectivamente.
Ciudades donde dieron o aún dan vida a Disturbio Menor, Fracaso, Manual de Combate, Biofilo Panclasta, Clima Bajo Tierra u Hogvera.
De estas notas algo desordenadas se trata el punk para nosotros, de amistad
pero también de búsquedas comunes, de viajar, de no tener patria.
RELACIÓN IMPERSONAL iba a contener una cita de Polvos de una relación de Virus: «Tu brillo tiende a hipnotizarnos / Cuerpo que
encarna el valor». Aunque también podía haber sido «Todo lo sólido se esfuma», guiño
al Manifiesto Comunista de 1848: «Todo lo sólido se desvanece
en el aire». Roberto Jacoby escribió esta letra para que Federico Moura nos
encante con su voz. La finalidad de ambas canciones parece ser la misma, la
impersonalidad y cosificación que nos imprime el intercambio, el valor y la
mercancía.
Además de las canciones de Virus siempre nos gusta recordar como a
contracorriente del rock nacional ellos, junto a Violadores, se negaron a participar de
un festival por Malvinas organizado por los mismos
milicos que habían mandado a esos jóvenes a morir.
AMOR Y MOVIMIENTO. No hay, a primera vista, alguna referencia literaria en esta
canción que intenta expresar lo inseparable de los sentimientos, las ideas y
las acciones. Que nos mantiene en pie la ferocidad de los tiempos es una
sentencia que viene de la letra de una banda que no fue. Y resulta que,
revisando un poco mejor, esa expresión había quedado en el inconsciente luego
de, en aquellos años, leer a Roberto
Arlt. Como nadie tiene ideas que no hayan sido directa o indirectamente
influenciadas por sus vivencias vale continuar recordando. Seguir en pie y
asumiendo lo colectivo de la creatividad, colectivo más allá del tiempo y el
espacio, y del vínculo estrecho. Aunque aquí y ahora, nosotros.
(Texto tomado del blog DIScarga Directa:)
1.- Deformar, derribar, transformar, construir.
Con el escudo que brinda el pesimismo
frente a cada promesa con más de lo mismo.
Buscamos la belleza que no conocemos.
Carentes de esperanzas no de objetivos.
Martillos templados de pesimismo.
Buscamos la belleza que no conocemos.
Deformar, derribar, transformar, construir.
2.- En este lugar no hay lugar para permanecer espectador,
todos participan lo quieran o no.
Nadie va a llamar a tu puerta, no hay invitación,
antes que lo sepas ya comenzó.
Dueños de la fuerza de trabajo o los medios de producción,
reproducción del modo de producción.
No hay opción ni elección. Ruptura o continuación.
3.- Quiero ver directo a los ojos de quien no conoce mi rostro
aunque estamos vinculados en un trágico intercambio.
Mutuo desconocimiento, trato despersonalizado.
Quiero poner un final a esta relación impersonal.
4.- En ausencia del músculo se atrofian las palabras.
Nervio, brazo y cerebro. Amor y movimiento.
La pasión nos reclamará algo de razonamiento.
Nos mantiene en pie la ferocidad de los tiempos.
Tension es un grupo de punk/postpunk formado en la ciudad de Rosario en 2014.
Tensión somos
Maxi, Leandro, Nacho, Rodrigo
Hicimos las músicas y las letras.
Hicimos los collages y la gráfica.
Grabado y mezclado en Mansión Mutante por Nacho
*
Invitados en No hay lugar:
A. voces. Grabado en Rancho Bogotá, Buenos Aires.
JC. saxos. Grabado en un depto de Villa Olímpica, Santiago de Chile.
Breve historia de una (mi) melomanía [Work in PROGRESO]
Cuando tenía cinco o
seis años y vivía con mis padres y hermana en Avenida Estadio 3330, población
La Pampa de la ciudad de La Serena, un día prendí el aparato de TV y justo
estaban dando una serie de los Beatles en dibujos animados. Aún recuerdo la
sensación de sorpresa y agrado que tuve cuando tocan “Penny Lane”. No podía
dejar de pensar en eso, y de oír las melodías vocales y la trompeta dentro de
mi cabeza. Después en una feria ubicada yendo hacia el cerro de atrás que ahora
está lleno de antenas, vi uno de esos legendarios casets chinos marca dbx que
contenía sus “greatest hits”, puros temas rocanroleros de la primera época de
oro. Mis papás, que se conocieron en 1966, eran fanáticos de ellos así que
compraron la cinta, y creo que aún la tienen en su casa. En esto mi historia no
es distinta a la de muchas personas, entre ellos Viv Albertine de las Slits,
que en sus memorias cuenta la impresión profunda que tuvo de niña al
escucharlos, cuando una adolescente que conocía le mostró un disco de 7
pulgadas y comprendió que la felicidad podía venir envasada en esos pequeños
artefactos, o Daniel Johnston que le agradece en una canción a John Lennon porque “los Beatles me sacaron de mi
oscuridad”.
El problema es que los
Beatles me dejaron de gustar algo más grande, en Punta Arenas, porque un vecino
algo irritante cantaba sus canciones empalagosamente y además porque a todo el
mundo parecían gustarle, luego del deceso de John Lennon. Demoré como tres décadas en poder apreciarlos
de nuevo y ponerlos en el lugar que se merecen en mi panteón personal, y la
reapreciación vino sobre todo tras reiteradas escuchas del Album Blanco, una de
cuyos discos encontré tirado en la basura cerca del Parque Almagro en su
edición Apple de 1969. Cosas que pasan.
Así que de niño conocí
tanto el amor por las canciones como el alejarse de un objeto de tu gusto por
rechazo al oportunismo de la aceptación masiva. Craso error que después volví a
cometer, por ejemplo con los Doors, por culpa de la película de Oliver Stone y la actuación del
pelmazo que interpreta a Morrison.
Seguí avanzando hacia
la pubertad sin darle mayor importancia a la música popular, después de haber
admirado a Boney M con “Rasputín” y los principales hits de Village People e
incluso a Migue Bosé con “Voy a ganar”, motivado sobre todo por el efecto de
rayos láser que usó en la Quinta Vergara. Lo que hacía que a uno le gustara el
láser era lo mismo que hacía que te gustara el logo de Kiss.
Ya comenzada la década
de los 80 y viviendo en la ciudad de Punta Arenas, empecé a estudiar flauta
dulce con el profesor Rolando Arancibia, y darle importancia a la música clásica
y popular. Era un buen alumno, así que practicaba una hora al día, todos los
días. Ademas, seguí toda la colección de “grandes compositores” que llegaba desde Santiago y mi padre compraba puntualmente: 100 fascículos incluyendo en cada
uno un caset, dedicado a uno o dos compositores. Escuché todo poniendo mucha
atención, pero por alguna razón lo que más me llamó la atención fueron los
últimos volúmenes, dedicados a gente como Messiaen y Stravinsky. Como mi padre
trabajaba en la televisión, conseguía cosas tan interesantes como un
concierto/ballet canadiense de “El pájaro de fuego”, que además de ser muy
bello como puesta en escena me permitía observar de cerca a todos los
instrumentos de la orquesta, y varios conciertos de la televisión alemana,
incluyendo una contundente versión de la Suite N° 2 de Bach, para flauta traversa
y orquesta de cámara.
En el ambiente
estudiantil y en las familias de izquierda como la mía se escuchaba harto
folklore latinoamericano, nueva canción de los sesenta, canciones de protesta, Víctor
y Violeta, Isabel y Ángel, Quilapayún e Inti Illimani, Congreso y Los Jaivas,
además de Charly García, Silvio Rodríguez y el llamado canto nuevo. Escuchando
a bajo volumen “Escucha Chile” de Radio Moscú, y “Chile al día” que se emitía
desde la RDA mi papá me enseñó a explorar la radio de onda corta.
Por esos días Claudio
Arrau visitó Chile y la televisión transmitió algunos conciertos, de los que
aún recuerdo algunas interpretaciones de Beethoven.
Quedé impresionado
cuando mi profesor de flauta, Rolando Arancibia me llevó por ahí por 1983 al Teatro
Municipal de Punta Arenas a ver al conjunto Syntagma Musicum, que tocaba música
antigua con instrumentos extraños como el cromorno, un instrumento medieval de
lengüeta cuya apariencia y sonido me fascinó. Tampoco podría pasar por alto el
impacto que me causó cuando mi padre me llevó a ver a Congreso por esos mismos
años en el Teatro ubicado al lado de la plaza de Viña del Mar (cuando acababan
de grabar “Ha llegado carta”, y se disponían a grabar “Pájaros de arcilla” en
Argentina, hermoso álbum jamás editado en Chile), y una vez que mi tío Emilio
me llevó a un ensayo de su banda Motemey en Valparaíso (con Oscar Carrasco en
bajo y voz, casualmente profesor de música de mi amigo Katafú en la escuela, y
padre de mi amigo el saxofonista Edén Carrasco).
Un buen amigo de mi padre,
José Luis Vergara, participaba del Taller Alturas, conjunto que grabó el “Canto
a Magallanes” y luego la suite “El Pionero”. A veces lo acompañé a ensayos
caseros de pequeños ensambles que tenía, y fue quien me prestó por primera vez
algo de Led Zeppelin: un caset chino de su álbum II, conseguido en la Zona
Franca, donde un amigo encontró también el vol. IV de Black Sabbath, cuyo
guitarrazo inicial aún me resuena hasta hoy.
Pero a pesar de lo muy interesante
que todo eso me resultaba, diría que mi vida cambió radicalmente cuando al
observar Magnetoscopio Musical un domingo a la hora de almuerzo vi bandas de
heavy metal como Judas Priest y Scorpions, demás de Ozzy, en el US festival.
Poco después dieron tres video-clips de Iron Maiden al hilo, y en ese momento
pensé: “esto es lo mío”, y me convertí a lo que sentía que era una especie de
culto del rocanrol en general, y del rock pesado y el heavy metal en particular. Debo confesar que
además de la parafernalia metalera de cuero negro y brazaletes, y el sonido
característicamente ochentero de las guitarras eléctricas, lo que más me atrajo
era el look del guitarrista de Ozzy cuando su vestimenta roja se movía con el
viento. O sea que en el fondo era una atracción libidinal, aunque aún no
estuviera preparado para darme cuenta de ello.
Más fanático del estilo
heavy metal me sentí cuando mi profe de música y algunos profesores me
advirtieron que esa música, además de mala (e “imperialista” para algunos), era
satánica.
En 1984 me compré un
caset por primera vez en mi vida, en una galería ubicada una cuadra hacia la
costanera desde la Plaza Muñoz Gamero en Punta Arenas. Me demoré como media
hora en elegir entre “Asesinos” o “El número de la bestia” (sí: en esos años
los casets nacionales ponían las traducciones de los títulos).
Opté por “Asesinos”, y
al mes siguiente regresé por el otro. Con esas compras agotaba de inmediato la
mesada y no me quedaba para nada más, pero no importaba. Escuchaba
obsesivamente hasta ir agregando el siguiente artefacto, además de grabar algunas
cosas desde la radio y casets de amigos. Nunca más abandoné esa experiencia de
ir apurado a la casa a poner el caset o disco recién conseguido y ver qué tanto
te acercaba a tu idea de felicidad acústica, el cielo en la tierra de los que
sufrimos esta enfermedad.
Otros amigos se
escribían con gente de Santiago que tenía zines fotocopiados, entre ellos el
famoso Anton R. (de Criminal). Copiábamos la info a mano, y además copiábamos
los casets que se intercambiaban por correo. Así pudimos acceder en 1985 en el
extremo austral a “Kill’em all” y “Ride the lightning” de Metallica, que eran
lo más rápido que habíamos escuchado hasta entonces, pues no teníamos idea de
la existencia del hardcore punk. Para mi desagrado, pude comprobar en el Liceo
que a los fachos también les gustaba el
metal. De hecho, la fachada de la CNI conocida como ACHA (Acción Chilena
Antocomunista) usó imágenes de Iron Maiden y su monstruo Eddie en su propaganda.
En Punta Arenas pusieron una bomba en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, en
que explotó en mil pedazos uno de los milicos de la ACHA/CNI.
Cuando el heavy metal
se volvió thrash/speed/black metal, me empecé a interesar en el rock pesado y
progresivo de los 70. Incluso de puro contreras, y por asumir una fidelidad
general con todo el estilo, apoyé con todo a Nazareth cuando en 1985 fracasó
estrepitosamente en el Festival de Viña, mientras los metaleros suizos de Krokus
triunfaban gracias a su versión de “Ballroom Blitz”. La Estrella mintió
señalando que cuando cantaban “now you´re messin with a son of a bitch” en Hair
of the Dog (que después todos amaban cuando la grabó Guns and Roses) insultaban
al público, y tituló la portada: “Nazareth: rotos, guatones y pencas”. Gracias
a eso los casets y LPs de esta nunca bien valorada banda escocesa terminaron
todos en las canastas de saldos a precios módicos, y yo los compré. Todavía los
tengo.
A partir de ese
salto a los 70 tuve los oídos bien
abiertos para distintas variedades de rock experimental, difícil de conseguir
pero bien presente en los programas dominicales de las radios en la última
mitad de los 80, como “Tiempo Contemporáneo” y varios de la radio Beethoven, que
fueron muriendo todos a medida que entrábamos en la siguiente horrible década.
Ahí conocí el inclasificable “Camenbert Electrique” de Gong, “Attahk” y
“Köhntarkösz” de Magma, Here & Now, el “Tago Mago” de Can, Heaven/Hell de los
Residents, Naked City y Fred Frith entre otros, pistas que me llevaron a buscar
material en las disquerías clave para los repocos sujetos interesados en esos sonidos en ese momento: Beat en la galería San Diego,
y Melody Rock en el Interprovidencias. Ambas siguen ahí, aunque va muy poca
gente. Fueron los sitios en que pude conocer a un par de amantes del Rock In
Opposition. Es curioso pero a mediados de los 80 visitaron Chile la mitad de
Cassiber (Heiner Goebbels y Alfred “23” Harth), y a mediados de los 90 vinieron
Fred Frith y Chris Cutler, de Henry Cow.
El gusto por el rock me
hizo desinteresarme del folclore, la música clásica, y mi instrumento: la
flauta traversa. La única banda que usaba una y sonaba bastante bien era Jethro
Tull, cuyo “Aqualung” aún me sigue pareciendo interesante y oscuro. De a poco
me fui pasando al bajo eléctrico. Hubiera agradecido que en esos años juveniles
me hubieran presentado a Albert Ayler y un saxo tenor.
Ya bien arrimado en los veintitantos y gracias a los Ramones me acerqué al punk, que volvió a cambiar mi vida, y a partir de ahí he transitado sus caminos entendiéndolo como un estímulo poderoso, al igual que el free jazz y otras expresiones de creación y libertad humanas, momentos del tiempo de varias vidas que se juntan para hacer su aporte a la vibración universal, sacando de adentro todas esas emociones y sonidos que se toman las ondas y entran directo a nuestra mente y cuerpo, haciéndonos vibrar también para siempre.............................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................
(Desarrollar un poco más)..........................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................
Etiquetas: Argentina, Chantiago, heavy metal, magallanes, memories of you, punk rock, rock (no punk), rock pichulero, trivia musical, Valparaíso, zeuhl music
jueves, abril 08, 2021
PRISIÓN POLÍTICA Y LUCHA POR LA AMNISTÍA (x Ya No Hay Vuelta Atrás)
[The Ex, Tumult, 1983].
PRISIÓN POLÍTICA Y LUCHA POR LA AMNISTÍA (Texto tomado del boletín Ya No hay Vuelta Atrás, N° 4, marzo de 2021).
A partir de octubre de 2019 y en poco más de tres meses ya se
contaba con cerca de 2500 personas en prisión preventiva imputada por delitos
de incendio, desordenes públicos (incluyendo la famosa “ley antibarricadas”),
maltrato de obra a policías (a veces calificados como “homicidio frustrado”,
pues ningún uniformado murió en ese contexto), Ley de Control de Armas, Ley de
seguridad del Estado y diversos tipos de hurtos y robos (llamados “saqueos”,
que también ameritaron una nueva ley (1)).
En la gran mayoría de los casos se trató de personas bastante
jóvenes y sin antecedentes penales previos, que se la jugaron poniendo el
cuerpo y arriesgando la vida y la libertad para hacer posible la revuelta, que
es incluso admitida por la doctrina y el derecho internacional como “derecho de
rebelión” ante la tiranía y la negación sistemática de derechos fundamentales
que sobre el papel se reconocen a todos los seres humanos por igual.
La respuesta del Estado ante la revuelta popular fue
implacable: no sólo mediante la represión directa a cargo de militares y
policías, que causó tres decenas de muertos y varios cientos de mutilaciones y
lesiones oculares, sino que también por parte del sistema judicial que en pocos
meses hizo que cerca del 5% de la población penitenciaria del país estuviera
compuesta de los llamados “presxs de la revuelta”. El grueso de las pruebas en
contra de estxs presxs consiste en la actividad de la “inteligencia policial” y
sus agentes infiltrados y provocadores, que actuaron claramente en vulneración
de su propio marco legal, como queda claro en casos como el de la Universidad
Pedro de Valdivia y el Hotel Principado de Asturias, por los cuales el sistema
se ensaña contra jóvenes proletarios que llevan más de un año presos y a
quienes se les piden penas de hasta 20 y 30 años de cárcel, sin haber matado ni
lesionado a nadie.
En contrapartida, según datos del propio Poder Judicial, a
diciembre de 2020 sólo 11 agentes de Estado se encontraban en “prisión
preventiva” por delitos cometidos en ejercicio de la represión, la cual no se
cumple en cárceles sino que en recintos policiales o militares, y sólo 1 de
ellos había sido condenado, a una pena de cumplimiento en libertad: el sargento
de Fuerzas Especiales Juan Gabriel Maulén Báez, considerado autor de homicidio
frustrado por disparar una bomba lacrimógena directamente a la cabeza de un
estudiante en Rancagua a 8 metros de distancia. Por no tener antecedentes
penales se le condenó a Libertad Vigilada.
A los pocos fascistas imputados de diversos delitos,
incluyendo el porte de ametralladoras y otros “utensilios” (como dijera el
subsecretario Galli), se les asusta un poco en cárceles VIP antes de ser
enviados a cumplir arresto domiciliario en sus domicilios ABC 1, por lo general
en horario nocturno (al igual que todo el resto de los habitantes del país tras
12 meses de toque de queda).
Desde la socialdemocracia y la izquierda parlamentaria se ha
intentado tímidamente defender la idea de que se trataría de “prisión
política”, para así justificar un proyecto de ley de indulto general, el que ha
enfrentado una cerrada oposición no sólo de la derecha sino que del Ministerio
Público, la Defensoría Penal Pública, influyentes columnistas de El Mercurio e
incluso del jefe de Human Rights Watch. Otros, como Sergio Micco del INDH, han
guardado silencio, a diferencia de cuando en pleno estallido afirmó ante todo
Chile que las violaciones de derechos humanos que estaban ocurriendo no eran
“sistemáticas”, por lo cual no podrían ser consideradas como crímenes contra la
humanidad.
El argumento estrella del partido del orden es que no se
trata de “presos políticos” porque no son “presos de consciencia”, lo cual
revela de entrada su mala fe al confundir intencionalmente dos conceptos
diferentes: el preso político está preso a causa de sus ideas o acciones
políticas, no sólo por pensar o manifestar opiniones (como en los casos de
Dauno Tótoro y Jaime Castillo Petruzzi, contra quienes el Gobierno presentó
querella de Ley de seguridad de Estado a causa de opiniones vertidas en una
asamblea y en el lanzamiento de un libro, respectivamente). Pero esa discusión
técnica/jurídica no es lo esencial, y sólo ha servido para entrampar la
discusión y trabar la ley de indulto (a pesar de que fue aprobada por 3 a2 la
idea de legislar en la Comisión pertinente del Senado).
Lo relevante es que el “estallido social” fue un proceso
insurreccional masivo mediante el cual fue impugnado y destituido radicalmente
el orden social y político existente, causando una parálisis de la clase
dominante que sólo un mes después logró articular una respuesta. En efecto, el
“acuerdo por la paz y una nueva constitución” del 15 de noviembre de 2019 y el
itinerario “constituyente” posterior serían impensables sin la violencia
popular que se tomó las calles de todas las ciudades y regiones de Chile
(incluyendo a Aysén, que fue la única región en que no se decretó Estado de
Emergencia), y que sólo con ocasión de la pandemia y las medidas represivas con
pretexto sanitario fue parcialmente desactivada en aras de su canalización
institucional.
Y he aquí el factor clave: el partido del orden, a la vez que
se vio obligado a generar dicho Acuerdo para salvarse de la revolución en curso (2),
no puede reconocer la naturaleza revolucionaria de los acontecimientos de
Octubre pues, como tal como señalaba Federico Engels a propósito de eventos
similares ocurridos en Alemania en 1848, habría que “reconocer como una
verdadera y auténtica revolución la lucha librada en las calles (…), que se
pretende presentar como una simple revuelta”: pues de esta diferencia dependía
que “los combatientes de las barricadas no tienen su puesto en la llamada
Asamblea Nacional Constituyente, sino en el tribunal penitenciario. Y no hay
más que decir” (3). Sí
cabe agregar que hoy en día el peso de la tradición izquierdista y
ultraizquierdista, modelada por los ejemplos de las revoluciones francesa y
rusa, añade sus propios argumentos para negar el carácter revolucionario del
“estallido social” chileno.
En un sentido similar se decía en el Chile del siglo XX que
cuando las rebeliones triunfaban y “creaban Derecho” los delitos cometidos en
su transcurso dejaban de serlo, pues se les entendía precisamente como “delitos
políticos” (4).
Por eso es que se dictaron más de 100 amnistías e indultos, por delitos comunes
y políticos, la mayoría de las veces para proteger y evitar el juzgamiento
tanto de conspiradores y masacradores (como Ibañez y Alessandri, por su
participación a uno y otro lado de eventos como la Masacre del Seguro Obrero (5))
como también para liberar a encarcelados y relegados por su participación en
revueltas y asonadas populares.
Así que en definitiva el criterio decisivo es político y no
jurídico. Por eso es que lo que se impone como necesidad es una amnistía total
de todxs lxs presxs de la revuelta (6),
con independencia del tipo de delito cometido.
El hecho de que no se logre algo así es indicador del nivel
de negación de la profundidad de los acontecimientos de Octubre que ha logrado
imponer la contra-revolución democrática, a la vez que se prepara para una
“renovación” de la institucionalidad política aprovechando como buenos
parásitos que son un camino que al abrirse quedó pavimentado de sangre,
mutilación y cárcel de quienes se atrevieron a enfrentar directamente a los
ejércitos del Estado/Capital.
1.- Los nuevos delitos (barricadas y saqueos) fueron incorporados al Código Penal
por la Ley 21.208 en enero de 2020, con votos del Frente Amplio.
2.- Sobre nuestra noción de “revolución” recomendamos revisar nuestro artículo “Notas
sobre a revolución que comienza”, publicado en el N° 2 de YNHVA, febrero de
2020.
3.- “El
debate de Berlín sobre la revolución”, Nueva Gaceta Renana, junio de 1848.
Incluido en: Marx y Engels, Las revoluciones de 1848, FCE, 1989.
4.- Elizabeth
Lira y Brian Loveman, Poder judicial y conflictos políticos (Chile 1925-1958),
LOM, 2014.
5.- Intento fracasado de golpe de Estado efectuado el 5 de septiembre de 1938 por
el Movimiento Nacional Socialista, para dejar a Ibañez en el poder. 70 nacistas
ya rendidos fueron masacrados por Carabineros siguiendo instrucciones de
Alessandri. Finalmente todos los conspiradores y represores fueron indultados o
amnistiados.
6.- Técnicamente la diferencia es que la amnistía deja sin efecto el delito y la
pena, en cambio el indulto solo perdona la aplicación de la pena.
Etiquetas: abajo las cárceles del capital, contra-represión, presos a la calle
lunes, abril 05, 2021
ACERCA DEL INDULTO GENERAL A LOS PRESOS DE LA REVUELTA (x Myrna Villegas)
Extractos de intervención de Myrna Villegas en la Comisión de Derechos Humanos del Senado con ocasión del debate por el proyecto de ley de indulto contemplado en el Boletín 13.941-17, enero de 2021. El texto completo está acá. Para escuchar: The Ex, Historia es lo que está ocurriendo.
...Ahora bien, la discusión tiende a empantanarse porque existe
la creencia, errada, de que solo los que están privados de libertad podrían ser
beneficiarios, cuestión que queda desestimada a la luz del propio texto del
proyecto, que incluye también a los que están formalizados con o sin medidas
cautelares. En este punto quiero hacer hincapié en que el arresto domiciliario
es lo que su nombre indica, una privación de libertad, solo que en un lugar
diferente a una cárcel, y por ende, en caso alguno importa una puesta en
libertad.
Pero también la discusión se empantana porque se tiende a
reconducir el debate a la problemática de que se trata de delitos comunes y no
políticos. El proyecto de ley no lo menciona, sin embargo es un tema imposible
de soslayar si se quiere delimitar el ámbito de aplicación a que alude el
artículo 3 del proyecto.
En este punto quisiera indicar que no es una verdad
indiscutida que los delitos políticos sean solo los delitos de expresión, o que
preso político sea solo aquel a quien se le persigue por sus ideas. Esta es una
visión idealizada y alejada de la realidad, es el delincuente político ideal,
que se convierte en víctima simplemente por expresar opiniones diferentes. De
acuerdo a esto, ni siquiera Assange podría caber en esta concepción.
Los delitos comunes que se comenten en el curso de un delito
político como un alzamiento, una insurrección, una rebelión, asumen la forma de
lo que en doctrina se conoce como “delitos políticos conexos” o “delitos
políticos complejos”. La discusión reside en si ellos pueden o no gozar de los
beneficios del delito político puro, como el privilegio extraditorio y el
asilo. Y en este punto no hay acuerdos en la doctrina, pero sí ciertos
consensos.
En verdad, como decía Carrara, el delito político "no
viene a definirse por verdades filosóficas, sino más bien por el predominio de
los partidos y de las fuerzas, por la suerte de una batalla" Sin embargo,
a lo largo de la historia se ha intentado delimitar el concepto para evitar que
se torne aún más pendular y relativo de lo que es. Y así hay quienes (Rossi,
Garraud, Fiore, Antón Oneca, Cobo del Rosal) estiman que los delitos políticos
son solo aquellos que objetivamente lesionan el orden establecido por las leyes
fundamentales del Estado relativas a la distribución de poderes, el orden
social y los derechos y deberes que de él derivan. Otros (Ferri, Jiménez de
Asúa, Quintano Ripolles, Alvarez y Cobos)) estiman que los delitos políticos
son aquellos que se comenten con un móvil o finalidad política, permitiendo
incorporar en esta categoría entonces a delitos comunes que se cometen con esta
finalidad. Generalmente lo reconducen a móviles altruistas, la finalidad de
deponer a los malos gobernantes, v/s el móvil abyecto o egoísta.
Hay quienes combinan ambos criterios y sostienen que es
delito político todo el que atente contra la organización política del Estado,
cometido con una finalidad política. Y esta última marca dos tendencias, una
para extender el campo de los delitos políticos puros (los que lesionan el
orden político del Estado) a los delitos comunes cometidos con fines políticos
y a aquellos cometidos contra la organización política del Estado con fines no
políticos (Manzini y Massari, Glaser, Cuello Calón, Cobo Del Rosal); o bien
para restringir el ámbito de los delitos objetivamente políticos sólo a los
cometidos por móviles o fines políticos (Cerezo Mir, Rodríguez Devesa, Sáinz
Cantero, Landrove y Luzon Peña).
Los delitos conexos, esto es, aquellos delitos comunes (no
políticos) que se cometen para preparar, facilitar, consumar o asegurar la
impunidad de un delito político, en principio también gozan del privilegio
extraditorio, pero, según la doctrina mayoritaria, son extraditables cuando el
delito común constituye un hecho bárbaro, inhumano o que lesione bienes
jurídicos tan importantes como la vida o la integridad física de las personas, sin
que haya combate declarado. Hay acuerdo en que los delitos políticos complejos,
que son los que lesionan a la par el orden político y el derecho penal común
(p. ej, el homicidio del jefe de Estado) son extraditables (“clausula belga o
del atentado”).
Si aplicamos estos mismos razonamientos a la idea del
“derecho de gracia” que implica la concesión de un indulto general, es posible
entonces otorgarlo a quienes han cometido delitos comunes en el curso del
estallido social o de la protesta social, pues técnicamente son delitos
políticos conexos.
Y así también, desde esta perspectiva, no veo razón para
excluir del catálogo de delitos al contenido en la letra d) del art. 6 de la
Ley n°12.927, sobre seguridad del Estado, que hace referencia a delitos de destrucción
y daño de puentes, caminos y otros. Más dudas me merece la inclusión de la
letra e) del mismo artículo, que hace referencia a un delito de peligro
concreto contra la salud pública (envenenamiento de aguas o fluidos).
Ahora bien, me parece que sería prudente reflexionar acerca
de los criterios para delimitar el ámbito de aplicación, pues si bien es fácil
comprobar, por ejemplo, que tal o cual delito de desórdenes públicos, o
lanzamiento de artefactos incendiarios o incendios, se cometieron en el curso
de una manifestación, en otros casos será compleja la prueba. Por ello,
deberían esclarecerse tales criterios a fin de contar con la mayor objetividad
y transparencia posibles, como por ejemplo: a) el lugar de comisión, b) las
condiciones de la detención y si ha habido vulneración de garantías y/o faltas
al debido proceso, c) la finalidad de la conducta, que no necesariamente debe
identificarse con querer atentar contra la organización política del Estado,
sino con algo más amplio, como por ejemplo, cometer el delito para salir de una
situación de injusticia social, supuesto que es un deber político del Estado el
procurar a todos los ciudadanos iguales oportunidades para desarrollarse y
satisfacer sus necesidades básicas.
Esto permitiría dotar de mayor contenido a las razones
humanitarias que se invocan en el proyecto de ley para la concesión del
indulto, las que entiendo se fundamentan en las especiales situaciones de
judicialización vulneratorias de garantías que rodean estos casos, y por
supuesto, no se circunscriben únicamente a la situación de eventual prisión
preventiva u otra medida cautelar que implique una exposición con riesgo para
la salud en situación de pandemia, sino también al interés público que suponga
su des judicialización, supuesto que el Estado debe asumir su responsabilidad
en las causas que motivaron el estallido social. Quiero decir, el Estado y sus
instituciones, así como la sociedad, debe asumir su co responsabilidad en la
generación de este tipo de delitos dada la situación de injusticia social que
motivó las protestas de octubre de 2019 en adelante, y que, por cierto,
significaron un cambio radical al punto que hoy estamos ad portas de escribir
una nueva Constitución.
A ello también pueden considerarse, sin necesidad de que
puedan ser copulativas, y según se presenten en cada caso, otras razones
humanitarias, como por ejemplo, el fortalecimiento de lazos familiares,
asistencia a la escuela o trabajo, presencia de alguna enfermedad propia o de
familiar, hijos menores o adultos mayores o en situación de discapacidad total
o parcial que requiera cuidados, entre otras.
Finalmente, el periodo comprendido entre el 18 de octubre de
2019 y el 9 de diciembre de 2020 me parece requiere una mayor argumentación,
pues si bien el inicio está claro en cuanto al contexto, no lo está en cuanto a
la fecha de término, pues pareciera que con la presentación del proyecto
termina el “estallido social”. La pregunta que debe hacerse es ¿terminó el
estallido social?, y si la respuesta es afirmativa, ¿Cuándo terminó?, ¿Cuándo
ganó el Apruebo?, o si la respuesta es negativa (por cuanto siguen existiendo
protestas y manifestaciones), ¿donde se fijará el límite?
Etiquetas: abajo las cárceles del capital, presos a la calle, reflexión, The Ex
domingo, abril 04, 2021
La ley de la emergencia. 18 ensayos sobre derecho, excepción y pandemia.
Tuve la oportunidad de aportar el penúltimo ensayo
(Emergencia y libertad personal. 1. Toque de queda 2. Cuarentena 3. Cárceles)
de este volumen colectivo que ya está a la venta presencial y en línea [Si no
van a comprar/robar el libro y de todos modos les interesa leer el ensayo,
solicítenlo por alguna vía idónea].
LA LEY DE LA
EMERGENCIA. ENSAYOS SOBRE EL DERECHO, LA EXCEPCIÓN Y LA PANDEMIA
Der Ediciones, 2021, 258 páginas, Encuadernación rústica.
Este libro es fruto de
(y reacciona a) la excepción. La ley de la emergencia es un conjunto de ensayos
sobre el derecho, la excepción y la pandemia situados en el Chile actual. Se
trata de un esfuerzo de emergencia, escrito en breve tiempo, y que convocó a
pensar, dibujar ideas, reconfigurar las preguntas y cuestionar críticamente las
respuestas desplegadas en nuestro país, en ese continuum que va desde el
estallido social de 18 de octubre de 2019 y la expansión nacional del virus
SARS-CoV-2. Se trata de textos acotados en extensión, con el objeto de abrir
los puntos ciegos del derecho en momentos en los que los días se suceden con
parca similitud –en su rutina–, pero en que, a la vez, estamos discutiendo los
grandes temas sobre el actual y, quizás, futuro pacto social.
El libro se compone de
18 ensayos que abordan distintos problemas sobre la relación del derecho y la
excepción, especialmente vinculado a la emergencia pandémica. Los textos fueron
escritos entre mayo y junio de 2020, por lo que, al momento de su publicación,
pueden haberse producido cambios normativos, pero que no afectan las
principales conclusiones de los autores.
Los ensayos pueden ser
distribuidos en tres partes. La primera parte del libro trata los aspectos
institucionales relativos al proceso constituyente, las potestades
extraordinarias del Estado bajo excepción constitucional y los poderes clásicos
del Estado -Administración, proceso legislativo y judicatura– en el marco de la
anormalidad.
La segunda parte aborda
la relación del Estado y la (des) protección de ciertos derechos fundamentales.
Aquí se examina el sistema internacional de protección de los derechos humanos,
la protección de la salud, las condiciones estatales de intervención en la
economía –propiedad privada, libertad de empresa y especulación de precios–, el
trabajo, la privacidad, la protesta, el género y el acceso al agua.
La última parte
contiene tres ensayos que apuntan a la posibilidad misma de la eficacia del
derecho y de la preservación de las prerrogativas estatales de la
excepcionalidad. Orden público, libertad personal y obligatoriedad de la ley
son los que cierran la reflexión respecto a cómo una comunidad política se
autocomprende y organiza para sobrevivir juntos o, por el contrario, para
privilegiar el buen pasar de algunos pocos.
(de la Presentación de Pablo Contreras Vásquez, editor).
Etiquetas: 2021 fin del mundo tal cual lo conocíamos, critica de la critica critica, derecho burgués vigente, nada mas práctico que una buena teoría, reflexión