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lunes, julio 22, 2019

Manfred Schoof, de Alemania a Japón 


Jaki Liebezeit de Can había tocado en algunos ensambles de “free jazz alemán” (si se puede decir eso) a fines de los 60, además de haber estudiado con Stockhausen, antes de formar la ahora tan famosa banda.


Lo había escuchado participando en un álbum de la Globe Unity Orchestra, pero ahora han aparecido en el Tubo artefactos tales como el álbum “Voices”, del Manfred Schoof Quinteto, 1966. Grabado el 2 de Mayo de ese año en Frankfurt del Meno, y editado por CBS/Columbia. Además de Manfred en vientos (corneta y flugelhorn) y Jaki a los tambores, tenemos a Alexander von Schlippenbach en piano, Gerd Dudek en saxo tenor y Buschi Niebergall en el contrabajo.

Apuesto lo que quieran que a Adorno no le gustó.

Manfred Schoof, nacido en 1936 y aún activo, también fue a Japón.

Allá colaboró con personajes como Akira Sakata (otro gran saxofonista nipón que sigue activo), el pianista Yosuke Yamashita (ya hemos hablado de él en estas páginas) y Takeo Moriyama en batería, grabando el álbum en vivo de 1976 “Distant Thunder”.



En este registro (los 20 minutos de Mitocondria, el lado A de Distant Thunder) me sorprende cómo Akira Sakata logra hacer sonar su saxo partiendo de la manera más tradicional para pasar en muy pocos segundos a sintetizar todo el paso del swing y el bop al free jazz de más alta intensidad. Varios años de historia del saxofón en el jazz resumidos o más bien concentrados en menos de 8 segundos.

Así que si bien el origen del llamado Free Jazz es claramente afroamericano, su impacto en otras partes del globo terráqueo generó este tipo de expresiones y adaptaciones, individuales y colectivas, tanto en Alemania como en Japón y muchas otras partes del mundo, las que recién ahora podemos conocer, analizar y disfrutar, gracias a la liberación relativa de estos materiales en la web.

Para apreciar la obra de Akira Sakata recomendamos acudir a una explosiva grabación de su trío en 1980, “Pochi”, y en otra faceta más abstracta, la colaboración con Merzbow, Jim O´Rourke y Chikamorachi (Chris Corsando y Darin Gray), “Flying basket”, de 2015.

Dos curiosidades más para cerrar esta entrada:

En la larga e inspirada versión en vivo del instrumental “Tristezas de un Doble A” de Piazzolla en Teatro Regina, 1982 (con Goyeneche en los temas cantados), hay un momento “libre” que según los autores del folleto interno daría cuenta de la influencia del jazz libre en el conjunto liderado por este bandoneonista, dentro del marco de un tema en que, como él señala en la presentación, trata de dar cuenta de la evolución de ese instrumento en los estilos de diversos ejecutantes.



“Waves from Albert Ayler”, del Mount Everest Trio. Como decía en el catálogo de Forced Exposure: parecen Motorhead, pero es un ensamble escandinavo de free jazz que tributa desde el mismo título a Albert Ayler, además de trocar su “Spirits”, y hacen además un buen cover de “Ramblin´” de Ornette Coleman. Grabado en Gotemburgo, Suecia, en 1975.

Gracias a todos los que comparten este tipo de artefactos humanos.

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viernes, julio 19, 2019

Escisión de la naturaleza/Los dos metabolismos (x Barbaria) 


Una lectura esencial: “El decrecimiento y la gestión de la miseria”, por el grupo Barbaria. Los dejo con los dos primeros capítulos:



1.   La escisión de la naturaleza

Quizá nunca como hoy la catástrofe capitalista ha sido tan evidente. La imposibilidad material, física, de este sistema se afirma en la televisión, en las universidades y en los parlamentos. Con el mayor cinismo, muchos de los que aportan su pequeño grano de arena a la perpetuación de la masacre capitalista entienden que estamos en un tren que va directo contra el muro, y así lo dicen. Lo dicen y hablan, hablan y hablan. Hablan de concienciación, de energías renovables, de economía circular y hablan ―cada vez más― del término de moda: green new deal.

La socialdemocracia es cada vez más verde, y tampoco le queda más remedio. El desequilibrio climático, la erosión del suelo, la contaminación del agua, la pérdida ―brutal― de biodiversidad, son una demostración permanente de la radical oposición entre el capital y la vida en el planeta, incluida la de nuestra especie. Esta oposición es tan flagrante que la socialdemocracia sólo puede admitirla y proponer, como ha hecho toda la vida, algunos parches que no sólo no resuelven, sino que profundizan y agravan muchas veces el problema, y siempre lo perpetúan. La corriente ecologista, en tanto que movimiento parcial que separa el problema medioambiental de las relaciones sociales que destrozan el ecosistema, es uno de los baluartes más apreciados de la socialdemocracia. Y, dentro de ella, el decrecentismo como una de sus alas más radicales, ampliamente acogida por los medios militantes y activistas, ayuda a recuperar a quienes sienten asco por las conclusiones reformistas y estatales a las que desemboca el ecologismo. En este texto intentaremos dar cuenta en algunos trazos de la crítica al ecologismo y nos centraremos en señalar los presupuestos teóricos, inherentemente burgueses, del decrecentismo.

El postmodernismo y el ecologismo son las dos caras de una misma época. Ambos parten de una separación entre naturaleza y cultura que, de todas formas, proviene del mismo nacimiento del pensamiento burgués. Dada esta separación, el postmodernismo tiende a convertir todo en un hecho cultural, nominal, subjetivo, mientras que el ecologismo parte de una visión que tiende a reducir la realidad social a las bases físicas, objetivas, extrahumanas de la naturaleza.

Si bien siempre hay antecedentes, nunca como en el capitalismo se ha pensado una oposición, una separación tan grande entre la naturaleza y la cultura. Esto tiene sus bases materiales. En las comunidades primitivas el lazo con el ecosistema se daba de forma directa e integrada en su propia lógica social. Más adelante, en las sociedades precapitalistas las clases dominadas siempre estuvieron, de una manera u otra, vinculadas a la tierra. Los esclavos en la Antigüedad eran fundamentalmente utilizados para el cultivo del campo. Cuando un noble se convertía en el señor feudal de una región, lo que obtenía no era tanto la propiedad de la tierra como el derecho al diezmo de los siervos atados a la misma. Para poder nacer, por el contrario, el capitalismo necesita desgarrar esta unidad ―alienada y opresiva, sin duda― entre el ser humano y la naturaleza. Para poder instaurarse, el capitalismo necesita liberar a los siervos y crear proletarios. El proletariado será una clase que vive sostenida en el aire, una clase separada de todo medio de producción, separada de su entorno natural y de su propia naturaleza.

No es casual que este momento fundacional ―la expropiación del campesinado y la consiguiente formación del proletariado― haga parte de un mismo proceso histórico en el que se profundiza la brecha entre el campo y la ciudad, a tal punto que su relación se invierte por primera vez en la historia: a partir de ahora, el campo no será más que un apéndice de la ciudad, y la ciudad sólo el nombre de una máquina que devora personas y recursos naturales para producir más valor, más mercancías, más dinero, más valor.

Tampoco es casual que las ciencias naturales se desarrollen en este proceso. Cuando la producción se destina ya no a la satisfacción de las necesidades sociales sino a la valorización, cuando la producción es producción de mercancías, la naturaleza se convierte en un factor de producción tan abstracto, tan cuantificable, tan ajeno a sí mismo como lo es el propio trabajador reducido a capital variable. Cuando no es materia prima, energía o el suelo mismo en que se desarrolla la producción de valor, la naturaleza se convierte en un objeto externo examinado por el sujeto racional, ajeno por completo a ella, en la cual, incluso a la hora de mirarse a sí mismo, sólo ve un soporte físico ―el cuerpo― de la razón científica.

El pensamiento burgués convertirá esta separación materialefectiva, que establece el capitalismo entre la naturaleza y el ser humano, en una separación eterna y universal, y pensará todo a partir de ella. Así, se verá dividido por una falsa polarización entre dos corrientes: un idealismo subjetivista, que afirma que la razón es el fundamento último de toda existencia material, y un idealismo objetivista o «materialismo» vulgar, que convierte una naturaleza extrahumana ―incluyendo en ella el cuerpo humano― en la explicación última de todo proceso social. Es importante señalar que ambas corrientes son funcionales a la justificación y naturalización del capitalismo. Así, la visión de un sujeto racional como un yo ilimitado que configura su propia realidad a través de la conciencia es complementaria a la que abstrae el conjunto de la realidad material a cuerpos matematizados, cuantificables, en la que se incluyen las sociedades humanas como una parte más de la máquina[1]

Si la primera legitima la razón capitalista como organizadora de todo lo vivo a través de la ciencia y la tecnología, la segunda priva de todo papel a las relaciones sociales, estableciendo que, en el fondo, no hay una gran diferencia entre la sociedad capitalista y las sociedades que la precedieron, como tampoco tiene sentido plantear un futuro después de ella: a fin de cuentas, como se diría actualmente, todo es termodinámica[2]. No es casual que bajo estas dos corrientes emerja el pensamiento moderno y, con él, los pilares ideológicos de la sociedad capitalista: de Descartes a Hobbes, de Locke a Kant, todos ellos se esforzarán por sentar los cimientos del capitalismo como una sociedad eterna, universal, que sólo tenía que esperar a poder desarrollarse con el progreso tecnológico y el incremento de la complejidad social. Hoy en día y al contrario de lo que se nos dice, no existe tal ruptura con la modernidad, sino simplemente una adaptación a un capitalismo cada vez más acendrado y, por ello, cada vez más catastrófico. Si hoy en día el postmodernismo responde plenamente a la primera corriente, el ecologismo y en particular la corriente decrecentista se sitúa en la segunda.

Y es que el ecologismo se funda en un antagonismo radical entre el ser humano y la naturaleza. En realidad, como toda corriente socialdemócrata, lo que hace es tomar un hecho real del capitalismo ―el ser humano y la naturaleza están enfrentados, como el trabajador a su propia actividad― para elevarlo por encima de la historia y declarar que siempre ha sido así. Si no, ¡fijaos en la isla de Pascua! Una civilización que se autodestruye porque decide construir esculturas inmensas a costa de sus propios recursos[3]. ¿Es que no lo veis? La potencia destructiva del ser humano es inagotable. Necesitamos mecanismos de autocontrol para ajustarnos a las bases materiales que nos brinda la naturaleza. ¡Malthus tenía razón!

De la misma manera que el pensamiento burgués se funda en la idea de que el hombre es un lobo para el hombre, también tiene como uno de sus pilares básicos la idea de que el hombre es un lobo para su entorno natural. Si Malthus tenía razón, Hobbes también. Esta antropología negativa siempre exige, en última instancia, un Leviatán. Por ello el ecologismo siempre conduce a la necesidad del Estado, aunque lo plantee como una confederación democrática de comunas ecosociales autogestionadas.

Se nos dirá que hay muchos ecologismos. Por supuesto, el ecologismo explícitamente capitalista ―el «capitalismo verde»― argumentará no sólo lo que acabamos de reproducir, sino que añadirá que con las normas adecuadas el sistema puede favorecer un desarrollo sostenible donde incluso el propio cuidado de la naturaleza genere riqueza al convertirse en una mercancía, como ocurre con el mercado de emisiones de CO2. Pero está también la corriente decrecentista, que apuesta firmemente por una restauración del vínculo entre el ser humano y la naturaleza, el fin del capitalismo y el regreso a un «modo de vida mucho más simple y autogestionario»[4]. ¿Cómo puede ser capitalista y estatal una corriente que consiste en señalar los límites físicos del propio capitalismo y la necesidad de un cambio de sistema?

Para contestar a esta pregunta necesitamos volver atrás, a la comprensión burguesa del lazo entre el ser humano y la naturaleza, así como a la ruptura que Marx realiza al afirmar el materialismo histórico.


2.  Metabolismo natural y metabolismo social

Marx parte del materialismo sensual de Feuerbach para superar el idealismo hegeliano. Sin embargo, también rompe con éste en un punto esencial: si Feuerbach opone a Hegel el hecho de que el ser humano es materia antes que razón y que lo que permite toda elaboración racional es el mundo físico que percibimos a través de los sentidos, Marx criticará a Feuerbach por mantener una idea de la naturaleza como algo que sigue siendo exterior al ser humano y a su historia. Ambos coinciden en la necesidad de explicar la naturaleza a partir de sí misma, sin acudir a instancias externas, ya sea un Dios todopoderoso o la Razón deificada. Sin embargo, para hacer esto, para no crear falsas instancias, Marx señala que también hay que comprender la actividad humana como una fuerza natural, un factor más en el metabolismo natural del planeta.

Aquí el término metabolismo nos es útil[5]. Hace referencia a la relación entre la célula y el conjunto del organismo: la célula transforma lo inorgánico, tomado de su entorno natural, en vida orgánica. La vida natural se organiza en torno a permanentes transformaciones del propio entorno. Pero si el ser humano es parte inseparable del metabolismo natural, también la naturaleza es parte inseparable del metabolismo social y la manera en que este se organiza. La naturaleza constituye no sólo los medios de subsistencia del ser humano, sino también la materia misma con la que y sobre la que reflexiona y actúa[6]. La capacidad del ser humano para modificar su entorno constituye la propia naturaleza humana, que por ello es inseparablemente natural y cultural. La actividad humana se desarrolla a través de un proceso en el que el ser humano transforma la naturaleza y, al hacerlo, también se transforma a sí mismo: la cultura no es sino la memoria colectiva de esta transformación, de este proceso metabólico.

Pero aquí no estamos hablando de un individuo aislado. El ser humano es naturalmente social. Como no podía ser de otra manera, son sus relaciones sociales concretas, históricas, las que configuran al mismo tiempo el papel del ser humano en el metabolismo natural y el de la naturaleza en el metabolismo social. De esta forma, la ruptura de Marx con Feuerbach, así como con el pensamiento materialista previo, consiste en su comprensión dinámica de la relación entre las comunidades y su entorno natural. Al señalar no sólo que las relaciones sociales son inseparables del metabolismo natural del planeta, sino que la transformación del entorno es inherente al desarrollo de todo metabolismo social y está determinada por el carácter de esas relaciones sociales, Marx introduce la historia en la naturaleza, de la misma forma en que antes, de la mano de Feuerbach, había naturalizado al propio ser humano.

Ahora bien, si no es el ser humano abstracto, sino que son las diferentes sociedades históricas las que intervienen en este proceso, entonces el modo en que se organizan estas sociedades será esencial. No es el ser humano abstracto el que es antagónico a la naturaleza, sino una forma concreta de relación social. Permanecer en la primera afirmación, la de que el ser humano hace parte del metabolismo natural, nos impide comprender el desarrollo de la historia y la manera concreta en que los diferentes metabolismos sociales, los diferentes modos de producción, han asumido su relación con el ecosistema.

Antes señalábamos que el capitalismo había provocado una separación efectiva del ser humano y la naturaleza al separar al campesinado de la tierra y arrojarlo como mano de obra desnuda a las ciudades. Sin embargo, no es la separación física la que será central en esta ruptura. De hecho, las relaciones sociales capitalistas comienzan a desarrollarse en primer lugar en el campo. Lo determinante aquí es que la producción social se convertirá en producción de mercancías, en producción de valor. Así, el proceso de producción y reproducción social se escinde en un plano material, físico, de valores de uso, y un plano social y fetichizado de valor. Esto quiere decir que al producir mercancías, se está produciendo un objeto concreto y material que sin embargo no importa como tal, sino sólo como una mercancía que permitirá obtener dinero para volver a producir más mercancías para obtener aún más dinero. El vínculo con la tierra se rompe porque ésta ya no cumple una función directa en el metabolismo social ―como fuente de medios de subsistencia, como medio y objeto de reflexión y acción humanas―, sino indirecta, como un mero instrumento para producir valor[7].

La naturaleza no importa por ella misma, al igual que el ser humano no importa por sí mismo, sino que son meros instrumentos de una lógica automática e impersonal de producción de valor. Tanto el entorno natural como el ser humano son simplemente un mal menor que el capitalista tiene que soportar para poder producir mercancías con las que obtener plusvalor, siempre de manera creciente, ampliada: D-M-D’. En la medida en que pueda, el capital tenderá a desprenderse de todo lo biológico, de todo lo natural, porque impone límites a la velocidad e intensidad de su reproducción. Esto conlleva una dinámica social que provoca profundas rupturas en el metabolismo natural, ya no sólo del ecosistema, sino de la propia naturaleza humana. Al mismo tiempo que la explotación capitalista destroza la biodiversidad, agota los recursos naturales y genera graves desequilibrios climáticos, también corroe los lazos comunitarios y provoca un proceso de atomización social que priva al ser humano de lo más básico, que es su esencia social, su vínculo con los otros. Además el propio ser humano se encuentra cada vez más ajeno a su propia corporalidad, y es ya un hecho asumido socialmente la idea de un individuo que puede y debe superar sus limitaciones físicas gracias a fármacos y otras tecnologías, con todos los daños a la salud física y psicológica que ello genera.

Ahora bien, esta ruptura del metabolismo natural no impide que el metabolismo social del capitalismo siga funcionando, aunque sea de manera cada vez más catastrófica.

Recordemos lo dicho anteriormente: al imponerse la producción de mercancías, la actividad humana se escinde en dos planos. El proceso de producción se desdobla en un aspecto concreto, material, de producción de valores de uso, y en un aspecto abstracto, social, de producción de valor. Sin embargo, esto no quiere decir que ambos aspectos tengan el mismo peso. El valor de uso es el soporte del valor, pero nada más. El valor presupone el valor de uso, es decir, necesita de un objeto material o de un servicio concreto que lo contenga, pero no se regula conforme al valor de uso sino que funciona por sus propias leyes, por sus propias categorías sociales: tiempo de trabajo socialmente necesario, intercambio de equivalentes, tasa de plusvalor, composición orgánica, ley de la ganancia. Estas categorías, pese a ser sociales, son absolutamente impersonales: el metabolismo social del valor las impone independientemente de la voluntad de sus agentes y de manera automática.

Por supuesto que las leyes de la naturaleza siguen operando. La gravedad sigue manteniéndonos pegados al suelo y las leyes de la termodinámica siguen explicando el comportamiento de los flujos de energía. Sin embargo, en la medida en que el capitalismo es una relación social automática, ajena a la voluntad de sus miembros, estos hechos físicos son interpretados en los términos del valor, que rige el modo en que actúa el ser humano sobre ellos. Esto quiere decir que el ser humano interviene en el ecosistema conforme a unas categorías sociales históricas en las que la naturaleza, como el propio ser humano, no sirve en sí para nada. Sólo entra en el metabolismo social y por tanto sólo existe socialmente en la medida en que puede servir como instrumento para la producción de valor.  Por dar un ejemplo, que una reserva de petróleo sea o no explotada no depende de una medida física como su TRE[8], sino de una medida social como la plusganancia que puede obtenerse al vender el petróleo en el mercado. Dado que la peor reserva de petróleo es la que determina el precio, la que más trabajo ―y por tanto energía― requiere para ser extraída, toda reserva un poco mejor obtendrá una plusganancia que haga meritoria su explotación. Así, nos podemos encontrar en el absurdo de que se exploten reservas de un TRE cercano a uno, es decir, de las que se extrae casi tanta energía como la utilizada para su extracción, porque siguen siendo rentables para el terrateniente y el capitalista.

NOTAS:
[1] No es casual que este gesto sea el primer paso de Hobbes para justificar la necesidad del Estado absolutista, como afirma Jorge Herrero en Hobbes: una antropología del miedo
[2] La empresa de servicios financieros Tullet Prebon afirma así en un informe de 2013 sobre el peak oil [pico del petróleo]: «El dinero es sólo el lenguaje, más que la sustancia de la economía real. En última instancia, la economía es ―y siempre ha sido― una ecuación de excedentes de energía, gobernada por las leyes de la termodinámica y no por las del mercado». Esta cita es recogida favorablemente por Antonio Turiel, un reconocido decrecentista próximo a figuras como Yayo Herrero o Carlos Taibo
[3] Una versión cada vez menos sostenible
[4] Son las palabras de Ted Trainer, pero expresan la apuesta constitutiva del decrecentismo
[5] Y útil resulta también el texto de John Bellamy Foster: La ecología de Marx, para rescatar las raíces históricas de este concepto y la emergencia de un pensamiento materialista en el que se encuadra Marx y donde se lucha por romper con la separación conceptual entre lo natural y lo cultural, entre el ser humano y la naturaleza
[6] «La universalidad del hombre aparece en la práctica justamente en la universalidad que hace de la naturaleza toda su cuerpo inorgánico, tanto por ser (1) un medio de subsistencia inmediato, como por ser (2) la materia, el objeto y el instrumento de su actividad vital. La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre; la naturaleza, en cuanto ella misma, no es cuerpo humano. Que el hombre vive de la naturaleza quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el cual ha de mantenerse en proceso continuo para no morir. Que la vida física y espiritual del hombre está ligada con la naturaleza no tiene otro sentido que el de que la naturaleza está ligada consigo misma, pues el hombre es una parte de la naturaleza», Karl Marx: Manuscritos de 1844, primer manuscrito, «El trabajo enajenado»
[7] La tierra no es para el hacendado más que «una máquina de fundir moneda. La renta ha separado tan perfectamente al terrateniente del suelo, de la naturaleza, que ni siquiera tiene necesidad de conocer sus tierras, como ocurre en Inglaterra. En cuanto al arrendatario, al capitalista industrial y al obrero agrícola, éstos no están más adheridos a la tierra que explotan que el empresario y el obrero de las manufacturas al algodón o a la lana que fabrican; sólo sienten inclinación por el precio de su explotación, por el producto monetario», Karl Marx: Miseria de la filosofía, ed. Júcar, págs. 239-240

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jueves, julio 18, 2019

Estruendo en Valparaíso y panoramas varios 



Viernes 19 a las 18: Lanzamiento de “Estruendo” en Valparaíso, calle Errázuriz, donde está la escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso.

Tratamos de hacerlo a fines del 2018, pero suspendimos por el Paro Portuario.

La primera edición, 150 copias, ya se agotó, así que los compañeros de Tempestades imprimieron 150 más.

Habrá más títulos de Editorial Tempestades, revista Kalinov Most (que ya lleva cuatro números), y algunos ejemplares de “Barricadas a-go-go”.

Un par de horas después Laurence Maxwell estará presentando “Un paso al Frente”, la mega-entrevista con Mauricio Hernández Norambuena, en la Ex-Cárcel.

A las 20:00 se presenta en la sala SCD Lukax Santana con la Agrupación Receptora de Ondas Sónicas Cósmicas.

Harto panorama para un día viernes en el Puerto. De hecho, no sé si quedarme o regresar a Santiago. Should I stay or…[Y a propósito de los Clash, recién el año pasado me di cuenta de que en Spanish Bombs nunca dijeron "yo te quiero infinito" sino que todo lo contrario: "yo te quiero y finito", en una curiosa mezcla de espanglish con italiano. Un duro golpe al amor romántico].

Más encima, creo que el martes 23 se presentará el Colectivo No en el Máscara, del mismo puerto principal.

Dejo acá un breve registro de Manual de Combate en la tocata por los caídos en el concierto de Doom hace ya 4 años. Tocaron 4 bandas, había harta gente, pogo espontáneo en la vereda, venta de parches, y un par de intensas horas dedicadas a rescatar la Memoria Negra. A no olvidar a los compas muertos, ni esta cita mensual. Al final, es ahí donde se genera la verdadera comunidad de lucha punk, y no en las tocatas donde hay productoras, guardias y toda esa mierda mercantil.

Pensaba que los punk rockers se iban a enojar al ver instrumentos de viento que no tocan ska, pero no. Todo bien. Escucharon con atención, y luego muchos de ellos comentaron positivamente el set. Me alegra. Amo el pogo punk, pero también hay que apoyar al punk con trompetas y saxofones.

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lunes, julio 15, 2019

Rasta y acumulación originaria/Varios 




-Leyendo sobre “Rasta y resistencia. De Marcus Garvey a Walter Rodney”, un tema del que sabía casi nada, en su edición cubana del 2016, me topé con referencias a este texto más o menos clásico a estas alturas, “Capitalismo y esclavitud”, de Eric Williams.

En ambos textos por lo visto se trata ni más ni menos que de analizar en concreto cómo operó la “acumulación originaria de capital” en África, Norteamérica, Centroamérica, El Caribe. La fase en que la recién nacida criatura, el Modo de Producción Capitalista, llega al mundo chorreando sangre por todos los poros, según la descripción bastante “gore” que hace Karl Marx.

En el primero, se trata de hacer una especie de interpretación marxiana de las condiciones que determinaron el surgimiento de una extraña mezcla de consciencia de clase a través de la consciencia de raza, y cómo los “rastas” o “dreads” representaban una forma mística pero avanzada de consciencia y resistencia a la opresión “blanca o negra o del color que sea”. [EL ajusticiamiento de policías negros era visto como correcto por muchos de estos grupos “etíopes”]. Además, traza un detallado recorrido por la resistencia física y espiritual de los esclavos, y los movimientos que sucedieron luego en la fase Postcolonial. Un año clave en insurrecciones en Jamaica parece haber sido 1938.

¿Recuerdan el marxismo africano? He aquí un buen ejemplo. Lo ideal sería poder seguir investigando la relación entre formas de resistencia a nivel de consciencia, y prácticas sociales, políticas y estéticas en que dicha consciencia se expresa y refuerza. De las canciones de los esclavos en las plantaciones al blues, los spirituals, el free jazz, reggae, soul y funk.

El primer capítulo se llama como un tema de Burning Spear: “¿Recuerdas los días de esclavitud?”.

El libro, originalmente publicado en 1981, no está disponible online. En internet circula un trabajo de H. Campbell en inglés cuyo título en español es “Bob Marley y la Resistencia a la Guerra: de la vindicación a la emancipación y la salud espiritual”, en Cuadernos del Caribe,  Vol. 12, N° 20, 2015.

Capitalismo y Esclavitud, de Eric Williams, está disponible en Traficantes de Sueños:

Introducción a la presente edición
Prefacio
1. El origen de la esclavitud de los negros
2. El desarrollo del tráfico de esclavos negros
3. El comercio británico y el comercio triangular
El comercio triangular
Transporte naval y construcción de barcos
Crecimiento de las grandes ciudades británicas con puertos de mar
Las mercancías en el tráfico triangular
Lana
Manufacturas de algodón
El refinado de azúcar
La destilación del ron
Pacotilla
Las industrias metalúrgicas
4. El interés de las Antillas
5. La industria británica y el tráfico triangular
La inversión de los beneficios en el comercio triangular
Operaciones bancarias
La industria pesada
Seguros
El desarrollo de la industria británica hasta 1783
6. La Revolución Norteamericana
7. El desarrollo del capitalismo británico 1783-1833
8. El nuevo orden industrial
¿Protección o laissez faire?
El desarrollo del anti-imperialismo
El crecimiento mundial de la producción de azúcar
9. El capitalismo británico y las Antillas
Los manufactureros de algodón
Los patrones del hierro
La industria algodonera
Liverpool y Glasgow
Los refinadores de azúcar
El transporte naval y los marineros
10. El «sector comercial de la nación» y la esclavitud
11. Los «santos» y la esclavitud
12. Los esclavos y la esclavitud
Conclusión
Bibliografía

-Tocata en la calle mañana. ¿Prohibido el trap?



-Un afiche en el Metro: “Cazzote, el espacio donde convergen músicos y emprendedores”. Charla: “Cómo vender música”, a cargo de dos expertos: un agente de Universal Music Group y otro que no recuerdo.

Salgo a la calle. Un afiche pegado en la caja adosada a un poste: “Ceratti Sinfónico: música para volar”. Más de 50 músicos sobre el escenario. ¿Y cuantos operarios más? ¿Cuánto costará este show? Acá sí que había alguien que sabía “como vender”  música.

-Dos estudiantas de post-doctorados en un restaurant vegano/vegetariano.  Una: “En la UNAM todo era Full Marx. O sea, seis semestres de Marx, un 20% de teoría de-colonial y feminismo, y un 10% de todo lo demás. ¡Y mi tesis era en todo lo demás! Si no estás de acuerdo con Marx te tratan de ‘positivista’”.

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viernes, julio 12, 2019

Naranjazo/Mosura Freight! (1975)/MDC 


-NARANJAZO


Recuerdo haber visto algo sobre Claudio Naranjo en una revista la Bicicleta, allá en los años 80, que tan lejanos parecen ahora, en la casa de mis tíos en el Cerro Cordillera. La misma casa donde había una buena colección de libros Quimantú, y algunos vinilos de Pink Floyd, Focus, Frank Zappa y Congreso.

Después mi aversión prejuiciosa hacia todo lo que sonara a New Age y gurúes de las disciplinas orientaloides sobre la mente/cuerpo, en mis años de férreo marxismo-leninismo y luego anarquismo más bien cabeza de palo, occidental y ultra-racionalista, me hicieron tener cero interés por todo aquello, un saco en el que por cierto que metía incluso a Claudio Naranjo.

Hace un par de años nomás, recuerdo haberme topado con una entrevista donde Naranjo hablaba del carácter absurdo del sistema capitalista y del tipo de educación que necesita y genera. Y que le parecía terrible que se luchara acríticamente “por la educación”, sin atender para nada a su contexto sistémico que hace que sea una educación para la domesticación, y dejando de lado cualquier finalidad emancipatoria de un verdadero proyecto educativo libre.

Me llamó la atención y se lo hice ver a algunos camaradas, pues en medio de toda la marea del “movimiento estudiantil” también nos ha resultado algo sorprendente que el discurso oficial “en defensa de la educación pública” retrocede claramente respecto de las posiciones de crítica hacia la educación formal y oficial que en cambio eran muy habituales en los medios antagonistas hace 100 y hace 50 años.

Luego me topé con un folleto suyo sobre tres mentes y tres amores, no recuerdo bien, en uno de los puestos de folletos dentro de una actividad en Villa Olímpica. Dentro de la misma colección tenían publicado el de La militancia como fase suprema de la abstracción, y el de Construyendo tu propia teoría revolucionaria. Lo leí en La Serena. Una psicóloga me vio con el texto y me dijo: “Encuentro medio chanta esas concepciones a lo Naranjo, porque si la educación es tan mala entonces mejor no luchemos por ella”. Mmmmm. Ni siquiera se me ocurrió qué responderle.

Ahora que se acaba de ir, me imagino que el Espectáculo hará su espectáculo de “Adiós a uno de los últimos genios”. Nosotros, en cambio, sabremos estudiar y situar su obra dentro de los aportes interesantes de quienes vivieron el siglo XX y nos dejan algunas pistas importantes para el siglo XXI.

-MOTOTERU TAKAGI 3



“Mosura Freight!”, una grabación del 28 de marzo de 1975, con Mototeru Takagi en cañas, Takashi Tokuhiro en contrabajo, y Tsutomu Ono en batería. Interval, ILP 101.

Japón en esos años dio muchos saxofonistas brillantes además de Kaoru Abe.

Tres músicos, cuatro temas. El primero, “Estado”, sirve de entrada como buena muestra del nivel de ejecución con más ENERGÍA que logran estos 3 juntos. Le siguen “Bird song” y “Canción de amor”. De a poco empieza a haber más silencio y sutilezas, para llegar a partes calmas con gran sentimiento, destacando por ejemplo las hermosas líneas de contrabajo con arco, y una labor inquieta en la percusión, que conduce al bello y emotivo final de “Gente sufriendo”, su versión de la obra del Art Ensemble of Chicago de 1969.

-MANUAL DE COMBATE:



Una foto junto a mi buen amigo Matías, tomada por mi buena amiga Caro L.

MDC toca mañana en Perro Negro, y el martes en la calle.




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lunes, julio 08, 2019

Respirar/Metro/Cucarachas...  

“No puedes dejar de respirar sólo porque te parece que el aire es malo" (Rainer Werner Fassbinder).


-En el Metro:

Coco Legrand dice desde un cartel publicitario: “Un buen chileno se merece un buen vino”. Buenos chilenos deben ser esos que lo acompañaron a Chacarillas marchando con antorchas. Hoy están en el Gobierno. ¿Qué nos merecemos nosotros? ¿Cerveza en lata?

En Estación Salvador: una publicidad de comida chatarra para niños señala “Soy el Salvador del Hambre”. Chucha…Hasta yo tengo más respeto por Don Jecho que estos publicistas. La basura alimenticia que promocionan con ese mensaje cristiano cuenta con 3 sellos (Alta en: grasa, azúcar, calorías). Pero la línea inferior del enorme cartel iluminado dice, con el auspicio del Gobierno de Chile: “Evita los alimentos con sellos”. Me pregunto: ¿qué desastre cognitivo causarán estos mensaje abiertamente absurdos y contradictorios en la mente de los receptores?

"PLEASE LEAVE THE TRAIN AND DON´T FORGET YOUR BELONGINGS".

Qué lindo. Las voces del metro ahora son bilingües. Además, se han instalado pantallas enormes donde el proletariado posmoderno avanzando en masa como un buen rebaño usuario de RED puede ir apreciando imágenes de playas paradisíacas y lugares del mundo a los que el 99% o más no irá jamás. La Catedral de Almudenas. ¡Qué cachilupi!

Afuera reparten el diario “HOY x HOY”, cuya titular reza: “SEREMI aconseja: evitar los asados hoy”. 

Bueno, yo llevo evitándolos más o menos desde 1995. No los extraño para nada. Y recuerdo uno de los grafitis más sospechosos y rebuscados que he visto el último tiempo, cerca de Plaza Brasil: “Me gustan los hombres tanto como la carne. Soy vegana”. 

¿Qué dirían Freud y Maud Mannoni?! A mí me recordó cuando un recién declarado straight edge me dijo: “Llevo 2 meses sin comer carne, y me ha costado caleta, pero así puedo ser straight de verdad”. Yo le dije: “no como carne porque no quiero. Si sintiera ganas de comer, por supuesto que comería”. Luego formó una banda y le puso por nombre “Fuerza de Voluntad”.

-¿Posadas tenía razón?


“Las cucarachas están evolucionando rápidamente para ser resistentes a casi todos los tipos de insecticida y pronto podrían ser casi imposibles de matar solo con productos químicos, según se desprende de un estudio publicado en la revista Nature” (RT).

[Para los que no lo saben: Posadas fue un dirigente de la Cuarta Internacional en América Latina, que además de pontificar acerca de alianzas revolucionarias con los Platillos Voladores y conversaciones políticas con su perro, sostenía que era necesario desde ya para los revolucionarios ir eliminando las cucarachas, para que la humanidad que sobreviviera a las explosiones atómicas no tuviera que competir con ellas después de la tercera guerra mundial].

-Japón va a seguir cazando ballenas. La deforestación en Amazonas ha aumentado un 88%. Hace rato se extinguieron las tortugas galápagos...¿Qué mundo le vamos a dejar a nuestros hijos? No importa. Ya casi nadie quiere tener hijos, y los niños ya casi no ven el mundo sino es a través de videojuegos.

-Dos facetas no tan conocidas de Patti Smith:


Patti cantando "La revancha de Vera Géminis" con sus amigos de Blue Oÿster Cult, banda pionera del heavy metal más inteligente (o dicho de otro modo, del menos ahueonao) que ojalá esté recibiendo algo de plata por el uso de su viejo hit "Godzilla" en la mega-producción reciente del mismo nombre.

Patti soplando un chantofón en “Siete maneras de irse”. A ella le gustaba harto el free jazz (¿de cuantos/as de su supuestamente enorme legión de fans podríamos decir lo mismo?), y por lo visto también se atrevió a incursionar en el free chant.

-Estruendo, ahora sí que sí, en Valparaíso.



-No decaigas: escucha a los Ascensores del Piso 13 en estos interesantes registros en vivo. Si te sigues sintiendo no tan óptimo, acudiría a estotro: Una tarde de música de cítaras, con los Spacemen 3. 

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martes, julio 02, 2019

Eclipse total de la razón/Barricadas a-go-go y una selección de free jazz japonés/Tocatas próximas 


Es muy trillado y obvio ver el eclipse total escuchando a Pink Floyd. Además, el famoso “Lado oscuro de la luna” en rigor ya no me parece un disco de PF, sino que de Alan Parsons [Igual me trae buenos recuerdos de cuando mi padre lo escuchaba de noche en la pequeña casita de la población La Pampa en la ciudad de La Serena. Los parlantes hacían vibrar las delgadas paredes y era bien impresionante, aunque en esos años yo apreciaba más a Boney M con “Rasputin” y Village People con “In the Navy” ¿Dos canciones de la Guerra Fría? No lo había pensado hasta ahora]. 

Y ni siquiera sé si podré mirar el eclipse porque estoy trabajando y no tengo los lentes especiales. Mejor seguiré trabajando y para no estar totalmente fuera de onda escucharé el “Zeit”, de cuando Tangerine Dream todavía era una buena banda “kraut”. Si no me equivoco, todavía estaba en sus filas el tal Florian, de Popol Vuh. ¿O no? El único sujeto en ese país que por haber nacido en muy buena cuna tenía un Moog, cuando su costo era inalcanzable para todo el resto. Después se lo vendió a alguien de TD, creo. No soy un experto en TD, y leí el Krautrocksampler hace tiempo y a saltos. Mis bandas alemanas favoritas son: Can, Faust, Neu!, Guru Guru y Amon Düül.


Cuando escribí “Barricadas a-go-go” a fines del 2016, originalmente por encargo del zine Escena Obscena, había muy poco material disponible sobre el tema. Además del texto “Érase una vez en Shinjuku”, de Alan Cummings para la revista The Wire, estaba el “Japrocksampler” de Julian Cope, pero como Cope odia el jazz, apenas se refiere a mis héroes del free jazz japonés. Es un problema grave que tienen muchos rockistas…

Ahora el compañero Giovanni me hizo ver que en la Wire comentaron la traducción al inglés de un libro japonés sobre esa escena, Free Jazz en japón: una historia personal, de Teruto Soejima, y además tienen un playlist con una fina selección de materiales grabados entre 1969 y 1970.

Este es el set (un compilado! Sí! la otra vez una millenial me dijo que los compilados son para "losers", Qué triste vida tienen los millenials!):

Masahiko Togashi Quartet 
“Speed & Space #1” 
From Speed & Space 
(Union)

Masahiko Togashi Quartet 
“Invitation To 'Corn-Pipe' Dance” 
From We Now Create 
(Victor World Group/Bridge)
Masayuki Takayanagi 
“Mass Projection” 
From Guitar Workshop/Independence: Tread On Sure Ground 
(Union/Tiliqua)
Itaru Oki Trio 
“Spectral” 
From 殺人教室 
(Jazz Creaters/Bridge)
Motoharu Yoshizawa & Mototeru Takagi 
“Lonely Woman” 
From 深海 
(PSF)
Kaoru Abe 
“No 2” 
From 1972 Winter/What Beyond 
(Sound Works/King Harvest)
Yosuke Yamashita Trio 
“Clay” 
From Inspiration & Power 14 Free Jazz Festival 1 
(Trio)
Motoharu Yoshizawa 
“Distance” 
From Outfit: Bass Solo 2½ 
(Trio)
Itaru Oki 
“Caesar And Capone” 
From 幻想ノート/Phantom Note 
(Offbeat/Doubtmusic)
Masahiko Togashi 
“On The Footpath” 
From Spiritual Nature 
(East Wind)
Steve Lacy Sextet 
“Esteem” 
From The Wire 
(Denon Jazz)
Kaoru Abe & Sabu Toyozumi 
“Song For Sakamoto Kikuyo Part III” 
From Mannyoka 
(NoBusiness) 


Dejé copias de la tercera edición de Barricadas en dos locales del Persa Bío-Bío: Buena Basura (sé llegar pero no sé cuál es el Galpón exacto) y Persa Libros (Víctor Manuel 2298, Sector 5, locales 112/113).

Lo mejor es que los compren directamente, en tocatas de Disturbio Menor y/o Manual de Combate. Se vienen dos fechas luego.




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