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martes, marzo 27, 2018

Chanting in vain: el caso de Kleenex/LiLiPUT en La Tercera (“CULTO”). 



Me carga cometer errores, sobre todo de referencia. Por ejemplo, aún estoy medio afectado por haber descubierto que en el escrito “Freejazzpunkrock” cuando en una parte nombre artefactos pioneros de dicha fusión señalo que “Sister Ray” de los Velvet Underground está en su primer disco. Nones: todos sabemos que es el lado B del glorioso segundo LP: White Light/White Heat. Unxs amigxs me decían: “no importa, nadie se dará cuenta”. Y yo replicaba: “¡Es el tipo de error por el que yo condenaría a alguien!”

De todas formas, me parece un error menos grave que el de cierta periodista nacional que en una entrevista a Patti Smith para uno de los suplementos de El Merculo dijera que se había casado con “Fred Sonic Youth”.

Y hablando de periodistas por cuyo trabajo les pagan (no es mi caso) y que pese a ello cometen errores garrafales e imperdonables, hace poco leía en la mañana mientras sacaba al perrito de la casa a cagar en el pasto de la calle (uno de los momentos en que más me dedico a leer la prensa online) me topé con un supuesto ranking o selección de canciones emblemas en la relación entre Punk Rock y feminismo.


La primera desilusión fue cuando la propia autora del texto revela que en rigor es una especie de adaptación de algo que sobre el tema se publicó en la Pitchfork hace dos años: https://pitchfork.com/features/lists-and-guides/9923-the-story-of-feminist-punk-in-33-songs/

Y la segunda, que me dio bastante rabia fue ver esta afirmación:

“HITCH-HIKE”, KLEENEX

Los suizos de Kleenex estuvieron activos durante los 70 y los 80. Es un acercamiento al pop que habla sobre la forma que la sociedad trata a las mujeres en los espacios públicos” (el destacado es nuestro).

Esta es una cagada de proporciones: todos saben que Kleenex era una banda formada ÍNTEGRAMENTE POR MUJERES en Suiza hacia finales de los 70:  Regula Sing, Marlene Marder, Klaudia Schiff , y Lislot Ha.

Y que por una demanda de Kleenex la empresa, tuvieron que cambiarse el nombre a LiLiPUT.
Sólo en la fase final de la existencia de la banda incorporaron un par de hombres (la banda funcionó de 1978 a 1983).

No es necesario ser un ultra-experto en punk rock para saber esto. Basta con leer las numerosas y elogiosas referencias que hace Greil Marcus en “Rastros de Carmín” (qué mala traducción…claramente Lipstick traces debiera ser traducido al castellano como Marcas de lápiz labial). Y el 2001 el sello de Bikini Kill, Kill Rock Stars, editó en el 2001 un doble CD las obras completas de Kleenex/LiLiPUT. ¡Adorable material! De lo mejor que dio el punk rock de esos tiempos. De hecho, fue comentado en este modesto sitio, y además se hicieron varias copias en caset con una portada fotocopiada, tomada del material gráfico de la edición de KRS, y obsequiadas a quien se asomara por ahí.

En fin…todos podemos chamuyar, y circular textos con bien poco aporte creativo individual, pero creo yo que por lo menos hay que saber de qué mierda se está hablando. Si no, mejor callar. En este caso, una mujer (V. T. la que “suscribe” la nota, ¿alguien la conoce? Yo no) escribe sobre “punk rock y feminismo”, pero masculiniza a una banda compuesta enteramente de mujeres. Indignante, ¿no?
Ay, señor. Todos quienes han trabajado como profesores saben que una copia bien hecha hasta podría pasar piola, y se evalúa bien. Pero una copia que además es mala, no tiene perdón de Diosito.

O sea: o se trabaja en contra de la alienación, o se le ayuda a tomar mil formas más.

Mejor los dejo con el comentario original que se hizo en la Pitchfork. Nada del otro mundo, pero al menos está más informado:

El cuarteto suizo Kleenex fue punk de la manera más fiera: el punk como posibilidad. Activo a finales de los 70 e inicios de los 80, compañeras de tour de las Raincoats, el grupo fabricó su propia estética antes de que el punk se hubiera congelado completamente y desarrollara su ciclo actual de auto-referencialidad. (Como sea, la banda no pudo escapar por completo de las grandes presiones; después de acoso de parte de ciertos fabricantes de papel tissue se cambiaron el nombre a LiLiPUT).
“Hitch-hike” (Hacer dedo), la mejor canción del grupo, ya hubiera sonado jubilosa con su gancho pop y el coro tipo jingle publicitario, pero sus líricas contenían multitudes. Ellas reflejan el terror que las mujeres sienten constantemente en los espacios públicos, y la amenaza que subyace al interior de esta sociedad autodenominada amable. (“Ella no tenía plata para pagar el tren…No me toques, déjame ser!). ¿Y el alegre silbato que acentúa la melodía? Era un silbato de alerta de violación. Ellas le aplicaron una refrescante inversión pop al punk, haciendo de “Hacer dedo” una declaración de tímida  insurgencia; no debería resultar sorpresivo que Kleenex fuera una de las bandas favoritas de Kurt Cobain” Jes Skolnik.

La canción "Hacer dedo".

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lunes, marzo 26, 2018

Días futuros 




"[…] Creíamos
que veríamos con nuestros propios ojos ese nuevo
mundo donde el hombre ya no sería
un lobo para el hombre, sino donde
todos, hombres y mujeres,
vivirían juntos como hermanos y amantes.
No lo veremos. Ninguno de nosotros lo verá.
Está mucho más lejos de lo que creíamos.
[…] No importa.
Juntos fuimos camaradas.
La vida fue hermosa para nosotros. Es
bueno ser valiente ― No hay nada
mejor. La comida es más sabrosa. El vino
brilla más. Las chicas son más
bonitas. El cielo es más azul. […]
Si aquellos días hermosos no vuelven jamás,
es algo que no sabremos. No nos va a importar.
Lo mejor fue nuestra vida. Nosotros fuimos
los hombres más felices de nuestra época.
Adiós, mi viejo y querido maestro".

(Kenneth Rexroth, 1952).

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miércoles, marzo 21, 2018

OM/KARMA (o yoga y revolución) 



Hace dos años le escuché decir a un instructor de Yoga: “¿Quién debe mandar? ¿La mente o el cuerpo?"

Un alumno responde: “La mente”. El instructor agrega: “Exacto. Así es. En efecto, la mente debe tratar al cuerpo como se trata a un niño pequeño: ¡tiene que ponerle la regla!”.

Me retiro algo asombrado, y también asqueado. El autoritarismo y la escisión se abren paso de variadas maneras. Inclusive “orientalistas”. ¿Mystic chant? ¿New age?

A mí disciplinas como esa me interesan desde hace poco, y porque precisamente en su práctica hacen que sea más bien la totalidad de mi cuerpo la que le recuerde a la mente escindida que somos parte del Uno. Eso es lo que siento en las pausas en que con los ojos cerrados el conjunto de las sensaciones del cuerpo le hablan a mi mente y puedo sentir como se reunifican en la Totalidad.

Coltrane lo tenía claro en su álbum “Om”, según él “la primera sílaba, la palabra primaria de poder”, recitando partes del Bhagavad Gita para acometer una de sus más intensas incursiones en el más-allá al que te lleva el sonido en formato de septeto en esta sesión de octubre de 1965. Más disfrutable aún resulta este encuentro si tenemos en cuenta que para muchos “críticos” es “el peor álbum de Coltrane”. ¡Lávense las fauces!

Pharoah profundizaba este mismo estado espiritual en su álbum “Karma”, de 1969, en cuya portada aparece meditando, y en que a lo largo de sus casi 40 minutos de duración alternan varias veces la calma con la tormenta, mientras Leon Thomas nos recuerda que “el plan maestro del Creador era paz y felicidad para todxs”.

Ah, y también Roi Ferreiro:

“La práctica del yoga no persigue el mero autoconocimiento, sino un desvelamiento de todas las potencialidades de la psique y su realización. De ahí su profundo antagonismo con lo que se denomina, histórica y socialmente, religión. No obstante, se trata del mismo tipo de contradicción que existe entre la acción y el pensamiento humanos dentro del marco de la sociedad alienada. El proletariado no puede liberarse de la conciencia dominante más que a lo largo de un proceso en el que, movido por la necesidad y a través de su acción, adquiera su propia experiencia y desarrolle su capacidad para asimilarla. Del mismo modo, como corriente espiritual real, el yoga no parte de ningún presupuesto sobrenatural, sino de la necesidad de transformar la existencia espiritual de los seres humanos, del esfuerzo por lograr un estado de armonía interna y con el exterior, de la puesta en práctica de la aspiración a la autosuperación que brota de la rebelión instintiva contra el mundo y la conciencia alienados de la comunidad primordial como especie y con la naturaleza. Estas son las motivaciones que condujeron, a lo largo de un proceso histórico, al desarrollo de distintas teorías, enfoques y técnicas. Lo que estas teorías describen como lo Divino es un estado espiritual o una forma de conciencia, pero no ya cualquier representación simbólica o antropomórfica convertida en fetiche. Si este estado espiritual, esta experiencia de la conciencia, es una realidad permanente y efectiva, no es en consecuencia una cuestión teórica, sino práctica”.

“El yoga no es un sistema rígido de prácticas -que la gente ordinaria solamente puede aplicar dedicándole un tiempo especial fuera de la vida corriente-, sino que aspira a una práctica consciente y continua, adecuada a las condiciones de cada momento. No se basa en la acción de ningún poder externo dominante, de un “guru” o maestro espiritual, sino en la auto-interacción del sujeto con su ser psíquico profundo (volver la conciencia hacia el interior, pero no para una introspección permanente, sino para establecer la conciencia en el centro psíquico y así volverla en todas las direcciones, interiores y exteriores, desde un nivel superior de energía e intensidad) y en la apertura consciente a la unión espiritual con la totalidad. Toda la mitología de los “gurus” se disuelve reconociendo la necesidad de comunicar las experiencias y conocimientos, con el fin de acelerar el progreso interior, y también en el hecho experimental de que la energía espiritual es comunicable, de modo que no sólo su activación se traduce en una estimulación de la autoactividad y de la dicha interiores, sino que al mismo tiempo se transmite al ambiente, las personas, los lugares, favoreciendo así las relaciones sociales el progreso espiritual de los individuos de alrededor”.

 (Roi Ferreiro, Yoga y revolución).


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martes, marzo 20, 2018

Irse a dormir con Anika/Llenándose de gusanos con Corrupted 



Siguen siendo una rareza, pero a veces uno se topa por ahí con covers encantadores de ciertos temas. En esta ocasión Anika entrega una versión de “I go to sleep” de los Kinks: “me voy a dormir, y me imagino que estás ahí conmigo”. Ya en la versión original parecía una especie de canción de cuna con una carga suave de libido. Los mecanismos propios del dub que le aplican en la versión de Anika, delay y bajos repetitivos, le dan un toque entre levemente siniestro y la voz claramente influenciada por Nico se refleja en un espejo quebrado haciendo que el deseo reprimido se tome el trabajo del sueño y …Al final sólo queda escucharla una y otra vez.

Creo que Anika hizo un solo álbum, en el 2010. Es raro que acá escuchemos cosas hechas después de 1986, pero esto nos llamó la atención, y llenó por unos días nuestra sensibilidad más POP.



En otro rubro muy diferente, lentamente -y no podía ser de otra manera- youtube se ha ido llenando de material de los dioses japoneses de Corrupted, y no querría dejar pasar otra temporada sin re-escuchar su magnífico Opus titulado “Llenándose de gusanos”, un álbum doble de alrededor de 2 horas, grabado y editado originalmente en 1999. (Uno antes del 2000, 999, 666…).

Paciencia, y desde las primeras notas del piano hasta las demoledoras incursiones en el mundo del DOOM la experiencia crecerá en ti, y no podrá ser sustituida con nada.

Si quedaste con gusto a poco, es recomendable acudir a alguna de las otras joyas en esta vasta y desgraciada colección de los Corrupted, la banda más pesada y oscura del planeta tierra:

-El mundo frío (2005).
-Paso Inferior (1998).

Si aún necesitan un poquito más de Corrupted para re-conciliar el sueño, van dos EPs de 1995:


Buenas noches. Adios verano de 2017/8.

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viernes, marzo 16, 2018

Crítica musical/Comunismo N° 67/Sigue la tontera del "situacionismo"/Definiciones 




Crítica musical:

Siempre me causó gracia una viñeta de Pedro Pico y Pico Vena, los okupas punk y skin –respectivamente- del dibujante Azagra, en que tenían un programa de “crítica musical” en una radio, y luego de poner un hit tras otro de punk, ska, heavy metal y hardcore, que ocasionaban reiterados elogios y muestras de felicidad en sus comentarios al aire, ponían un tema de Alejandro Sanz, horrible como es Alejandro Sanz, y cuando uno de ellos le preguntaba al otro para qué había elegido torturarlos con esa mierda, el otro respondía: “¡Es que en algo tenía que notarse que es un programa de crítica musical!”.

Bueno: siguiendo ese mismo espíritu, el otro día me atreví a escuchar un tema que vi referido elogiosamente en El Desconcierto, y que expresaría un peak de creación musical chilena a cargo de un cierto saxofonista. El tema era tan vomitivo que no pude escucharlo entero. Y lo que menos destacaba era precisamente el saxo. Se supone que era una especie de fusión jazz/hip hop, pero no se reconocían ningún elemento de referentes como Coltrane o los Last Poets sino que…sencillamente era algo imposible de escuchar.

Quedé tan desagradado que tuve que acudir a un antídoto poderoso: un solo inédito de Kaoru Abe registrado en 1973, en saxo alto. Gracias Kaoru: tu fuego purificador fue una verdadera sanación, equivalente al agua fresca después de haber comido chatarra.

 Leninismo y contra-revolución parte III:

Por fin salió el N° 67 de larevista Comunismo. Este especial es la parte III de la serie sobre Leninismo. Su lectura puede causar graves indigestiones y cagaderas a todas las variedades de socialdemócratas leninoides que subsisten: trotskistas, maoístas, estalinistas, castristas, guevaristas, kim-il-sungistas, y un largo etc. de sectas con nombre de hombre.

Se subdivide en dos grandes capítulos: La mentira de la revolución leninista, y El terrorismo capitalista del Estado bolchevique.

Un siglo de mentiras


Nada de lo que se reproduce como «noticias» es verdad. Resulta una banalidad de base repetir que todo está manipulado. La realidad se confecciona en base a mentiras. Ayer se redirigían revueltas para liquidar la revolución social. Hoy se confeccionan y modelan revueltas para que los estallidos sean dirigidos desde su nacimiento.La burguesía busca impedir así que las revueltas proletarias, que la catástrofe del sistema produce, se generalicen y afirmen nuevamente su contenido revolucionario.

Pero todo ese entretejido de construcciones mediáticas e ideológicas se cimentan en verdaderos pilares fundamentales de la falsificación generalizada.

Si dichos pilares existen desde la existencia misma de las sociedades de clase, si la explotación y dominación de unos hombres por parte de otros solo puede existir en base a sólidas construcciones ideológicas, si la sumisión requiere creer en las bondades y la necesidad histórica de su propia explotación (progreso, democracia, trabajo), en el siglo xx se conformó otro gigantesco pilar ideológico de la dominación del proletariado mundial: el de la «Revolución rusa que cambió el mundo», el de los «países socialistas».

Dicho mito, consolida una nueva y sólida base ideológica del capital mundial. Del mismo emergen infinitos mensajes tentaculares, apenas perceptibles, como también emergen de los otros pilares más viejos: la democracia, la religión, el trabajo como sinónimo de bienestar. Todo el sistema social de mitos y creencias está dirigido a reproducir, para siempre, la sociedad burguesa.

La contrarrevolución real se vende como «el socialismo real». El modelo leninista de «socialismo» con persistencia de la mercancía y en general del trabajo asalariado, mucho autoritarismo estatal y represión, fue el modelo idealizado de la izquierda burguesa. Para el proletariado todo fue igual, o peor, en nombre de un mundo futuro que sería todavía «más socialista» y hasta «comunista».

¡«Ese» es el cambio! ¡Esa es la «revolución» a la que los explotados y dominados del mundo pueden aspirar! Si el socialismo ha sido realizado y «es lo que es», ¿para qué ir más lejos o intentar otro cambio?

Peor: para que «el socialismo» marche bien, se requiere más esfuerzo. ¡Más de lo mismo!: más trabajo, más progreso y, sobre todo, que sea más democrático.

Ese siglo de mentiras, basadas en la absurda ideología de que la «Revolución rusa» ha cambiado el mundo, se cierra con un broche ideológico «encantador» para la dominación capitalista mundial, un verdadero calabozo en donde no entra ya ni un rayito de sol: «Lo que más le faltó al socialismo fue la democracia», que recitan los escribas del sistema y repiten las masas sumisas.

El calabozo está profundamente enterrado bajo la mitología de ese «cambio» y... de su progreso. Salvo las expresiones aisladas de los grupos de militantes revolucionarios, ya no llega hasta las actuales generaciones de proletarios ni un resplandor de aquella gran revuelta internacional del proletariado mundial por la revolución social, que se expandió por el mundo en las primeras dos décadas del siglo xx. Es por eso que estamos en el mejor de los mundos posibles... para la explotación, la opresión y la catástrofe de la humanidad.


Y sigue la tontera y producción de ideología acerca del encuentro pifiado entre Lacan y un situacionista:

Donde la IS hablaba clara y simplemente de “construcción de situaciones”, un ejército de posmos se pajea hasta el cansancio con su retórica de la “performatividad” y otras mierdas.

Un nuevo comentario sobre el famoso libro aquel se inicia así. Tome nota y aprenda a hablar en posmoderno (puede ser bastante rentable en estos tiempos):

Comentar un libro basándose en algo que para algunos/as puede parecer marginal responde a una formación historiográfica, la cual suele otorgar un valor trascendental y habitualmente fetichizado a la “fuente”, la cual compone, en la disciplina histórica, la parte más importante de un aparato crítico. La fuente parece portar siempre la verdad de la escritura, la cual, como un añadido en el tiempo presente, se limitaría a periodizar, ordenar, describir, explicar y, tan sólo a veces, interpretar la verdad del pasado presuntamente contenida en ellas. En suma, a otorgar sentido –otorgarle, supuestamente, su sentido– a aquello que parece haber estado hasta entonces en el más pasivo reposo de la espera significante por la significación.
Sostener un comentario en semejante paratexto, no responde por cierto a tamaña ilusión objetivista sino, fundamentalmente, al intento de leer en ese pliegue, en ese archivo que es el paratexto, aquello que, tal vez más próximo a la enunciación, sostiene, siempre arrestada y elusivamente, el texto principal y sus múltiples hipótesis. 
(…)
He allí el poder del disturbio: un “accionar imprevisto”, a partir del acto del situacionista que, al verter el líquido de la jarra, al dar vida a los objetos y objetualizar intempestivamente a los sujetos, y especialmente al Sujeto supuesto Saber de la escena, a Lacan, la transforma inevitable e irrecuperablemente, a pesar de los esfuerzos de Lacan.


OK. Suficiente. ¿Por qué mejor no hacen un libro sobre el encuentro entre Música Sepúlveda y la ministra de educación, a través del lanzamiento del contenido de un jarro de agua?

Definiciones:

Situación construida: Momento de la vida construido concreta y deliberadamente para la organización colectiva de un ambiente unitario y de un juego de acontecimientos. 

Situacionista: Todo lo relacionado con la teoría o la actividad práctica de la construcción de situaciones. El que se dedica a construir situaciones. Miembro de la Internacional situacionista. 

Situacionismo: Vocablo carente de sentido, forjado abusivamente por derivación de la raíz anterior. No hay situacionismo, lo que significaría una doctrina de interpretación de los hechos existentes. La noción de situacionismo ha sido concebida evidentemente por los antisituacionistas. 

[# 1 de Internationale Situationniste (1-VI-58)].

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miércoles, marzo 07, 2018

8 de marzo 2018: un diálogo y un panfleto 


Extracto de un diálogo sostenido anoche en medio de algo de cerveza y sánguches vegetarianos:

Amigo 1 : No sé si vaya a la marcha del jueves, por lo visto, tengo la impresión de que los que ahora somos llamados "hombres CIS" no seremos bienvenidos...

Amiga 1: En efecto, la idea es que los hombres no vayan, y que se queden en la casa cuidando críos o haciendo labores que por lo general no hacen.

Amiga 2: No estoy muy de acuerdo con eso...yo soy anarquista, y me interesan las personas, no los géneros, y creo que por supuesto que ser anarquista incluye ser antipatriarcal, y antiracista, y antiadultocéntrica...¿no estamos acaso contra todas las formas de dominación? Y por supuesto que en la lucha contra la dominación nos vamos a enfrentar a otras mujeres: policías, explotadoras, políticas, etc., y esa lucha la damos todos los anarquistas juntos.

Amigo 1: Lo triste es que algunas compañeras prefieran marchar junto a las mujeres del Frente Amplio, y de la Nueva Mayoría, porque son mujeres, y que hagan actividades donde incluso sería bienvenido un gay aunque vote por Lucho Larraín de la Fundación Iguales (o sea, gays de derecha), pero estemos vedados los que antes eramos todos parte del mismo bloque negro, que en rigor ya no existe. El anarquismo posmoderno terminó derivando en: ex-anarquistas que ahora hacen política estatal en el FA; ex anarquistas-feministas que ahora son antihombre, y ex anarquistas insurreccionalistas que ahora son antihumanos...El pantano posmoderno hizo mierda al neoanarquismo poquito después de su gran resurrección. No necesitó ser aplastado por el Estado/Capital, sino que su propia mescolanza ideológica de mierda y alergia a Marx lo mató.

Amigo 2: Yo soy hombre y en tanto tal me siento privilegiado...entonces, me parece bien el separatismo de las compañeras.

Amigo 1: ¿Y entonces, está bien que las compañeras (o ex compañeras) separatistas marchen codo a codo con mujeres privilegiadas en tanto burguesas o dominadoras? ¿O que hagan eventos donde algunas compañeras querrían ir con sus crías, y no pueden ir si es que tuvieron la desgracia de tener hijos con gónadas masculinas?
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Texto tomado del Boletín la Oveja Negra:

Algunas reflexiones en torno al 8M 2018

Este 8 de marzo parece ser distinto a los de algunos años atrás: se reivindican algunas recientes conquistas consideradas fundamentales y se prometen otras tantas, nuevas y briosas. Es cierto que hace menos de una década la sociedad se hallaba rememorando esta efeméride como una celebración de la femineidad tradicional, alentando al consumo y a la reafirmación del estereotipo de la mujer cosificada y sumisa mediante regalos frívolos y demás artilugios mercantilistas. En aquel entonces nos hallábamos muy lejos de un llamado al cese de actividades productivas, como impulsa la consigna de este año, pero ¿realmente queremos que este sistema siga, ya sea con o sin nosotras? Nos parece muy necesario, dada la importancia del movimiento social que se generó para cambiar las condiciones de vida de las mujeres, repensar y criticar el contenido de estas luchas. No por el gusto de la crítica en sí, sino para que el movimiento tome fuerza y se profundice, para no caer en las viejas canalizaciones de la ideología dominante, en las reformas que cambian algo para que todo siga igual. Nos queremos enfocar entonces en el contenido que está en el fondo de la movilización y el paro internacional de mujeres.

Cuando se llama a producir sin nosotras para visibilizar nuestro “valor”, se pasa por alto la obscena facticidad de las cosas: que se nos considera valiosas, básicamente, en términos productivos y reproductivos de este sistema de muerte. Esta consigna no solo deja de lado un cuestionamiento fundamental –¿por qué debiéramos siquiera tener asignado un valor? –, sino que alienta a la perpetuación de las actuales relaciones económicas y productivas de modo irreflexivo y conformista. La ausencia de una crítica al sistema que somete a la totalidad de la humanidad a sus perversas instituciones (en este caso, el trabajo asalariado) es alarmante, y debiera advertirnos sobre la peligrosa tibieza del contenido de consignas similares, tan fervorosamente enarboladas para esta fecha.

Era de esperar… “el feminismo” ha llegado a los medios: los programas con el más alto rating (y la mayor tradición misógina) invitan a sus paneles a las representantes del movimiento a debatir (y sobre todo a banalizar) la despenalización del aborto y otros temas que verdaderamente nos preocupan e importan. La democracia funciona. El enemigo quiere hacer las paces y, en señal condescendiente, nos abre la puerta al mundo del espectáculo.

Ante los continuos y crecientes daños a todos aquellos que se reconocen por fuera del género masculino heterosexual, se pide mayor intervención estatal: más legislaciones, más programas gubernamentales de contención, más seguridad, más trabajo, más punición, más control. Lo que no se ve es que donde «el Estado está ausente» es donde más está el Estado. ¿No es ya lo suficientemente clara la vinculación entre la violencia de género y el monstruoso aparato ideológico que la produce y reproduce cada día, bajo las más variadas formas? ¿Qué es lo que hace falta para hacer estallar finalmente estas insoportables tensiones que nos atraviesan?

Sabemos que las condiciones a las que nos enfrentamos no son nada sencillas y nos movilizan a preguntarnos muchas cosas. Que quede claro: queremos mejorar nuestras condiciones en lo inmediato. No queremos ser encarceladas por abortar, tratadas como cuerpos–objetos a los que violar y traficar, usadas para publicitar mercancías y otras tantas aberraciones. Pero, ¿para qué nos sirve pedirle al sistema que nos reduce a estos roles, nos encarcela y subyuga que cambie esta situación? ¿Por qué no pensar en la posibilidad de superar de raíz este estado de cosas? Esto también lo tenemos que pensar mientras nos encontramos en la calle, a esto nos referimos cuando proponemos profundizar la lucha. Fundamentalmente, para no desperdiciar tantos esfuerzos de compañeras del pasado que, como nosotras hoy, pararon y salieron a la calle masivamente, logrando parciales avances que por sus límites no cambiaron la situación de la mujer, porque es imposible que se transforme sin transformar todo, porque nuestra lucha se opone prácticamente a este sistema cosificador y valorizador de nuestras vidas.

Las diversas expresiones de bronca, el aliento a la venganza o al escrache público, en respuesta a hechos de violencia de género son necesarias, pero devienen en medidas ineficientes por ser aisladas. Debemos atacar las relaciones sociales de las que nace la violencia de género en primer lugar. Cuando una gran cantidad de energía se ve dedicada a resolver problemas de tipo legal o procedimental (qué hacer con el abusador, cómo castigar al violador, cómo deben redactarse protocolos institucionales contra la violencia machista) se está perdiendo de vista la causa fundamental de la problemática: la violencia general y sistemática en nuestra sociedad, por qué se genera y cómo destruirla. Identificarla es necesario para terminar de una vez por todas con las condiciones materiales que la posibilitan y que reducen nuestra vida a un producto aprovechable o prescindible según las circunstancias, que instrumentalizan nuestros cuerpos y los someten a las necesidades de este sistema que nos deshumaniza y atomiza hasta la muerte.

La lucha que ahonde en la raíz del problema no bregará por la igualdad de derechos en un sistema que nos oprime y aliena a todos los desposeídos por igual, sino por la verdadera emancipación de la mujer, entendida como parte fundamental de la lucha por la emancipación total de la especie humana. Para ello es necesario salir a la calle y formar lazos por fuera del Estado y la política, no permitiendo que estos intervengan y transformen el contenido de la lucha para su conveniencia y para la continuación de nuestra explotación. Pero también, dejando de externalizar los problemas, haciéndonos cargo de lo que nos toca: como parte de esta sociedad capitalista la reproducimos, aun sin querer. Hablando en los propios términos que el enemigo (los de la reforma), reduciendo nuestras perspectivas revolucionarias a una lucha por una ley o por un salario más justo, aferrándonos a lo inmediato y dejando para nunca lo que es urgente desde hace tanto tiempo: la destrucción de lo que nos destruye y la creación de un mundo nuevo.
 
Son estas condiciones de existencia siempre contradictorias las que nos impulsan a luchar y es en la lucha donde vamos encontrándonos e inventando algunas respuestas. Hoy nos movilizamos, no para exigir que se nos considere y se nos visibilice en tanto que víctimas, ciudadanas y productoras y reproductoras serviles de esta sociedad. Estamos en la calle porque creemos y luchamos por un cambio sin vuelta atrás.


Boletín La Oveja Negra - 8 de Marzo de 2018
www.boletinlaovejanegra.blogspot.com 

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viernes, marzo 02, 2018

Festivales: Viña del MAL(L) 


Mientras en otros países los carnavales y fiestas populares forman parte de un legado de tradiciones pre-capitalistas que se niegan a morir, en donde se expresan de manera confusa pero auténtica tanto los restos de una comunidad humana no alienada como los diversos intentos por capturar dichas energías y volverlas funcionales a los intereses de la dominación capitalista-estatal, en Chile no tenemos nada de eso, pero tenemos el Festival de Viña (además de otros que se le han ido agregando: el del Huaso de Olmué, Lollapalooza, etc.). 

Iniciado en 1960, con un carácter más bien provinciano y modesto, el Festival de Viña con el tiempo se fue convirtiendo en uno de los eventos favoritos de la industria del atontamiento de masas, y reflejó sobre todo a inicios de los 70 las tensiones políticas del momento. Del enfrentamiento de Quilapayún versus Los Huasos Quincheros a las pifias a la cantante africana Miriam Makeba por decir “viva la revolución chilena”, a la prohibición de la competencia folklórica en 1974, el evento fue pronto remodelado en función a las necesidades de la Dictadura militar que cada mes de febrero se proyectaba al mundo por razones de entretenimiento, tratando así de escapar a la fama genocida que se había ganado en todo el globo, y uniendo aunque fuera por unos días a explotados y explotadores en la contemplación de estrellas nacionales e internacionales.

Dentro de todo este circo, la participación popular fue reducida a la mítica figura del “monstruo”, que mediante su imprevisible acción podía consagrar o sepultar a quienes se presentaban en la concha acústica (1). En el público se codeaban durante los 70 y 80 agentes de los escuadrones de la muerte del gobierno como Alvaro Corbalán besuqueando en público a las hijas del dictador, personajes como Jaime Guzmán alabando la genialidad del actual diputado del Frente Amplio “Florcita Motuda”, alcaldesas fascistas y un sinfín de otras basuras.

Por supuesto que al finalizar la etapa dictatorial de la ininterrumpida dominación capitalista-estatal el festival siguió existiendo, aunque cada vez con menos espectacularidad, y el negocio fue alternando entre diversos canales de televisión y cadenas internacionales.

Hasta el día de hoy los habitantes de este territorio debemos soportar año tras año que la TV, radio y prensa en general dediquen gran parte de su cobertura a este mega-evento, en medio del calor, los incendios forestales, el retorno de veraneantes y la compra de útiles escolares para el reinicio formal del ciclo vital de COME/TRABAJA/DUERME, renovado cada mes de marzo para satisfacción de los amantes de la normalidad y el orden social.

Sólo con la revolución social comunista-anárquica volveremos a experimentar las grandes festividades que la humanidad ha conocido desde tiempos inmemoriales y que han permitido celebrar la existencia en actos de la verdadera comunidad humana, aboliendo el tiempo muerto de las sociedades de clase (2).



1: Resulta digno de destacar que este simulacro de participación popular se ha dado con una frecuencia anual por medio siglo, es decir, mucho más que el simulacro llamado “elecciones”, que estuvo suspendido por 17 años y luego se ha practicado más o menos cada 4 años.
2: Para un repaso de las grandes festividades que celebraba la humanidad antes de la imposición de la separación generalizada, y del cómo con ellas se buscaba interrumpir el desgaste del tiempo para, a través del exceso, revitalizar todo el conjunto de la cosmovisión y lazos comunitarios dentro de los que vivían, recomendamos la “teoría de la fiesta” que alcanzó a esbozar R. Caillois en “El hombre y lo sagrado”, de 1939, en especial El exceso, remedio del desgaste. Además, a pesar de todo, en nuestras existencias actuales todavía encontramos resabios de la fiesta en distintos recodos del camino. 

(Tomado de Comunidad de Lucha N° 2, febrero de 2018).

(Thanx).

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