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miércoles, febrero 19, 2025

TRUMP, THOMPSON Y PIÑERA COMO PERSONIFICACIONES DEL CAPITAL 

 


I.-

DONALD TRUMP

To trump significa vencer, superar, abrumar, pero el sustantivo trump también significa pedo, pedo apestoso” (Franco “Bifo” Berardi).

Para este especial F.O.R.B.E.S. pensé escribir algo sobre Trump el apestoso, aprovechando lo que dijo Bifo en vísperas de la elección en que el “hombre pedo” aplastó sin dificultades a Kamala Harris. No es por casualidad que el sitio FORBES.cl se promocione como: “Noticias de negocios y estilo de vida para los líderes de Chile”; esos líderes están disponibles para hacer América, Argentina o Chile grandes de nuevo, en sintonía con su héroe Donald Trump.

Su prepotente figura de viejo de mierda resulta un desagradable dato de la realidad que nos obliga a preguntarnos sobre la relación entre el Capital como algo impersonal (la relación social capitalista), y su encarnación en personajes que como el difunto Piñera o Elon Musk parecen personificar el espíritu del capitalismo en monstruosas personas de carne, hueso y botox, respecto a las cuales es difícil no pensar con horror, y cuyas imágenes mediáticas me hacen siempre recordar el grito de Johnny Rotten en 1977 diciendo de la Reina de Inglaterra que “¡Ella no es un ser humano!” (1).

En “Querida arma humeante” (2) el italiano  Bifo nos recuerda que Félix Guattari en un texto fechado en 1989 (para muchos, “el 68 al revés”) ya describía las aventuras mercantiles de hombres como el Peo Apestoso (3) “que se apoderan de barrios enteros de Nueva York, de Atlantic City, etcétera, para ‘renovarlos’, en cuyo proceso aumentan los alquileres y expulsan de paso a miles de familias pobres, cuya inmensa mayoría se halla condenada a perder su hogar, siendo este caso el equivalente, a nuestros efectos, al de los peces muertos de la ecología medioambiental” (Les trois écologies (4)).

Apenas me empezó a quedar claro que Kamala Harris y el partido demócrata estaban haciendo todo lo posible por perder esta elección, recordé no a Guattari sino que a Mark Fisher, que alcanzó a presenciar el primer triunfo de Trump en el 2016, y se refirió al fenómeno esbozando una explicación en las últimas clases que estaba dando ese fin de año y de las que sólo alcanzó a completar 5 de 15. Las clases fueron desgrabadas y editadas en español por Caja Negra, bajo el título de Deseo Postcapitalista. Las últimas clases (5).

Por desgracia, Mark falleció a inicios del 2017, tras no recibir atención médica oportuna durante una crisis depresiva. La clase 7, que no alcanzó a hacer, iba a tratar sobre “La destrucción del socialismo democrático y los orígenes del neoliberalismo: el caso de Chile”. Como en cada sesión, Mark escogía dos textos para que el alumnado los leyera previamente y algunxs voluntarixs los comentaran al inicio de la clase. Los de la clase sobre la contrarrevolución chilena de 1973 eran un capítulo de La doctrina del shock, de Naomi Klein, y otro del libro Revolucionarios cibernéticos, de Éden Medina, centrada en el proyecto Synco de la Unidad Popular, escrito en inglés y editado en español por LOM el 2013.

En sintonía con su texto inconcluso Comunismo ácido, Fisher entendía la revuelta global desatada a partir de 1968 como la irrupción de una verdadera interseccionalidad a partir de la lucha de clases, que se expresa sobre todo en una contracultura que aún nos fascina, y que la izquierda tradicional no supo valorar ni menos potenciar (6). Fisher se pregunta: “¿Por qué todavía nos importan los sesenta? ¿Por qué deben importarnos los sesenta? ¿Por qué nos acechan en el nivel de la iconografía y por qué persisten sus formas culturales?”. Y responde en voz alta: “Diría que tiene que ver con los deseos no realizados que eran inherentes a esas formas y a los que esas formas todavía les hablan…No me gusta esta expresión, ‘hablarle a’…Mejor dicho: los deseos no realizados para los cuales esas formas culturales todavía son relevantes” (Clase 2: “Una revolución social y psíquica de magnitud casi inconcebible”: la bohemia contracultural como prefiguración).

En la Clase 4 (“Poder sindical y poder del alma”) Fisher y sus alumnxs se dedican a aplicar los conceptos lukácsianos sobre clase y conciencia de clase estudiados en la clase anterior al contexto del escenario abierto en 1968, cuya expresión más álgida se da en el tipo de lucha “interseccional” desarrollado en Italia y Estados Unidos, en que por un breve momento la lucha de clases se unió a las luchas basadas en el género y la raza, alcanzando una inusitada intensidad. Fisher sitúa en ese momento, inicios de los setenta, la irrupción de lo que denomina la “clase trabajadora reaccionaria”, que le dio el triunfo a Nixon cuando los sindicatos norteamericanos le dieron la espalda a la contracultura y la Nueva Izquierda. 

Esta clase fue efectuada el 28 de noviembre de 2016. 20 días antes Trump había derrotado a su rival Hillary Clinton (apoyada por el grueso de la “izquierda progresista” o “woke”), y ese dato hace a Fisher afirmar una tesis muy interesante: Si después de la contrarrevolución neoliberal iniciada en Chile en 1973 y extendida al resto de occidente -aunque no siempre usando tanta violencia directa- la interseccionalidad excluyó su dimensión de clase, pasando a centrarse en lo que ahora llamamos “política de las identidades” (precisamente una característica definitoria de la izquierda posmoderna), lo que se estaría viendo entonces con el triunfo de Trump era ni más ni menos que “el retorno de la clase”, pero precisamente de esa clase trabajadora reaccionaria, sin conciencia de clase.

Así la paradoja es que Trump “fuera capaz de jugar la carta de la clase (de manera grotesca, en más de un sentido)”:

“¿Cómo podría hablar de clase un  millonario como él? Bah, es multimillonario, ¿no? Lo que sea, Trump es un desarrollador inmobiliario, alguien que heredó su dinero; no es que se haya hecho desde abajo… ¿Cómo podría un desarrollador inmobiliario multimillonario ser un ventrílocuo verosímil de las preocupaciones y angustias, de la subjetividad de los miembros de la clase trabajadora? Es una buena pregunta, pero el hecho es que logró serlo”.

Una posible explicación que arriesga Fisher en ese momento es “fantasmática”: la supresión de la conciencia de clase opera en parte “a través del reclutamiento fantasioso de los subordinados en la identificación con una carrera”, y cita un artículo del Harvard Business Review según el cual “muchos miembros de la clase trabajadora están resentidos con los profesionales -abogados, médicos, profesores, etc.- pero se identifican con los ricos”. Esta operación funciona en parte porque “se alienta a las personas a creer que ya son ricas, solo que aún no tienen dinero (…) No es que sea una tara de su parte, o una ilusión. Se los alienta a esta identificación”.

En otras palabras, estamos acá frente al problema de lo que en Chile suele denominarse “facho pobre”, que en el fondo remite a la aguda observación de Wilhelm Reich en 1933, cuando hizo ver a la izquierda que el fascismo no se le impone a la gente, sino que hay un momento en que la gente “desea el fascismo”.    

Mi impresión es que tras la derrota nunca asumida de Trump a manos de Biden, con el consiguiente intento de sus partidarios de impedir el cambio de mando asaltando el capitolio a inicios del 2021, y el despliegue abiertamente guerrerista de Biden/Harris en el plano internacional, incluyendo su entusiasta apoyo al genocidio sionista en Gaza, todo estaba servido para la inevitable segunda venida de Trump, que logró de una manera aún más contundente que en el 2016 captar el apoyo popular a su figura y la de los multimillonarios con que ha llenado su gabinete. El resentimiento anti-profesional de la clase trabajadora reaccionaria/facho pobre tiene a la izquierda “woke” en su peor momento, representando casi exclusivamente a elites con buena formación académica, en una redefinición de la clásica dicotomía izquierda/derecha en que ahora es la nueva extrema derecha y no la izquierda quien mejor capta y representa los deseos y el resentimiento de los sectores populares. 

En este sentido, además de tener en cuenta a W. Reich y su “Psicología de masas del fascismo” (1933), debemos recordar el análisis que en su momento hiciera Georges Bataille.

En “La estructura psicológica del fascismo” (también de 1933 (7) Bataille realiza una distinción entre la parte homogénea de la sociedad: su parte productiva o útil, de la cual “cualquier elemento inútil está excluido”, aunque “no de la sociedad total, sino de su parte homogénea”, y las “fuerzas heterogéneas”, que son “elementos imposibles de asimilar” (violencia, delirio, desmesura, locura), siendo excluidas incluso del campo de la atención científica. Este proceso de exclusión de los elementos heterogéneos por la parte homogénea de la conciencia “recuerda de una manera formal la de los elementos descritos (por el psicoanálisis) como inconscientes, que la censura excluye del yo consciente”.  Pese a esta censura o represión, “los elementos heterogéneos provocan reacciones afectivas de intensidad variable, según las personas”, pues “a veces hay atracción y otras repulsión, y todo objeto de repulsión puede convertirse en determinadas circunstancias en objeto de atracción, y viceversa”.

Como ejemplo de elementos heterogéneos Bataille incluye “sin lugar a dudas” a los líderes fascistas: “enfrentados a los políticos demócratas, que representan en los diferentes países la banalidad homogénea, Mussolini o Hitler aparecen inmediatamente, a bulto, como enteramente distintos”. Es más, “sean cuales fueren los sentimientos que provoca su existencia actual en tanto que agentes políticos de la evolución, es imposible no tener conciencia de la fuerza que les sitúa por encima de los hombres, de los partidos e incluso de las leyes”.

Tal vez ahí está una de las claves para entender este segundo triunfo inapelable de Donald Trump. Heterogeneidad, resentimiento, identificación.

II.-

BRIAN THOMPSON

“Golpear a uno para educar a cien” (Brigadas Rojas).

Di por concluidas las reflexiones sobre Donald Trump apenas supe de un acontecimiento imprevisto que capturó la imaginación de muchxs. La primera semana de diciembre nos enteramos de la noticia del atentado a balazos en Estados Unidos contra un ejecutivo de la industria de los seguros de salud: Brian Thompson, de 50 años de edad, director ejecutivo de UnitedHealthcare, compañía filial del grupo controlador de Isapres Banmédica y Vida Tres en Chile.

La consigna de las Brigate Rosse vino a mi mente cuando leí que varias empresas habían eliminado de sus páginas web los nombres de los ejecutivos, y al ver que varias autoridades gringas se mostraban indignadas por el hecho de que muchas personas no sólo no se apenaran sino que se alegraran abiertamente por la ejecución de este agente del Capital. En pocos días, nos enteramos de que es un CEO, y supimos que la consternación por el hecho se vio acotada a los pares del finado, es decir, gerentes y miembros de la clase empresarial. BBC informó acerca de “Cómo el asesinato en Nueva York de Brian Thompson, director de la mayor aseguradora de EE.UU., revela la ira contra el sistema de salud privado”.

De acuerdo al Network Contagion Research Institute de las diez publicaciones más populares en X que mencionan a Thompson o UnitedHealth, seis de ellas eran publicaciones que apoyaban implícita o explícitamente el asesinato o criticaban a Thompson: “Algunas resaltaron comentarios que pedían más asesinatos de directores ejecutivos y una guerra de clases;  un investigador del instituto dijo que el asesinato fue enmarcado como "un golpe inicial en una guerra de clases" y que los elogios por el asesinato vinieron de todo el espectro político. Después de la muerte de Thompson, la empresa matriz de UnitedHealthcare, UnitedHealth Group, publicó una declaración en Facebook detallando la muerte y sus condolencias oficiales. Aunque la sección de comentarios de la publicación fue desactivada, aproximadamente 90.000 usuarios de Facebook respondieron a la publicación con una reacción "Jaja" (o "riendo") con solo 2.200 reacciones "Triste" al 6 de diciembre”.

Los medios ahora informan con fingida sorpresa acerca de “la oscura fascinación que despierta el acusado del asesinato del director de la mayor aseguradora sanitaria de EE.UU.”. No lo señalan en ninguno de sus reportajes, pero la solidaridad con acción del acusado Luigi Mangione nos remite a los tiempos de los buenos y viejos magnicidios y tiranicidios, que siempre gozaron de una amplia simpatía popular e incluso de justificaciones morales y jurídicas en el Derecho antiguo. En el escrito que Mangione portaba al ser detenido en un MacDonalds decía “Estos parásitos se lo merecían”.

Pero si menos del 2,4% de los usuarios de Facebook que opinaron sobre el evento lo lamentaron, ¿cómo se puede explicar a la abrumadora mayoría de casi 98% que lo celebraba? ¿Conciencia de clase o resentimiento? Tal vez la situación de la salud privada en EE.UU. y el gran malestar que genera en la población explican esta reacción anti-elite que se da al mismo tiempo que el candidato ganador, Trump, con la ayuda de Elon Musk, repleta de multimillonarios su gabinete.

Thompson no era exactamente un miembro de la clase capitalista, sino una especie de profesional dedicado a la administración del capital en uno de los sectores más inútiles y obscenos del sistema actual: la industria que lucra con la enfermedad y la muerte de los seres humanos proletarizados en una época en que no hay conciencia de clase entre los de abajo y la guerra de clases suele asestar golpes exclusivamente desde arriba. Por eso sería necesario ver a Thompson y otros agentes como un apéndice humano del Capital, un enemigo sin duda alguna, un soldado de su numeroso ejército de capataces y gestores, pero no al Capital en sí mismo, que según Marx es un vampiro de trabajo muerto alimentándose de trabajo vivo.

Esta precisión es importante para no darle más espacio a formas populistas de anti-elitismo fascistizante,  cuyo anticapitalismo selectivo (como el viejo “socialismo para imbéciles” que prontamente derivó en socialismo nacional y nacional socialismo) es incapaz de apuntar a la superación de la totalidad de la relación social capitalista, para entretenernos en cambio con el odio a categorías completas de personas de carne y hueso que en cada momento son identificadas como “parasitarias” y enemigas de la nación o el pueblo, y que llegado el caso siempre es posible usar como chivos expiatorios para ejercer una violencia sacrificial que jamás cuestione al capitalismo mismo.

Nancy Fraser ha explicado que el populismo de derechas y el de izquierda tienen elementos comunes y diferencias. Así, “ambos brindan una especie de mapa que define quiénes están arriba y quiénes abajo, quiénes pisan las cabezas de quiénes”. Pero “en el caso del populismo de izquierda, tal como muestra el 99% contra el 1%, se afirma que existe una oligarquía elitista o un pequeño grupo de gente que parasita a todo el resto. Entonces la idea es intentar movilizar a todo el mundo en contra de ese pequeño grupo”. En cambio, “el populismo de derecha no tiene esta estructura dual. Tiene una estructura tripartita. Hay una élite parasitaria y luego una clase baja parasitaria que ‘nos roba lo que es nuestro’. En el populismo de derecha, al ‘pueblo’ lo conforman quienes están atrapados en el medio. Por lo tanto, el populismo de derecha se alza contra el 1% pero también contra los inmigrantes, contra la gente de color, contra las minorías sexuales, etc.”.

A su vez, “el populismo de derecha define al enemigo en términos concretos, identitarios o sustantivos. Por lo tanto, cuando definen a quienes están arriba, siempre se trata de una conspiración internacional judía o, si están abajo, de inmigrantes sucios o negros vagos, etc. Son distinciones identitarias concretas que definen una categoría de persona —el enemigo— en términos de sus características culturales o sustantivas”. Por el contrario, “el populismo de izquierda como mucho define las características del enemigo, es decir, no define a nadie en términos de su cultura, su identidad ni nada concreto, sino en términos de la función que ocupa en el sistema”. El problema es que cuando desde la izquierda se apunta a ‘Wall Street’, “históricamente la frase puede desplazarse hacia los banqueros judíos”, porque en verdad “no hay una barrera absoluta entre los dos populismos” (8).

Fraser agrega que desde su punto de vista “la identificación del mundo de las finanzas con ‘el sistema’ es correcta”, pues “hoy existe una forma de capitalismo en la cual las finanzas juegan un rol muy importante, muy distinto del que jugaban en otras formas de capitalismo anteriores”. Y podemos agregar que justo aquí reside el riesgo de resurgimiento de formas ya clásicas de confusionismo fascista, que al criticar al sistema capitalista sólo por su componente “parasitario” hacen posible pasar por anticapitalismo sus soluciones autoritarias y posiciones racistas (hoy en día más culturales que biológicas).

Un buen ejemplo de este oportunismo es el inflado filósofo italiano Diego Fusaro, que según informa su editorial en Chile “se considera discípulo de Hegel, Marx, Gramsci y Gentile (9)”, y que publica tanto en la prensa del grupo abiertamente fascista CasaPound, como en editoriales españolas “de izquierda” tales como El Viejo Topo. En “Lucha de clases en el siglo XXI. El señor globalista contra el siervo nacional-populista” Fusaro se esfuerza en presentar sus posiciones neofascistas usando una jerga marxiana e incluso pontificando con “la sociedad del espectáculo”, pero centrándose siempre en la crítica a los “parásitos”, a “la nueva alquimia bancaria, que cambia el papel impreso en oro”, calificándola como una “segunda acumulación originaria, de matriz financiera”. En esta configuración que asumiría hoy en día la lucha de clases, mientras la “elite globalista” que está arriba tendría valores de izquierda (globalismo, libertinismo, radicalismo libertario, eliminación de fronteras) e ideas de derecha (competitivismo, desregulación, privatización, despolitización), el siervo nacional-popular, desde abajo, “debería serle antitético, asumiendo valores de derecha (arraigamiento, patria, honor, lealtad, trascendencia, familia, eticidad) e ideas de izquierda (emancipación, derechos sociales, igual libertad material y formal, dignidad del trabajo, socialismo democrático en la producción y en la distribución)” (10).

O sea, el fascista Fusaro en el fondo está proponiendo esta indigesta ensalada como la fórmula actualizada de “Tercera posición” para el siglo XXI.  Al igual que pasa con Aleksander Dugin, estas palabras son especialmente aptas para seducir a izquierdistas “realistas”, necesitados de “enemigos concretos”.

III.-

SEBASTIÁN PIÑERA

“Yo me muero como viví” (El necio, Silvio Rodríguez)

En su momento, el odio a Piñera concentró el grueso de la energía movilizada en la revuelta de octubre.

Se le insultaba de una manera muy significativa. El “hit del verano” 2020 rezaba así: “Piñera conchetumadre, asesino, igual que Pinochet”.

Como yo lo veo, en Chile le decimos “conchetumadre” (o en las redes: “ctm”) a alguien de quien desearíamos que no existiera. Ese es el sentido sublimado y profundo de la expresión “ándate a la concha de tu madre”. Al revés de lo que cree el macho chileno tradicional, no es un insulto a la madre, sino un deseo de aniquilación total, planteado radicalmente como para decir: “desaparece”, “vete por donde viniste”.

El canto, que se escuchó masivamente no sólo en las calles, sino que incluso de forma atronadora en la versión de ese año del Festival de Viña del Mar, que por primera vez en su historia contó con barricadas y enfrentamientos entre manifestantes y carabineros en las inmediaciones de la Quinta Vergara, el Hotel O´Higgins y el centro de Viña, decía en su conclusión -tras el insulto más fuerte de nuestra jerga (“ctm”)- que, al igual que Pinochet, Piñera era un asesino.

Esta verdad es innegable y no se nos puede olvidar: el 20 de octubre de 2019 el empresario-presidente Piñera le declaró la guerra al pueblo por cadena nacional. Los militares y policías lo escucharon, y actuaron en consecuencia. Esa intervención fue determinante como origen directo de las muertes y mutilaciones que ensangrentaron las calles en esos días de revuelta, cuyos patrones de conducta policial/militar ciertamente demuestran un nivel de sistematicidad en su accionar. Por eso era totalmente legítimo, justo y necesario, coronar la insurrección erótica derrocándolo. Y por es que Boric cometió un acto criminal al evitar esa consumación natural de la revuelta mediante el acto de estampar su firma a título individual en el documento en que se consagró el acuerdo de toda la clase política esa madrugada del viernes 15 de noviembre.

Pero la afirmación de la equivalencia entre Pinochet y Piñera, entre la violencia represiva de la dictadura militar y de la democracia capitalista, que es en esencia correcta, se ha prestado también para lecturas bastante erróneas en las filas de la izquierda realmente existente.

Mucha gente de izquierda que no ha hecho la crítica de la democracia necesitó decir que Piñera era un dictador, para así poder combatirlo digamos “democráticamente”, perdiendo de vista que el régimen de los 30 años se salvó en el momento más terrible apelando a la negociación parlamentaria y no a la declaración de un nuevo estado de excepción. Es como si la burguesía hubiera rectificado la historia, y en esta ocasión nos derrotaran no con tanques sino que con negociaciones y urnas: la contrarrevolución democrática-institucional, que tras una “vuelta larga” con dos procesos constituyentes fracasados nos dejó más o menos donde mismo estábamos antes del 18 de octubre de 2019.

La mirada izquierdista nostálgica ni siquiera es capaz de entender bien la especificidad del momento represivo utilizado para enfrentar la revuelta. Muchxs sostienen que la represión “fue igual que en dictadura”, perdiendo de vista que en esta ocasión no necesitaron romper del todo con las reglas procedimentales de la democracia, y que el aparato represivo del Estado no necesitaba desarticular a partidos y estructuras clandestinas como en los 70 sino que a una insurrección acéfala. La situación se parecía un poco más a las jornadas de protesta nacional de los 80, pero acá no hubo ni MIR ni FPMR, y tampoco CNI o DINA. La forma específica que asumió la represión del escenario inédito que era una insurrección generalizada y permanente en todo el país fue el uso de la mutilación masiva mediante el armamento “menos letal” de Carabineros de Chile.  

En fin, más allá del análisis de las formas represivas, quiero destacar que el odio a Piñera tenía un doble motivo: además de su odiada gestión política en tanto Presidente, se le odiaba también como ricachón o “piraña”, pues en tanto empresario siempre jugó al límite de la delincuencia. Con motivo de las filtraciones wikileaks en 2010, pudimos saber que de acuerdo a informes de la Embajada de EE.UU. en Chile “Piñera maneja la política y sus negocios al límite de la ética y la ley". O sea, teníamos en él a un “innovador” puro y duro de acuerdo a la tipología de las adaptaciones con que Robert Merton intentó explicar el “comportamiento desviado”: para acceder a las metas u objetivos culturales (prestigio, estatus, riqueza) se saltó siempre los medios institucionalizados (legítimos o lícitos) (11), y en la medida que lograba el éxito económico, nadie le reprochó mucho más después del famoso escándalo del Banco de Talca en los 80. En definitiva, como señala Merton, “la admiración expresada a menudo en privado y a veces en público hacia estos individuos ‘astutos, vivos y prósperos’ es producto de una estructura cultural en que el objetivo sacrosanto justifica virtualmente todos los medios”. 

Por lo anterior es que resulta bastante ambigua una consigna usual en el estallido, que vi hace poco grafiteada en una pared que quedó como recuerdo de esos días de rebelión: “Evade como Piñera”. Esta invitación a evadir el pago del transporte público imitando las “transgresiones” del empresario/presidente puede ser leída como humorística, pero en rigor me temo que está operando ahí también una bastante neoliberal mezcla de resentimiento e identificación.

La muerte de Piñera fue el mejor resumen de su vida: tras insistir en pilotear un helicóptero para un viaje de pocos minutos entre el fundo de un amigo y el suyo propio, a pesar de las advertencias sobre las malas condiciones climáticas, cayó sobre las aguas del Lago Ranco para salir de ahí muerto por asfixia por inmersión. A diferencia de la leyenda que trataron de crear sus cercanos, no salvó a nadie diciendo “salten ustedes primero” ni mucho menos. No tuvo tiempo para nada de eso, y sus últimas palabras al parecer fueron: “¿Qué pasó?”.

En fin: Murió como vivió. Y tuvo mucha suerte pues se mató solo, cuando todo indica que estuvo muy cerca de haber matado también a sus tres acompañantes. Como se dijo en esos días, las aguas del lago resultaron milagrosas pues esta verdadera encarnación humana del Capital que era Piñera “entró como delincuente y salió como un santo”.

Para concluir, solo diré que las personificaciones del capital y el poder tienen un indudable valor como imágenes movilizadoras en contra de “los de arriba”. Por eso la acción de Luigi Mangione ha suscitado tanta admiración y apoyo, y por eso fue posible movilizarse contra Pinochet en los 90 y contra Piñera en el 2019. Pero la lucha anticapitalista no puede conformarse con la idea de que “bastará con derrocar al gobierno capitalista y poner otro en su lugar” (Rosa Luxemburgo (12)), ni limitarse a “conquistar los símbolos del poder” y a derribar cabezas como en un tiro al blanco. 

Luchar contra el capital es luchar por otras formas de vida.



(3) Quedará para otra ocasión explorar por qué de entre todos los países hispanohablantes la lengua chilena es al parecer la única en que a esta expresión se le extirpa la letra d, quedando sencillamente en “peo”, una expresión que si bien no es considerada muy elegante, todo el mundo emplea cuando se refiere al lanzamiento de gases, o en derivaciones como “irse a puro salto y peo” o cuando se califica algo como “al peo”. En países cercanos como Argentina y Uruguay “estar en pedo” designa la borrachera etílica. Para otras expresiones derivadas, consultar el https://diccionariochileno.cl/ Y para una interesante exploración de la “obsesión excrementicia” y la doble acepción original de la escatología (proveniente de éskhata y skatós) consultar la presentación de Oyarzún a los “Poemas sucios” de Swift (Jonathan Swift, Tulipas radiantes. Una introducción a la escatología. Ensayo de presentación, traducción y notas de Pablo Oyarzún R., LOM, 2016).

(4) Bajo el mismo nombre de Las tres ecologías existe una conferencia en Chile el 24 de mayo de 1991 incluida en su momento en El devenir de la subjetividad (1998) y actualmente en el volumen titulado Las luchas del deseo. Capitalismo, territorio, ecología, de Pólvora editorial, 2020, Colección puntos singulares, dirigida por Cristóbal Durán. En esta versión no se menciona a Trump al describir los procesos de gentrificación urbana.

(5) Editado en el 2024 y que ya va en su segunda edición. Alguien debería liberar el pdf.

(6) Muy ilustrativo de este desencuentro es lo que contó el poeta norteamericano Allen Ginsberg en una entrevista del año 1973 con la revista Gay Sunshine, cuando explica que entre las razones por las que fue expulsado durante una visita a Cuba en 1965 estuvo el haber propuesto a la cúpula del partido hacer las gestiones necesarias para que los Beatles tocaran en la isla. La respuesta que obtuvo de Haydée Santamaría fue: “No tienen ideología; tratamos de construir una revolución con ideología”. Sumado a su defensa de la marihuana y la homosexualidad, además de señalar públicamente que “había rumores de que Raúl Castro era gay y que el Che Guevara era guapo”, el desencuentro le costó la expulsión de la isla, siendo sacado a la fuerza del Hotel en que se encontraba ante la mirada atónita del poeta chileno Nicanor Parra. Lo que le hizo concluir a Ginsberg que la ideología a la que se refería Santamaria era “la ideología de una burocracia policial que persigue a los maricas”.   

(7) Publicado en 1933 en “La Critique sociale”. Incluido en: Obras escogidas, Barcelona, Barral, 1974. 

(9) Notable mescolanza: Giovanni Gentile fue “el filósofo” del fascismo italiano.

(11) Diego Fusaro, Lucha de clases en el siglo XXI. El señor globalista contra el siervo nacional-populista, Ediciones Ignacio Carrera Pinto, 2021.

(11) Robert K. Merton, Estructura social y anomia: revisión y ampliación (1949). En Fromm, Horkheimer, Parsons y otros, La familia. Introducción de Ralph Linton, Ediciones Península, 1970.

(12) Citada por Furio Jesi, Spartakus. Simbología de la revuelta, Adriana Hidalgo editora, 2014.

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domingo, enero 19, 2025

LOS MISTERIOS DEL ORGANISMO, O ¿QUIÉN FUE WILHELM REICH? 

 


Este texto fue leído el miércoles 8 de enero de 2025, tras la exhibición de la película yugoslava “WR: los misterios del organismo” (Dusan Mayavejev, 1971) en la Cafebrería de Santiago, junto a los Comentarios de Paloma Castillo y Nicolás Castañeda.

 

A Camila Farías G.

 

I.- En una parte de mi libro “La religión de la muerte” (2023), que trata sobre “viejos y nuevos fascismos”, digo lo siguiente:

A mediados del siglo pasado el doctor Wilhelm Reich, un personaje tan creativo e iconoclasta que tuvo el doble mérito de ser expulsado del Partido Comunista y de la Internacional Psicoanalítica, señaló que existían en ese momento dos formas rivales de fascismo: el fascismo negro y el fascismo rojo, anticipando así en cierta forma el escenario de la Guerra Fría como un gran y velado conflicto mundial inter-fascista que duró varias décadas. Tras escapar del nazismo, Reich terminó por establecerse en Estados Unidos, donde le estaba yendo bastante bien en sus investigaciones sobre la energía cósmica (el “orgón”), el bombardeo de nubes para hacer llover, la orgonterapia y la función del orgasmo entre otros audaces temas, hasta que el fascismo en versión norteamericana anticomunista se dejó caer en su domicilio y laboratorio denominado Orgonón, en la localidad de Maine, para encarcelarlo bajo acusaciones de fraude, por ejercer como terapeuta sin estar autorizado oficialmente para ello y por fabricar y distribuir cajas acumuladoras de orgón. Murió en la cárcel de Lewisburg, Pensilvania, el 3 de noviembre de 1957. No lo olvidemos nunca.

NOTA: La cantante inglesa Kate Bush homenajeó a Reich en un videoclip de su canción “Cloudbusting”, de 1985, que alcanzó el puesto 20 en los rankings de Inglaterra. La canción está basada en el “Libro de los sueños” escrito por el hijo de W.R., Peter, y en el clip se representan los experimentos de su padre (representado por Donald Sutherland [R.I.P. 2024]: ¡el mismo actor que interpretó al fascista Atila en la serie “Novecento”!) haciendo llover y el momento en que aparece el FBI y se lo lleva. Peter fue enviado a un hogar de menores y soñaba recurrentemente que su padre llegaba a rescatarlo a bordo de un platillo volador.

En otras partes del libro aludo a algunas de sus teorías sobre el fascismo, además de a su caracterización del estalinismo como un fascismo rojo. Pero en lo que puse arriba es donde trato de hacer una breve descripción del personaje lo suficientemente interesante como para motivas a los/as lectores a conocer y estudiar la obra de este importantísimo camarada.

II.- Hay dos formas básicas de abordar a WR: Primero, como una interesante especie de  “marxista disidente”, pionero de un marxismo libertario en versión “freudomarxista”, dudosa etiqueta que supuestamente el mismo WR inventó, y que en sentido amplio podría aplicarse a Fromm, Adorno y Marcuse, a cierto Lyotard que hace “derivas a partir de Marx y Freud” y luego escribe su “Economía libidinal”, y también a ciertos aspectos de la obra de Guattari/Deleuze -aunque sea por la negativa-, e incluso si nos ponemos generosos podríamos incluir al Althusser de “Freud y Lacan”, Slavoj Zizek y un largo etc. De hecho, acabo de darme cuenta de que dentro de las cinco últimas clases que Mark Fisher alcanzó a hacer antes de morir y que están reunidas en el libro “Deseo post-capitalista” (2024) la clase 2 en tanto habla sobre Marcuse, y la 5, sobre Lyotard y su “marxismo libidinal”, son buenas introducciones al “freudomarxismo” (o marxismo freudiano).  

Este Reich “marxista heterodoxo” es el que re-aparece hacia 1968, y el que en cierta forma provee el sustrato de uno de los niveles en que funciona la película de Mayavejev, realizada según entiendo en un lapso de tiempo que va de 1968 y 1971 (por cierto: el año en que nací).

Entre los más “marxistas”, se dice que su obra fundamental y “mayor aporte al marxismo” es “Psicología de masas del fascismo” (1933), pero en aras de promocionar al WR marxista que todos necesitamos estudiar, yo creo que también podríamos referir o más bien recomendar varios trabajos que datan de entre fines de los 20 y mediados de los 30: su periodo comunista más activo en Viena y Berlín, con una intensa actividad a la vez teórica y práctica (en este caso, una falsa dicotomía) e incluso de poco después, cuando ya había roto con el Partido Comunista pero no con el marxismo. Estos textos de combate son, entre otros: “La lucha sexual de los jóvenes” (1933), “Materialismo dialéctico y psicoanálisis” (1934), y “La revolución sexual” (que reúne textos de 1930 con otros posteriores sobre la Unión Soviética).

Un detalle a tener en cuenta es que la casi totalidad de la obra de WR fue editada por él mismo, que en el frenesí de su actividad no se molestaba en hacer “ediciones críticas” ni mucho menos: iba editando y reeditando como podía, y al hacer nuevas ediciones de viejos clásicos como “La función del orgasmo” (1927) modificando y agregando contenidos de manera bastante monstruosa. Por eso es que en relación a la confusa procedencia de los textos que componen las dos partes de “La revolución sexual” Paul A. Robinson advierte que esa obra de WR es una verdadera “pesadilla editorial”.

En español existen varias ediciones de todos estos trabajos, y así por ejemplo su ya referido clásico de 1934 “Materialismo dialéctico y psicoanálisis”, un documento que marca una ruptura con parte de lo que había venido haciendo hasta entonces, fue editado masivamente (5.000 ejemplares) por siglo XXI de México en 1970, aparece también bajo el título de “Marxismo y psicoanálisis” en una versión argentina de 1971 (Ediciones del siglo, 1971) y se había incluido mucho antes en el libro “La crisis sexual”, publicado en 1936 por Pax ediciones (Santiago de Chile, 1937). Por su parte, “La revolución sexual. Por una estructura de carácter autónoma del hombre” existe en al menos dos ediciones: la de Ruedo ibérico en 1978, y en la colección Obras Maestras del Pensamiento Contemporáneo por Planeta-Agostini en 1985 (basada totalmente en la edición anterior). También “La lucha sexual de los jóvenes” tuvo ediciones setenteras en español cuyo detalle no conozco. Sólo sé que hace mucho tiempo tuve una en préstamo que a su vez presté y jamás regresó. Cosas que pasan no sólo con los libros, sino que también con la amistad de algunas personas. Ojalá lo hayan leído en serio.

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En toda la obra de esa década WR trabaja sobre la compatibilidad y complementareidad entre las perspectivas marxista y psicoanalítica, anticipándose a muchas de las preocupaciones que luego serían retomadas en distintas maneras por Marcuse, los situacionistas y el movimiento del 68. Debo decir que cuando primero oí hablar de Wilhelm Reich debe haber sido por ahí por 1989, cachureando libros por calle Merced junto a unos amigos trotskistas algo mayores que yo, cuando uno de ellos llamó la atención sobre una biografía del doctor Reich señalando: “este era un marxista que predicaba (y practicaba) el sexo libre”. Mmmm: algo imprecisa la definición, pero no se me olvidó el nombre: tomé nota.

III.- La segunda opción es ver a WR como un discípulo raro de Freud: un “psicoanalista herético”, un terapeuta iconoclasta, junto a otros especímenes raros, desde Sandor Ferenczi a Georg Groddeck (inventor de la categoría de “Ello”: ver su correspondencia con Freud y “El libro del Ello”) y Otto Gross (toda una leyenda del anarco-comunismo más radical y bohemio). Un texto clave para esta mirada es el “Análisis del carácter” (originalmente publicado en 1933, con varias re-ediciones).

En esta versión, el “WR bioenergético”, se tiende a suprimir del todo o pasar suspicazmente por alto el “marxismo” de WR, a pesar de que se topó con él a una edad bastante temprana y que la influencia de Marx en WR nunca cesó, y es una parte esencial de su visión de la “economía sexual”. De hecho, más que ver a WR como un discípulo libre de Marx y Freud, lo ven como el maestro del famoso terapeuta Alexander Lowen (uno de los protagonistas de la parte más documental de la película “WR: los misterios del organismo”).

Finalmente, esta segunda visión suele dar paso a una tercera, bastante detestable: la de WR como un estafador chiflado, charlatenesco gurú precursor de la new age y las “terapias alternativas”. Aunque en honor a la verdad, la trayectoria de las dos últimas décadas del doctor WR facilita este uso que muchos le dan (algunos de formas bastante lucrativas, ya sea en dinero u otras contra-prestaciones). De hecho, a modo de digresión recuerdo que hace década y media había una especie de grupo reichiano con su propio gurú en torno a la carrera de Psicología de la extinta Universidad ARCIS, que hacía unos encuentros bastante exóticos en el campus Libertad. Qué tiempos aquellos.

Como sea, lo importante es entregarse a la experiencia de conocer a WR sin olvidar ninguno de sus dos polos: el marxista y el freudiano, unificados en la “economía-sexual”.

IV.- Los datos biográficos nos dicen que WR nació en 1897 en una parte del Imperio austro-húngaro que ahora pertenece a Ucrania. Vivió y trabajó en Viena y en Berlín, saliendo de ahí tras el triunfo de los nazis para residir brevemente en Dinamarca, Suecia y Noruega, antes de pasar como tantos al Nuevo mundo en 1939. Murió en 1957 en Estados Unidos, en las lamentables circunstancias que ya señalé al inicio, antes de las cuales alcanzó a beneficiarse de una muy lucrativa actividad como médico y terapeuta.

La mejor biografía que conozco es la de Myron Sharaf, “Fury on Earth”, publicada en 1983 por St. Martin´s Press/Marek, Nueva York, de 548 páginas, que una vez encontré a siete mil pesos en un puesto del Parque Almagro, y en la que me basé para esta presentación. Aún no ha sido traducida al español. Existe otra “Biografía personal” escrita por su segunda esposa, Ilse Ollendorff, que aún no he conseguido.

Un resumen breve pero sólido de la obra de WR aparece en el libro “La izquierda freudiana. Reich - Roheim - Marcuse”, de Paul A. Robinson (1971). A propósito de la fase “orgonómica” del último WR, este autor dice algo que bien podría aplicarse a la figura de Reich en sí misma:

“Prometía al mismo tiempo una interpretación total de la realidad y una terapia total para los males individuales”.

Además de la destacable y curiosa película yugoslava que exhibimos hoy existen otras como “Wilhelm Reich en el infierno” (Lance Bauscher, 2005) y los dos films del austríaco  Antonin Svoboda  (“¿Quién le tiene miedo a Wilhelm Reich” de 2009 y “El extraño caso de Wilhelm Reich” de 2012).

V.- En la amplia obra de WR, que no paró de publicar sus trabajos desde 1920 hasta el final, primero en editoriales del movimiento psicoanalítico y del Partido Comunista y a partir de la ruptura con ambos hacia 1933/4 en su propia casa editorial, destacan algunas ideas centrales y aportes básicos que trataré de resumir aquí.

Desde el inicio en su obra tiene un rol central lo que podríamos llamar su “teoría del orgasmo”. WR pone a la sexualidad como centro de la vida social e individual, y en eso coincide en ese momento inicial con el movimiento psicoanalítico. Como parte del más estrecho círculo de colaboradores de Freud en los años 20, destaca por su trabajo terapéutico, pero rápidamente se aleja de la idea freudiana de “curación por las palabras”, para centrarse en la resistencia a la terapia, que lo lleva a formular el concepto de “coraza” o “armadura”: que primero WR entiende como “caracterológica” (en sus libros en inglés se le llama “character armor”), y luego pasa a concebirla como física e incluso muscular (en el caso de un paciente que presentaba fuertes  resistencias a la terapia, tras observar un movimiento con la pierna WR terminó alentándolo a descargarse a gritos y patadas, lo cual resultó exitoso; en otros casos identificaba bloqueos o tensiones musculares en la zona de la pelvis).

Veamos la definición de “coraza” que da mi amiga Javiera Mondaca en su traducción al español del “Libro de los placeres” de Raoul Vaneigem, editada por Traficantes de Sueños y disponible online:

Conviene ofrecer en este punto una breve explicación de la noción de coraza porque el autor volverá a ella a lo largo de la obra. El término, ya sea en el reino animal o humano, apunta a cierto mecanismo defensivo. Tal y como surgió el concepto en el terreno del psicoanálisis de la mano de uno de sus pioneros, Wilhelm Reich, la coraza es la suma de rasgos del carácter y tensiones musculares que forman una especie de armadura físico-psicológica destinada a proteger al individuo de estímulos, interiores o exteriores, que se perciben como peligrosos o amenazantes. De este modo, inhibe, no obstante, la libre circulación de la energía sexual en el cuerpo. Podría decirse, por tanto, que la coraza actúa como una especie de filtro que mediante un proceso de insensibilización nos impide percibir la realidad, interna y externa, en su totalidad.

La paradoja central de todo este análisis freudo-reichiano es que la represión resulta en principio necesaria para la vida social, pero tiene inevitablemente el efecto de enfermar sistemáticamente a sus integrantes, coartándoles la “potencia orgásmica”. De ahí que el objetivo de la terapia sea atacar al “carácter”, desbloqueando y haciendo posible la liberación la potencia orgásmica del individuo, para que surja el auténtico “carácter genital” propio del individuo sano, dejando atrás el “carácter neurótico”.

A WR lo separa drásticamente de Freud su oposición total a la teoría del “instinto de muerte”, que ve como un pretexto del maestro para negar la dimensión revolucionaria del psicoanálisis, y justificar un cierto conservadurismo social y político.

WR es un reformador social, además de un revolucionario consciente, que se une al Partido Socialdemócrata de Austria y luego al PC de Alemania, acometiendo el estudio de la obra de Marx y encontrando grandes paralelos con el psicoanálisis freudiano: Ambas son teorías del conflicto: una sociológica y la otra psicológica. Mientras una estudia la lucha de clases, la otra se centra en la lucha a nivel de los instintos. Ambas son dialécticas, y se complementan mutuamente pues mientras el marxismo hace la crítica de la economía capitalista el psicoanálisis realiza la crítica de la moral burguesa.

El trabajo teórico de WR durante su fase comunista se centra en la crítica de la familia autoritaria. Tiene una concepción antropológica algo simplista basada en Bachofen y Malinowski, en que valora e idealiza el Matriarcado que habría existido hasta 4 mil años antes de Cristo, e identifica en el Patriarcado el origen de la represión sexual y el orden social autoritario (en eso se parece al Otto Gross que analiza la simbólica comunista del paraíso). Se aleja así de Freud en lo relativo al Complejo de Edipo, que para él no sería universal, sino que propio de las sociedades patriarcales.  

Además, muestra ya desde ahí y hasta el final de su vida un profundo interés en la Infancia/adolescencia. De hecho, pese a todos los cambios que ocurrieron durante su trayectoria, hay un claro hilo conductor desde “La lucha sexual de los jóvenes” y los escritos con Vera Schmidt sobre “Psicoanálisis y educación” a “Los niños del futuro” y “Escucha hombrecito”. La concepción de la infancia que sostiene WR está a años luz incluso de las tímidas reivindicaciones de los “derechos del niño” que comenzaron a ocurrir varias décadas después. Por algo el situacionista belga Raoul Vaneigem en alguna parte de su voluminoso Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones (1967) lo define como “un gran educador de la juventud”.

Todo ese trabajo teórico iba de la mano con una incansable actividad militante que se expresaba en la creación de una amplia red de locales en que se otorgaba atención gratuita en higiene sexual y salud reproductiva a los miembros de la numerosa y empobrecida familia proletaria, así como la instalación de “jardines de la infancia socialista”. Hacia 1930 Reich logra unificar a los grupos de orientación comunista que trabajaban estos temas, dando lugar a la Asociación Alemana por una Política Sexual Proletaria (Sex-Pol). Además de estas actividades propias de su militancia marxista, WR participaba activamente en la Liga Mundial por la Reforma Sexual, que durante la República de Weimar buscaba aprobar reformas legales progresistas en materia de sexualidad y control de la natalidad.

En el primer Congreso de Sex-Pol, en Düsseldorf 1931, concurrieron representantes de ocho organizaciones que reunían a 20.000 personas. WR presentó un programa de siete puntos que incluía:

1.- Distribución gratuita de anticonceptivos y propaganda masiva para el control de la natalidad.

2.- Abolición de las leyes contra el aborto. Aborto gratuito en clínicas públicas; resguardos médicos y financieros para madres embarazadas y criando niños.

3.- Abolición de toda distinción legal entre los casados y no casados. Libertad de divorcio. Eliminación de la prostitución a través de transformaciones económicas y de economía-sexual que erradiquen sus causas.

4.- Eliminación de las enfermedades venéreas a través de una educación sexual integral.

5.- Prevención de las neurosis y problemas sexuales mediante una educación afirmadora de la vida. Estudio de los principios de la pedagogía sexual. Instalación de clínicas terapéuticas.

6.- Entrenamiento de doctores, profesores, trabajadores sociales y otros oficios en todas las materias relevantes de higiene sexual.

7.- Tratamiento antes que castigo en casos de delitos sexuales. Protección de niños y adolescentes contra la seducción por adultos.

Poco después del primer congreso la Sex-Pol aumentó sus afiliados a 40.000.

VI.- Entre 1930 y 1934 las intensas actividades culminan en la ya aludida doble ruptura: primero con el Partido Comunista alemán en 1933, y luego con la Internacional Psicoanalítica en el Congreso de Lucerna de 1934, donde sólo se le permitió exponer como invitado su ponencia “Contacto psíquico y corriente vegetativa”, incluido en el libro “Análisis del carácter”.

Creo que este período es el más merecedor de análisis, sobre todo desde nuestro tiempo, porque en primer lugar WR llega al límite de la radicalidad que logra extraer de ambos movimientos (psicoanálisis y marxismo), y porque es en ese momento que realiza su peculiar análisis del fascismo.

La teoría del fascismo que construye WR tiene alguna similitud con la que realiza por esos años Georges Bataille en Francia, puesto que a ambos les interesa su estructura psicológica. WR identifica la familia autoritaria y el tipo de sujeto que en ella se forma como la raíz del fascismo, anticipándose en una década al Eric Fromm de “El miedo a la libertad” y en dos décadas a los hallazgos de Adorno y Horkheimer en sus estudios sobre “La personalidad autoritaria”.

Según WR, la izquierda alemana no se tomó en serio el fenómeno de masas que era Hitler. Por el contrario, lo menospreciaban e interpretaban como una señal de un pronto ascenso de la revolución proletaria. Pero tal como en la terapia analítica no necesariamente los pacientes se curaban cuando lo inconsciente se hacía consciente, los trabajadores no necesariamente incrementaban su consciencia de clase al enfrentar la crisis económica. Su estructura caracterológica se los impedía, y la familia autoritaria, como el mini aparato de Estado que es, los entrenaba en la sumisión. En “La familia autoritaria como aparato de educación” WR dice:

“El padre es, por así decirlo, el portavoz y representante de la autoridad estatal en la familia. Es una especie de sargento: subordinado en el proceso de producción, jefe en su función familiar; mira desde abajo a los superiores, se impregna de la ideología dominante (de aquí su tendencia a la imitación) y es todopoderoso con sus inferiores; no se limita a transmitir las ideas de la jerarquía y la sociedad, las impone”.

El miedo a la sexualidad se traducía en el miedo a la revolución social. Como hábil propagandista, Hitler y su partido aprovecharon el contexto apoyando la familia tradicional alemana pero al mismo tiempo acogiendo varias de las demandas juveniles en contra de los mayores; así, estableció centros de reunión y de vida colectiva para la juventud aria, y su discurso sobre la Madre Alemania y el Padre Hitler pudo transferir los sentimientos familiares a la mística del Jefe de la Supernación. Basta ver los documentales de Leni Riefensthal para comprobar la satisfacción orgiástica de la gente reunida para escuchar los discursos de Hitler: la primera estrella de rock de la era moderna.  

A la vez, las políticas raciales del nacional-socialismo movilizaban los temores sexuales de la gente proveyéndoles un conveniente chivo expiatorio. En este sentido, la “política sexual” de la propaganda nazi fue mucho más exitosa que la de la izquierda, donde muchos veían con malos ojos iniciativas como las de WR y el programa de la Sex-Pol, que en cierta forma eran el único antídoto posible contra el ascenso del fascismo alemán.

De hecho, por ahí empezaron los problemas de WR con el PC. Hacia 1932, WR y su esposa Annie estaban dedicados a elaborar material de política sexual para publicar masivamente en la prensa del partido. Trabajaron en el libro “La lucha sexual de los jóvenes”, un panfleto escrito por Annie Reich llamado “Si tu hijo te pregunta” (hay una edición en español en Anagrama) y un folleto de educación sexual para niños titulado “El triángulo de tiza”. El libro iba a ser publicado por el comité juvenil del PC alemán, pero fue revisado en Moscú, donde fue aprobado pero se sugirió que era más efectivo que se publicara por alguna organización o frente más amplio que el partido. El proceso de publicación fue tan largo, que finalmente WR prefirió establecer su propia editorial: Verlag für Sexualpolitik. A partir de ese año, todos los textos posteriores de WR fueron auto-ediciones.

Si bien el PC ayudó en un primer momento a distribuir estos materiales, WR cayó en desgracia cuando en una Conferencia juvenil en Dresden a fines de 1932 apoyó una resolución que relevaba la importancia de estimular la sexualidad juvenil dentro del movimiento revolucionario. La reacción de los jefes del partido fue inmediata: se le acusó de ser un contra-revolucionario que quería “convertir nuestras asociaciones en organizaciones para promover la fornicación”, además de sustituir la lucha de clases por la lucha entre jóvenes y adultos. A inicios del año siguiente, tras la designación de Hitler como canciller y el amplio triunfo electoral de los nazis, WR y su familia se fueron a Viena, y poco después a Copenhagen.  

La expulsión de las filas del comunismo oficial no alejó a WR del marxismo. Durante algún tiempo se mantuvo como un comunista independiente, y trató de vincularse a la Oposición de izquierda, aunque luego concluyó que los trotskistas tampoco se tomaban en serio la “política sexual”.

VII.- En cuanto a la ruptura con Freud y el movimiento psicoanalítico, esta fue algo más lenta pero muy intensa. El propio WR la he relatado en gran detalle en el volumen de entrevistas titulado “Reich habla de Freud”, uno de los libros más “sabrosos” que he leído y que también tuvo edición castellana en Anagrama. Sólo reiteraré acá que la principal divergencia se dio porque WR siempre se opuso a “El malestar en la civilización” y la teoría freudiana del “instinto de muerte”, a la que intentó refutar en artículos y conferencias. Cabe destacar que a pesar del señalado autoritarismo de Freud al interior de su propio movimiento, en este debate WR no sólo no fue censurado, sino que sus textos fueron publicados en la prensa del movimiento, aunque fuera a regañadientes. Así, se dice que para acceder a publicar en su revista Internationale Zeitschrift “El carácter masoquista”, Freud quería acompañarlo de la siguiente advertencia:

“Dentro del marco del psicoanálisis, esta publicación otorga a todo autor que entrega un trabajo para su publicación, plena libertad de opinión, y por su parte no acepta responsabilidad alguna por tales opiniones. Pero en el caso del doctor Reich el lector debe quedar informado de que el autor es miembro del partido bolchevique”.

Finalmente Freud fue convencido por psicoanalistas socialistas de no hacerlo. Según su biógrafo Jones, Freud declaró que el artículo de Reich sobre el masoquismo “culmina en la insensata afirmación de que lo que he denominado instinto de muerte es un producto del sistema capitalista”.

En su monumental biografía Myron Sharaf destaca que “en la ruptura psicoanalítica, tal como antes en la ruptura con los comunistas, Reich sentía que no podía ser excluido científicamente porque él representaba la verdadera tradición. Para él, tanto los psicoanalistas como los comunistas habían abandonado el núcleo vivo de su legado. Él quería mantenerse en el centro del mismo”. 

La extensión que ha alcanzado este texto me impide entrar en más detalles acerca de la trayectoria posterior de nuestro héroe. A modo de resumen me remito a lo que señalé al inicio, agregando solamente que desde la huida de Alemania y Austria, a partir de su breve estadía en países escandinavos desde 1934 hasta 1939 la presencia de WR nunca dejó de alertar a las autoridades ni de movilizar a su amplio elenco de viejos y nuevos enemigos.  Lo cual parece haberle causado una fuerte dosis de paranoia, que es fácil advertir en sus últimos escritos como “El asesinato de cristo. Primer volumen de La plaga emocional de la humanidad” (1952).

VIII.- Culmino esta no tan breve exposición haciendo un brevísimo punteo sobre la influencia de WR en el pop y la contracultura del 1968/77.

Las circunstancias de la caída en desgracia de WR y su posterior fallecimiento privado de libertad lo convirtieron en una figura de la que se hablaba poco a nada. A tal punto fue así, que en el Prefacio de Albert Lamb al libro “El nuevo Summerhill” del educador alternativo A.S. Neill, se explica que a pesar de la amistad e influencia directa de WR en Neill, en la primera edición de este trabajo fue suprimido todo un capítulo dedicado a Reich, porque el editor Harold Hart “lo consideraba una cuestión demasiado espinosa para los Estados Unidos de los años sesenta”. Tres décadas después, a Lamb también le recomendaron eliminar “la totalidad del capítulo sobre Reich (dado que este autor es en Estados Unidos un asunto considerablemente polémico)”, sugerencia que decidió no aceptar, en respeto a la libertad de expresión que siempre fue defendida por Neill, quien consideraba a WR como su amigo y maestro.

Ante semejante leyenda negra, no es de extrañar que las primeras reivindicaciones entusiastas de la figura y obra de WR provinieran de la contracultura juvenil de fines de los cincuenta e inicios de los sesenta, con sus primeros estandartes norteamericanos que fueron los escritores beatniks. En particular su influencia se hizo notar en Allen Ginsberg y muy fuertemente en William S. Burroughs. Lo curioso es que en esta versión WR era una mezcla de científico loco con precursor del amor libre y la experimentación con drogas, cosas por las cuales nunca abogó. A propósito de amor libre, si me excusan una nueva digresión, recordé que en un documental sobre el poeta y cantante Leonard Cohen un par de testigos/sobrevivientes de los setenta decían algo así como: “en esos años todos trataron de probar algunas formas de amor libre. Nadie lo pasó muy bien con eso”. Ya lo creo. 

En la cultura rockera post-68 el doctor WR tiene algunas interesantes apariciones, como en la canción “Orgone acummulator” de la banda-comuna Hawkwind (Space Ritual, 1973), cuya letra no puedo evitar referir acá, para que se hagan una idea:

Tengo un acumulador de orgones

Me hace sentir mejor

Te veré un poco después

Cuando esté con mi acumulador

No es un integrador social

Es un aislante para el sujeto solitario

Es un estimulador del cerebro posterior

Un vibrador cerebral

Este estimulador de energía

OK: ¿cierto que dan ganas de salir a conseguirse un acumulador de orgones? De hecho, tengo un folleto en inglés que dice ser un manual de instrucciones para construirse uno, pero cuando se lo mostré a mi padre -que es ingeniero electrónico- me dijo: “parece una broma”. Mejor entender que el mejor rock and roll es en sí mismo un buen acumulador de orgones.

Otro nivel de registro más pop de WR lo tenemos en las canciones “Birdland” de Patti Smith (Horses, 1975) y “Cloudbusting” de Kate Bush, (Hounds of love, single, 1985 ¡Vean el video clip!). Ambas canciones fueron inspiradas en la lectura del “Libro de los sueños” escrito por Peter Reich (1973), que por desgracia aún no he podido conseguir. Por su parte, en el folleto de Generic (1982), album debut del cuarteto noise-punk de California llamado Flipper, hay alusiones a WR y una larga cita tomada de “Escucha hombrecito” (1945).

Como se puede ver, arrinconado y correteado por el marxismo y el psicoanálisis oficiales, fueron los “Children of the revolution” de los sesenta y setenta quienes estuvieron en mejor condición para apreciar el legado de WR, tal como se aprecia en la película que acabamos de ver. Tras medio siglo de contra-revolución neoliberal, debemos volver a rescatarlo.

IX.- Eso es todo por hoy: muchas gracias.

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lunes, diciembre 09, 2024

¿Qué es un demonio? 

 



Cuestión 1 ¿Qué es un demonio?

Un demonio es un ser espiritual de naturaleza angélica condenado eternamente. No tiene cuerpo, no existe en su ser ningún tipo de materia sutil, ni nada semejante a la materia, sino que se trata de una existencia de carácter íntegramente espiritual. Spiritus en latín significa soplo, hálito. Dado que no tienen cuerpo, los demonios no sienten la más mínima inclinación a ningún pecado que se cometa con el cuerpo. Por tanto la gula o la lujuria son imposibles en ellos. Pueden tentar a los hombres a pecar en esas materias, pero sólo comprenden esos pecados de un modo meramente intelectual, pues no tienen sentidos corporales. Los pecados de los demonios, por tanto, son exclusivamente espirituales.

Los demonios no fueron creados malos. Sino que al ser creados, se les ofreció una prueba, era la prueba previa antes de la visión de la esencia de la Divinidad. Antes de la prueba veían a Dios pero no veían su esencia. El mismo verbo ver resulta aproximativo, pues la visión de los ángeles es una visión intelectual. Como a muchos les resultará muy difícil entender cómo podían ver/conocer a Dios, pero no ver/conocer su esencia habría que proponer como comparación que sería como decir que ellos veían a Dios como una luz, que le oían como una voz majestuosa y santa, pero que su rostro seguía sin desvelarse. De todas maneras, aunque no penetraran su esencia, sabían que era su Creador, y que era santo, el Santo entre los Santos.

Antes de penetrar en la visión beatífica de esa esencia divina Dios les puso una prueba. En esa prueba unos obedecieron, otros desobedecieron. Los que desobedecieron de forma irreversible se transformaron en demonios. Ellos mismos se transformaron en lo que son. Nadie les hizo así.

Se sucedieron unas fases en la psicología de los ángeles antes de transformarse en demonios. Estas fases se dieron no en el tiempo material, sino el evo (*).

Al darse en el evo, estas fases a los humanos nos parecería que fueron casi instantáneas. Pero lo que a nosotros nos parecería tan breve, para ellos fue muy largo. Las fases de transformación de ángel a demonio fueron las siguientes: Al comienzo les entró la duda, la duda de que quizá la desobediencia a la Ley divina fuera lo mejor. En el momento en que voluntariamente aceptaron la posibilidad de que la desobediencia a Dios fuera una opción a considerar ya pecaron. Al principio esa aceptación de la duda constituiría un pecado venial que poco a poco fue evolucionando al pecado grave. Pero al principio, ninguno de ellos en esta primera fase estaba dispuesto a alejarse irreversiblemente, ni siquiera el Diablo. Fue posteriormente cuando se fue asentando en sus inteligencias lo que su voluntad había escogido a pesar del dictamen de su inteligencia que les recordaba que tal desobediencia era contra razón. Pero sus voluntades se fueron alejando de Dios, y como consecuencia de ello sus inteligencias fueron aceptando como verdadero el mal que su voluntad había escogido. Sus inteligencias fueron consolidándose en el error. La voluntad de desobedecer se fue afianzando, haciéndose esa determinación cada vez más profunda. Y la inteligencia iba buscando más y más razones para que eso le resultase cada vez más justificable. Finalmente ese proceso llevó al pecado mortal que se dio en un momento concreto, a través de un acto de la voluntad. Es decir, cada ángel llegó un momento en que no sólo quiso desobedecer, sino que incluso optó ya por tener una existencia al margen de la Ley divina. Ya no era un enfriamiento del amor a Dios, ya no era una desobediencia menor a algo determinado que les resultase difícil de aceptar, sino que en la voluntad de muchos de ellos apareció la idea de un destino aparte de la Trinidad, un destino autónomo.

Los que perseveraron en este pensamiento y decisión comenzaron un proceso de justificación de esta elección. Comenzaron un proceso en que se trataron de autoconvencer de que Dios no era Dios. De que Dios era un espíritu más. De que podía ser su Creador, pero que en Él había errores, fallos. Comenzaban a acariciar la posibilidad que había aparecido en sus inteligencias: la posibilidad de una existencia aparte de Dios y de sus normas. La existencia aparte de Dios aparecía como una existencia más libre. Las normas de Dios, la obediencia a Él y a su voluntad, aparecían progresivamente como algo opresor, pesado. Dios comenzaba a ser visto como un tirano frente al que había que liberarse. En esta nueva fase de alejamiento, ya no era simplemente que buscaran un destino fuera de Dios, sino que Dios mismo les parecía que era un obstáculo para alcanzar esa libertad. Pensaban que la belleza y felicidad del mundo angélico hubiera sido mucho más feliz y libre sin un opresor. ¿Por qué había un Espíritu que se alzaba por encima de los demás espíritus? ¿Por qué su voluntad se debía imponer sobre la de los demás espíritus? ¿Por qué una Voluntad debe imponerse sobre otras voluntades? No somos niños, no somos esclavos, debieron pensar. Dios ya no era un elemento que habían dejado atrás, sino que comenzaba a convertirse para ellos en el mal. Y así comenzaron a odiarle. Las llamadas de Dios hacia estos ángeles para que volvieran hacia El eran vistas como una intrusión inaceptable. En esta fase, el odio en unos creció más, en otros espíritus menos.

Puede sorprender que un ángel llegue a odiar a Dios, pero hay que entender que Dios ya no era visto por ellos como un bien, sino como un obstáculo, como una opresión, Él era visto como las cadenas de los mandamientos, como la falta de libertad. Ya no era visto como un Padre, sino como fuente de órdenes y mandatos. El odio nació con la energía de sus voluntades resistiendo una y otra vez a las llamadas de Dios que como un padre les buscaba. El odio nació como reacción lógica de una voluntad que tiene que afianzarse en su decisión de abandonar la casa paterna, por decirlo en términos que resulten inteligibles para nosotros. Es decir, alguien que se marcha de casa al principio simplemente quiere marcharse, pero si el padre le llama una y otra vez, el hijo acaba diciendo déjame en paz. Dios les llamaba entonces, pues sabía que cuanto más tiempo sus voluntades estuvieran alejadas de Él, más se afianzarían en su alejamiento.

Por supuesto que muchos ángeles que se habían alejado en un primer momento volvieron. Esta es la gran lucha en los cielos de la que se habla en Apocalipsis 12:

Y se entabló un combate en el cielo: Miguel y sus ángeles luchando con el Dragón. Y el Dragón luchó y sus ángeles, pero no tuvieron fuerza, no volvió a encontrarse su sitio en el cielo. Fue expulsado el gran Dragón, la Serpiente antigua que se llama Diablo y el Adversario, que engaña al orbe entero. Fue expulsado a la tierra, y sus ángeles fueron expulsados con él

¿Cómo los ángeles pueden luchar entre sí? Si no tienen cuerpo, qué armas pueden ser usadas. El ángel es espíritu, el único combate que se puede entablar entre ellos es intelectual. Las únicas armas que pueden blandir son los argumentos intelectuales. Esa lucha fue una lucha intelectual. Dios enviaba la gracia a cada ángel para que volviera a la fidelidad o se mantuviera en ella. Los ángeles daban argumentos a los rebeldes para que volvieran a la obediencia. Los ángeles rebeldes daban sus razones para fundamentar su postura y para introducir la rebelión entre los fieles. En esta angelical conversación de miles de millones de ángeles hubo bajas por ambos lados: ángeles rebeldes regresaron a la obediencia, ángeles fieles fueron convencidos con la seducción de los razonamientos malignos.

La transformación en demonios fue progresiva. Con el transcurrir del tiempo -el evo es un tipo de tiempo- unos odiaron más a Dios, otros menos. Unos se hicieron más soberbios, otros no tanto.

Cada ángel rebelde fue deformándose más y más, cada uno en unos pecados específicos. Así como, por el contrario, los ángeles fieles se fueron santificando progresivamente. Unos ángeles se santificaron más en una virtud otros en otra. Cada ángel se fijó en un aspecto u otro de la divinidad. Cada ángel amó con una medida de amor.

Por eso en el bando de los fieles comenzó a haber muchas distinciones, según la intensidad de las virtudes que cada ángel practicó más. Cada ángel tenía su propia naturaleza dada por Dios, pero cada uno se santificó en una medida propia según la gracia de Dios y la correspondencia de la propia voluntad. Esto es válido pero al revés, para los demonios. Cada uno recibió de Dios una naturaleza, pero cada uno se deformó según sus propios caminos extraviados. Por eso la batalla acabó cuando ya cada uno quedó encasillado en su postura de forma irreversible. Llegó un momento en que ya sólo había cambios accidentales en cada ser espiritual. En los demonios, llegó un momento en que ya cada uno se mantuvo firme en su imprudencia, en sus celos, en su odio, en su envidia, en su soberbia, en su egolatría...

La batalla había acabado. Podían seguir discutiendo, hablando, disputando, exhortándose, durante miles de años, por decirlo así en términos humanos, pero ya sólo habría cambios accidentales. Fue entonces cuando los ángeles fueron admitidos a la presencia divina, y a los demonios se les dejó que se alejaran, se les abandonó a la situación de postración moral en que cada uno se había situado.

Como se ve no es que los demonios sean enviados a un lugar cerrado de llamas y aparatos de tortura, sino que se les deja como están, se les abandona a su libertad, a su voluntad. No se les lleva a ninguna parte. Los demonios no ocupan lugar, no hay donde llevarles. No hay aparatos de tortura, ni llamas que les puedan atormentar, ni cadenas que les amarren sus miembros. Tampoco los ángeles fieles entraron en ningún sitio. Simplemente recibieron la gracia de la visión beatífica. Tanto el cielo de los ángeles, como el infierno de los demonios, son estados.

Cada ángel porta en su interior su propio cielo esté donde esté. Cada demonio, esté donde esté, lleva dentro de su espíritu su propio infierno. El momento en que ya no hay marcha atrás es el momento en que un ángel ve la esencia de Dios. Porque después de ver a Dios ya nada le podrá hacer cambiar de opinión. Después de haber visto a Dios, jamás nadie podrá escoger algo que le ofenda lo más mínimo. Pues la inteligencia comprendería que sería escoger estiércol frente a un tesoro. El pecado después de ese momento es imposible. El ángel antes de entrar al cielo, comprendía a Dios, comprendía lo que era, lo que suponía su santidad, omnipotencia, sabiduría, amor... Después de ser admitido a contemplar su esencia, uno no sólo la comprende, sino que además la ve. Es decir, uno ve su santidad, su amor, su sabiduría, etc. El espíritu al ver aquello se llena de tal amor, de tal veneración, que jamás, bajo ningún concepto, quiere separarse de ello. Por eso el pecado pasa a ser imposible.

El demonio queda irremisiblemente ligado a lo que ha escogido, desde el momento en que Dios decide no insistir más. Llega un momento en que Dios decide no enviar más gracias de arrepentimiento. Pues cada gracia de arrepentimiento sólo puede ser superada, sólo puede ser vencida, afirmándose más en el odio. Llega un momento en que Dios ve que enviar más gracias sólo sirve para que el demonio afiance más lo que ha escogido su voluntad. Llega un momento en que Dios Amor da la espalda y deja a su hijo que siga su camino. Deja que el demonio siga su vida aparte.

Por un lado podríamos decir que no hay un momento único en que el ángel se transforme en demonio, sino que se trata de un proceso lento, gradual, evolutivo. Pero por otro lado por largo que haya sido ese proceso previo (y posterior) sí que hay un momento preciso en el que el espíritu angélico tiene que tomar la decisión de rechazar o no a su Creador.

Ya se ha dicho que en ese proceso cabe la marcha atrás, esa es la celestial batalla angélica de la que habla Ap 12, 7-9. Pero llega un momento de esa batalla, en que ya los demonios se alejan y se alejan. No tendría sentido seguir insistiendo. El Creador respeta la libertad de cada uno.

El demonio aparece en las pinturas y esculturas deforme, es muy adecuado ese modo de representarlo, pues es un espíritu angélico deformado. Sigue siendo ángel, es sólo su inteligencia y su voluntad lo que se ha deformado, nada más. En lo demás sigue siendo tan ángel como cuando fue creado. El demonio en definitiva es un ángel que ha decidido tener su destino lejos de Dios. Es un ángel que quiere vivir libre, sin ataduras. La soledad interior en que se encontrará por los siglos de los siglos, los celos de comprender que los fieles gozan de la visión de un Ser Infinito, le llevan a echarse a sí mismo en cara su pecado una y otra vez. Se odia a sí mismo, odia a Dios, odia a los que les dieron razones para alejarse.

Pero no todos sufren lo mismo. Unos ángeles en la batalla se deformaron más y otros menos. Los que más se deformaron, los más deformes, sufren más. Los menos deformes sufren menos.

Pero una vez más hay que recordar que sólo es deformidad de la inteligencia y la voluntad.

La inteligencia está deformada, oscurecida, por las propias razones con las que uno justificó su marcha, su liberación. La voluntad impuso a la inteligencia su decisión, y la inteligencia se vio impelida a justificar esa decisión. La inteligencia funcionó como un mecanismo de justificación, de argumentación de aquello que la voluntad le fustigaba a aceptar. Como se ve, el proceso tiene una extraordinaria similitud con el proceso de envilecimiento de los humanos. No nos olvidemos que los humanos somos un espíritu en un cuerpo. Si prescindimos de los pecados relativos al cuerpo, el proceso interno psicológico que lleva a una persona buena a acabar en la mafia, o de guardia en un campo de concentración, o de terrorista, es en sustancia el mismo proceso. En sustancia, el concepto de pecado, de tentación, de evolución de la propia iniquidad es igual en el espíritu angélico que en el espíritu del hombre. Pues los pecados del hombre son siempre pecados del espíritu, aunque los cometa con el cuerpo. Ya que el cuerpo es tan sólo un instrumento de lo que ha decidido el espíritu con su libre albedrío.

Así como el niño atraviesa un periodo de niñez, así también el ángel al principio acaba de ser creado y no tiene experiencia. La persona humana tiene tentaciones de otras personas, también los ángeles de sus semejantes. El hombre puede pecar por estructuras mentales tales como la patria, el honor de la familia, o el bienestar de un hijo. El espíritu angélico también tenía detrás de sí grandes construcciones intelectuales que, aunque distintas a las humanas, supondrían un complejo correlato angélico de todo este mundo humano que conocemos.

Nosotros los humanos somos también espíritu, aunque tengamos un cuerpo, y sólo tenemos que mirar a nuestro interior para comprender como uno puede caer en el pecado, como uno puede envilecerse. Es entonces cuando el pecado de los ángeles nos empieza a parecer más cercano y ya no nos resulta tan incomprensible.

(José Antonio Fortea, Summa Daemoniaca. Tratado de demonología y manual de exorcistas, 2012).



*: El evo es el tiempo de los espíritus. La explicación detallada de qué es el evo aparece más adelante en esta obra.



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