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miércoles, septiembre 29, 2021

Música cortopunzante. Varios artefactos sublimes y dos anécdotas de mierda. 

“¿Por qué es necesario prestar consideración a los sonidos de cuchillos y tenedores? Satié lo dice. Tiene razón. Si no, la música necesitará murallas para defenderse” (John Cage).  

Siempre creí que la obra maestra de la veterana banda holandesa The Ex era el álbum doble “Joggers & Smoggers”, de 1989. Esta todo ahí: canciones, ruido, improvisación, poemas, radio, discursos….con la colaboración por correo (cosas de esos tiempos) de Lee y Ranaldo de Sonic Youth, y un buen elenco de bronces provenientes de los ambientes europeos del free/noise, con algunos de los cuales formaron después la Brass Unwound. Hermoso documento.  


Hace poco descubrí que a mediados de los 90 hicieron otro álbum doble,
“Instant”, siguiendo la idea de realizar junto a varios invitados pequeños sets de improvisación en diversas combinaciones de integrantes. El resultado es igual de genial que JJ&SS, pero muy distinto en cuanto al tipo de material generado: la creatividad viene acá en pequeñas cápsulas disfrutables de a una o todas o en grupos aleatorios.


Algunos ex Ex siguen dando que hablar en otros lados. Así, explorando el enorme y muy variado catálogo del sello Sub Rosa, di con un álbum de la banda francesa Oiseaux-Tempéte,
"From somewhere invisible", lanzado justo el 18 de octubre de 2019, con el ex vocalista de los Ex G.W. Sok en voces, haciendo sus típicos relatos por sobre una base flexible y fluida que por alguna razón los periodistas musicales definen como “post rock”.



Por su parte, pude apreciar que Andy Moor hizo un álbum aportando su guitarra a las improvisaciones saxofonísticas del inglés John Butcher, una de las personas que más en serio se ha tomado el arte del saxofón en nuestro tiempo, tanto en improvisaciones solistas en diversos espacios con distintos grados de resonancia como en estudio doblando saxos y usando efectos. Un maestro en el mejor sentido del término (escuchen su "Ser observado #1"). El LP se llama "Experimentos con una hoja", y es de junio de este año.

Y como estamos hablando básicamente de improvisar, quería agregar dos artefactos más para roer con los dientes del alma.


El primer disco de
  Hastings of Malawi, formación en que tres sujetos que antes ya habían colaborado en el histórico primer álbum de Nurse With Wound  (bastante famoso por la selecta lista de artistas sonoros que incluía), decidieron ir al estudio con un montón de instrumentos (piano, sintetizador, batería, clarinete) y ninguna idea clara de qué es lo que iban a hacer con ellos. En medio del proceso usaron materiales que pillaron en el estudio (discos viejos, libros de cocina) e hicieron llamados telefónicos a altas horas de la madrugada mostrando a oyentes aleatoriamente escogidos en la Guía de Teléfonos (¿recuerdan esos mamotretos?) los resultados provisionales de la sesión de grabación que dio lugar al álbum “Vibrant Stapler Obscures Characteristic Growth”, editado en 1981.

Histórico. Se hicieron 1000 copias de las cuales se vendieron 120 a través de Rough Trade/Virgin, y 800 fueron compradas por el sello United Dairies, que luego las destruyó.

Steven Stapleton (de NWW) dijo: “nadie debería perderse este desastre en vinilo”. Coincido con él así que: escuchen con atención.


Para terminar de hacerse una idea de las infinitas posibilidades de la improvisación los dejo con esta obra para piano de Marcel Duchamp (the real MD, no la banda chilena del mismo nombre): "Erratum Musical".

El concepto es muy simple y cualquiera podría realizarlo en principio: tocar todas las notas pero una sola vez cada una. Atrévanse a probarlo si tienen en su casa un piano de cola, vertical, un teclado bontempi o una melódica barata.

Saco todo esto a colación porque me deprime enormemente la falta de disposición y/o preparación para la improvisación que he apreciado en “la escena”.

Hace poco vi en un concierto afuera del Taller Sol a un grupo de improvisación que no se aseguró de garantizar una amplificación razonable a su guitarrista, que combatía en vano con un pequeño ampli tratando de sonar en medio de grandes mareas de ruido electroacústico. Cuando se le avisó a uno de ellos que era necesario solucionar el sonido de guitarra respondió: “No me hueís que estoy tocando”. Yiaaaaa.

Poco después, fui a grabar un par de temas con una formación que no se dedica a la improvisación. Cuando ya estábamos listos con eso propuse hacer y grabar adecuadamente una masa sutil de ruido, aplicando la instrucción o modalidad que Masayuki Takayanagi llamaba “gradually projection”. Para ese experimento me descolgué el saxo y agarré mi guitarra eléctrica Frend Stevens de 50 lucas que compré hace años y con la que había estado improvisando en casa en las sesiones “Alone Again (without you)” (aunque no era un tributo a Dokken). 

La idea era partir muy sutilmente empleando arco y cuchillo para generar un ambiente por sobre el cual los demás fueran agregando de a poco sus sonidos, sin apuro, y sin mucho volumen al menos al inicio. Fui bastante claro en esta indicación: "déjenme solo en guitarra por lo menos por un minuto y medio". Y antes de empezar a tocar/graba dije: “¡Menos es más!”.

El resultado: alcancé a darle golpecitos a la guitarra por espacio de 12 segundos y el bajo plagado de efectos entró con todo antes de pasar al segundo 13, y luego con él todo el resto del cuarteto. 

No me quedó más que llenar el espacio sin poder desarrollar nada de lo que tenía ideado desde días antes.  

A los 6 minutos yo ya no tenía nada más que ofrecer, y la “impro” se había ido convirtiendo en el preludio a uno de las temas recién grabados, con arpegio de bajo y todo. 

Desenchufé mi fiel guitarra.

Preferí primero tomarlo con humor, pero luego ya no pude. 

El resultado me parece un claro síntoma del síndrome de “estoy tocando yo y nada más me importa”. 

En todo caso, a los demás les encantó…

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martes, septiembre 28, 2021

¿Momento fascista? 

 


MARCHA ANTIMIGRANTES EN IQUIQUE: ¿EL MOMENTO FASCISTA?


Durante el gran encierro pandémico vivido el año 2020 un hecho profundamente significativo y riesgoso ocurrió en la Araucanía cuando a inicios del mes de agosto, tras un viaje del Ministro del Interior Victor Pérez (UDI), grupos de civiles arengados por el APRA y partidos de la derecha tradicional atacaron coordinadamente y desalojaron cuatro municipalidades tomadas por comuneros.

Entre gritos de “el que no salta es mapuche” fueron agredidas personas e incendiados vehículos, ante la ineludible mirada de una policía uniformada que sólo atinó a sacar a los comuneros del lugar, sin aplicar represión alguna sobre la turba.

El sábado 25 de septiembre de 2021, tras varios meses de sostenidos discursos y acciones gubernamentales contra la migración irregular que el propio presidente Piñera alentó púbicamente durante su viaje a Cúcuta, cinco mil personas marchan en Iquique con banderas chilenas, visiblemente conducidas por dirigentes locales de la UDI, RN, y con la clara presencia del Movimiento Social Patriota. Al final de la marcha fueron incendiadas las pertenencias de un grupo de migrantes venezolanos, formando una barricada incendiaria a la que no se le aplicó la famosa ley antibarricadas aprobada a inicios del 2020 como respuesta parlamentaria al “estallido”. No hubo detenciones, ni carros lanza-aguas, ni perdigones al cuerpo.

De acuerdo a un testigo anónimo en facebook, se pudo ver “masas como en los mejores días del estallido, varias cuadras. Usando la polera de Iquique, cantando el himno de Iquique y la bandera chilena de luto, que dicho sea de paso representa los caídos en la lucha por justicia social en octubre y noviembre del 2019. La irracionalidad se tomó la calle”. Las consignas que más se escucharon eran: “fuera los derechos humanos, “fuera de la ONU”, “fuera los inmigrantes”.   

Pensando en ambas manifestaciones populares de racismo y xenofobia recordé al “pánzer socialista” José Miguel Insulza cuando en una entrevista televisiva pocos días después del 18 de octubre dijo: “a veces se producen momentos anárquicos en una sociedad, pero tenemos que seguir gobernándola”. Claro. Y la siguieron gobernando, a costa de dos “momentos autoritarios” (declaraciones de estados de excepción en octubre de 2019 y marzo de 2020), y de unos cuantos “momentos democráticos” (elecciones de octubre de 2020, y de mayo y julio de 2021).

¿Se produjo en la Araucanía primero y ahora en Iquique un “momento fascista”? Interesante pregunta, pues siendo alguien que en general prefiere darle un uso acotado a la expresión “fascista”, evitando usarla como un mero insulto descontextualizado y vaciado de sentido histórico, tampoco paso por alto que existe de manera permanente un “fascismo social”, que espera las condiciones favorables para convertirse en “fascismo político”.

Las condiciones estructurales trabajan en favor de esta “fascistización” de la sociedad. Tal como advertía Félix Guattari en Plan sobre el planeta (1979), “la aparición de zonas de subdesarrollo en el interior de las grandes potencias, la quiebra de la economía tradicional y el fracaso de la descentralización industrial conducen a reivindicaciones regionalistas y a movimientos ‘nacionalistas’ cada vez más radicalizados”.  En estas condiciones -tal como él mismo explicaba en un escrito publicado póstumamente en 1992- “un microfascismo, bajo distintas formas, prolifera en los poros de nuestras sociedades, y se manifiesta a través del racismo, la xenofobia, el resurgimiento de los fundamentalismos religiosos, del militarismo y de la opresión de las mujeres”.  

Lo de “microfascismo” se refiere a que opera ya no en un nivel molar (o macropolítico) sino que molecular: “el orden molecular (…) es el de los flujos, los devenires, las transiciones de fase, las intensidades. Llamaremos ‘transversalidad’ a este atravesamiento molecular de los estratos y los niveles, operado por los diferentes tipos de agenciamiento” (Glosario de esquizoanálisis, 1984).

En este escenario, no es de extrañar que lo que aparece a simple vista como “un mismo pueblo” pueda generar en menos de 2 años momentos anárquicos y fascistas, junto con momentos democráticos, constituyentes y destituyentes.

Lo que la izquierda tiende a creer desde hace un siglo, que el fascismo es algo que se le impone desde arriba (molarmente) a las masas populares, impide asimilar un elemento clave que ya en los años 30 del siglo XX era destacado por Wilhelm Reich -comunista y psicoanalista disidente, expulsado tanto del PC como de la institución psicoanalítica-: en ciertos momentos son las masas las que desean el fascismo. Y es a esas expectativas populares, frustradas por procesos políticos que no logran dar expresión a las más sentidas demandas sociales, a las que se dirigía tanto el fascismo histórico del siglo XX, como las formas actuales de neo y postfascismo que se están expresando con éxito en diversos países y que en Chile hasta ahora sólo han asomado momentáneamente su feo rostro.

De hecho, lo específico del fascismo no es ser un movimiento autoritario, nacionalista o reaccionario cualquiera, en que se reconoce fácilmente y de inmediato a la derecha conservadora y/o neoliberal. Si se redujera a eso, su potencial de crecimiento no sería muy distinto al de la derecha tradicional, compuesta principalmente por lo que antes se denominaba “momios”.

El fascismo que tiene la verdadera capacidad de confundir y desconcertar, en un mundo en que aún se maneja la dicotomía básica de derecha/izquierda para explicarse todas las posibles posiciones políticas, es el que asume en su discurso tanto elementos propios de la derecha (el tradicionalismo y conservadurismo moral) como de la izquierda (la necesidad de estados fuertes que persigan la justicia social).

Algunos teóricos aún poco conocidos por estos lados trabajan directamente en un modelo que integre esos elementos, en una versión 2.0 de lo que en el siglo XX se conocía como “tercera posición”.

Así, el ruso Aleksandr Dugin, defensor clave del Eurasianismo y fundador en su momento -junto al escritor Limonov- del “Partido Nacional Bolchevique”, lleva décadas llamando a todos los populistas, de derecha y de izquierda, a unirse contra la “hegemonía liberal”, y recomendando a leer desde la derecha a autores como Marx y Debord, a la vez que hacer una lectura izquierdista de fascistas como Julius Evola. Su “populismo integral” es ofrecido como la “cuarta teoría política”, pretendiendo superar al liberalismo, el comunismo y el fascismo.

En una línea similar, el confuso filósofo italiano Diego Fusaro, -experto en Marx y en Gramsci- plantea que la lucha de clases actualmente se da entre los “señores globalistas” y los “siervos nacional populares”.  Mientras “la élite, el Señor globalista, es precisamente cosmopolita, a favor de la apertura ilimitada de la libre circulación, el siervo, en cambio, debe luchar por la soberanía nacional-popular como base de la democracia de los derechos sociales”.  Su propuesta no parece explícitamente fascista, pues llama a fundar un internacionalismo “entre Estados soberanos solidarios, basados en la democracia, el socialismo y los derechos de las clases más débiles y, en consecuencia, una especie de soberanía internacionalista, democrática y socialista, alejada tanto del cosmopolitismo que destruye a las naciones, como del nacionalismo que es un egoísmo pensado a nivel de la propia nación individual” (entrevista completa acá).

No es de extrañar que Fusaro haya sido invitado a dar charlas en Bolivia por Alvaro García Linera y que algunos de sus libros en español hayan sido publicados por editoriales de izquierda. Al mismo tiempo, es amigo de Dugin y ha participado en la prensa y eventos de Casa Pound, organización italiana autodefinida como “fascistas del tercer milenio”.

Adorno insistía en que “en el fascismo no hubo nunca una teoría realmente elaborada, que siempre se sobreentendió que todo dependía del poder, de un ejercicio del dominio absoluto carente, en definitiva, de concepto”, y esto es lo que “ideológicamente, ha conferido también con toda naturalidad a estos movimientos la flexibilidad que tan a menudo puede observarse en ellos”. Junto con ello, llamaba a tener en cuenta que en estas ideologías no todos los elementos son sencillamente falsos, sino que en ellas “lo verdadero entra al servicio de una ideología falsa”. Por eso “la hazaña de la resistencia en contra de ella consiste esencialmente en criticar el abuso que hace incluso de la verdad en beneficio de la falsedad y en defenderse de ello”.

De acuerdo a esta visión, lo que debiera ocuparnos es el análisis de los elementos ideológicos presentes a nivel social y que pudieran utilizarse y prestarse para un exitoso paso del fascismo social al plano político, tal cual se ha apreciado en el pasado, en los movimientos y experiencias “posfascistas” más exitosas del siglo XXI, y en “momentos fascistas” como el que se vivió el sábado en Iquique.


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jueves, septiembre 23, 2021

Barricadas don´t give a fuck/Saxos radicales y nuevo rock desde el Lejano Oriente 

 

Hace rato que están agotadas las 3 ediciones de “Barricadas a-go-go”, como también el libro “1-2-3-4”, que también incluye en el texto “1” a dichos apuntes, aunque Tren en Movimiento dejó copias a Traficantes de Sueños  para distribución en España/Viejo Continente.

Moro Maxwell reseñó justo un poco antes del 18 de octubre de 2019, cuando finalmente las barricadas a-go-go se tomaron todo Chile por más de un mes. Su reseña fue difundida hace poco por los compañeros de El Porteño.

Ahora desde el Viejo Continente ha sido difundida una reseña  en el fanzine I don´t give a fuck (N° 4, abril de 2021), que además ha sido traducida al inglés. Los dejo con ella.

Además, aprovecho de difundir tres grabaciones de free jazz japonés, o más bien “saxofonismo radical”, en la estela corporal/sónica de Ayler, Abe y Urabe.



Primero, un duelo en el mejor sentido posible: Free WindMood, con una impro de saxo solo a cada lado, a cargo de Harutaka Mochizuki y Makoto Kawashima.



Makoto Kawashima tuvo el gran pero triste honor de hacer el último disco publicado por el legendario sello japonés PSF records: “Homo Sacer”. Sí: allá también leen a Giorgio Agamben. Para grabar ese disco usó una caña de saxo alto perteneciente al gran Kaoru Abe, que le fue facilitada por su madre.



El tercer artefacto es de saxofón más contrabajo, a cargo de Takayuki Hashimoto y Shizuo Uzida en su álbum “Uh”. Todo esto es material bastante reciente.

Y junto a ello, dos grabaciones de “rock japonés” más bien reciente, de la mano de New Rock Syndicate y LSD March.

LSD March en "The Night" suenan como a un cruce entre Les Rallizes Denudes y Kousokuya. Rock afilado y con tendencias a la improvisación, pero no pajera sino que atenta y valorando el silencio.



El Sindicato del Nuevo Rock suena, paradójicamente, bastante retro. Recuerdan al Velvet Underground más calmo, o en las partes más electrizantes a los veteranos nipones de White Heaven.

"Girando en torno a la escena musical japonesa de los referidos años, y buscando dar a luz y centrarse en otras vías en que la lucha política y subversión “se expresan por muchos más canales que aquellos a los que los han reducido los partidos e instituciones políticas y sus ideologías”, el autor logra su cometido. Para ello, opta por siete capítulos, aunando estas ideas y cartografiando algunas pinceladas de este Japón subterráneo, así como su influjo posterior. 

El libro arranca con la situación post ‘68, tocando la influencia del situacionismo y de París. Punta de lanza para la profundidad con la que desarrolla un contexto internacional, sustentándose en ideas, teorías, discursos, referencias, y demás asuntos; vertebración que lo acompañará a lo largo de todos los contenidos. Afortunadamente, no son solo anécdotas aisladas, sino que el relato busca, encarna y logra la cohesión y continuidad en la materia. 

Uno de los primeros capítulos se centra en las 全学連 Zengakuren – la Federación Japonesa de Asociaciones Estudiantiles – y cómo sus tácticas como el baile de la serpiente en las protestas o ir protegidos con cascos, hacer relevos en sus cargas, etc. inspiran e influencian a gran parte del mundo. Resulta interesante ver la explicación del caldo de cultivo revolucionario y cómo en los setenta termina de cristalizar y alcanzar su clímax esta segunda ola, o cómo esto rompe con el estatismo y protagonismo desmedido de la política de bloques y grandes potencias de la Guerra Fría. 

Otro de ellos toma como referencia las influencias occidentales en Japón y viceversa. Mola ver cómo se retroalimentan, cómo se hibridan, sus diversas influencias, etc. Es el caso de las giras en 1966 de Los Beatles, J. Coltrane, y Stockhausen, o la de Cage en 1962, etc. Pero también cómo esto tiende a influir en sentido contrario, de Japón a Occidente. Realmente es bonito ver este caldo de cultivo subversivo a nivel global, cómo esto correspondería a una determinada segunda ola, que terminaría a finales de los 70, arrancando la primera en 1917 y muriendo en España en 1936. ¿Ha sido la tercera en el 2019-2020?

Dentro de esta transgresión, otro de los capítulos está dedicado a las bandas de rock japonés: La Flower Travellin' Band y Les Rallizes Denudés y su evolución y ¿desgracia? Debido a algunas de las acciones que cruzaron integrantes con la participación en el secuestro de un avión (…).

Y antes de un epílogo a modo de despedida, culmina otro referido al free jazz japonés, un nuevo mundo nuevo de carallo, donde está cachondo ver las conexiones de gente como Keiji Haino con los mencionados en el capítulo anterior, o saber de gente como Masayuki Takayanagi, o el que de momento ha sido nuestro descubrimiento favorito: Kaoru Abe, a quien Henry Rollins define: “suena como Albert Ayler, pero más desesperado”.

Recapitulando: quizás sea un poco corto, me jodió que terminase tan pronto (quedé con ganas de más), pero tiene la duración justa y adecuada para no naufragar ante tanta nueva información. Por lo menos sirve como punto de partida por la mención de los discos o referencias bibliográficas que se incluyen a lo largo del mismo. Hay material y trabajo para rato. A decir verdad, aprendí bastante. Se lee rápido, y es bastante fluido y agradable de leer de chill, aunque quieras ir checando, buscando e integrando muchas de las cosas que menciona. El registro del ensayo no olvida las incorrecciones, comodidad y amenidad para escribir el equivalente a un fanzine, permitiéndose sus licencias correspondientes. Afortunadamente no es un tostón intelectual. Señalar que si se desconocen referencias del free jazz, artistas de vanguardia, contexto histórico y político, uno puede llegar a perderse un poco. Pero bueno, estamos aquí para aprender; lo mismo con la bibliografía hacia el final.

Por último, puestos a hacer sangre, está cachondo el descrédito y ataques reaccionarios por parte de sectores y partidos políticos supuestamente subversivos. No sé a quiénes o a qué me recuerdan (…). O enterarme meses más tarde que está escrito por el mismo Julio que toca el saxo en Manual de Combate, o que tiene escrito otros libros como La violencia, venga de donde venga (2020).  Podéis leerlo online: http://www.dosytresdorm.org/"

 

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martes, septiembre 21, 2021

"Evade" (J. Cortés/G.Cornejo) x Tren en Movimiento/"Mobilis in Mobili" x Masayoshi Urabe 

Desde el otro lado de las montañas, más específicamente desde La Plata, el camarada Gustako Cornejo realizó una re-versión gráfica del relato "La batalla de Santiago", recuerdos del lunes 21 de octubre de 2019, publicado por Carcaj e incluido en el Reporte de una Insurrección editada por Evade-Chile 2019/2020.

En conjunto con el viejo amigo y editor Alejando Schmied (Tren en Movimiento) se van a imprimir 100 copias, coincidiendo con el segundo aniversario del 18 de octubre.

Sería deseable y muy posible hacer una edición acá en Chile. Ya hay algunos compas interesados.

Mientras tanto, los dejo con la versión para mirar en ISSUU.

Además, Gustako armó un breve video (AHORA SÍ), y una serigrafía a dos tintas que puse acá arriba y acompañará cada ejemplar de la versión impresa. 


Mientras esperamos que lleguen copias, podmeos apreciar "Mobilis in Mobili", el disco nuevo (noviembre 2020) de uno de los saxofonistas radicales japoneses que aún siguen soplando: Masayoshi Urabe

En el mundo de la improvisación libre está más que claro que se está mejor solo que mal acompañado. Fíjense en estos tres extractos cómo le da lo mismo atorarse y toser mientras toca, pasándose a accesorios varios y percusión que suena como cadenas siendo arrastradas. 

¿Nada que perder excepto nuestras cadenas? Sí: y los pulmones. 

 

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lunes, septiembre 20, 2021

El "arcaísmo técnicamente equipado"/El "fascismo neoliberal" 

 


El “arcaísmo técnicamente equipado”

En “La sociedad del espectáculo” el situacionista Guy Debord dedica una sola tesis (la 109) al fascismo. Ahí señala que entre las dos guerras “el movimiento obrero revolucionario fue aniquilado por la acción conjugada de la burocracia estalinista y del totalitarismo fascista, que había adoptado la forma de organización del partido totalitario experimentado en Rusia”.

Un claro ejemplo de la decisiva acción conjunta de ambas fuerzas contra-revolucionarias fue España en 1936, aunque por supuesto la mitología “antifascista” de la izquierda autoritaria señale otra cosa, pues prefieren verse a sí mismos como enemigos acérrimos del fascismo. 

Pero más allá de las evidentes semejanzas que arroja un paralelo entre estalinismo y fascismo, al que varios se han referido desde posiciones revolucionarias antiautoritarias (desde Wilhelm Reich y Otto Rühle -que identificaban un “fascismo rojo”- a Paul Mattick –que en 1937 denunciaba el horroroso laboratorio que el “fascismo de Moscú” había montado en España, poco antes de los “procesos de Moscú”- y Freddy Perlman –que en “El persistente atractivo del nacionalismo” postula a Mussolini, Mao y Hitler como herederos de Lenin y Stalin-), no se trata exactamente de lo mismo, aunque sean fuerzas que se modelaron al mismo tiempo y se influenciaban recíprocamente en su división del trabajo. Otros como Emilio Gentile han señalado que la etiqueta “totalitarismo” tiende a ocultar las enormes diferencias que hubo en el fascismo italiano, el nacionalsocialismo alemán, y el estalinismo ruso.

Debord define al fascismo como “la defensa extremista de la economía burguesa amenazada por la crisis y la subversión proletaria, el estado de sitio en la sociedad capitalista”. Sin ser fundamentalmente ideológico, el fascismo es “una resurrección violenta del mito que exige la participación de una comunidad definida por seudo-valores arcaicos: la raza, la sangre, el jefe”.  Es el “arcaísmo técnicamente equipado”, que “se alza en defensa de los principales aspectos de la ideología burguesa convertida en conservadora (la familia, la propiedad, el orden moral, la nación) reuniendo a la pequeña burguesía y a los parados aterrados por la crisis o desilusionados por la impotencia de la revolución socialista”. Este último factor es clave: en efecto, no hubo fascismo antes de entrar en la época de las revoluciones sociales modernas, el fascismo es una reacción defensiva extrema ante el “primer asalto proletario contra la sociedad de clases”.

Debord destaca que el fascismo resulta necesario a esta sociedad, a la que salva aplicando “una primera racionalización de urgencia haciendo intervenir masivamente al Estado en su gestión”, lo cual ocurre antes que en occidente las democracias liberales se vieran a obligadas a transformarse en Estado social o del “Bienestar”. Pero la alternativa es tan costosa que a la larga resulta irracional: “como el fascismo resulta ser también la forma más costosa del mantenimiento del orden capitalista, debió abandonar normalmente el primer plano de la escena que ocupan las grandes representaciones de los Estados capitalistas, eliminado por formas más racionales y más fuertes de este orden”.

Por otro lado, Debord también ve que el fascismo permanece, pero no exactamente en el mismo sentido que indica Adorno. El fascismo, una vez que ya ha abandonado el centro de la escena, queda en cierta forma subsumido en la noción debordiana de espectáculo, puesto que sería “uno de los factores en la formación del espectáculo moderno”, porque “su participación en la destrucción del antiguo movimiento obrero hace de él una de las potencias fundadoras de la sociedad presente”. Su sucedáneo degradado del mito “es retomado en el contexto espectacular de los medios de condicionamiento e ilusión más modernos”, lo cual por una parte liga este análisis con lo que Adorno y Horkheimer llamaron “industria cultural”, a la que muchos reducen esencialmente la noción de “espectáculo”, al punto que Lazzarato alguna vez se vio motivado a aclarar que esta noción no es una descripción sociológica de “un aspecto particular de la sociedad (los media y el público), sino que define la subordinación de todo lo real al capital”.

Por otro lado, habría que observar que para los situacionistas también otros movimientos o fenómenos surgidos en fases previas del desarrollo histórico habían sido integrados o subsumidos en el espectáculo, como fue el caso del surrealismo, del que ya a fines de los 50 afirmaban que “ha triunfado en el marco de un mundo que no ha sido transformado esencialmente”. Este “amarga victoria” se vuelve en contra de sus iniciales pretensiones de destrucción del orden social dominante, y el retraso en la acción revolucionaria de las masas “al tiempo que mantiene y agrava las impotencias de la creación cultural, mantiene la actualidad del surrealismo y favorece múltiples repeticiones degradadas de él”.

 El “fascismo neoliberal”

La idea de un nivel de “fascistización” incorporada de manera estructural al sistema de dominación actual es bastante visible en cierta zona de la crítica radical y en la reflexión académica avanzada.

Obviamente, para esta perspectiva el fascismo no está acotado a su expresión histórica de entreguerras: es parte de la vida cotidiana en la “posmodernidad”, el “capitalismo tardío”,  el “espectáculo” o el “neoliberalismo”, expresiones que desde distintas vertientes (cultural, política, económica, etc.) vienen a definir más o menos lo mismo: la sociedad capitalista que ya ha alcanzado la fase que Marx llamaba de “subsunción real” (de toda la sociedad y la vida en la lógica de producción/reproducción del capital).

Sergio Villalobos-Ruminott publicó durante el 2020 el libro “Asedios al fascismo”, título que según cuenta “intenta describir una formación rizomática de combates y empalizadas, independientes unas de otras, aunque todas orientadas, activamente y sin reparos, a cuestionar las diversas manifestaciones del fascismo contemporáneo”. Pues para él, tal como en Hobbes la base del Derecho es el temor a la muerte violenta, “esa tensión básica por darle forma a la vida, sin poder evitar, en esa misma formación, despotenciarla, es lo que define la continuidad insospechada entre los fascismos históricos, como aquellos encarnados en la figura de Josef Mengele o en la arquitectura monumental de Auschwitz, y aquellos que proliferan en los discursos del ministerio de salud pública o en la oficina de inmigración de cualquier país, hoy en día”. El libro se subtitula “Del gobierno neoliberal a la revuelta popular”, porque contiene dos polos: “por un lado, las mutaciones históricas del fascismo; por el otro, el conatus de la existencia expresado en la rebeldía y la revuelta”, o dicho de otro modo, “la tensión entre la perseverancia de ser y las dinámicas del poder”.

Su visión es expresada claramente en el primer texto, donde describe al “fascismo neoliberal”. Con base en Guattari, el autor considera que ha operado una metamorfosis del fascismo histórico, de la cual ha surgido un “neofascismo” que se expresa de un modo menos costoso que en su forma previa. Si el neoliberalismo es la “organización de los cuerpos basada en un principio de productividad”, este neofascismo “suplementa ese principio mediante lógicas de autocontrol y vigilancia mutua que resultan más económicas que la burocracia estatal y represiva del fascismo tradicional”.

Si el fascismo histórico “surgió de la decadencia experimentada por la democracia liberal en el contexto de reconfiguración del capitalismo imperial clásico”, el fascismo neoliberal forma parte del contexto represivo posterior a 1968, y “no puede ser explicado sin atender a la reconfiguración del patrón de acumulación gracias al proceso de globalización contemporáneo, flexible y planetariamente integrado”.

La metamorfosis del fascismo lo llevaría a operar no tanto en el plano “superestructural” sino que a nivel molecular, y desde ahí intenta “controlar la existencia social, dándole forma y organización”: “La xenofobia, la homofobia, las retóricas identitarias y securitarias, la masculinidad tóxica y el patriarcalismo funcional (el capacitismo), las retóricas del éxito y la auto-realización, el anti-islamismo y la redefinición del conflicto central en términos monumentales (Occidente vs Oriente), junto a una serie de políticas anexas, sobre inseminación artificial, cultivo de células madres, tratamiento epidemiológico de enfermedades asociadas con ciertos grupos o comportamientos reñidos con la norma, eugenesia y eutanasia, el aborto, e incluso el divorcio, etc.”.

Al entender que se produjo una “metamorfosis histórica del fascismo en el contexto de democracias neoliberales en crisis” Villalobos-Ruminott se separa expresamente de Enzo Traverso, que considera tales temas como parte de la problemática del “posfascismo”.

Parte importante del análisis de Villalobos-Ruminott se centra en las oposiciones tramposas que se instalan a nivel ideológico. El neoliberalismo pretende encarnar la democracia liberal, denunciando como “totalitaria” cualquier forma de intervencionismo estatal. En ese esfuerzo los neoliberales demonizan metiendo en el mismo saco al fascismo, el nacionalsocialismo, y el “comunismo” (aunque en rigor se trata más bien del estalinismo), a los que dan por históricamente superados, con lo cual se oculta “cómo el neofascismo contemporáneo es una proliferación de ‘agujeros negros’ que atrapan el deseo para hacerlo rentable”.

La ideología neoliberal se ve a sí misma como “libertaria” e incluso “anti-estatal”. Esta es la veta a partir de la cual se ha desarrollado dentro de la nueva derecha toda una corriente que se pretende “anarco-capitalista”, que ha sido tratada en cierto detalle por Pablo Stefanoni en uno de los capítulos de su libro “¿La rebeldía se volvió de derecha?” (2021). Villalobos-Ruminott nos recuerda que “esta concepción liberacionista del neoliberalismo deriva, sin duda, de los presupuestos antropológicos de la Escuela Austríaca que radicaliza el individualismo posesivo del primer liberalismo histórico y lo convierte en criterio de racionalidad económica”. La misma idea es luego elaborada por la Escuela de Chicago, que tan bien conocemos en Chile, convertida en el dogma del homo economicus.  

Al identificar al neoliberalismo como una forma metamorfoseada de fascismo Villalobos-Ruminott derriba la falsa oposición entre totalitarismo y democracia liberal: el neoliberalismo “busca su fundamento en el descredito de toda intervención estatal, intenta monopolizar las críticas al totalitarismo, mientras se resiste a cualquier programa reformista que contradiga su modelo antropológico y su ingeniería social molecular”. Es precisamente ahí, “en la convergencia entre una antropología reduccionista y utilitaria y una ingeniería social individualista y optimizadora donde se hacen manifiestas las características distintivas de un tipo particular de fascismo, el fascismo neoliberal”.

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viernes, septiembre 17, 2021

Escaleralsuelo y Free jazz japonés: nunca es suficiente 

 "It's never enough" o "nunca es suficiente" cantaba The Cure cuando ya habian decaído considerablemente, al punto de tener que armar el "album" titulado sinceramente como"Mixed-Up" pero, no creo que se refirieran a lo mismo que yo en esta noche: siempre es poco, nunca es suficiente la cantidad de discos de free jazz japonés que uno se puede topar ahora gratuitamente por ahí.

Dado que el único libro que circula en el mundo occidental sobre el tema es la traducción al inglés de un texto japonés de Soejima Teruto, no tenemos nada así como una guía en el idioma de Baltasar Gracián. Mi "Barricadas a-go-go", pese a su generoso subtítulo ("Apuntes sobre la escena musical japonesa de 1968 a 1977": guau, uno se espera algo así como el Japrocksampler pero centardo en esta otra escena, corregido y aumentado) es apenas un pequeño mostrario que deja con gusto a poco.

Algún día alguien saldará esa deuda histórica. Le dejaré la tarea a mi amigo....[Jajajaja: es un chiste malo que no alcanza ni para broma interna].

Los dejo eso sí con 3 discos grandiosos con portada en blanco y negro y musicalmente llenos de color (fuego y hielo) que exploré recien en las últimas 48 horas antes de las Mierdas Patrias, y me parece necesario difundir por todo el mundo. 

Gentileza del sello lituano No Business, con uno de los mejores catálogos en el mundo del jazz y experimentación libre, además del mejor nombre y logo posibles:


Ni más ni menos que la verdadera "escaleralsuelo", antigua canción del pogüer trío Niño Símbolo, cuyo título luego nos han copiado varias veces. No las nombraré para no funarlas, porque como dice Ignorantes, "un ataque maletero en la calle es más digno que una funa en redes sociales", o algo así.

1.-




En primer lugar, el cuarteto del trompetista Itaru Oki grabado en 1975, es decir del año en que dato mis primeros recuerdos situados ya en una línea de tiempo, basados en el hecho de que mientars filosofaba acerca de que iba a cumplir 4 años y miraba los dedos de mi mano derecha para poder hacerme la idea de esa cifra tan exótica, olvidé que estaba subido en un portón de madera y me saqué la recresta. Peladuras en las rodillas en la Población La Pampa de La Serena, bastante cerca aunque no al lado del mar. Qué delicia de recuerdo. Paseos a pie a la playa de las Cuatro Esquinas.


2.- 



A continuación y para empezar a terminar (aunque suele ser más fácil terminar apenas se empieza), el legendario saxofonista don Mototeru Takagi, en una grabación de 1999,  con su cuarteto de 3 saxofones tenores y batería, o sea cuando recién se empezaba a acabar mi primera o segunda juventud, justo antes del cambio de milenio. 

"Milenarist free jazz from the far east" (según mi amigo imaginario Mesmo Embora). 


3.-


Por último por esta larga noche, el señor Takayanagi, maestro de la guitarra más conocido como "Jojo" en su pequeña pero creciente legión de discípulos incondicionales entre los cuales por supuesto me gustaría contarme. A dúo y trío con bajo y piano en 1990. 

Lástima no haber podido compartir esas cervezas con ellos pero en primer lugar, estaba lejos de Japón, y en segundo, ese año aúnyo  no tenía la Edad Legal para beber en público. La mayoria de edad para esos efectos era de 21 años y recién en 1992 (el año en que cumplí 21) se bajó a los 18. ¡Por eso mi adolescencia nunca se acaba!: porque etimológicamente hablando "adolescere" es "estar creciendo", y porque el Estado Opresor me robó 3 años.  (Si no le interesan estos datos biográficos, no lea este blog que se subtitula: "según mi sólo deseo". Y deseo que gente así se vaya a la mierda).

El Trio I es una emocionante verisón de un tema del profeta Albert Ayler. 

Amor y admiración infinitos para estos seres humanos totales. 

Aplausos a rabiar.

MIUS-SIK IS THE JEALING FORZ OF THE UNIVERS...

DON´T FORGET THE CHAOS!


 


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miércoles, septiembre 15, 2021

Fascismo histórico y fascismo eterno 

 


El “fascismo histórico”

En torno al fascismo existen varios conflictos de interpretación. Así, mientras algunos identifican elementos básicos de la “ideología fascista”, hay quienes han señalado que en rigor el fascismo no es ideológico, sea porque se le considera abiertamente irracional, o porque tendría la capacidad de ser totalmente flexible al adoptar y adaptar diversos elementos discursivos, incluso tomándolos en préstamo de movimientos o ideologías rivales.

Este carácter supuestamente no-ideológico del fascismo estaría presente en sus orígenes, puesto que antes de 1919 nunca se habló de “fascismo” sino que de “fascios”, designando así a un tipo de organizaciones que desde fines del siglo XIX adquirieron importancia en Italia, asociaciones obreras en el norte y sur ligadas a la izquierda popular y republicana. Así, como señala Gentile, “el adjetivo ‘fascista’ no deriva del sustantivo ‘fascismo’, sino qu lo ha precedido, originado en el sustantivo fascio”. En ese contexto “fascista” era sencillamente el integrante de uno de esos grupos, y consta que el adjetivo se usó por primera vez en 1893, en ese sentido.

“Fascio” significa literalmente haz. El “haz lictorio” se representa como la unión de un conjunto de varas de madera, atadas de manera ritual y usadas para portar un hacha, originalmente un símbolo del poder de los reyes etruscos, adoptado por la República romana, con 30 varas que simbolizaban las curias de la Antigua Roma, y que eran usados por los “lictores”, funcionarios públicos que custodiaban a los magistrados y cumplían funciones de conservación del orden público. El haz lictorio también fue usado como símbolo en las revoluciones francesa y norteamericana.  En su versión del siglo XX el haz lictorio pasa a ser un manojo de espigas apretadas y unidas por el centro, símbolo de que “la unión hace la fuerza”.

De este modo, los “fascios” modernos se constituyen como “grupos de acción”, por fuera de los partidos políticos tradicionales, y es en ese sentido que Mussolini –ya expulsado del Partido Socialista- empezó a usar la expresión desde 1915, en su recién fundado periódico “Il Popolo d’Italia”, anunciando una concentración de los  Fascios di Azione Rivolucionaria apoyando la intervención contra los imperios centrales en la primera guerra mundial. En ese momento habló de un “movimiento fascista” consistente en estos núcleos, fuera de “las reglas y rigideces de un partido”. Ese sería el antecedente directo de los Fascios Italiani di Combattimento, concentrados el 23 de marzo de 1919, dándose los fascistas la tarea de “sabotear por todos los medios las candidaturas de los neutralistas de todos los partidos”. En mayo del mismo año en un discurso en Fiume, Mussolini empezó a hablar del “fascismo” que se estaría convirtiendo en “el alma y la conciencia de la nueva democracia nacional”.

Con todo, el fascismo “diecinuevista” era aún un engendro bastante poco definido y ecléctico, como lo prueban no sólo las arengas “antiestatales” de Mussolini y la ausencia inicial del elemento racista, sino el hecho de que la experiencia de la República independiente de Fiume, encabezada por el poeta Gabriel D’Annunzio sea tan difícil de catalogar que es reivindicada tanto por fascistas como por anarquistas. La incursión electoral del movimiento fue decepcionante; en una lista para la Cámara de Milán en que se presentaron junto a su jefe máximo el poeta futurista Marinetti y el músico Arturo Toscanini, obtuvieron menos de 5 mil votos, y a fines de 1919 quedaban 37 Fascios con un total de 870 miembros.

El movimiento es profundamente transformado y tiene un gran auge con el movimiento “escuadrista”, una explosiva mezcla de desmovilizados de la guerra, desertores, artistas y bohemios, que se dedicaba a “expediciones punitivas” contra sus enemigos. En noviembre de 1921 el movimiento originalmente proclamado como “antipartido” se constituye como Partido Nacional Fascista, bajo la imponente forma de un partido-milicia, que logra llamar la atención mundial, alistar a 300 mil miembros y conquistar el poder en  poco menos de un año. Recién ahí tendríamos, según Gentile, el surgimiento del “fascismo totalitario”. En 1923, luego de su intento de golpe de Estado en Munich,  los periódicos ya hablaban también de Hitler como un “fascista”.

Excede los límites de esta presentación señalar las similitudes y diferencias entre las versiones italiana y alemana, en caso de que puedan ser vistos como expresiones del mismo fenómeno (el nazi/fascismo). Lo que sí parece claro es que en ambos casos los intentos de revolución proletaria ya habían fracasado en el momento en que estas expresiones surgen para hacerse cargo de la crisis que el Estado liberal no podía resolver.

En Alemania la revolución de noviembre de 1918 terminó con el Imperio dando paso a la República de Weimar. El levantamiento encabezado por los “espartaquistas” (Luxemburgo, Liebknecht, Mehring, Zetkin) en enero de 1919 fue aplastado por el gobierno encabezado por el socialdemócrata “mayoritario” Ebert, que junto a su camarada Noske dieron el visto bueno a la actuación de los Freikorps, literalmente “cuerpos francos”, formados por militares monárquicos y civiles nacionalistas, que desataron la contra-revolución en las calles, constituyendo el antecedente directo de las “secciones de asalto” (SA) del nacionalsocialismo. Tras aplastar la insurrección de  enero, asesinando a los líderes del recién formado Partido Comunista de Alemania, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, ayudaron a ahogar en sangre a la efímera República de los Consejos de Baviera. 

El “antifascismo” oficial, izquierdista y democrático, suele olvidar esos detalles. Refuerza esa amnesia el hecho de tratar al fascismo como un mal absoluto, eterno e inevitable, en cuya aparición y consolidación las respetables fuerzas de la democracia (liberal o social) no tendrían en principio responsabilidad alguna. 

¿Fascismo eterno?

El problema va más allá de que el concepto “fascista” haya devenido sinónimo de reaccionario y/o autoritario. Con la intención positiva de estar alertas frente a un posible resurgimiento, algunos intelectuales como Umberto Eco han llegado a  hablar de la eternidad del fascismo, que siempre “puede volver de nuevo bajo las vestiduras más inocentes” y por eso “nuestro deber es desenmascararlo y señalar con el dedo cada una de sus nuevas formas –cada día, en cada rincón del mundo-”.

Como bien señala Gentile, esta especial y comprensible preocupación tiene el notorio y muy adverso efecto de otorgarle al fascismo el don de la inmortalidad, a diferencia de cualquier otra posición o ideología política. En efecto, a nadie se le ocurriría hablar de un liberalismo, un trotskismo, socialcristianismo o anarcosindicalismo eternos, pero gracias a la afirmación de Eco cualquier neofascista podría sentirse orgulloso de unirse a las únicas filas en que pasa directamente a formar parte del mito, la única expresión política que existiría desde siempre, trascendiendo a todos los acontecimientos, modas sociopolíticas y demás vaivenes de la historia. 

El fascismo eterno…no sólo un “enemigo poderoso” sino que más bien absolutamente invencible, que existe desde y para siempre, profundamente enraizado en la naturaleza humana. 

¿No será mucho, Umberto?

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domingo, septiembre 12, 2021

Lee Perry y Jemeel Moondoc (RIP)/Notas sueltas sobre Revolución y Contrarrevolución 


Conocí a Lee "Scratch" Perry, the Upsetter, a través de un CD que encontré en la extinta Musimundo, que reunía Blackboard Jungle y otro album que no recuerdo, pues perdí luego el disco. No sin antes haberlo apreciado profundamente por el dub selvático y ocasionalmente humoristico que ofrecía, con el ya clásico mugido de vaca, que opera como marca registrada de varios de los artefactos que  producía en su Black Ark antes de incendiarla. 

Años después pude acceder al relato de Lester Bangs de su legendario en cuntro en dichos estudios, donde Scratch bailaba, daba pasitos de karate, y bebía de una botella de un vino reforzado con carne (¡sí! guácala), mientras perilleaba, y en un momento se detuvo frente a él, lo miró a los ojos, y le dijo: "You, a wine man". O sea que detectó de inmediato a otro borracho, lo cual para Bangs podía no parecer tan impresionante en principio pero fue telepático y casi mágico viniendo de tamaño personaje. 

Cuando íbamos a ser padre/madre con Pati hace ya más de 10 años, las matronas en un control nos dijeron que el crío en el vientre materno ya podia escuchar música y recomendaron poner audífonos en la panza para mejor efecto. Al implementar la recomendación no dudamos en la elección y pusimos "Dub revolution", que causó de inmediato un alegre y rítmico baile fetal como respuesta.   

El día antes de enterarme de su deceso estuve escuchando "Black art from the Black ark". Totalmente recomendable como homenaje.

Ahora se fue Jemeel Moondoc, un veterano saxofonista de free jazz, muy poco conocido como suele ocurrir en este campo más allá de la "primera línea" de figuras que luego de décadas al final han llegado a ser más o menos "reconocidas" después de un sistemático maltrato y/o indiferencia. 

A Moondoc sólo lo vine  a ubicar cuando visitaron Chile por primera vez los hermanos Diego y Hugo Manuschevic, no recuerdo bien en qué año (¿2002, 2003?), pero fue a inicios de este siglo. Diego había tomado algunas clases con él, lo cual me emociona profundamente pues el saxo tenor que aún ocupo fue antes de Diego, y me gusta imaginar que este viejo y fiel fierro conoció directamente al maestro Jemeel, digamos, de manera "presencial".  

Además cuando los hermanos se presentaron por vez primera en Santiago de Chile, bajo el nombre de Construcciones Ornettológicas, partieron con "Hi-Rise", un memorable tema de Moondoc cuyo alto impacto nunca he olvidado. 

Para recordarlo he acudido a su ensamble Muntu, y las grabaciones de fines de los 70 editadas en 3 CDs por No Business records, de Lituania, uno de ls mejores sellos del mundo según yo siendo las 13:30 de este extraño día domingo en que hay sol, viento y tal vez lluvia, en que pretendo ponerme a trabajar (a falta de mejor expresión) en los conceptos de revolución y contarrevolución, convencido de que no existe un sólo tipo de revolución, y de que la anteojera ideológica de la izquierda y ultraizquierda tradicional ha impedido a muchos darse cuenta de que la que pasó ante sus ojos en Octubre hace dos años fue nada menos que toda una revolución. Curioso, pero no tanto. 

REVOLUCIÓN Y CONTRARREVOLUCIÓN

-Revolución

RAE: Del lat. tardío revolutio, -ōnis.

1. f. Acción y efecto de revolver o revolverse.

2. f. Cambio profundo, generalmente violento, en las estructuras políticas y socioeconómicas de una comunidad nacional.

3. f. Levantamiento o sublevación popular.

4. f. Cambio rápido y profundo en cualquier cosa.

Wikipedia: “Una revolución (del latín revolutio, «una vuelta») es un cambio social fundamental en la estructura del poder o la organización que toma lugar en un periodo relativamente corto o largo dependiendo la estructura de la misma. Aristóteles describía tres tipos de revoluciones políticas:

1.     Cambio completo desde una constitución a otra.

2.     Modificación radical desde una constitución existente.

3.     Cambio de sistema, mandatario o régimen a otro.

Los expertos aún debaten qué puede constituir una revolución y qué no”.

Algunos ejemplos históricos (occidentales): EEUU (Guerra de independencia, desde 1775), Francia 1789, Rusia 1905 y 1917, México 1910…

-Revolución: Política, Social, Económica, Científica, Cultural, Burguesa, Proletaria, Molar/molecular….

Ejemplos que se discuten: 1848, 1871, 1905, 1918/9, 1936, 1956, 1968

¿Y Chile?: 1810/8, 1851, 1891, 1927/32, 1970/3; 2019.

 Arrighi, Hopkins y Wallerstein: “Tan sólo ha habido dos revoluciones mundiales. La primera se produjo en 1848. La segunda en 1968. Ambas constituyeron un fracaso histórico. Ambas transformaron el mundo. El hecho de que ninguna de las dos estuviese planeada y fueran espontáneas en el sentido profundo del término, explica ambas circunstancias: el hecho de que fracasaran y el hecho de que transformaran el mundo” (1968: El gran ensayo, en “Movimientos antisistémicos”).

Igor Goicovic: “A mi juicio, la Protesta Popular inaugurada el 18 de Octubre del 2019 se originó como una “revuelta” y a lo menos hasta fines de enero del 2020, se fue transformando, se fue convirtiendo en una expresión o en una manifestación de “rebeldía o rebelión popular”, sin alcanzar a madurar en una rebelión en el sentido estricto por una serie de fenómeno y factores que vamos a tratar de analizar después. En ningún caso, por lo tanto, este fenómeno llegó a transformarse o a convertirse en una  “revolución”. Estoy utilizando el concepto de “revolución” como lo han utilizado, entre otros, George Rudé, por ejemplo, para caracterizar la Revolución Francesa de fines del siglo XVIII, o Eric Hobsbawm, al momento de caracterizar la Revolución Bolchevique de 1917”. Es decir, la “rebelión” no alcanzó a madurar o no logró transformarse en un proceso revolucionario, o pre revolucionario, que hiciera estallar las bases del sistema de dominación y que por lo tanto permitiera el tránsito del Movimiento Popular hacia un escenario de profundas transformaciones económicas, sociales y políticas”.  (https://elporteno.cl/igor-goicovic-el-18-de-octubre-y-el-ejercicio-de-la-violencia-politica-popular/).

-Contrarrevolución

RAE: 1. f. Revolución contraria a otra próximamente anterior.

Hannah Arendt  (Sobre la revolución): “En efecto, la contrarrevolución —la palabra fue acuñada por Condorcet durante el curso de 1a Revolución Francesa— siempre ha estado ligada a la revolución, del mismo modo que la reacción está ligada a la acción. La famosa afirmación de De Maistre: «La contrarrevolución no será una revolución a la inversa, sino lo contrario a la revolución» no ha pasado de ser lo que era cuando se pronunció en 1796, un rasgo de ingenio sin sentido”.

Paolo Virno (Do you remember counterrevolution?): “¿QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA «contrarrevolución»?. Por ésta, no debe entenderse solamente una represión violenta —aunque, ciertamente, la represión nunca falte. No se trata de una simple restauración del ancien régime, es decir del restablecimiento del orden social resquebrajado por conflictos y revueltas. La «contrarrevolución» es, literalmente, una revolución a la inversa. Es decir: una innovación impetuosa de los modos de producir, de las formas de vida, de las relaciones sociales que, sin embargo, consolida y relanza el mando capitalista. La «contrarrevolución», al igual que su opuesto simétrico, no deja nada intacto. Determina un largo estado de excepción, en el cual parece acelerarse la expansión de los acontecimientos. Construye activamente su peculiar «nuevo orden». Forja mentalidades, actitudes culturales, gustos, usos y costumbres, en suma, un inédito common sense. Va a la raíz de las cosas y trabaja con método. Pero hay más: la «contrarrevolución» se sirve de los mismos presupuestos y de las mismas tendencias —económicas, sociales y culturales— sobre las que podría acoplarse la «revolución», ocupa y coloniza el territorio del adversario y da otras respuestas a las mismas preguntas”.

GCI (Especial sobre España): “La revolución y la contrarrevolución se desarrollan contradictoria y simultáneamente”

IS (sobre el 68 y antecedentes de 1848, 1905, 1936 y 1956): “Todas estas crisis, inacabadas en sus realizaciones prácticas e incluso en sus contenidos, aportaron sin embargo muchas novedades  radicales y pusieron seriamente en jaque a las sociedades a las que afectaron, por lo que pueden ser calificadas legítimamente como revoluciones”.

CHILE 1970/3: EL CONTEXTO GLOBAL

-“Segundo asalto proletario contra la sociedad de clases”. La era de las revoluciones sociales proletarias: Primer asalto global (1917/1922).

Oleada revolucionaria global del 68/77 -en realidad parte antes y termina después-.

-De la “Revolución en libertad” (Frei, 1964) al “Socialismo a la chilena” (por vía pacífica/electoral). Resucitación del “frentepopulismo” y -luego de la derrota de 1973- del “antifascismo”.

(Lucho Corvalán en 1977: “nosotros les tendemos la mano” (a los milicos). Unidad (interclasista), militares democráticos. Antifascismo y “rebelión popular de masas”).

Hacia 1984 ya está claramente derrotado. Pero la dinámica de revolución y contrarrevolución da lugar a cambios y reestructuraciones profundas:

-Capitalismo Mundial Integrado (Guattari), Sociedad espectacular integrada (Debord en los Comentarios a la sociedad del espectáculo, 1989). Arrigui et al: pág. 87 y ss.

-“Neoliberalismo”/”Posmodernidad”.

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