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miércoles, diciembre 28, 2016

Contribuciones a la crítica de la economía política: otro capítulo/Kaoru Abe, Mort á crédit (1975) 

En estos días de calor y confusión mental generalizada, nada mejor que no tomar sol, y quedarse a la sombra de lo que se pueda estudiando las antiguas revistas COMUNISMO para manejar bien el ABC de todo anticapitalismo serio: la crítica de la economía política. Siguiendo el ejemplo de los grandes maestros, recomiendo refrescarse el gaznate con cerveza. Si Ud. no sigue a los grandes maestros (Engels, Marx, Bakunin...) y es abstemio o "straight edge", puede leer igual (aunque dudo de que vaya a comprender todo bien: demasiadas neuronas estorban), pero tómese entonces un buen jarro de agua de la llave. Es más barato, y además las bebidas y jugos sintéticos son pura mierda y hacen peor que una cerveza, por más degradada que esté la mayoría de las marcas que se consiguen hoy en día. Como banda sonora de esta exploración, nada mejor que "Mort á crédit", el album doble de grabaciones solistas de Kaoru Abe en saxo alto y sopranino, producido por el gran Aquirax Aida en 1975.



CO21.1.2 Contribuciones a la crítica de la economía: Primera serie de textos: delimitación de nuestra crítica de la economía: Objeto y método, su relación dialéctica.

Economía política y economía vulgar: Definición
En este parte de nuestro trabajo realizamos un conjunto de definiciones necesarias, en cuya contraposición se define la crítica de la economía política y que como tales son sus presupuestos. Se trata de precisar las grandes concepciones acerca de la realidad económica (de la «economía») que la sociedad presente produce como su propia afirmación (economía política y economía vulgar), y de especificar sus características principales: su objeto, su método y su función social (8).
Por las mismas razones ya expuestas en el primer texto, acerca de las dificultades de la exposición, la que se realiza en esta parte del texto sólo adquiere su significado total y por lo tanto se comprende su necesidad con la definición de la crítica a la economía.

2.1. Distinción entre economía política y economía vulgar

Hace más de un siglo Marx establecía la distinción fundamental entre economía política y economía vulgar, definiendo a una en oposición a otra:
«Entiendo por economía política clásica toda la economía que desde W. Petty investiga la concatenación interna del régimen burgués de producción, a diferencia de la economía vulgar que no sabe más que hurgar en las concatenaciones aparentes, cuidando tan sólo de explicar y hacer gratos los fenómenos más abultados, si se nos permite la frase, y mascando hasta convertirlos en papilla para el uso doméstico de la burguesía los materiales suministrados por la economía científica desde mucho tiempo atrás y que por lo demás se contenta con sistematizar, pedantizar y proclamar como verdades eternas las ideas banales y engreídas que los agentes del régimen burgués de producción se forman acerca de su mundo, como el mejor de los mundos posibles.» (9)
La distinción sigue siendo totalmente válida, pertinente y de gran utilidad en la crítica de las doctrinas económicas, aunque ella no se traduzca en absoluto por una separación neta de «escuelas» (10) como se ha pretendido. Aunque hoy, como el propio Marx lo había explicado y pronosticado (11), la economía política haya dejado de existir como expresión orgánica con características totalmente propias y diferentes como habían sido los escritos de Smith, Ricardo y otros, dado que incluso sus mejores expresiones actuales (keynesianos, neoricardianos, marxistas) oscilan permanentemente y se inclinan hacia la economía vulgar, sin que se pueda básicamente distinguir en tal o tal autor a que concepción de base pertenece; la distinción entre éstas sigue siendo fundamental, dado que no se trata de encasillar a tal o tal autor, sino comprender el tipo de concepción posible y la determinación de éstas como producto de las relaciones de producción. Así por ejemplo es fundamental comprender el cambio necesario de concepción que debe realizar el economista estalinista y postestalinista que pasa de la economía política a la vulgar. En efecto, este define la economía como lo hacía la economía política, tiene básicamente su misma teoría del valor (teoría que denomina del “valor trabajo”), busca el mismo tipo de leyes en la economía (objetivas, sociales...), incluso acepta la lucha de clases... pero olvida todo esto cuando se trata de analizar su propia sociedad mercantil. Si bien no llega hasta la religiosa fórmula trinitaria, niega la lucha de clases pretendiendo que ha desaparecido a pesar de la existencia inocultable del salario, del dinero...; sustituye la búsqueda de leyes objetivas y sociales por una lógica de la elección; considera incluso que el valor de una mercancía puede determinarse por la utilidad social, aceptando por lo tanto una concepción subjetivista del valor en una sociedad mercantil. Realiza además la apología del mundo de la mercancía y su armonía («Ley de desarrollo armonioso de la economía nacional»), redefine la economía, como cualquier economista vulgar, como una ciencia al servicio de la optimización en la utilización de ciertos medios escasos para la realización de fines múltiples.
Para caracterizar adecuadamente las diferencias básicas entre economía política y economía vulgar, se requiere exponer brevemente el objeto y el método de cada una de las dos grandes concepciones. Sin embargo una aclaración previa se impone. Varios autores han intentado clasificar las escuelas de economía y cuando se dicen marxistas tienen necesariamente que hablar de la «economía política» y de la «economía vulgar». Pero lo que termina desnaturalizando totalmente ambas categorías, como concepciones totalizadoras, es cuando a esas dos «corrientes» se le agrega una tercera «escuela»... ¡y hasta una cuarta!
Es el ejemplo de Oskar Lange, en La economía en las sociedades modernas, que en la explicación de las teorías económicas burgueses, luego de exponer la economía política y la economía vulgar, agrega primero lo que llama escuela histórica, que a su vez divide en «vieja escuela histórica» (Rocher, Hildebrandt, Knies...), joven escuela histórica (de Schomoller, Bucher y Lujo Brentano...), más otros autores como Sombar y Weber; y segundo el institucionalismo (Veblen, Mitchell, Comons... y más tarde Hobson).
Con esto lo único que hace Lange es demostrar que no comprendió en absoluto lo que es una concepción general en «economía», dado que las categorías «economía vulgar» y «economía política» no existen para enumerar las tendencias, las opiniones, las escuelas, sino que caracterizan una real concepción del mundo y que como tales, y al interior de la economía política, sólo hay dos concepciones posibles.
Así, se puede tener una teoría objetiva del valor, se puede adoptar una subjetiva y en la mayoría de los casos las doctrinas económicas mezclan ambas, pero la pretensión de inventar una teoría del valor de un tipo esencialmente diferente es un absurdo y necesariamente recurrirá a los elementos objetivos del valor (independientemente de la voluntad de los hombres) y/o se reconocerá en la ideología subjetivista (dependiente de la utilidad que un objeto brinda).
Escuelas, opiniones, tendencias, existirán decenas, cientos o miles, según el criterio de clasificación utilizado, pero la contradicción economía vulgar-economía política no puede tener tres polos, ni cuatro, sino necesariamente dos, aunque (y esto constituye el abc de la dialéctica) la síntesis de ambos constituya una tesis que dé origen a una nueva antítesis (crítica de la economía). En realidad es tan absurdo pretender encontrar una nueva concepción, una tercera concepción en economía, como pretender que además del idealismo y del materialismo podría existir en la filosofía otra concepción. El hecho de que tal o tal tendencia, escuela, autor... no mantenga todas las características de las concepciones de base, y que se vea que ellas oscilan entre una y otra, y hasta a veces toman lo peor de cada una (por ejemplo el idealismo lógico-formal), lejos de suponer la inutilidad o la superación de la contradicción fundamental de concepciones, confirma toda su validez.
Claro está que para caracterizarlas brevemente como haremos aquí es necesario referirse a las escuelas más representativas de cada una de las concepciones. Por lo dicho anteriormente para caracterizar la economía política debemos referirnos a los economistas clásicos y para caracterizar la concepción vulgar de la economía tomaremos a los subjetivistas (que son algo así como los vulgarizadores de la economía vulgar) en su variante dominante: la escuela neoclásica.

2.2. Objeto y método de la economía política

La economía política parte del análisis de la realidad económica, de la existencia y de las contradicciones de clase, y a partir de esto delimita su objeto. Su máximo exponente, David Ricardo, delimita así el objeto de la economía política: «Los productos de la tierra, es decir todo lo que se retira de su superficie a través de los esfuerzos combinados del trabajo, de las máquinas y de los capitales, se reparten entre las siguientes tres clases de la comunidad, a saber: los propietarios terratenientes, los poseedores de fondos de los capitales necesarios para el cultivo de la tierra y los trabajadores que la cultivan. Cada una de estas clases tendrá sin embargo, según el estado de la civilización, una parte muy diferente del producto total de la tierra bajo el nombre de renta, ganancia del capital y salarios, y esta parte dependerá en cada época de la fertilidad de la tierra, del crecimiento del capital y de la población, del talento, de la habilidad de los cultivadores, en fin de los instrumentos empleados en la agricultura. Determinar las leyes que rigen esta distribución, he ahí el principal problema de la economía política.» (12)
Sin embargo, teniendo en cuenta el conjunto de la obra de todos los autores clásicos, nos parece totalmente pertinente considerarlos también parte del objeto de la economía política, determinar las leyes que rigen la producción de lo que será distribuido. En efecto, de hecho estudian las leyes que regulan la producción y distribución en la sociedad. Esto último concuerda con la definición que da Engels de la economía política: «La economía política [...] es la ciencia de las leyes que rigen la producción y el cambio de los medios materiales de subsisten en la sociedad humana» (13).
Lo más decisivo e importante de la economía política, lo que la hacía erigirse en tanto que ciencia, en la época del apogeo del materialismo y el positivismo, es ese reconocimiento de que la realidad objetiva obedece a determinadas regularidades, que pueden ser investigadas, analizadas y enunciadas en tanto que leyes de la economía política (14). El análisis propiamente dicho de esa realidad económica llevó a la economía política, como paso analítico primero y fundamental a establecer que el trabajo es la fuente de todas las riquezas de las naciones y a considerar la teoría del valor-trabajo como la piedra principal de la economía política.
En cuanto al método del conocimiento de la economía política es el resultante de trasladar el de las ciencias naturales al de las ciencias sociales, es básicamente materialista y positivista, parte de la observación experimental para el estudio de la realidad y procede en base a la descomposición analítica de la realidad, a la que intenta reproducir por vía del pensamiento. Utiliza la abstracción, el aislamiento de las categorías fundamentales, la concretización e intenta verificar la teoría en la realidad. Intenta por lo tanto elaborar leyes objetivas, en tanto que reproducción de las existentes en la realidad económica (en el objeto) y social. Como tal es propiamente una ciencia social.
Para terminar esta breve exposición acerca del objeto, el método y la función social de la economía política mencionaremos algunas características centrales que sólo podremos ir especificando cuando vayamos abordando la crítica a la economía política:
- es esencialmente ahistórica;
- corresponde fundamentalmente a la burguesía y específicamente a las fracciones que se denominan normalmente como «progresistas», es decir a las que intentan reformas profundas.

2.3 Objeto y método de la economía vulgar

Para llegar a los economistas vulgares actuales, los neoclásicos monetaristas, entre los cuales Friedman hace figura de representante, los economistas hicieron un largo camino, en el que se fueron separando idealmente, en nombre de la armonía y la libertad de elegir (15), de toda explicación de la sociedad capitalista cuyo desarrollo se manifestaba objetivamente como sinónimo del desarrollo de sus contradicciones y de sus catástrofes: «Cuanto más se va acercando la economía a su pleno desarrollo y más se va revelando como un sistema hecho de contradicciones, más va levantándose frente a ella su elemento vulgar, nutrido con las materias que a su manera se va asimilando, hasta convertirse en un sistema especial que acaba encontrando su expresión más genuina en una amalgama desprovista de todo carácter. A medida que la economía va ganando en profundidad tiende a expresar sus propias contradicciones y paralelamente con ello se va perfilando la contradicción con su elemento vulgar, a la par que las contradicciones reales se desarrollan en el seno de la vida económica de la sociedad. Al paso con esto, la economía vulgar, deliberadamente va volviéndose más apologética y pugna por hacer que se esfumen a todo trance las ideas en que se manifiestan aquellas contradicciones». (16)
La economía vulgar, cuyos orígenes pueden encontrarse en la economía política vulgarizada, ha tenido un conjunto de representantes hasta llegar a sus formulaciones propias. En este eslabón intermedio encontramos por ejemplo a los economistas J.B. Say, Th. Malthus, Carey, Bastiat, Dühring, J. Mill, J.S. Mill, Senior, Jevons y otros. Menger, que es conceptuado como el fundador de la concepción subjetivista, define como objeto de la economía «la utilidad como significación del objeto para el bienestar». Sus representantes más conocidos en esa época son Walras, Pareto, Böhm-Bawerk... Con Alfred Marchall la concepción toma la forma precisa de la escuela neoclásica actual, que pregonan L. Robins, E. Scheider, P. Samuelson y tantos otros.
Todos los neoclásicos modernos se identifican con esta definición de Lionel Robbins del objeto de la economía: «La ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios limitados que tiene diversa aplicación» (17). Así, la de E. Schneider, aunque trata de ser más completa, no contiene ningún cambio sustancial: «El dominio de la ciencia económica es aquel sector de la actividad del hombre consistente en actos de disposición de medios escasos para la realización de fines humanos que resultan de necesidades y deseos».
Como resulta de estas definiciones, no se trata de estudiar una esfera particular de la sociedad (esfera económica: producción, distribución... como es el caso en la economía política) tal como ésta es, sino de situarse en la toma de decisiones y de determinar cual sería la más «racional» en la asignación de recursos con el objetivo de obtener fines alternativos.
De ello se desprende ya que el tipo leyes que intentará determinar esa doctrina económica no son objetivas, sociales (de hecho se desconoce todo carácter social de la economía), sino subjetivas y praxeológicas, y que la economía así entendida puede ser aplicada a cualquier tipo de conducta humana que suponga la renuncia a algunas cosas para obtener tales y tales fines: puede aplicarse tanto a decisiones económicas, como religiosas, políticas, ideológicas, de utilización del tiempo libre, etc.
Dicha búsqueda de la decisión racional parte de un postulado especulativo fundamental, a saber que el hombre por naturaleza (en cualquier tipo de sociedad) busca maximizar cierta cosa (cuya denominación moderna es la utilidad). Esta concepción antropológica que se encontraba ya presente en la economía clásica, especialmente en David Ricardo, según el cual la naturaleza humana se movería por el interés personal que llevaría a la maximización de la ganancia, es el verdadero principio económico de dicha escuela. Con Senior dicho principio es definido como la obtención de riquezas suplementarias con el mínimo de sacrificio posible (o maximización de ingresos con minimización de esfuerzos), mientras que con Jevons la relación se cosifica totalmente y se define el objetivo del hombre como la obtención del máximo placer en su relación con los objetos con el mínimo de desplacer. Marshall considera que el hombre busca maximizar el bienestar material, que según él se logra mediante la posesión de bienes.
A la economía, tal como estos señores la entienden, no le interesa en absoluto el explicar dicho principio económico. El cómo es posible que el hombre tenga como objetivo dicha maximización le tiene sin cuidado, queda totalmente fuera del objeto de la economía, de ahí el carácter de postulado especulativo. Con más fuerte razón aún el hombre mismo, la génesis histórica de ese hombre que imaginan esos señores como eterno y universal, constituye un dato a priori que la economía no debe tratar. El Hombre, con gran H, es el homus economicus, el que busca maximizar la utilidad.
La utilidad es toda magnitud susceptible de ser realizada en diversos grados por lo que es susceptible de ser maximizada. Esta magnitud cuando posee contenido religioso se denomina salvación, cuando tiene contenido político se llama poder, cuando su contenido es material se transforma en ganancia, salario o ingreso, y cuando su contenido es psicológico se denomina placer... La economía se transforma por consiguiente en una ciencia formal, que se ocupa de la actividad racional encaminada a maximizar cualquier especie de magnitud.
Se renuncia por completo a la teoría del valor trabajo, y la concepción subjetiva del valor y de los precios como resultante de la teoría del consumidor y de la demanda de un lado y de la teoría de la empresa y la oferta del otro toma su lugar. En todos los casos, dado que se trata de darle la espalda a las reales y contradictorias relaciones sociales-económicas, considerando exclusivamente la relación hombre-cosa (o la relación del hombre consigo mismo en tanto que diferentes alternativas de utilidad), es exactamente lo mismo que ese «hombre» sea un agricultor medieval, un empresario industrial, un obrero explotado, un especulador de bolsa o un desocupado. Pero como cuando el economista vulgar está en pleno proceso deductivo con su homus economicus, con su hombre ideal, no quiere ser molestado por la bajeza de la realidad cotidiana del hombre real (18), imagina siempre al hombre aislado, fuera de la sociedad haciendo «la economía», lo que como Marx ha señalado es tan absurdo como imaginarse el lenguaje sin la sociedad. De ahí las robinsoneadas, que siguen incursionando con tanto éxito en las universidades y que constituyen la quintaesencia de las teorías del equilibrio.
Ya Bastiat en sus Armonías económicas escribe: «Las leyes económicas actúan según el mismo principio, bien se trata de una numerosa aglomeración de hombres, de dos individuos o incluso de uno solo, condenado por la fuerza de las circunstancias a vivir aisladamente. Este individuo si pudiera subsistir al lado durante algún tiempo sería a la vez capitalista, empresario, obrero, productor y consumidor. Toda la evolución económica se cumpliría en él» (19). La sociedad es siempre esa sociedad fantasma que resulta de la suma de «hombres» económicos, de «hombres» esencialmente aislados. Bujarin hace una rápida recapitulación de los ejemplos de esos «Robinsones económicos» (20), que aparecen en los economistas vulgares más conocidos en su época: Bühm-Bawerk y Menger. Dice así (citando en cada caso la referencia correspondiente):
«Böhm-Bawerk elige sus ejemplos para exponer sus puntos de vista: "Un hombre se encuentra cerca de una fuente de la que mana en abundancia una excelente agua potable". Con esas palabras comienza el análisis de la teoría del valor de Böhm-Bawerk. Después aparecen en escena un viajero en el desierto, un agricultor aislado del mundo entero, un colono "en su cabaña aislado en medio de la selva virgen", etc. Pueden encontrarse en Menger ejemplos del mismo tipo: "los habitantes de un oasis", "un individuo que padece de miopía en una isla desierta", "un agricultor trabajando aisladamente", etc.»
Incluso en nuestros días, los más claros representantes de la economía vulgar, no sienten ningún inconveniente en proclamar el carácter natural y universal de su ciencia; así por ejemplo Samuelson presentará los «problemas fundamentales de toda sociedad económica» en la siguiente forma:
«Toda sociedad, sea un Estado comunista (sic-sic-sic) totalmente colectivizado, sea una tribu de polinesia, sea una nación industrial capitalista, sea una familia de Robinsones suizos o Robinsones Crusoes (y hasta casi podríamos agregar un panal de abejas) debe resolver de alguna manera tres problemas económicos fundamentales, a saber:
1. ¿Qué bienes ha que producir y en qué cantidades? O dicho de otra forma: ¿Cuáles de las múltiples mercancías (21) y servicios deben ser producidos y en qué proporciones?
2. ¿Cómo deben ser producidos esos bienes? O dicho de otra forma: ¿Por quién, con qué recursos y con qué tipo de procedimientos técnicos?
3. ¿Para quién esos bienes deben ser producidos? O dicho de otra forma: ¿Quién será habilitado para beneficiarse con las mercancías y servicios procurados por el aparato de producción? O para expresar la cuestión en términos diferentes: ¿Cómo el producto nacional total debe ser repartido entre los diferentes individuos y familias? (22)
Estas tres cuestiones son fundamentales y comunes a todos los sistemas económicos».
El método de la economía vulgar está totalmente determinado en tanto que lógica formal de la elección. Sus procedimientos principales son los de la lógica formal, la inducción y la deducción (con claras preferencias por el aspecto matemático de esta última). Pero en todos los casos el verdadero punto de partida es un conjunto de postulados especulativos que en forma inconsciente o consciente son el resultado de inducir, generalizar ahistórica y asocialmente, una cierta observación. La observación, la experimentación... no constituyen nunca lo que le da vida a la exposición, sino que en todos los casos se parte de supuestos (23), postulados, y luego a través del procedimiento lógico deductivo se elaboran las leyes a las que el comportamiento de los sujetos económicos debiera amoldarse. La economía vulgar no se preocupa de explicar cómo llega a aquellos supuestos, ni siquiera es totalmente consciente del proceso observación-inducción que sin embargo opera, sino que tanto la investigación como la exposición comienzan con el razonamiento deductivo, y considera la ciencia como sinónimo de la deducción, y la verificación como idéntico a la coherencia interna del modelo, «verificación» a la que la matemática, la econometría, etc. le daría mayores garantías. Es bastante conocida esa religiosidad cuantitativa ‑lógico formal‑ que domina la «ciencia económica contemporánea»; ha sido también criticada la irrealidad de los supuestos que asume; pero ha sido menos criticado el método inductivo de elaboración de tales supuestos, lo que objetivamente le hace el juego a la economía vulgar, al criticar sólo la parte que ésta decide exponer. Por otra parte es precisamente en este procedimiento donde aparece más claramente la real vinculación de la economía con la realidad, en tanto que teoría de una clase social específica, la burguesía; en la defensa de un modo de producción especifico, el capitalismo.
Basta preguntarse de dónde salen todos los supuestos especulativos de los economistas vulgares para encontrar en este mundo su respuesta. ¿De dónde sale ese postulado que recorre toda la economía vulgar en más de un siglo de existencia, de que el objetivo del hombre es el de maximizar la utilidad, el de poseer el máximo bienestar material, etc.? Ni más ni menos que del capitalista real, de carne y hueso. La inducción opera precisamente en general en forma inconsciente, tanto para el capitalista como para su economista, que se imaginan que el mundo funciona y funcionó siempre a su imagen y semejanza, que él es la naturaleza del hombre realizándose. Con ese salto de lo particular a lo general, de ese tipo particular y limitado, de una sociedad particular y limitada, se construye el hombre general, el hombre por naturaleza, y la sociedad general y natural.
De la misma manera se procede con todos y cada uno de los otros grandes postulados especulativos: la existencia de un determinado marco institucional jurídico político, la existencia de una escala de preferencias para el consumidor (denominada también función de utilidad), las estructuras técnicas dadas (sobre la base de las cuales se elaboran lo que se denominan funciones de producción). Por lo tanto los postulados especulativos no son solamente ideales e incapaces de reflejar la realidad, como se ha insistido muchas veces, sino que expresan esa realidad caricaturizada como resultado de la idealización que hace el capital de sí mismo.
Las leyes de la economía vulgar son pues básicamente formales y praxeológicas, obtenidas por la idea y la razón pura, no admiten ninguna contrastación con la realidad económica; son asociales, ahistóricas y como además se obtienen básicamente a partir de postulados especulativos son especulativas. La función social es básicamente la de trasladar al lenguaje de la ciencia las ideas que los agentes de la producción burguesa se hacen de la sociedad, ocultar los antagonismos reales, realizar la apología de la misma al igualarla a su polo positivo (24) y representa básicamente los intereses de la fracción de la burguesía que se considera conforme con el statu quo, con la que se denomina normalmente conservadora, reaccionaria (25). Es a esta fracción propietaria de empresas «públicas y privadas» que esta economía brinda sus mejores servicios, no sólo como justificación, defensa, apología, sino también como instrumental técnico deductivo para la asignación de recursos en forma coherente con la maximización de la tasa de ganancia y en general para la administración de los negocios. Este último punto es demasiadas veces despreciado por la economía política, que contenta de poder ridiculizar por su desvinculación total con la realidad social a los economistas neoclásicos, no comprende la validez técnica (precisamente no como ciencia, sino como lógica formal de la elección) de la economía neoclásica. Sin embargo esta última se sigue demostrando como mucho más apta para la toma de decisiones empresariales y estatales en coherencia con las necesidades del capital (lo que constituye su verdadero objetivo), mientras que la economía política como concepción prosigue su plena decadencia y termina siempre haciendo entrar por la ventana lo que expulsa por la puerta: critica hasta el cansancio a la economía vulgar hasta que le toca administrar al capital y en este caso se vulgariza totalmente. Una confirmación irrefutable de dicha tesis es la importancia siempre creciente de la enseñanza de una «economía» cada vez más neoclásica en los países cuya doctrina de Estado es la economía política: Rusia, Polonia, Cuba...

2.4. Oposición fundamental entre economía política y economía vulgar

Esquemáticamente y sin pretender ser exhaustivos podríamos señalar los siguientes aspectos como los fundamentales de la oposición economía política y economía vulgar, lo que servirá al mismo tiempo de síntesis del capitulo:
1. Mientras la economía política estudia la realidad trata de poner al descubierto las leyes sociales que regulan la producción, la distribución y el consumo, lo que la lleva a aceptar la existencia de contradicciones sociales y de la lucha de clases en su propia teoría; la economía vulgar ni siquiera tiene por objeto el estudiar el ser de las cosas, sino que estudia las reglas que debiera adoptar la actividad humana para maximizar cierta magnitud considerada el fin de la actividad económica (utilidad). Cuando se refiere a la realidad económica y a la lucha de clases, lo hace saliéndose de su propio objeto de estudio y considera dichas realidades no como algo inherente a la sociedad del capital, sino como ciertas alteraciones (es así que se introducen los monopolios ‑«competencia imperfecta»‑, los sindicatos, etc.) con respecto a ese mundo de Robinsones y competencia perfecta donde elabora sus categorías y realiza sus elucubraciones deductivas.
2. El tipo de leyes que elabora la economía política pretenden ser objetivas ‑sociales e históricas (26)‑ en un doble sentido, en el de reflejar las leyes que existen en la realidad misma de las cosas (27) y en el de reconocerlas como ajenas a la voluntad de los hombres; mientras que por el contrario las de la economía vulgar parten precisamente de la voluntad de los hombres, de la motivación individual (28) e intentan «racionalizar» el comportamiento económico de los hombres, es decir asegurar la maximización del fin perseguido; esas leyes son por lo tanto praxeológicas.
3. Esta oposición en el carácter de objetivo y subjetivo de ambas concepciones en sus categorías y en la concatenación de esas categorías, es decir en las leyes, aparece notablemente concentrada en esa piedra fundamental de toda doctrina económica que es la teoría del valor de las mercancías: la economía política tiene una concepción objetiva del valor, mientras que para la economía vulgar el valor es una magnitud íntegramente subjetiva. Es decir para la economía política el valor está básicamente determinado por el tiempo de trabajo incorporado en las mercancías (29), magnitud social objetiva que no depende en absoluto de la voluntad, el placer, el desplacer, la motivación de los individuos; para la economía vulgar, que desconoce el estudio de las relaciones objetivas entre hombres y lo suplanta por las relaciones subjetivas entre hombre y cosa, el valor se va a confundir con el precio confluencia entre oferta y demanda, determinadas a su vez subjetivamente por su valor de uso, por la utilidad que experimenta un hombre de poseer esa cosa.
4. Las diferencias metodológicas están implícitas en los puntos anteriores: la economía política es esencialmente materialista y positivista, parte de la observación y la experiencia, estudia la realidad, la descompone analíticamente, vuelve a comparar esas conclusiones con la realidad, tratando siempre de aproximarse asintóticamente a la realidad por vía del pensamiento; mientras que por el contrario la economía vulgar es esencialmente idealista-especulativa, la realidad como tal no entra en el análisis, ni éste trata de reflejar aquélla (aunque sea en última instancia esa realidad la que le dicta al apologista las hipótesis, los supuestos), sino que éste procede a partir de un conjunto de postulados especulativos a partir de los cuales se opera la deducción y por lo tanto dicha economía no es más que una lógica de elección en donde se procura definir lo «racional» en concordancia con lo que se define como el principio económico.
5. Mientras que la economía política puede criticar la sociedad presente en muchos de sus aspectos y critica también su visión idealizada, la economía vulgar es básicamente una proposición de administración eficiente.
He aquí expresada sintéticamente la oposición. En los textos siguientes veremos hasta qué punto ambos polos forman una unidad, contra la cual se levanta la crítica a la economía.
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«La religión, la familia, el Estado, el derecho, la moral, la ciencia, el arte... no son otra cosa que formas especiales de la producción, hallándose sometidas a su ley general. Por tanto la superación positiva de la propiedad privada apropiándose de la vida humana (es decir el comunismo NDR) es superación positiva de toda enajenación, o sea el retorno del hombre desde la religión, la familia, el Estado... a su existencia humana, es decir social».
Marx, 1844
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Notas
8. El conjunto coherente de estos elementos esenciales, objeto, método, función social, es lo que llamamos concepción. El hecho de que esos elementos sean asumidos o no como una totalidad por los autores o que estos lo ignoren totalmente no nos interesa aquí.
9. K. Marx, El capital, FCE I, p. 45. Ver también «Teorías de la plusvalía»,Comunicación T. II, p. 392 a 398.
10. Marx señalaba ya en su tiempo que los economistas clásicos caían seguido en las aberraciones de la economía vulgar, incluso en su expresión más caricatural: la fórmula trinitaria. Ver por ejemplo El capital, FCE III, p. 768.
11. Ver «De Ricardo a la economía vulgar», en «Teoría de la plusvalía», Comunicación, T. II, p. 97 a 398.
12. Ricardo, David, Des principes de l'economie politique et de l'impot.
13. Engels, F., Anti-Dühring.
14. Es cierto, sí, que este materialismo, como todo el materialismo vulgar, estaba a su vez basado sobre un conjunto de ideas cuya relación con la realidad no se intentaba establecer, sino que se consideraba como postulado previo al análisis. Es el caso de la «visión clásica» (que fuera por primera vez expuesta sistemáticamente por Adam Smith), que consiste en concebir la economía como un mecanismo ordenado resultante de un conjunto de decisiones individuales que operan en base al mecanismo de prueba, error y rectificación y según la cual a pesar de que cada individuo al tomar tales decisiones actúa movido por su propio interés (lo que constituye el principio económico-antropológico de toda la concepción clásica) éstas se compatibilizan en el mercado como si una mano invisible orientara esas decisiones individuales en el sentido de la totalidad. Esta visión no forma arte del análisis de la realidad económica propiamente dicha, no deriva de una contrastación minuciosa teoría-realidad, no deriva de forma exclusiva de la observación de la realidad misma, sino que es un acto cognoscitivo preanalítico.
15. «Libertad de elegir» es el nombre de la última apología panfletaria efectuada por Friedman.
16. Marx, «Teorías de la plusvalía», op. cit., T. III, p. 394.
17. Robbins, L., Naturaleza y significación de la ciencia económica.
18. La economía vulgar es así el correspondiente a un hegelianismo sin dialéctica.
19. Citado por Bujarin, N., en Economía política del rentista.
20. Es curioso constatar que incluso ese «hombre económico», que es capaz de decisiones económicas, de la libertad de elegir de un Friedman, que pretende representar a todos los hombres y hasta el «H»ombre en general, sea siempre y sistemáticamente Robinson y no Viernes. He aquí la pista de la verdadera vinculación con la realidad de la economía vulgar, es una economía de los que son «libres para elegir», es una «economía de los capitalistas» y se trata de buscar las mejores formas de administrar.
21. Obsérvese bien hasta que punto la universalización y la naturalización no tiene ningún punto de partida natural y universal, sino el limitado y estrecho horizonte del burgués medio, es decir que todo parte de imaginarse como eterno, general y hasta más universal que la especie humana (¡las abejas!) lo que no es más que una forma social e histórica especifica: la producción de mercancías.
22. Obsérvese de pasada que para el economista vulgar su mundo universal y natural contiene siempre: individuo, familia, nación, y porqué no, Estado nacional.
23. Los postulados fundamentales de la concepción (como por ejemplo la concepción antropológica del hombre en cualquier época y de cualquier clase buscando la máxima utilidad) se encuentran en general implícitos y ni siquiera se considera necesario explicarlos. Sólo se hacen explícitos algunos postulados de segunda categoría (no por esto más próximos de la realidad, como por ejemplo la competencia perfecta).
24. «Idealización que hace el capital de si mismo» e «igualar la sociedad en la idea a su polo positivo» son expresiones que adquirirán todo su significado en el transcurso posterior de la exposición.
25. Sin embargo no nos parece pertinente la tesis de Bujarin que la asocia exclusivamente a la fracción del capital que se retira de la actividad empresarial para vivir de rentas.
26. Sin embargo nunca lo son en su totalidad. La economía política renuncia permanentemente al carácter histórico de las leyes económicas. Marx observará que para los economistas clásicos hubo historia pero ya no la hay más. El capitalismo (o mejor dicho el polo positivo del capitalismo) es para la economía política la estación final de la historia, y para defender esa posición la economía política no renuncia sólo al carácter histórico del análisis del capitalismo, sino al análisis del pasado: todas las categorías actuales parecen existir desde siempre en la economía política. Por lo tanto si señalamos aquí que las leyes pretenden ser históricas es para señalar una contraposición real con la economía vulgar, pues la economía política se ocupa de la evolución histórica de la sociedad, pero téngase presente que este objetivo es siempre traicionado en la práctica, que en el análisis histórico se liquida siempre la historia como globalidad aunque se mantenga a veces algunos de sus episodios (por ejemplo la crítica a la sociedad feudal).
27. A estas leyes se las denomina generalmente «leyes de la economía política». Para la economía vulgar esta distinción, dado que no se trata de reproducir la realidad por vía del pensamiento, no tiene sentido: todas las leyes son leyes de la economía.
28. Sombart, resumiendo el subjetivismo, dice: «La motivación del acto económico ‑individual‑ se halla siempre en el centro mismo del sistema». Citado por Bujarin, N.

29. El hecho de que los clásicos incluso Ricardo, D., renuncien seguido a esa posición y se aproximen, a través de la teoría del «costo de producción» y de la oferta y la demanda, a las concepciones subjetivistas sólo confirma lo que señalábamos al principio del capítulo: incluso los clásicos se salen de su propia concepción, la economía política, y adoptan aspectos fundamentales de la economía vulgar.

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lunes, diciembre 26, 2016

Otro mini reviú de Lester Bangs: el Mars EP (1980). 

También tomado de su "A reasonable guide to horrible noise":



Mars, EP (Infidelity, 1980). Junto con Teenage Jesus, DNA y los Contortions, este grupo fue incluido en el decisivo LP No New York (¿No tienes una copia? ¿Estás enfermo o qué?). Pero por mi dinero que esta pieza más allá del texto, de ruido psicótico con instrumentación a menudo más allá de lo discernible, es su obra maestra absoluta –dejando de lado John Gavanti, su versión de Don Giovanni de Mozart, que nunca he sido capaz de escuchar entera. Esta no es música “industrial” sino que humana, ¿y qué tal si dichos humanos suenan como si se estuvieran sintiendo mal? Tú también. Y mientras machacan, se afligen y se arrastran, no puedes negar que cosechan lo que siembran. El mejor tema: “Scorn”. El mejor rumor: Alguien echó las cintas originales, producidas por Arto Lindsay, al agua. Y accidentalmente, por cierto. 

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miércoles, diciembre 21, 2016

Escuelas de Verano: este viernes, Introducción a la Crítica de la Economía Política/Kaoru Abe (Partitas, 1973) 


Habría que estudiar todo el año y más o menos eso uno hace, en la medida de lo posible. Pero el verano suele dar oportunidades de aprender junto a más camaradas, y eso siempre es enriquecedor y debe ser estimulado y ampliado.

El viernes pasado ya fue la primera sesión de esta iniciativa. Y ahora viene la segunda patita: Introducción a la crítica de la Economía Política, más una exposición sobre el concepto de Subsunción.

Si tuviera que rehacer mi vida, o fuera preceptor de alguna persona joven, recomendaría leer estos textos de Karl Marx en el siguiente orden:

-Contribución a la crítica de la Economía Política
-Grundrisse 1 y 2
-El Capital, Libro I.
-El Capital, Capítulo VI inédito.

Como ya no lo hice así, ni soy preceptor ni educador de nadie, recomendaría ir este viernes, y tratar de leer previamente por lo menos la serie que en su momento (mediados de los 80) publicaba la revista COMUNISMO del GCI, partiendo por esto (recomendando encarecidamente escuchar mientras se lee este notable album solista del gran saxofonista japonés Kaoru Abe: Partitas, de 1973, que en sí mismo opera como una poderosa crítica de la alienación):



CO21.1.0 Presentación de la rubrica
"Contribuciones a la crítica de la economía"

«Toda la mierda de la economía política desemboca en la lucha de clases.»
Marx

Los escritos que siguen inauguran en Comunismo una sección específica con el objetivo de contribuir a la crítica de la economía. Hasta el momento en Comunismo, al lado de los artículos sobre distintos aspectos de la lucha de clases, de afirmación programática, hemos tendido –con mayor o menor regularidad– a ir creando un conjunto de rúbricas como «Memoria obrera», «Subrayamos», «Perlas de la burguesía»...

En qué medida la problemática de la crítica de la economía no es algo separado de la lucha revolucionaria contra el capital, en qué medida no es algo teórico en oposición a la práctica de la guerra social, quedará sumamente clarificado en la primera serie de textos de esta rúbrica, que tienen por objeto la delimitación de nuestra crítica de la economía: objeto y método, su relación dialéctica. Quedará también claro que todas las tentativas de hacer una «economía marxista» son parte de la ideología contrarrevolucionaria, que la praxis de la crítica de la economía es la lucha revolucionaria en su conjunto y que el sujeto de la misma no es tal o tal teórico o reformador del mundo, sino el proletariado en su contraposición práctica con la economía; o mejor dicho aún, el proletariado en tanto que fuerza de abolición del orden social capitalista mundial, es decir en tanto que partido.

Pero ello no implica en absoluto desconocer la importancia de la fase teórica de la crítica de la economía, ni la de las principales contribuciones a dicha crítica (que para nosotros siguen siendo fundamentalmente las obras de Marx y Engels al respecto), sino asumir la misma como parte indisociable de la guerra revolucionaria de nuestro partido histórico contra toda la sociedad actual (lo que incluye muy especialmente la crítica de todas las doctrinas económicas, de toda la economía política, y particularmente de la parte de la misma que se autodenomina economía marxista).

Que se desengañe pues el lector que pretenda encontrar en nuestra revista textos de economía, o de polémicas acerca de la «teoría de las crisis», pues es exclusivamente en el sentido que hemos expuesto que consideramos válida la realización de una rúbrica particular sobre la crítica de la economía, en la que subrayaremos la importancia de las contribuciones fundamentales de nuestro partido al respecto e iremos publicando textos elaborados por nuestro grupo (GCI) o por compañeros que hoy se sitúan objetiva, pero también voluntaria y conscientemente, en nuestra misma línea histórica de organización de la comunidad internacional de lucha del proletariado contra el capital mundial.

Antes que nada en esta rúbrica publicaremos textos que retoman el ABC de la crítica iniciada por Marx y Engels, como por ejemplo esta primera serie de textos que definirán los elementos claves de la crítica de la economía, para luego comenzar en la forma mas sistemática y sintética posible a exponer una comprensión –totalmente contrapuesta a todas las doctrinas económicas– global, histórica y substancial de la economía mundial en tanto que totalidad, es decir en tanto que capital como modo exclusivo de producción y de reproducción mundial. Dichos ejes son decisivos en la necrología de la sociedad actual, necrología que constituye a la vez el punto nodal de nuestra crítica y la clave general de la ruptura con el análisis que hace el capital de sí mismo: la economía política no es ni más ni menos que la ciencia del capital autoanalizándose, como iremos sucesivamente poniendo en evidencia.

Además, y/o conjuntamente, con contribuciones que consisten principalmente en subrayar o revalorizar aspectos ya expuestos, anteriormente a nosotros, de ese ABC (para lo cual el criterio central es siempre lo que las mayores fases de revolución y contrarrevolución, de afirmación práctica del programa revolucionario y de revisionismo reformista, han determinado como centrales), en esta rúbrica habrá aportes, es decir clarificaciones y análisis teóricos que pongan en evidencia elementos del programa nunca antes tratados a fondo. Al respecto, tal vez con mayor necesidad que en otras rúbricas, debemos destacar que este tipo de materiales de partido no pueden considerarse como materiales cerrados, acabados, sino que por las características mismas de su elaboración (exposición efectuada por uno, a lo máximo un equipo pequeño de compañeros en un momento histórico dado, pero resultante de la lucha y el esfuerzo colectivo de toda la lucha histórica contra el trabajo) muchos de ellos serán esbozos, bosquejos... En efecto, en todas las épocas una parte esencial, decisiva, del trabajo de restauración programática ha adoptado esta forma de contribuciones inacabadas, textos semielaborados, que, a pesar de ello, lejos de caer en el inmediatismo han sido fundamentales en la comprensión histórica del programa comunista como totalidad. Pensamos evidentemente en materiales como los de Marx y Engels, que si hubieran esperado a publicar su obra cuando la hubiesen terminado no conoceríamos nada de ellos porque, casi sin excepción, todos los textos decisivos quedaron en el estado de notas, manuscritos o publicaciones de partes de textos que nunca se terminaron, pero también en los de muchos otros militantes revolucionarios menos conocidos.

Ello implica desde el punto de vista de nuestro grupo el asumir explícitamente, contra toda visión democratista, que en la prensa revolucionaria deben reproducirse textos no asumidos aún por el conjunto de compañeros, contribuciones particulares sobre problemas aún no discutidos o incluso –dentro del cuadro programático global– posiciones contradictorias sobre una misma cuestión, que reflejan las discusiones existentes en el seno del grupo (¡y si no hay ese tipo de posiciones contradictorias no se trata de un organismo vivo de la clase revolucionaria, sino de un cadáver!).

Si bien desde el origen del GCI esto forma parte de nuestra comprensión, en las primeras fases de nacimiento y conformación de nuestro grupo, en las de elaboración y confección de nuestras Tesis de orientación programática (que traducen siete años de trabajo y la existencia de más de una decena de versiones sucesivas y en distintos idiomas), hemos tendido a que los materiales publicados sean el resultado más colectivo posible de nuestro grupo (1) pues la prensa era un elemento decisivo de nuestra centralización efectiva (interna y en relación a otros compañeros próximos de nuestras posiciones). En efecto, la publicación de materiales no asumidos por todos los compañeros del grupo o de materiales contradictorios puede constituir un elemento de descentralización, de desorganización, si no va acompañado de una centralización política más profunda. Es decir que es la centralización política efectiva, la solidez en la defensa de las mismas posiciones globales –especialmente en una organización como la nuestra que publica en varios países e idiomas diferentes y que busca la máxima descentralización geográfica posible– la que permite asumir correctamente la publicación de textos semielaborados, de contribuciones puntuales de un compañero, o equipo de compañeros, sin pretender que todos ni una mayoría de los compañeros del grupo asimilen, y/o acuerden con la totalidad de aportes y posturas contenidos en ellos. Internamente hemos dado pasos importantes en la homogenización y centralización política y por lo tanto creemos poder asumir la publicación de ese tipo de materiales en buenas condiciones. Con relación a nuestros lectores, simpatizantes, colaboradores... nos parece fundamental que la publicación de ese tipo de materiales sea comprendida como simultánea y convergente con la de otros que reflejan nuestra unicidad de posiciones internacionales e internacionalistas, nuestra centralización política efectiva. Al respecto en forma creciente hemos tendido a que todas nuestras publicaciones reflejen ese centralismo efectivo existente en base a afirmaciones programáticas idénticas en todas las lenguas o países en los que actuamos: mismo epígrafe en todas las publicaciones internacionales indicando sintéticamente nuestro programa (“Dictadura del proletariado para la abolición del trabajo asalariado”), publicación de una pequeña síntesis de nuestras posiciones en todas las revistas centrales (ver Comunismo nº 19, pág. 22), y sobre todo un gran esfuerzo en la traducción cada vez más frecuente de diferentes textos entre nuestras revistas centrales (francés, español, árabe, inglés, portugués). Con esa misma inquietud realizaremos una unificación de los títulos de nuestras publicaciones (todas las revistas centrales se llamarán de la misma manera y habrá una homogeneización de los títulos de las revistas locales), seguiremos multiplicando las traducciones y además daremos a conocer públicamente en todas las lenguas que podamos la versión que hemos alcanzado de nuestras Tesis de Orientación Programática (2).

Específicamente en cuanto a nuestra sección de «Crítica de la economía» usamos el mismo criterio. Por un lado es el resultado global y general del desarrollo de nuestro grupo y en especial de un conjunto de clarificaciones operadas en función de la crítica colectiva al texto aparecido en francés “La nature catastrophique du capitalisme”, que hoy consideramos no sólo que tuvo más errores que aportes, sino que globalmente no supo delimitar la ruptura con la economía política y que resta aún prisionero de una visión economicista de la obra de Marx. Por el otro, los materiales disponibles existentes, en esa misma línea, en los distintos idiomas (principalmente francés y español) no son simples traducciones, sino contribuciones de diferentes compañeros que escriben en su lengua materna. Hemos decidido pues empezar con la publicación de algunas contribuciones de base en este sentido. Aunque los temas y los textos no coincidan en francés y en español, en una etapa posterior habrá, como es lógico, traducciones en ambos sentidos.

La mayoría de los materiales de base con los que se realiza esta primera serie de textos en español, que explican lo que es la crítica de la economía y delimitan el objeto y el método de la misma, se lo debemos a nuestro simpatizante y colaborador R.A., quien desde Argentina nos hiciera llegar el borrador de parte de su libro (creemos que aún inédito): El capital y su necrología.

Para terminar esta presentación de nuestra rúbrica de crítica de la economía queremos subrayar que nuestra contribución a este eje invariante de la lucha revolucionaria lo comenzamos modestamente, porque nuestras fuerzas son modestas, pero el trabajo que tenemos por delante es inmenso e indispensable. Por lo tanto, esto debe considerarse como un llamado más a contribuir a nuestro esfuerzo. Toda contribución real a la crítica de la economía será muy bienvenida.

Notas
1. Ello no ha impedido sin embargo que la publicación de ciertos textos planteara interna y externamente problemas muy grandes por los desacuerdos evidenciados tanto antes como después de su publicación. De las distintas publicaciones de nuestro grupo, nuestra revista central en francés Le Communiste es la que ha concentrado más este tipo de problemas (hay que tener en cuenta que dicho idioma es por el momento, con respecto a otros idiomas, el comprendido por el número mayor de compañeros), en especial en los primeros números. Fueron necesarios varios años de polémicas, de fortificación de la centralización, de rupturas contra resabios leninistas y con la ideología de la economía política para que se hayan criticado abiertamente algunos textos publicados en esa época y que hoy el GCI no reconoce como suyos, como «Pour un front de classe» (Le Communiste nº 3) o «La nature catastrophique du capitalisme» (Le Communiste nº 7).
2. Si insistimos tanto en las versiones sucesivas y las que todavía vendrán es para luchar por anticipado contra el mito de tomar este tipo de plataforma como un texto sagrado. Se trata, ni más ni menos, de una presentación global y sintética del conjunto de posiciones fundamentales que orienta nuestra actividad y como tal refleja un momento del trabajo colectivo permanente de restauración programática en la línea invariante: de profundizar cada vez más precisamente las implicaciones programáticas de las determinaciones permanentes de la lucha comunista.


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martes, diciembre 20, 2016

Lanzamiento: El cielo por asalto (Memoria Negra ediciones) 


Le pregunté a mi viejo si se acordaba de que en noviembre de 1969 unos adolescentes secuestraron un avión LAN para irse a Cuba. Dijo que sí.

Uno de esos adolescentes después fue militante de la VOP. Murió hace poco, como relativamente próspero empresario.

Este libro se proyecta como el volumen 1 de una serie sobre la VOP.

Se lanza este jueves a las 18:30.

Pocos meses después el Ejército Rojo japonés secuestró un avión para irse a Corea del Norte. Fueron los años más populares del secuestro aéreo. Poco después todo el mundo hablaba del Triángulo de las Bermudas.

Va un extracto de un texto en elaboración sobre la escena japonesa de los 70.

Con dos canciones:
-Supersordo, Avión a Cuba (1992).
-Les Rallizes Denudes, La noche de los asesinos (1976).

BESAR EL CIELO POR ASALTO (“EXCUSE ME, WHILE I KISS THE SKY”)

Al igual que en el resto del mundo, el 68 trajo en Japón lo que en referencia a Italia algunos llamaron “la gran ola revolucionaria y creativa, política y existencial” (ver el libro La Horda de oro, de Nanni Ballestrini y Primo Moroni, editado en español por Traficantes de Sueños). En 1969 se requirió de 2 días y 8 mil policías de asalto para poder desalojar la ocupación en la Universidad de Tokyo. El alumnado se metía también al distrito de Shinjuku, donde escapaban de la policía, formaban vínculos e irrumpían en plazas y calles como “folk guerrillas”.

En los Festivales de la Juventud contra la guerra, y otros eventos de la juventud combativa, se mezclaban instrumentos musicales tradicionales con guitarras eléctricas amplificadas, saxofones con percusiones de todo tipo y tradición. Y los “músicos” hacían la crítica del arte y de la vida cotidiana, y algunos se mezclaban no sólo en las luchas más sociopolíticas sino que inclusive en acciones de lucha armada como las emprendidas por el Ejército Rojo japonés (el secuestro de un Boeing a punta de machete sin armas de fuego, fue tal vez la más llamativa. Acá en Chile algo similar pero con cortapluma y avioneta hicieron según recuerdo algunos adolescentes de la VOP, casi coincidiendo totalmente en el tiempo, tratando de tomar “el cielo por asalto”. Profetizo que alguien está a punto de lanzar una publicación sobre este poco conocido episodio. Sobre el Ejército Rojo japonés, en su deriva más psicótica denominada Ejército Rojo Unificado, existe hasta una película de Koji Wakamatsu). (CORRECCIÓN: eran dos adolescentes (14 y 15 años) que actuaron totalmente solos, y con pistolas viejas que le sacaron a sus familiares. La acción iba bien hasta que en el norte de Chile la tripulación se les fue encima y los redujo. Los cabros querían ir a Cuba. Uno de ellos después ingresó a la Vanguardia Organizada del Pueblo. El libro profetizado, “El cielo por asalto”, será lanzado a fines de diciembre del 2017 por ediciones Memoria Negra. Los japoneses en cambio querían desviar el avión hacia Corea del Norte).
...
No en vano a Les Rallizes Denudes los apodaban como “los Velvet Underground japoneses”, referencia que si bien es más o menos adecuada, tampoco es totalmente justa. Takashi Mizutani impresiona incluso antes de oírlo: solo con su look. Junto a Haino deben ser de lo más “fashionable” que pudiera surgir de toda esta movida, pero por suerte los hipsters todavía no se disfrazan de ellos. La radicalidad extrema de su abordaje estético lo hace más que difícil. Por suerte. (NOTA: a Mizutani se le han atribuido simpatías por el Ejército Rojo, y hasta he leído que un bajista de la banda,   Moriaki Wakabayashi, efectivamente tomó parte el famoso secuestro de un avión el 31 de marzo de 1970, un mes antes del inicio de protestas masivas por la ocupación gringa de Okinawa. No me consta. Habría que investigar un poco más).


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sábado, diciembre 17, 2016

TEORÍA DEL AMOR/DOS TOCATAS EN SANTIAGO. PARTE 2: LAS LIGAS MENORES. 

LIGANDO



Cuando la gente recomienda “sacar un clavo con otro clavo”, lo que no se dice ni reconoce tan abiertamente es que dicha acción no es una solución a ningún problema, sino que sólo una apuesta por su reactualización. Sustitución del objeto del deseo, y ninguna pregunta sobre qué es el amor, si es que es posible en esta sociedad y de qué degradadas maneras, sobre cómo sería el amor en el futuro, etc. Y si es verdad que, como ya dijo Malatesta, el comunismo anárquico no tiene solución alguna para el mal de amor, entonces deberíamos entender que las causas del desastre que llamamos dialéctica del amor/desamor son mucho más profundas y hasta “transhistóricas” si se quiere: preceden al capitalismo y de seguro lo sobrevivirán. Como dice JC: “lo que llamamos desamor tiene al final poco que ver con un ‘ser amado’ en concreto: en el clímax de la sensación de malestar y desesperación que se asocia al desamor lo que estalla en realidad es la separación del sujeto humano consigo mismo y con todo el resto de la especie”. En fin…da para un libro. Lo titularía, “Amor no-libre y análisis del carácter” (jajaja, qué original). La conclusión del libro será más o menos así: el amor no vale la pena ni tiene un terreno real donde concretarse mientras no estemos ya en el comunismo, y el comunismo no ha empezado ni piensa empezar todavía y de aquí a un buen rato. Mientras tanto, lo que hay que realizar es la camaradería amorosa, la amistad erótica, la comunicación de las relaciones afectivas y sexuales. Ligazones. Ligar. Ligarse.

Suena fácil, ¿no? Pero no lo es.

La última frase de “Renault Fuego” dice así:

“Puede que no haya un auto y que casi todo sea inventado pero es mejor inventar un buen final para no poder pensar en... Hey, ¿dónde te fuiste y cuánto más vas a tardar? es que necesito decirte que en verdad me gustas. Hey, ¿dónde te fuiste y cuánto más vas a tardar? es que necesito decirte que en verdad me gustabas que en verdad me gustabas…”

No está demás explicar que cuando manifesté a algunos amigos y amigas que esta banda y esta canción me gustaban mucho, de inmediato recibí ataques del tipo: “Tú?! Disfrutando indie pop?!”, “No te parece que es un material no apto para diabéticos?” “Tú, el paladín del freejazz/punk rock, escuchando a una bandita indie argentina?”. En fin…tuve que soportar ese chaparrón de críticas y señalamientos de supuestas inconsistencias. Un amigo hasta esbozó una teoría explicativa mucho más materialista tras ver el video clip donde LLM interpretan esta canción en vivo: “Ya lo sé: te gustó la vocalista!”. Y bueno, mi amigo es un viejo zorro y no se equivocaba: Anabella Cartolano es una de las mujeres más guapas que uno  haya podido apreciar en el mundo del pop rock, y su encanto es parte del atractivo inmediato que en uno despierta esta banda.

Por eso es que casi me derretí cuando entré al lugar donde se celebraba un festival donde LLM iba a tocar, y al que fui la tarde inmediatamente siguiente el concierto de los Descendents, y vi que en el patio estaba ELLA sentada junto al resto de su banda al lado de la mesa con sus productos (dos CDs, poleras, y no se qué más). Me dije a mi mismo: "no me voy a acercar porque no soy un fan baboso". Pero al rato me sorprendo a mí mismo tratando de meterles conversa. Poco rato. Les conté acerca de que primero creía que su canción más famosa se trataba de quemar un Renault. Les dio risa. Y les mostré una foto muy interesante que conseguí en el Persa Bío Bío, en un galpón donde alguien vende numerosas fotos de las micros viejas de esta ciudad hacia 1980/1990: una 73 Pudahuel/Canal San Carlos ardiendo en medio de la calle.

Breve flashblack: En 1986, “el año decisivo” para derrocar a la dictadura de Pinochet, cosa que finalmente no se logró (ni siquiera el atentado en su contra por el P”C”/FPMR resultó) y ahí empezamos la mierda de transición que todavía habitamos, cerca de mi Liceo (el Fleming) era usual que la juventud izquierdista más militante quemara micros con un ingenioso sistema químico incendiario en que se ocupaba una especie de bomba llamada “panchita”. Lo que llamaba la atención era que siempre el objetivo de la acción era una micro del recorrido 73 Canal San Carlos. Un día pregunto por qué, y resulta que la razón era esta: esa empresa cobraba seguro por las micros quemadas, y les encantaba que hiciéramos mierda sus máquinas, sobre todo si eran de las más antiguas.

Por eso no me extrañó que la única foto de micro en llamas que tenían en ese puesto del Persa fuera esa. En fin. Qué lindos recuerdos: incluso cuando uno cree estar efectuando las acciones más combativas de su adolescencia, en el fondo no está sino ayudando a la valorización del valor. Es algo digno de tener en cuenta.

Sigamos con la revisión de tocatas: esta era menos alienada que la del día anterior en Parque O´Higgins, y no había guardas custodiando el escenario. No era necesario en realidad porque la mayoría de las bandas daban pena y no mucha gente las miraba. Al principio de hecho ni siquiera me molesté en ingresar al recinto. Afuera en la calle había un grupo de amigas bastante numeroso dedicada al arte de vaciar latas de cerveza, y al igual que LLM se hacían acompañar de un solo hombre. Nos unimos a ellas por supuesto. Cuando las latas se acabaron, unos amables y morenos residentes de un departamento en el edificio de arriba arrojaron un par más en manos de una de estas chicas. Por supuesto que además las invitaban a subir al depto., a lo que anunciaban era una “after party”, pero como dijo una de ellas: “si una de nosotras sube, no sale más”. (Y yo meditaba en silencio acerca de la transversalidad del estereotipo de los negros como una especie de máquina sexual de alta potencia, y trataba de imaginar en paralelo cómo reaccionarían amigos de uno si son invitados a subir a un depto. donde hay puras mujeres negras invitando a una “after party”…mmmmm. No lo sé. En la cancha se ven los gallos…).

Después entramos. En el patio estaba el grueso de la gente. Vendían comida vegana y no era cara. Pero se había acabado la cerveza. En un momento veo que LLM desarman su puesto y se van hacia el escenario. La banda previa estaba toando un cover de Cecilia Amenabar. Sí! Cecilia Amenabar! Por qué chucha uno tiene que entrar voluntariamente a un lugar donde alguien puede estar tocando eso???!!!!! Difícil de responder, pero en mi caso, ya estaba feliz de poder ver en acción a la hermosa Anabella y su banda.

La banda comienza. Todo el mundo llega ahí frente al escenario y poguea con entusiasmo. Es pop, pero pop punk. La alegría sale a chorros por los amplificadores y divierte mucho ver que son 5 personas, 4 chicas y un solo hombre (en voz  guitarras), y que se alternan la voz principal en las canciones entre Anabella, la bajista y el único chico. La bajista también es hermosa, pero nunca me había fijado porque sólo tenía ojos para la guitarrista. En segundo lugar tocan “El baile de Elvis” que es tal vez una de sus mejores y más punk rockers creaciones. Y siempre que dicen “y de la manera más feliz, así te voy a recordar” se me llenan los ojos de lágrimas porque pienso en mi zorrito Cristóbal que tanto se echa en falta, y la pena se me mezcla con la alegría casi angelical que irradia este combo.

Los hits se suceden uno tras otro, incluyendo algunos de su nuevo mini disco de 3 canciones. Dejan “Renault Fuego” para el final y ahí no me queda otra que acercarme lo más que puedo a la banda, chicos y chicas saltan y bucean sobre todos nosotros, y me alegra tanto que uno pueda dedicarse a ayudarlos a que floten la mayor cantidad de tiempo posible, sin guardias ni estúpidos machos del hardcore ni ninguna forma de subpolicía posmoderna. Hasta me topo con un amigo que en ningún caso esperaba encontrar ahí. Revolucionarios pogueando pop punk. No está nada mal para mí. Y me acuerdo de la satisfacción que sentí cuando otro revolucionario desde más allá de la cordillera me escribió para decirme: “Las Ligas Menores son un maldito placer culpable!”. Y así es amigos y amigas: la calidad de estas canciones es tal que no es de extrañar que sean disfrutadas hasta por terribles enemigos de este orden social. Enhorabuena. Quememos una micro. Quememos un Renault. No, mejor que no. Endurecieron mucho la Ley de Control de Armas gracias al “modelo ley Emilia”. Pero el deseo de transgresión sigue ahí intacto. Sólo se sublima. Hey ho, let´s go!

Resumen:

Porcentaje de alienación: 55%. Rock and roll: 45%.

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martes, diciembre 13, 2016

Intermedio: un mini reviú: el primer LP de Blue Cheer (1968), por Lester Bangs 

Blue Cheer, Vincebus Eruptum (Philips,1968)


00:00 - Summertime Blues (Eddie Cochran/Jerry Capeheart)
03:47 - Rock Me Baby (B. B. King)
08:10 - Doctor Please! (Dickie Peterson)
16:02 - Out of Focus (Dickie Peterson)
20:00 - Parchment Farm (Dickie Peterson/Leigh Stephens)
25:50 - Second Time Around (Dickie Peterson)

"Estos tipos pueden haber sido la primera verdadera banda de heavy metal, pero lo que importa acá no es si Leigh Stephens dio nacimiento a ese gruñido de macho antes que Mark Farner –de Grand Funk- (ambos se lo robaron a Hendrix) sino que sus overdubs de guitarra sub-sub-sub-sub Hendrix se encuentran unos con otros tan ineptamente que convergen en una atonalidad realmente vivificante".

(Lester Bangs, Una guía razonable del ruido horrible, Village Voice, Sept./Oct. 1981).

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DOS TOCATAS EN SANTIAGO: DESCENDENTS Y LAS LIGAS MENORES. Parte 1. 


PARTE 1: DESCENDENTS EN PARQUE O´HIGGINS EL MIÉRCOLES 7 DE DICIEMBRE

Amo a los Descendents desde su primer single hasta el álbum ALL. Por cierto, creo que All (1987) era una buena despedida, y un álbum no tan perfecto como los anteriores. Pero al menos se atrevían a innovar, aunque el sonido resulta demasiado metalizado en su producción para mi gusto más hardcore punk. Por lo mismo es de lamentar que los dos álbums en vivo oficiales de la banda (Liveage y Hallraker) reflejen a esa última formación, y no las iniciales. Aclarado eso, demás está decir que los dos /y ahora tres) álbums que hicieron a modo de retornos ni siquiera los he escuchado, a excepción de una o dos veces que un compañero de casa y banda lo escuchó uno delante de mí (el Everything sucks, de 1996).

Pero apenas llegué al lugar del concierto en el Parque O´higgins, sentí que se enfriaba el entusiasmo. Mucho “fan”. Mucho comerciante de cualquier lesera (hasta vendían un jockey en que por error pusieron DESCEDENTS. Sin N. Como no se notaba mucho a primera vista, igual algunos lo compraban. ja).

Entro con mi acompañante y estaban tocando los BBS Paranoicos. En cualquier caso 3 teloneros es excesivo. Pero eso nos permitió no perdernos a los Descendents y acompañar al cabro chico de la “familia” a su acto de fin de año en la escuela, y por lo menos sólo tuvimos que mamarnos a los últimos teloneros.

A estas alturas los BBS parecen más una banda de rock latinoamericano genérico que algo que tenga que ver remotamente con el hardcore punk.  Aún recuerdo cuando los frecuentaba bastante a fines de los 90, y una vez se reían de mi porque yo andaba pontificando con la excelencia de los Stooges (“eres masoquista?” me preguntaron), mientras ellos declaraban sólo escuchar material de los sellos Epitaph y Fat Wreck. Otra vez los acompañé en un viaje en auto donde iban todos cantando con gran entusiasmo al son de un caset de los Héroes del Silencio. No lo podía creer. Pero más a menos así suenan ahora. Uno de los guitarristas luce una polera que conmemora los 30 años de Fiskales. Los asistentes de los BBs lucen poleras que conmemoran los 25 años de los BBS.

Terminan los BBS, y ya vienen los Descendents. Veo a Stephen y Karl, y después aparece el legendario baterista Bill Stevenson, que tocó en tantos albums y en un período tan importante de Black Flag. La gente lo aclama. Es un pedazo de historia. Finalmente, desde el costado derecho en donde estábamos situados, veo a Milo. Parte lamentándose del presidente que tienen (Trump) y largan con “Todo es una mierda”. Estoy de acuerdo. Y la canción no es mala. De inmediato pasan a uno de sus mayores hits, que hemos destacado antes en este humilde sitio: "Hope". Me resultaba muy irónico escucharla al lado de mi Silly Girl, pero así son las cosas nomás…y de hecho también tocaron la canción “Silly Girl”.

Después de un rato no resisto la tentación de ir ahí en medio de todo el pogo (me gusta decirle pogo, no slam). De repente me encuentro con Katafú, y sería el único lapso de toda esta gira de FM en que nos topamos. Trato de alejarme un poco de la zona de pogo/slam por el cansancio que siento dado que ya no estoy en edad, y de repente escucho la maravillosa y entusiasta línea de bajo de ”No quiero crecer”, así que me importa una mierda estar bastante crecidito y me arrojo al centro del huracán que se forma.

Después de ese tema, enfrento mi propia “Rude Boy”: empiezo a observar el accionar de los guardias privados de seguridad. Desde arriba, antes de bajar, ya se veía un espectáculo grotesco. Los fans observan a sus ídolos sobre el escenario, casi sin fijar la vista en lo que hay al medio, lo que hace de este concierto algo totalmente alienado: rejas, y matones con un uniforme privado de color amarillo.

Desde abajo mismo, puedo apreciar como estos pedazos de mierda van más allá de su pega oficial, para empezar a capturar y agredir a los que se dedican a navegar por sobre las cabezas y brazos de la multitud. Los toman de donde pueden, y los sacan a la fuerza hacia el sector de afuera de las bien llamadas "vallas papales", apretándoles el cogote en la parte final del proceso, como para demostrar una vez más el principal mensaje pedagógico de nuestra Sociedad: "se portaron mal para nuestros estándares, y este dolor que te aplico es un castigo".

Por supuesto que me indigna tener que tolerar eso, y entonces empezamos entre unos pocos en piño espontáneo a pelearles a  cada persona que trataban de capturar. La tensión se pone fea por momentos. Y de repente me doy cuenta de que tengo en mis manos una camisa de tela muy delgada, y un encendedor en uno de sus bolsillos. Con esa arma sutil procedo a pegarle en la pelá a uno de los guardias más agresivos. Y le hago gestos de que la corten con su actitud.

De repente Milo se da cuenta del foco de conflicto y llama a la calma. Le digo al guardia aquel que paren de ser tan fachos, y me sonríe haciendo la señal del dedo pulgar hacia arriba. Se calman por un buen rato, aunque el final, y observando de nuevo desde arriba, veo que su violencia microfascista recrudece por un momento antes del primer final.

Hubo un bis. Y luego otro. No nos quedamos al último.

Al salir le comento a la acompañante: “lo que más me llamó la atención de esta tocata, fue que nadie tuviera una polera de Hüsker Dü”.


Resultado final: Alienación 75%. Rock and roll 25% .

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viernes, diciembre 09, 2016

Babilonia/Sin miedo 

Material sagrado (tomado del Rock for Light, 1983). Traducción libre:





No te golpees de cabeza
No te golpees por esto
No te golpees de cabeza
No te golpees por esto.
Hay una forma de salir.
Es un plan natural, el plan natural
Cuantos días más vamos a permanecer sentados
Mientras ellos siguen sepultando a los nuestros bajo tierra.
Organizar
Centralizar
Es tiempo de que peleamos por nuestras vidas.
Des-truir Babilonia!
Des-truir Babilonia!
Oh, sí: ese es el camino.


La burguesía que mejor me vigile
A través de toda esta autodenominada nación
No queremos su cochino dinero
No necesitamos su masacre de inocentes
Sólo queremos acabar con su mundo
Bien, mi mente ya está lista
Sí: ya es tiempo de que paguen
Mejor vigílenme

Soy un miembro de los Matavampiros sin miedo.


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miércoles, diciembre 07, 2016

DESCENDIENTES 


A principios de los 90, durante la breve existencia de la tienda de arriendo de CDs La Vitrola, siempre nos llamaba la atención un CD cuyo folleto estaba roto, partido por la mitad, con un fondo amarillo y un extraño y simple dibujo de una guagua con lentes, titulado “I don´t  want to grow up” (No quiero crecer) por los Descendents (Descendientes), de 1985. Curiosamente, lo que a la secta melómana de amigotes nos llamaba la atención era el sello, SST records, que conocíamos por Sonic Youth y por discos del multi-instrumentista experimental Elliott Sharp. A los Descendents no los ubicábamos ni en pelea de perros.

Un día un amigo se atrevió a arrendarlo, lo copió en caset, y procedió a informarnos que era bastante bueno: “parecido a los Ramones pero más rápido” fue lo que dijo. La ultra-rápida y corta “Rock star” seguida de otra miniatura enérgica, “No FB”, junto a la maravillosamente pegajosa y popera “Can´t go back” me parecieron notables.  El resto del álbum me costó algo más llegar a apreciarlo, pero en general era un excelente material.

Meses después compré un caset pirata con el “Liveage”, de esos piratas que en que la portada es una foto doblada. Sonaba medio feo, por la mala calidad de la cinta y del copiado, pero se entendía la energía de la banda en vivo, además de exhibir canciones de otros álbums.


En 1994, leyendo el “In the fascist bathroom (Writings on punk)” de Greil Marcus durante mi autoexilio sueco, vi el comentario breve y contundente que hacía del “Fat” EP, que concluía señalando que “si se ha hecho un disco más perfecto en este temporada, no lo conozco”. Por eso es que no tuve muchas dudas en la sección PUNK de una enorme disquería en Gotemburgo (el corazón de Escandinavia): frente a una pila preseleccionada de alrededor de 30 CDs, debía dejar sólo dos, porque no me alcanzaba para más que eso. Uno de los elegidos fue el primer álbum de los Adolescents (también a sugerencia del libro de Marcus), y el otro, el muy conveniente artefacto SST “Two things at once”, que en realidad son 3 cosas a la vez: el monumental álbum “Milogoes to college” (1982), y el Fat pero como “Bonus Fat”, es decir, al EP original de 1981 se le agrega el primer single “Ride the wild/Hectic World”, de 1979 (con formación aún incompleta de power trío  y que suena como un entusiasta tributo adolescente a los Beatles, pero con algo más: su sello propio).

Pocas veces escuché algo tan bello, enérgico, pegajoso  e impresionante, con el CD en repetición continua y completa. El hardcore punk nunca fue tan entretenido como en ese entonces. Mark Prindle dijo que “cuando SST editó “Two things at once”, todos lo conseguimos y la vida nunca más fue la misma”. Toda la razón. Esta noche veremos qué queda de todo eso en la versión 2016 de la banda: su gira de despedida definitiva (amén).

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