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martes, enero 27, 2009

La nueva Quimantú y los clásicos olvidados: Historia y Consciencia de Clase 



Durante los mil días de Allende, una de las operaciones más exitosas de hegemonía socialista en la cultura fue la “nacionalización” de editorial Zig-Zag por el gobierno, para echar a andar la Editora Nacional Quimantú. Mientras Zig-Zag había vendido antes 1 millón de libros en 4 años y 8 meses, Quimantú logró vender en un año 5 millones de libros. Colección infantil Cuncuna, las series Nosotros los chilenos y Así trabajo yo y los Clásicos del Pensamiento Social fueron proyectos editoriales inusuales para los estándares de le época. Cada edición tenía un tiraje de a lo menos 50 mil copias, y que se vieron abruptamente interrumpidos aquel 11 de septiembre. Los libros aún circulan por ahí y han aguantado bien el paso del tiempo.

Dos décadas y media después, una nueva editorial Quimantú ha renacido. Mediante colecciones de precios que oscilan entre los mil y 4 mil pesos, se actualiza la idea de ediciones populares pero en un contexto bastante diferente. Tal vez la mayor diferencia es que mientras los “minilibros” de la antigua Quimantú estaban disponibles en todos los kioskos del país, la nueva se ha mantenido más o menos restringida a los dos lanzamientos masivos que han hecho y a una casi nula presencia en librerías.

De entre los libros que este proyecto editorial ha lanzado en los últimos meses hay 4 que me gustaría destacar, y que podrían ser considerados dentro de la amplia categoría de “clásicos olvidados” del pensamiento revolucionario del siglo que pasó. Mediante tal expresión me refiero en realidad a dos situaciones diferentes: por un lado, textos que fueron masivamente leídos y muy influyentes en ciertos momentos, y que luego han entrado en desuso y se han vuelto casi imposibles de encontrar (por dar dos ejemplos importantes: “Marxismo y filosofía” de Karl Korsch y “Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión”, de Víctor Serge). Por otro, aquellos textos que o bien nunca fueron editados o cuya circulación y popularidad han sido mínimas, pero que sabemos que merecen ser considerados, aunque sea retroactivamente, como “clásicos” (podría ser el caso del libro 4 en mi selección quimantú: Historia del movimiento obrero chileno, de Valenzuela, del que he extractado varias partes anteriormente).

En el primer rubro, Quimantú ha hecho la gran labor de desenterrar y poner a circular 3 obras fundamentales: Historia y consciencia de clase, de Gyorgi Lukàcs, los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, de José Carlos Mariátegui (que se ha calificado como la primera obra de “marxismo latinoamericano”, que no es lo mismo que “marxismo en América Latina”), y La conquista del pan, de Piotr Kropotkin (texto fundamental para un momento en que se requiere asumir de nuevo que el comunismo no es estatal, sino anárquico).

El de Lukàcs sí que tiene una historia extraña. Escrito a inicios de la década del 20 y publicado por primera vez en 1923, cuando el joven filósofo húngaro se había convertido hace poco al “marxismo”, representó para él una especie de “error de juventud” que le valió incluso ciertas retractaciones posteriores, y que sistematizó en su prólogo a la edición de 1967. Errores idealistas, subjetivismo y hegelianismo han sido algunas de las calificaciones usadas para desacreditarlo, pero no han servido para hacer disminuir ni un poco la importancia de esta versión lúcida, crítica y revolucionaria de la obra de Marx, que ha dado impulso a las corrientes más “izquierdistas” y antidogmáticas del marxismo del siglo XX.

Es difícil subvalorar la importancia de este libro. Cornelius Castoriadis, por ejemplo, en su momento más amargo de crítica del “marxismo”, decía que éste no parecía haber avanzado significativamente desde “Historia y consciencia de clase”. Y Guy Debord en los “Comentarios a la sociedad del espectáculo” (1988) señaló que en cuanto a sus avances en el manejo de las técnicas de dominación, la burguesía parecía haber estudiado al Lukacs de “Legalidad de Ilegalidad” y sacado las lecciones correspondientes.

El cuerpo del libro está constituido por artículos que Lukàcs publicó en revistas como Kommunismus, durante la oleada revolucionaria que sacudió a Europa central y del este luego de la Revolución rusa de 1917. En su autocrítica de 1967, Lukacs dice: “nuestra revista contribuía al sectarismo mesiánico porque aplicaba el método más radical en todos los asuntos, proclamando en todos los campos una ruptura total con las instituciones y las formas de vivir heredadas del mundo burgués”.

Pese a que posteriormente Lukacs se asimiló a las orientaciones oficiales del Komintern, su obra juvenil, junto a la de otros filósofos marxistas como Karl Korsch, sigue siendo un baluarte de las tendencias conocidas como “comunismo de izquierda” y el “consejismo”. En sus Memorias de Karl Korsch, su viuda Hedda recuerda la relación entre ambos: “El hecho de que Lukács estaba en el Partido Comunista y Korsch se había ido del mismo, no afectó la relación que los unía; ambos se consideraban comunistas críticos. En la nueva introducción a Marxismo y filosofía escrita en 1929, Korsch dijo que los puntos de coincidencia entre él y Lukács eran menos de lo que él creía originariamente. En esto hacía referencia a las posiciones diferentes que tenían sobre Rusia. Este desacuerdo, más que cualquier cuestión filosófica, era la fuente principal de las divergencias entre ellos”.

En el primer texto, “¿Qué es el marxismo ortodoxo?”, Lukàcs defiende el método dialéctico y la perspectiva de la totalidad como los componentes que definen en realidad al pensamiento marxista. La relación entre teoría y praxis, y la categoría de “totalidad concreta” son explicadas de una manera que va en paralelo al ataque de Lenin y Luxemburgo contra el marxismo adulterado de la II Internacional.

“Esta concepción dialéctica de la totalidad, que se aleja en apariencia de la realidad inmediata y que construye esa realidad de una manera en apariencia ‘no científica’, es, de hecho, el único método que puede captar y reproducir la realidad en el plano del pensamiento. La totalidad concreta es, pues, la categoría auténtica de la realidad”. Para Lukács, es ese método lo que define al marxismo ortodoxo, que “implica la convicción científica de que con el marxismo dialéctico se ha encontrado el método de investigación justo, de que este método sólo puede desarrollarse, perfeccionarse; porque todas las tentativas de superarlo o de mejorarlo tuvieron y no pueden dejar de tener otro efecto que hacerlo superficial, banal, ecléctico”. Para Lukàcs, entonces, el marxismo ortodoxo no significa “una adhesión sin crítica a los resultados de la investigación de Marx, no significa un acto de ‘fe’ en tal o cual tesis”. El marxista ortodoxo podría tranquilamente seguir siéndolo aunque rechazara totalmente algunas tesis de Marx a la luz de nuevos resultados de la investigación (Lukács, “Qué es marxismo ortodoxo”, en Historia y consciencia de clase). Curiosamente, esta definición de marxismo ortodoxo podría calzar con lo que desde otro punto de vista es definido como “revisionismo”. Veamos, por ejemplo, la definición suministrada en el Diccionario del Militante Obrero: “Hoy se llama “revisionista” a todo aquel marxista que no acepta la teoría de Marx en bloque. Así, el revisionista sería el antitético del dogmático. Se usa impropiamente como sinónimo de reformista”.

Las posiciones de Rosa Luxemburgo son analizadas muy críticamente por Lukàcs en dos textos del libro: “Rosa Luxemburgo como marxista” (o “El marxismo de Rosa Luxemburgo”, que es como a otras idiomas se ha traducido) y las “Observaciones críticas a su “Crítica de la Revolución Rusa””. Pese a las críticas que le dirige, el autor llegó a reconocerla como la más importante sucesora de Marx hasta ese momento: “el único discípulo de Marx que haya desarrollado realmente la obra (de Marx) tanto en el plano de los hechos económicos como en el nivel del método”.

“Legalidad e ilegalidad” es una magistral exposición de la postura comunista y revolucionaria ante el Estado y el Derecho. Debiera circular ampliamente en el ambiente jurídico crítico, como una pieza maestra en el abordaje de las implicancias prácticas de la teoría (marxiana) de la ideología. Dado que el Estado y el Derecho son, en el marxismo clásico, partes integrantes de la super-estructura, el abordaje marxista de ambos fenómenos ha sufrido, durante el apogeo del marxismo vulgar, una subestimación en tanto meros “reflejos” de lo que ocurre a nivel de las relaciones de producción. Lukacs, como buen marxista dinámico, tiene una visión más amplia: “la ideología no es solamente un efecto de la organización económica de la sociedad, es también la condición de su funcionamiento pacífico”. Al naturalizarse en el funcionamiento social las instituciones jurídicas propias del mundo burgués, la violencia originaria que implica el capitalismo queda oculta. Por eso, “condición de una franca actitud revolucionaria respecto del Derecho y el Estado” es el “descubrir bajo la máscara del orden jurídico, el aparato de coacción brutal al servicio de la opresión capitalista”.

La consecuencia más importante de la mirada lukacsiana frente a la ley, al orden jurídico, es su posicionamiento “externo”: una “independencia de espíritu comunista frente al Estado y el Derecho”, donde legalidad e ilegalidad son cuestiones tácticas. Por el contrario, en el “romanticismo de la ilegalidad” se le rinde culto, de manera invertida, al derecho burgués puesto que éste aun es capaz de “influir interiormente la acción”, por lo que conserva “pese a todo, su carácter esencial de valor y obligación”.

La pieza más larga y densa de este libro es “La cosificación y la consciencia del proletariado”, que en los 60 sirvió para otorgar un énfasis nunca antes visto en el problema de la “alienación” (al punto que el viejo Adorno llegó a decir en sus clases del 68 que prefería ya no usar mucho ese término). La centralidad de los temas de la alienación y el fetichismo de la mercancía diferencian este “marxismo” del que fuera dominante desde la II Internacional y durante gran parte del siglo XX. Lejos de ser un problema “metafísico”, para Lukacs “no es en modo alguno casual que las dos grandes obras maduras de Marx dedicadas a exponer la totalidad de la sociedad capitalista y su carácter básico empiecen con el análisis de la mercancía. Pues no hay ningún problema de ese estadio evolutivo de la humanidad que no remita en última instancia a dicha cuestión, y cuya solución no haya de buscarse en la del enigma de la estructura de la mercancía.”

No resulta causal que en el mismo año 1967 (en que Lukacs escribió su gran retractación con ocasión del prefacio a la reedición de “Historia y consciencia de clase”), en el libro fundamental del situacionista Guy Debord, “La sociedad del espectáculo” uno de los primeros capítulos se abriera con esta cita del libro de Lukacs: “La mercancía no puede ser comprendida en su esencia auténtica sino como categoría universal del ser social total. Solo en este contexto la reificación surgida de la relación mercantil adquiere una significación decisiva, tanto para la evolución objetiva de la sociedad como para la actitud de los hombres hacia ella, para la sumisión de su conciencia a las formas en que esa reificación se expresa...Esta sumisión se acrecienta aún por el hecho de que cuanto más aumentan la racionalización y mecanización del proceso de trabajo, más pierde la actividad del trabajador su carácter de actividad, para convertirse en actitud contemplativa”.

No hay indicaciones sobre la versión o traducción usada en esta nueva, oportuna y económica edición (que, en todo caso, es muy diferente de la de la edición en Grijalbo). Viene una presentación muy breve del Grupo de Estudios Marxistas (cuya existencia ignoraba hasta ahora), y otra bastante detallada de Carlos Pérez Soto, un ex-estalinista bastante inteligente que predica un marxismo hegeliano para el siglo XXI y al cual no sabría muy bien como clasificar (dentro de la amplia y bella fauna del marxismo y los marxistas en todas las variedades que se cultivan en este mundo).





Una versión en PDF del libro, en la edición cubana de 1970 (la portada arriba corresponde a esta edición), ha sido subido a internet por los camaradas de Marxismo Libertario / La Bataille Socialiste. Llegar y descargar.

HEY HO! LET´S GO!

así empezó el año 






1º de enero de 2009
cerro cordillera, valparaíso
cerveza: escudo (creo). polera: sex vid. libro: edición nueva quimantú de historia y consciencia de clase, por G. Lukàcs..
fotos: veronique.

El "horticultor situacionista" Jaime Semprún critica el Manifiesto contra el trabajo, del grupo Krisis 


En unas corrosivas notas sobre "las nocividades de la Enciclopedia" unos chistositos trataban a Jaime de "horticultor situacionista" -supongo que por su afición a los huertos y la comida, y su creciente ataque contra la tecnología y los organismos genéticamente modificados- y lo acusaban de llevar su proyecto (La Enciclopedia de las nocividades) hacia el "situacionismo" al "abismo" (delirio místico primitivista).
Semprún me resulta un tipo interesante, dada su actuación directa en el medio situacionista de los 70, y el proyecto de la Enciclopedia me parece un buen acercamiento desde las tesis situacionistas al tipo de crítica realizada por la antigua Escuela de Frankfurt (sobre todo, el anti-progresismo de Benjamin)y la visión de la técnica y la historia sustentada por Gunther Anders.

En un texto más o menos reciente ("El fantasma de la teoría"), Semprún tiene ocasión de referirse a los aportes del grupo Krisis, Anselm Jappé, y el famoso "manifiesto contra el trabajo".

En el primer párrafo, afirma la intención de este escrito: "Quisiera exponer aquí las razones por las cuales diversos ensayos recientes de “teoría radical” me parecen tener algo de irreal, de hueco, y en cualquier caso de fantasmal, en el sentido de que en ellos falta, en mi opinión, lo que era la carne y la sangre, o el nervio, si se prefiere; en resumidas cuentas, la vida de las teorías revolucionarias de la sociedad. Ello me llevará evidentemente a decir algo de lo que es, o más bien de lo que era, la teoría revolucionaria, en la época en que existía tal cosa, y por qué creo que ya no sucede así".

Y luego arremete contra el manifiesto:

NOTAS SOBRE EL MANIFIESTO CONTRA EL TRABAJO
JAIME SEMPRÚN


Parece una concesión demasiado grande a la modernización tecnológica decir que ha hecho el trabajo “superfluo”. Sin entrar a abordar siquiera el juicio cualitativo de las facilidades tecnológicas (¿qué hace perder la “liberación” por las máquinas?), ya es muy dudoso cuantitativamente que la modernización suprima trabajo y que haga su mantenimiento cada vez más artificial (tesis central del Manifiesto).
En efecto por no hablar de los “puestos de trabajo creados directamente por la innovación tecnológica (¡y qué trabajo!), lo que hay que considerar son todas las actividades asalariadas que ese mismo proceso hace socialmente necesarias (al mismo tiempo que suprime otras): el encuadramiento psicosocial de las “muchedumbres solitarias”, el control policial del “salvajismo”, la industria de la “salud” (sector en expansión donde los haya), la del entretenimiento y de las compensaciones “culturales” por la desertificación de la vida, por no decir nada de todo lo que concierne a la “reparación”, el bricolaje técnico de una neonaturaleza. Cierto que todo ese “trabajo” sólo es necesario en el interior de la sociedad de la alienación, en el marco de su lógica demente, etc., pero su necesidad no es menos horriblemente real en el interior de estas condiciones; es algo así como un cáncer: saber que es producto (en la mayoría de los casos) de las condiciones de vida no cura: queda la necesidad de recurrir (con mayor o menor prudencia, ése es otro problema) a la medicina existente. Del mismo modo, saber que la calamidad económica es la materia prima, inagotable, de todas las “bondades”, “facilidades” o “remedios” producidos por la economía de mercado no impide que esa calamidad sea un sistema de imposiciones materiales al que nadie es ajeno. (Se pueden rechazar por dignidad, por asco, etc., las compensaciones y sucedáneos diversos, pero no se pueden rechazar las privaciones que los hacen necesarios e incluso deseables para la mayoría de la gente; cf. Günther Anders acerca de al televisión)
Hablar en estas condiciones de “conquista de los medios de producción mediante asociaciones libres” (pág. 63) equivale a una retórica de rezo. ¿Medios de producción? ¿Producción de qué? De más calamidad económica (de dependencia, de aislamiento, de patología social), es decir, de aquello de lo cual las “asociaciones libres” tendrían, como primer programa, salir. Tomemos el ejemplo de una necesidad elemental como la de habitar, tener un techo. La forma en que “satisface” esta necesidad la sociedad industrial ya la conocemos: es la vivienda masifica, las grandes urbanizaciones, la celda del Existenzminimum. “Asociaciones libres” luchando con la tarea de transformar todo esto heredarían un “medio de producción” (la industria de la construcción y las obras públicas) que no puede servir sino para construir precisamente la misma cosa, con algunas variantes (podrían, en rigor, “dar vida a las fachadas” y pintarrajear el hormigón; pero eso ya está hecho). Y este ejemplo, todavía es relativamente benigno frente a otros, como la agricultura industrial o la producción nuclear de electricidad, para ilustrar la alargada sombra que la alienación presente proyecta sobre cualquier futuro imaginable.
Del proyecto del viejo movimiento obrero revolucionario, Krisis parece conservar así –por lo menos en algunos pasajes del Manifiesto- precisamente la parte más caduca: la idea de una reapropiación posible de las “fuerzas productivas” de la gran industria, con la forma que le ha dado el capitalismo. Sin embargo, hay que admitir que en el transcurso del siglo XX, digamos entre Hiroshima y Chernóbil, se atravesó un umbral en la transformación de las “fuerzas productivas” en “fuerzas destructivas”. El capitalismo entabló desde sus inicios una guerra permanente contra todo lo que subsistía independientemente de él (en la naturaleza, las relaciones sociales y las actividades humanas); pero, pasado cierto mural de poderío técnico, esta guerra, con su ciclo cada vez más acelerado de destrucciones-reconstrucciones, se ha convertido en el principal motor de la valorización capitalista. La “reparación” tecnológica del mundo realmente devastado es desde luego, para cualquier espíritu lúcido, la garantía de nuevas devastaciones, pero desde el punto de vista de la economía de mercado es sobre todo la garantía de que habrá trabajo, cada vez más trabajo, para restaurar, descontaminar, sanear, manipular; es decir, para crear valor con el desastre.
Resumiendo: la naturalización de la necesidad del trabajo no es sólo ideológica (como denuncia el Manifiesto) sino que ha pasado a los hechos, se ha materializado con la forma de la catástrofe en curso. Dicho de otro modo, puede afirmarse, con Anselm Jappe, que el “capitalismo constituye históricamente una excepción, una monstruosidad”, pero añadiendo al instante que ha llegado a destruir casi totalmente aquello respecto a lo cual era una excepción y una monstruosidad.
Me parece que el principal “punto ciego” en el análisis propuesto por el Manifiesto es la adhesión a cierta ortodoxia marxista para la cual hay que seguir salvando un “lado bueno” del desarrollo técnico del capitalismo. (El presupuesto es como se sabe, que ese desarrollo técnico sólo puede ser formalmente capitalista.) Esto aparece particularmente en las menciones elogiosas que se hacen varias veces acerca de la “revolución microinformática”, que al parecer produce “riquezas” y nos libera de las “tareas rutinarias”; cuando en realidad la informática depaupera todo lo que toca y extiende por doquier la rutina de sus procedimientos. Pero lo que se hace sentir sobre todo es una especia de vacilación sobre esta cuestión entre los redactores del Manifiesto. Así escriben, por ejemplo (pág. 68) que “una vez sustraídas las imposiciones objetivas capitalistas del trabajo, las modernas fuerzas de producción podrán incrementar enormemente el tiempo libre disponible para toda la gente”, pero añaden casi al instante, como para corregir ese disparate, que “sólo se podrá aprovechar una parte mínima de la técnica en su forma capitalista”; constatación que, con sólo reflexionar en ella un momento, parece negar totalmente la afirmación anterior.
En conclusión, creer que podrían recuperarse intactos, una vez despojados de su forma capitalista, valor de uso y técnica emancipadora, es desvariar y exponerse a incoherencias como las que encontramos varias veces en el Manifiesto. Ya no estamos en la época de Marx, y las ambigüedades de su teoría (las esperanzas progresistas puestas en las bondades de la gran industria) ya no tienen la más mínima justificación. La contradicción que socava la vieja sociedad no está entre el mantenimiento del “trabajo abstracto”, “la venta de la mercancía-fuerza de trabajo”, y de los medios de producción que hipotéticamente permitirían librarse de él. La contradicción fatal de la sociedad de la mercancía (pero quizá también de la civilización, de las posibilidades de humanización que ésta ha producido a lo largo de la historia) es la que existe entre esos medios de producción determinados, es decir, el “capital fijo cientifizado”, la tecnología moderna, por una parte, y por otra parte las necesidades vitales de la apropiación de la naturaleza, de las cuales ninguna sociedad humana podría sustraerse (a no ser que se espere la mutación anunciada por los genetistas).
Una organización social, sea cual sea, es antes que nada una forma de apropiación de la naturaleza, y es en esto en lo que la sociedad de la mercancía ha fracasado miserablemente. La huida hacia delante en la artificialización, tal como propone la utopía neotecnológica, que pretende resolver el problema suprimiéndolo, no es sino una manifestación de este fracaso. El “límite histórico absoluto” del que habla el Manifiesto se sitúa de hecho allí: el trabajo indiferenciado de la gran industria (del cual se ha eliminado toda particularidad, cualidad individual, determinación local, etc.) ha alcanzado finalmente, tras las sucesivas “revoluciones tecnológicas” su concepto como trabajo muerto, muerte en el trabajo. Y eso no es una simple fórmula: la desvitalización es patente en todos los ámbitos, y cada paliativo tecnológico lo agrava. El trabajo industrial había producido al producto (el hombre desindividualizado, intercambiable, el material humano de la sociedad de masas) y el “mundo” del producto (la representación del mundo que conviene a la producción total). Con las “nuevas tecnologías” –el mundo sensible reducido a informaciones digitalizables, la vida biológica a códigos manipulables y recombinables, el encarcelamiento industrial está en cierto modo “cerrado”, pero al mismo tiempo la humanidad se encuentra así aislada de todos sus recursos, tanto vitales como espirituales. Evidentemente, una locura semejante no puede mantenerse por mucho tiempo, pero puede llevar aún más lejos la “descivilización” y el “salvajismo” evocados en las últimas páginas del Manifiesto.
Para concluir estas notas sucintas y demasiado deshilvanadas, diré que el miedo a caer en la formulación vulgarmente edificante de “principios positivos”, o tal vez a ceder a la futilidad de las “recetas para las marmitas del futuro”, parece contener a los autores del Manifiestote ir hasta el final de su crítica a la dominación del trabajo muerto y de su racionalidad tecnocientífica. Y es verdad que la crítica de la “la técnica” cae fácilmente en la abstracción impracticable, con todos los riesgos de regresión idealista hacia los piadosos deseos “éticos”, el espiritualismo o el esteticismo (el propio florecimiento de este género de falsa conciencia debe verse como un síntoma de la confusión de la mayoría de la gente ante las inmensas tareas prácticas que impondría el desmantelamiento razonado del sistema industrial). Sin embargo, ese “combinar las formas de práctica contrasocial con el rechazo ofensivo del trabajo” (pág. 71) no podría darse sin un juicio crítico coherente del conjunto de los medios técnicos que desarrolla, él también de forma totalitariamente coherente, el capitalismo moderno. Este juicio remite, desde luego, a una concepción de la vida que se desea llevar, pero esta concepción no tiene nada de abstracto o arbitrario: se basa en una conciencia lúcidamente histórica del proceso contradictorio de la civilización, de la humanización parcial y que ha permitido llevar a cabo dicho proceso, y que llega a su límite con la ruptura antropológica actual. No se trata de “volver atrás” sino de reapropiarse de las fuerzas vitales de la humanidad destruyendo la máquina que las paraliza. Es el único sentido que puede tener el programa de “reproducción de la vida más allá del trabajo” (pág.71)
Una discusión profunda sobre las tesis del Manifiesto requeriría abordar otros puntos. Pero me he atendido a lo que me parecía central para tratar de precisar hasta qué punto “una crítica al capitalismo sin crítica a la sociedad industrial es tan insensata como una crítica de la sociedad industrial sin crítica del capitalismo” (Anselm Jappe) y contribuir así a la formación de ese “nuevo contraespacio público”, “espacio intelectual libre en el que pueda pensarse lo impensable”, cuya necesidad evocan los redactores del Manifiesto.

Extraído de Resquicios #5 (nov-2007)

lunes, enero 26, 2009

favor, difundir 


Ha llegado esta declaración:

MASACRE PROLETARIA EN PALESTINA

Bajo la mirada afligida de millones de espectadores, convencidos de su imposibilidad de hacer algo más que participar en alguna procesión ovejera, el Estado de Israel vuelve a bombardear la franja de Gaza bajo la cobertura del antiterrorismo. Las lágrimas de cocodrilo de las principales potencias capitalistas, no esconden su satisfacción por tener en Oriente Medio un tentáculo como el del Estado Israelí, auténtico brazo armado del capitalismo mundial para mantener el orden en la región. El proletariado en Gaza, Cisjordania o Líbano conoce en su pellejo esta realidad.

Políticos, periodistas, oenegeros, sindicalistas, tertulianos y todo tipo de payasos del espectáculo, nos dan toda una gama de explicaciones y soluciones que encierran el conflicto en oriente medio dentro de los márgenes burgueses. Se limitan a crear una demarcación entre quienes defienden a los palestinos y quienes defienden a los israelíes, alineando a todo quisqui detrás de las banderas hediondas de cada Estado nacional. Para ello construyen toda una fábula grotesca que encubre la verdadera realidad social. Mezclan los intereses del Estado palestino y del proletariado que vive en esa tierra, amalgaman la lucha desplegada por los proletarios con la organización Hamas, ponen en un mismo saco al joven que tira piedras y los grandes comerciantes o banqueros palestinos, al reservista israelí (¡incluso a los desertores y objetores!) y a su oficial. Eliminan de esta forma toda la confrontación de clases, toda división social entre explotados y explotadores, creando el mito del enfrentamiento entre países.

Sin romper y desenmascarar todo este arsenal ideológico que enturbia la realidad, estaremos atados de pies y manos imposibilitados para asumir la lucha contra la masacre en Oriente medio. Es imprescindible afirmar abiertamente que la guerra es una guerra contra nuestra clase. Quienes caen bajo las bombas, bajo las metralletas, bajo el terror capitalista, son los niños, hombres y mujeres que han sido condenados en esa región del mundo a ser carne de cañón, a ser población superflua potencialmente peligrosa y que debe ser exterminada de forma cotidiana. Todos los Estados del mundo participan de una u otra manera en esta matanza. Los Estados occidentales, con el de Israel a la cabeza, masacrando. Hamas, la autoridad nacional palestina y demás organismos del Estado palestino, así como Estados árabes propalestinos, impidiendo la estructuración en fuerza autónoma de esa masa de subversión, encuadrándola y dirigiéndola al matadero en actos suicidas, desarmándola, pacificándola, reprimiéndola y apresando a los irreductibles.

Los grupos y militantes revolucionarios de todo el mundo estamos obligados a subrayar la lucha del proletariado en Palestina, sus intentos de proyectarse en fuerza autónoma, y asumirlos y discutirlos como propios. Destacar la tentativa de autonomía que en numerosas ocasiones ha trazado la lucha, enfrentándose a todos los Estados. Insistir en que la esencia de la lucha del proletariado en Palestina es la misma que en Grecia, que en los suburbios franceses, que en China, que en Irak, que en Oaxaca, que en Haití: defender e imponer las necesidades humanas a las de la economía capitalista. Estamos obligados a denunciar a todos los aparatos del Estado palestino o israelí, a todos los que son parte del organismo mundial del capital que nos masacra, que nos arrastra por falsos caminos, a todos sus lacayos por el mundo, a todos sus voceros y propagandistas. Y ante todo estamos obligados a luchar aquí y ahora, contra “nuestro” propio Estado, contra “nuestro” propio país.

SER PATRIOTA ES SER ASESINO. ¡ABAJO TODAS LAS NACIONES!
CONTRA LA GUERRA EN GAZA O DONDE SEA,
CONTRA LA PAZ DE LOS CEMENTERIOS
LUCHEMOS POR LA ABOLICIÓN DEL ESTADO CAPITALISTA

proletariosinternacionalistas@yahoo.es

El Diccionario del Militante Obrero (1970) 




Influencia situacionista en España: “Situaccionista” (sic) y otras entradas en el Diccionario del Militante Obrero (Ediciones Nuestra Clase, Toulouse, Agosto de 1970).

La influencia de la IS se hizo sentir más o menos directamente en todos los lugares durante el proceso revolucionario mundial al que ellos mismos se referían como el “segundo asalto proletario contra la sociedad de clases” (1968/1977) fue más explosivo.

En España, este asalto fue bastante combativo e inició el fin de la dictadura franquista, lectura que como no podía ser de otra forma, la versión democrática y superestructural del “pensamiento” que nos gobierna ni siquiera nos da a conocer: al igual que en Chile la ideología dominante, lo que los burgueses quieren que creamos todos incluye la versión de que el paso de la dictadura y la democracia burguesas depende más de su poder de negociación y llamados a la mesura (1).

El movimiento de la “autonomía obrera” en España, que parte en los 60 y llega a sus momentos más interesantes en los 70, es parte del antagonismo al que llegó el movimiento proletario mundial del 68 (que en la península ibérica incluyó además la revolución portuguesa). Con revoluciones de nuevo tipo, huelgas salvajes, asambleas y experiencias de control y contrapoder obrero era como se expresó el ascenso de la lucha de clases, con la nada despreciable fuerza negativa del proletariado juvenil en todas sus expresiones.

Una de las consecuencias del cambio epocal de 1968 fue el retorno de la preocupación de masas por la necesidad de contar con una verdadera teoría crítica radical, desde y para la realidad actual de la lucha de clases. Desde los inicios de esta oleada de antagonismo distintos grupos de proletarios anticapitalistas, a la vez que revolucionaron las fábricas y calles, comenzaron a re-descubrir las corrientes revolucionarias del marxismo y el anarquismo del siglo XX que décadas de hegemonía reformista y/o leninista-estalinista habían sepultado y mantenido en el olvido (consejistas, comunistas de izquierda, etc.), que les conectaron tanto teórica como históricamente con la tradición revolucionaria comunista y proletaria de la que ellos efectivamente eran la continuidad.

En Catalunya en 1970, una confluencia de grupos de militantes que adherían a Plataformas de Comisiones Obreras y habían formado una Comisión de Formación de Cuadros se encargó de redactar y publicar desde Francia -como “Equipo exterior de Nuestra Clase”- un “Diccionario del militante obrero” (2). “Intelectuales” ligados a los grupos revolucionarios que confluyeron en esta experiencia proveyeron, como “aportación a la cultura proletaria” contenía 280 entradas o definiciones (más 32 siglas), entre ellas: Anarquismo, Autogestión, Tendencia, Método, Consejismo, Huelga Salvaje, Marxismo, Estalinismo, y Situacionista.

Militantes de lo que luego llegó a ser el Movimiento Ibérico de Liberación/Grupos Autónomos de Combate -el grupo español de influencia situacionista más fuerte y directa- participaron en este proyecto, tanto suministrando definiciones (las más enlazadas a la y tradición consejista y antiestatal) como mediante la impresión en el exterior y posterior distribución clandestina. A diferencia de otras experiencias armadas de esa época, el grupo MIL/GAC dio tanta importancia a la “agitación armada” como al estudio militante del “marxismo olvidado” y la difusión masiva de literatura revolucionaria, mediante proyectos como la Biblioteca Popular Socialista y Ediciones Mayo del 37.

Según Sergi Rosés, en su libro sobre el MIL, “las principales características del Diccionario son su fuerte influencia marxista y, dentro de esta adscripción política, un posicionamiento anti-ortodoxo que deriva muchas veces en eclecticismo, consecuencia tanto de la diversidad de autores que intervinieron en su elaboración como de la falta de concreción teórica de alguno de ellos, que da como resultado una obra donde se encuentran definiciones que encierran enfoques contradictorios” (Rosés Cordovilla, El MIL: una historia política, Barcelona, Alikornio, 2002).

Como ejemplo de las contradicciones a que alude Soler, podemos mencionar que la “Ideología” es definida en sentido neutro, como “sistema de conceptos ordenados que concibe la sociedad organizada de una determinada manera”, y dado que la ideología está “condicionada por una determinada forma de vida”, se señala que “existirá una ideología de la clase obrera, frente a una ideología de la clase burguesa”. Pese a que los grupos tras el Diccionario llegarían a desarrollar importantes avances en la superación del leninismo, en este punto la versión leninista de la teoría de la ideología es la que se conoce y se acepta sin mayores objeciones, al punto que ni siquiera se alude aquí a la versión negativa del concepto (3).

Pese a este eclecticismo, el Diccionario presenta un interés notable. En palabras del historiador del MIL, Sergi Rosés, “el Diccionario es, de conjunto, una obra muy útil: pensada y creada desde el interior del movimiento obrero, representa la plasmación tangible de un sector de la clase obrera dispuesto a aprender y elevar el nivel de conciencia de sus compañeros; recoge multitud de términos del vocabulario político, económico y sociológico desconocido para la mayoría de los trabajadores, de manera sencilla y accesible; introduce nuevos conceptos políticos cuya existencia misma se desconocía en España, ampliando el nivel de reflexión de los trabajadores; en definitiva, es un útil instrumento tanto de educación política como de difusión de una alternativa autónoma” (Obra citada, p. 64).

Una versión completa del Diccionario se encuentra en el archivo del MIL/GAC (www.mil-gac.info/), donde también se encuentra La revolución hasta el fin, el “mamotreto” con que el MIL intentó sistematizar de la forma más acabada posible una teoría comunista antiestatal ligada a la práctica autónoma de los proletarios organizados en Consejos (http://www.mil-gac.info/spip.php?page=article_es&id_article=25 y http://www.mil-gac.info/spip.php?page=article_es&id_article=147 respectivamente). Además, muchos otros documentos y declaraciones de grupos afines (como los Grupos Obreros Autónomos) pueden ser hallados en el Archivo de la Autonomía Obrera que mantiene la Fundación Espai en Blanc (www.autonomiaobrera.net/).

La entrada sobre la IS se le atribuye a Santi Soler, elemento fundamental del Equipo Teórico del Movimiento Ibérico de Liberación, que escribió posteriormente a la experiencia del MIL/GAC el libro “Lucha de clases y clases de lucha”. Probablemente por algún error de tipeo dice “situaccionista” en lugar de “situacionista”:

“SITUACCIONISTA: Corriente revolucionaria organizada con influencias nihilistas y marxistas que no quiere discípulos porque no quiere ser considerada ideología ni un movimiento político, sino una contestación total del viejo mundo. Según ellos, las palabras movimiento político encubren hoy la actividad especializada de los jefes de grupos y partidos políticos, que basa en la pasividad organizada de sus militantes la fuerza opresiva de su poder futuro, mientras que ellos no quieren tener nada en común con el poder jerarquizado, bajo la forma que sea. No se consideran pues ni un movimiento político ni una sociología de la mistificación política sino que se proponen ser el más alto grado de la conciencia revolucionaria internacional y por ello se esfuerzan en aclarar y coordinar los gestos de rechazo y los signos creadores que definen los nuevos contornos el proletariado, su voluntad irreductible de emancipación. Tomando por eje la espontaneidad de las masas, reconoces que tal actividad es indiscutiblemente política, pero contra todos los programas especializados y transitorios de la política, prefiriendo referirse a una revolución permanente de la vida cotidiana (ver AUTOGESTIÓN). Prácticamente ignorados hasta el movimiento estudiantil antisindical de Strasburgo (1966) y la Revolución de Mayo en Francia (1968) (ver HUELGA SALVAJE, CONSEJISMO) donde sus slogans hallaron gran difusión en pintadas y tebeos clandestinos”.

Es de destacar que se haya optado por hablar de “situacionistas” y no de “situacionismo”. El mismo Rosés incurre en una extraña tergiversación en su libro pues todas las veces que se refiere a esta entrada le agrega el “ismo”, e incluso hace alusión al error de tipeo (“Situaccionismo” (sic), p.63).

También hay referencias a la IS n la entrada sobre “Anarquismo”. El Diccionario ve con buenos ojos a lo que llama “anarquismo espontáneo” y el “comunismo libertario”. Desconfía de anarcosindicalismo y valora críticamente a la FAI. Declara que el anarquismo español “sucumbió al colaborar con el gobierno burgués o Frente Popular”, que los hizo “víctimas del Estado”, que confirmaron “con sus errores las ideas anarquistas sobre el particular”, pues quedaron atados de pies y manos “cuando la base impulsaba un desarrollo más radical”. Destacan el resurgimiento de una tertulia anarquista aburguesada dedicada celebrar Congresos Internacionales, y la contrastan con el “la buena carga de anarquismo espontáneo” que se aprecia “en buena parte de los movimientos de contestación como el Mayo francés, el movimiento estudiantil europeo y americano, las huelgas salvajes, los situacionistas”.

Otras entradas interesantes que dicen relación con los “conceptos políticos” propios de la tradición autónoma y consejista, que probablemente también escribió Santi Soler, son las siguientes:

“AUTOGESTIÓN: Consigna que expresa que la emancipación de los trabajadores sólo puede ser obra de ellos mismos. Puede hablarse de AUTOGESTIÓN POLÍTICA o autonomía de las masas, de AUTOGESTION ECONÓMICA o control obrero, y de AUTOGESTIÓN DE LA VIDA COTIDIANA ya que tampoco el ocio del trabajador es realmente una elección libre, puesto que está influenciado enormemente a base de publicidad sermones, etc. Que le imponen como deber ser toda su vida de cada día. La autogestión económica en los países capitalistas es un tongo, ya que choca contra el poder de la dirección (tanto si la empresa es privada como si es estatal); a autogestión económica en los países socialistas choca contra el poder del estado que limita los poderes de las empresas autogestionadas por los mismos obreros, con su intervención (caso de Yugoslavia, donde tal intervención está ya legalizada e institucionalizada) ó tiene continuos enfrentamientos con el sector autogestionado (caso Argelia, donde las tensiones entre el sector agrícola o industrial autogestionados con el estado son muy fuertes).
Sin hacer la revolución no puede haber auténtica autogestión; sin autogestión total no puede haber auténtica revolución (la revolución se queda a medias).
Los sindicatos neocapitalistas han puesto también de moda la palabra autogestión (ver GRADUALISMO) pero para referirse a que es posible dentro del capitalismo lograr una serie de conquistas cuyo escalonamiento lleva inevitablemente al socialismo,

“AUTONOMÍA: Independencia en las decisiones. La autonomía del movimiento obrero con respecto a los partidos políticos, al gobierno, o a cualquier otra clase dirigente es indispensable para garantizar la fuerza de la lucha obrera, para evitar que pueda ser frenada mediante un control excesivamente rígido”.

“CONSEJISMO: Sistema revolucionario de organización de la sociedad a base de Consejos Obreros (ver COMUNA, SOVIET). Corrientes revolucionarias que defienden tal perspectiva en su lucha contra el capitalismo: no se limitan a considerar al Estado como un obstáculo para el avance revolucionario, sino a toda estructura jerárquica, tanto los partidos políticos que se pretender revolucionarios, como los sindicatos que se pretenden arma principal de la lucha de clases. Los continuos pactos entre sindicatos, estado y patronal en el Neocapitalismo, están conduciendo a la lucha de clases a actuar fuera de los sindicatos (ver HUELGA SALVAJE).

“CONTESTACIÓN: Rechazo total del orden establecido. Aplicable tanto a niveles reducidos (contestación de la Universidad, de la política yanki en Vietnam) como a nivel global de toda la sociedad (contestación del capitalismo, de la sociedad de consumo). Es la réplica de la generación nueva contra el viejo mundo, compartida por buena parte de la vieja: esta palabra se puso de moda con la Revolución Francesa de Mayo”.

“TENDENCIA: Es una cierta manera de ver y hacer las cosas. Dentro del movimiento obrero hay y debe haber diversas tendencias que han de poder existir y expresarse libremente como tal. Si en vez de la convivencia de tendencias lo que se busca bajo el slogan de unidad es la uniformidad de pareceres, lo que ocurre es que en el interior del movimiento obrero surge una lucha por el poder los órganos de dirección que divide al movimiento obrero y que enseña a utilizar el maniobrerismo como gran cualidad de militante; toda la lucha obrera se dirije a la toma del poder del movimiento obrero, y la lucha real se va a la mierda. Si al cabo de un largo período de luchas internas una tendencia logra dominar los aparatos de dirección, lo que ocurre es que las otras se van o se alian para reventar el programa de la que ha ganado, mientras que ésta ataca, con todo el poder en sus manos, a las vencidas en vez de desarrollar su programa. Algo parecido a ello es lo que ha venido ocurriendo hasta hoy en Comisiones Obreras, donde todas las fuerzas que las impulsaron sólo buscaron una plataforma sindical de su grupo. ¿Qué clase de democracia pueden preconizar estos grupos, a no ser la del interior de su grupo sin tendencias?”

NOTAS:
(1) Cuando los voceros de la Concertación en Chile dicen que a la dictadura la ganamos con un lápiz, en las urnas no en la calle, es porque necesitan en verdad que creamos eso.
(2)“Nuestra Clase: Comisiones Obreras” era el periódico de Plataformas-CC.OO., que se presentaba como “el periódico de las CC.OO. de Barcelona, organizadas a partir de la empresa”.
(3)Tampoco resulta menor que en la definición de “Capitalismo” se les cuele de lleno la teoría leninista del imperialismo como última etapa el capitalismo. También hay bastante de Lenin e incluso Mao en los ataques contra el espontaneísmo, el izquierdismo (al que hacen sinónimo de infantilismo) y otros males.


miércoles, enero 21, 2009

"Pagan icons", comentado por Matt Groening 



El primer disco de Saccharine Trust, en SST recors, fue comentado en su momento por el autor de los Simpsons y Futurama, en Reader´s Guide (1981):

Lo que distingue este compendio local de 8 canciones de la rabia y alienación de todos los demás es una perspectiva lírica ligeramente más ambiciosa, llena de abstracciones complejas y una confusa imaginería sub psicodélica. El quejido nasal de Joaquín Milhouse Brewer es perfecto para este tipo de cosa –“Mis paredes son verdes / Mi pared es roja / Sólo aúllo como lobo / Cuando todas mis ovejas están muertas” – y los 3 ruidosos acompañantes recorren los temas con suficiente vitalidad y vigor como para mantener contentos a los que no leen. La invención melódica es mínima, y las canciones son implacablemente solemnes, pero en unos pocos temas, notablemente en “No necesitamos libertad” y “Una certeza humana”, la falta de ironía y humor es compensada por una confusión despectiva y rabiosa. El inserto con textos viene con una amenazante ilustración de una serpiente cascabel crucificada, por Raymond Pettibon, que garantiza que padres y consejeros juveniles traguen saliva y frunzan el ceño.
-Matt Groening


jueves, enero 15, 2009

Una actividad que empieza hoy 



Encuentro enero

Educación popular en los primeros pasos de organización social autónoma

Viernes 16 a domingo 18

Lugar: Población La Bandera

Traer carpa. O saco de dormir, ya que habrá también un techo.

Traer materiales para talleres prácticos a la población.

Traer alimentos no perecibles para la olla común.

Traer objetos, libros, artesanías y servicios para la feria del trueque.

Inscripciones hasta el jueves 15 de enero hasta las 15:00h. En el mail laescueladelavida@hotmail.es


Jueves 15

16:00 Comienzan a llegar los participantes externos. Instalación.

19:30 Asamblea abierta con la población.

Objetivo: que la gente de la localidad en diálogo amplio y participativo establezca el marco en el cual se desarrollarán las actividades. Necesidades, intereses, gustos, etc. Ofrecimiento de talleres por parte de los inscritos. Discusión, determinación de días, horarios y locales para cada taller y actividad. Formación de comisiones de trabajo: olla común y otras.


Viernes 16

08:00 Levantada

08:30 a 09:30 Desayuno.

09:30 a 11:30 Recolección de basura casa a casa en el barrio. La población estará informada para separar la basura orgánica del material reciclable. Explical la actividad e invitar.

11:30 a 12:30. Tres grupos: Uno pala en tierra hace el hoyo, instala y tapa la basura orgánica, el otro clasifica, limpia y ordena el material reciclable. El tercero prepara la olla común, ya que no recogen basura sino que colectan verduras y frutas en ferias y mercados.

12:30 a 14:00 Aseo personal.

14:00 Comedor popular.

16:00 Inicio de los talleres.

19:00 Merienda. Cada uno mata su toro, hacer vaca para comprar pan, té y azúcar.

20:00 Asamblea de balance de las actividades

21:30 Actividad artístico cultural, todo tipo de expresión, como música, poesía, teatro, danza, humor y otras, por parte de la gente de la población y también de los asistentes de otros lados.

Ejemplos de talleres:

Taller jurídico: derechos sociales, trámites y papeleos, mediación de conflictos, otros.

Taller de comunicación popular: Boletín, impresión, corresponsalía barrial, radio, cine, video, fotografía.

Taller de energía alternativa:

Taller de muralismo:

Taller de hip hop:

Taller de reforzamiento escolar y nivelación de estudios: La idea de este taller es explicar la importancia de estos aspectos y la metodología a trabajar posteriormente desde el mes de abril en la población.

Taller de comprando juntos: Como articular a la población por cuadra para abaratar costos de la canasta adquiriendo directamente a los productores al por mayor.

Taller de recolección de basura: Analiza la actividad de la mañana y elabora formas prácticas de continuidad en ese y otros barrios. Métodos de explicación a la población, de almacenamiento, etc.

Taller de corporalidad: Dinámicas de expresión e interacción corporal que tienen que ver con la salud mental y los procesos de reconocimiento de los otros


Metodología de talleres: Si hay dos o más inscritos para presentar un taller, se reúnen el jueves por la noche para coordinar la actividad. En el desarrollo de los talleres participan los asistentes que desen hacerlo junto a la población. Si hay varias metodologías, pueden separarse, por ejemplo el taller de masaje puede hacerse paralelo al de salud comunitaria en el día de hoy, pero debería juntarse a las otras expresiones de salud comunitaria en el día siguiente.


Sábado 17

10:00 Continuación y conclusión de los talleres. Como se organiza y se mantiene un colectivo barrial con el tema del taller. Propuestas a llevar a la asamblea de la tarde.

16:00 Asamblea. Como se articulan, se apoyan mutuamente e intercambian los diferentes colectivos del barrio.

19:00 Actividades a programar: películas, música, baile, etc.


Domingo 18

Feria del trueque: Los participantes de talleres intercambian entre sí los resultados. La población y los participantes de otros lados pueden traer sus artículos o servicios también.

09:00 a 09:30 Instalación de los puestos de exposición

09:30 a 11:00 Paseo de conocimiento de las ofertas, conversaciones directas entre los expositores.

11:00 Inicio del trueque.

14:00h Comedor popular


Actividades en conjunto con colectivos y población del barrio.


18:00 Cierre del encuentro. Habrá el mismo alojamiento para quienes lo requieran por esa noche

miércoles, enero 14, 2009

Comunicado Público de la Coordinadora Arauco malleco 



A Nuestro Pueblo y a la comunidad nacional e internacional se informa:

1. Durante la madrugada de hoy martes 13 de enero, fuerzas especiales de Carabineros realizaron un nuevo allanamiento al Lof Yeupeko en Vilcún. Un nuevo avasallamiento a la Nación Mapuche en su conjunto.


2. A las 5:30 de la madrugada dos buses y cerca de diez camionetas irrumpieron en la comunidad, golpeando puertas a punta de pie, apuntando con armas a niños y ancianos. Realizaron destrozos en las viviendas de los comuneros en busca de supuestos "terroristas".


3. Bajo lo anterior y cansado de los persistentes hostigamientos del Estado chileno, de su Ministerio del Interior y de su lacaya policía, los comuneros del Lof Yeupeko decidieron enfrentar este nuevo allanamiento.


4. Así, mientras los lacayos se internaron por los campos de este rincón de Wallmapu, los pu Weichafes de Yeupeko emboscaron a Carabineros provocándose un enfrentamiento armado entre estos y la policía que se prolongó por cerca de quince minutos.


5. Ante esto la policía decidió abandonar el lugar, sin registrarse detenidos ni heridos de ambas partes.


6. Señalar que el hostigamiento hacia esta comunidad a sido sistemático y reiterado, el cual ya a cobrado la vida de un comunero. El Weichafe Matías Catrileo.


7. Por último, pese a que sólo han pasado diez días del aniversario del asesinado Weichafe, este nuevo allanamiento no muestra más que la verdadera cara del régimen capitalista y de su Estado, el cual, esta dispuesto a seguir con sus antigua forma de actuar, es decir: golpear y discriminar a los que resisten en nuestro Wallmapu. Pese a esto, la combatividad del Pueblo Mapuche, sigue resurgiendo y a la policía ya no le será tan fácil entrar y golpear a nuestros abuelos y abuelas.

"nosotros no somos los indígenas de chile, nosotros somos Mapuche, somos aparte, somos un Pueblo que siempre ha estado aquí, que nació en esta tierra y va a morir aquí, va a morir peleando, aunque sea peleando por ella, nosotros no somos chile, somos Mapuche y eso no se nos va a olvidar nunca". (Matias Catrileo)



Yeupeko, Vilkun



Wallmapu, enero13 de 2009.


viernes, enero 09, 2009

Los consejos prácticos de Victor Serge 



En no se qué publicación radical española leía a alguien ironizar diciendo que Víctor Serge había sido el "Forrest Gump del anarcocomunismo". Es posible.

Participó en la revolución rusa (sobre la que escribió el magnífico libro "El año I de la Revolución Rusa"), y pese a su origen anarquista terminó colaborando con los bolcheviques y luego con Trotsky y la Cuarta Internacional, pero siempre mantuvo ese sesgo libertario que lo hace efectivamente una especie de gurú del anarco-marxismo del siglo XX.



Durante la revolución española le escribió desde Bruselas una interesante carta a su amigo Andreu Nin (del POUM, secuetrado y desaparecido por los estalinistas luego de las jornadas de mayo del 37), en que señala cosas como estas:


Yo me pregunto cómo os planteáis el problema del poder. Muchos querrían ahogarlo en la defensa de la República (¿Qué República? ¿La que mantiene un ejército para asesinar al país? Porque, al fin y al cabo, la República ha alimentado hasta aquí a vuestros generales de Melilla). La causa que se halla realmente en juego es la de la clase obrera y del socialismo. Para algo debe servir la desgracia, para algo debe servir la sangre de tantos camaradas. Haría falta ser muy cándido o muy zorro para hacerse ilusiones todavía sobre las fórmulas democráticas "sensatas" que os han conducido a la situación en que os encontráis.

(...)

Pero podemos tener en vosotros una inmensa confianza. Vuestra salvación está en vosotros mismos. De vuestra firmeza y de vuestra justa visión depende todo. No hay poder más legítimo que el de un pueblo en armas y en estado de legítima defensa. ¿Qué instituciones obreras pueden llenar en España las funciones que ejercieron los soviets en la Revolución Rusa? ¿Las alianzas obreras? ¿Los sindicatos? ¿Los Comités revolucionarios? No se puede discernir de tan lejos vuestras posibilidades. Pero una cosa es cierta: y es que so pena de ser vencida finalmente (incluso si comienza victoriosamente), la clase obrera debe controlarlo todo por medio de sus organizaciones y la iniciativa de todos: el poder, la producción, el ejército, el abastecimiento, las comunicaciones. La clase obrera no puede contar más que con ella misma. El Frente Popular no será útil sino en la medida en que esté controlado por la clase obrera. Control obrero del poder, control obrero de la producción, control obrero de las fuerzas armadas. Este último punto es indiscutiblemente uno de los más importantes.

(...)

Si los camaradas de la CNT y de la FAI saben imponerse una disciplina de hombres libres en un período revolucionario, su influencia constituirá un antídoto precioso frente a las tendencias estatales y burocráticas del movimiento obrero: su colaboración vivificará la libertad obrera. Yo pienso en todo esto con una tensión de todo mi ser. ¿Acaso el peligro común, la común voluntad de vencer y de transformar el mundo, la comunidad de sangre y de aspiraciones, ya que tanto para los unos como para los otros "La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos", no son suficientes para reconciliar en la acción y por la acción y la emulación al servicio de la revolución, a los anarquistas y a los marxistas? (El destacado es mío. MG)



Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión es uno de sus libros más conocidos. recuerdo que hace un par de décadas se le veía con cierta frecuencia una edición en español en algunas librerías que ya no existen. Gracias al marxists archive ahora circula libremente por internet.

Este libro fue escrito a partir de la experiencia que Serge tuvo de poder revisar los archivos de la Policía secreta zarista. A continuación reproduzco íntegramente el capítulo 3: "Consejos sencillos al militante", que pese a laos cambios sociales, históricos y tecnológicos sigue teniendo una gran utilidad por plasmar sabia y sencillamente mucha experiencia de lucha. ¡Que les aproveche!


CONSEJOS SENCILLOS AL MILITANTE


Los grandes bolcheviques rusos se califican gustosos como "revolucionarios profesionales". A todos los verdaderos artífices de la transformación social, esta calificación les va perfectamente. Excluye de la actividad revolucionaria el diletantismo, el amateurismo, el deporte, la pose; sitúa definitivamente al militante en el mundo del trabajo, donde no se trata de "actitudes", ni de la naturaleza más o menos interesante de las tareas, ni del placer espiritual y moral de tener ideas "avanzadas". El oficio (o la profesión) llena la mayor parte de la vida de los que trabajan. Saben que es cosa seria, de la cual depende el pan cotidiano; saben también, más o menos conscientemente, que de ellos depende toda la vida social y el destino de los hombres.

El oficio de revolucionario exige un largo aprendizaje, conocimientos puramente técnicos, amor a la tarea tanto como entendimiento de la causa, los fines y los medios. Si, como es frecuente, se superpone a otro oficio para vivir, es el de revolucionario el que llena la vida y el otro no es sino algo accesorio. La Revolución Rusa pudo vencer porque en veinticinco años de actividad política había formado fuertes equipos de revolucionarios profesionales, preparados para realizar una obra casi sobrehumana.

Esta experiencia y esta verdad debieran estar presentes siempre en el espíritu de todo revolucionario digno de tal nombre. En la complejidad actual de la guerra de clases, se necesitan años de esfuerzo para formar un militante, pruebas, estudio, preparación consciente. Todo obrero animado del deseo de no pasar como un ser insignificante entre la masa explotada, sino de servir a su clase y vivir una vida más plena participando en el combate por la transformación social, deberá esforzarse por ser también, en la medida de lo posible, por pequeña que sea un revolucionario profesional... Y en el trabajo de partido, de sindicato o de grupo, deberá mostrarse -es lo que ahora nos ocupa- suficientemente al tanto de la vigilancia policial, incluso de la invisible, incluso de la inofensiva, como parece serlo en los períodos de calma, y descubrirla.

Las recomendaciones siguientes podrán servirle mucho.

No son por cierto un código completo de las reglas de la clandestinidad, ni siquiera de la precaución revolucionaria. No contienen ninguna receta sensacional. Son apenas reglas elementales. El buen sentido bastaría en rigor para sugerirlas. Pero, desgraciadamente, experiencias amargas demuestran que su enumeración no es superflua. La imprudencia de los revolucionarios es siempre el mejor auxiliar de la policía.

I. Seguir los pasos

La vigilancia secreta, paso a paso, fundamento de toda vigilancia, es casi siempre fácil de descubrir. Todo militante deberá considerarse seguido permanentemente; por principio, jamás dejará de tomar las precauciones necesarias para impedir que lo sigan. En las ciudades grandes donde el tráfico es intenso, donde los medios de locomoción son variados, el éxito de la policía se debe exclusivamente a una culpable negligencia de los camaradas.

Las reglas más simples son: no dirigirse directamente a donde uno va; dar un rodeo por una calle poco frecuentada, para asegurarse de que no se está siendo seguido; en caso de duda, regresar sobre los propios pasos; en caso de advertir que se es seguido usar un medio de locomoción y transbordar.

Es un poco difícil "plantar" a los agentes en una ciudad pequeña; pero al hacerse ostensible, tal vigilancia pierde una gran parte de su valor.

Desconfiar de la imagen preconcebida del "agente de paisano". Este tiene frecuentemente una fisonomía bastante característica. Pero los buenos policías saben adaptarse a la variedad de sus tareas. El transeúnte más corriente, el obrero en mangas de camisa, el vendedor ambulante, el chofer, el soldado pueden ser policías. Prever la utilización de mujeres, de jóvenes y de niños entre ellos. Sabemos de una circular de la policía rusa recomendando emplear escolares en misiones que los agentes no podrían cumplir sin hacerse notar.

Cuidarse también de la enfadosa manía de ver un soplón en todo el que pasa.

II. La correspondencia y los apuntes

Escribir lo menos posible. Mejor no escribir. No tomar notas sobre temas delicados: más vale memorizar ciertas cosas que tomarlas por escrito. Para ello, ejercitarse en retener por procedimientos mnemotécnicos las direcciones y particularmente los números de las calles.

La libreta

En caso necesario, tomar notas inteligibles sólo para uno mismo. Cada quien inventará procedimientos de abreviatura, de inversión y de cambio de las cifras (24 por 42; 1 significa g, g significa 1, etc.). Poner, uno mismo, nombre a las plazas, a las calles, etc.; para disminuir las posibilidades de error, valerse de asociaciones de ideas (la calle Lenoir* se convertirá en La Negra; la calle Lepica... en erizo o espina, etc.).

Las cartas

Con la correspondencia, tomar en cuenta los gabinetes negros. Decir lo mínimo de lo que haya que decir, esforzándose por no ser comprendido más que por el destinatario. No mencionar terceros sin necesidad. En caso de necesidad, recordar que un nombre es mejor que un apellido, y que una inicial sobre todo convencional, es mejor que un nombre.

Variar las designaciones convencionales.

Evitar todas las precisiones (de lugar, de trabajo, de fecha, de carácter, etc.).
Saber recurrir, aun sin entendimiento previo, a estratagemas que siempre deberán ser muy sencillas, y trivializar la información. No decir, por ejemplo: "el camarada Pedro fue detenido", sino "el tío Peter cayó enfermo repentinamente".
Recibir la correspondencia a través de terceros.

Sellar bien las cartas. No considerar los sellos de cera como garantía absoluta; hacerlos muy delgados; los más gruesos son más fáciles de despegar.
Un buen método consiste en pegar la carta por detrás de la cubierta y recubrir la pestaña con un elegante sello de cera.

Recordar siempre:

"Dame tres líneas escritas por un hombre y te lo haré detener."
Expresión de un axioma familiar de todas las policías.

III. Conducta general

• Desconfiar de los teléfonos. No hay nada más fácil de controlar.
La conversación telefónica entre dos aparatos públicos (en cafés, teléfonos automáticos, estaciones) presenta menos inconvenientes.
No hacer citas por teléfono más que en términos convencionales.
• Conocer bien los lugares, En caso de necesidad, estudiarlos con antelación en un plano. Fijarse en las casas, los pasajes, los lugares públicos (estaciones, museos, cafés, grandes tiendas) que tengan varias salidas.
• En un lugar público, en el tren, en una visita privada, tener presentes las posibilidades de observación y por lo tanto del alumbrado. Tratar de observar bien sin ser observado a la vez. Es bueno sentarse de preferencia a contraluz: se ve bien y a la vez se es menos visible. No es bueno dejarse ver en una ventana.

IV. Entre compañeros

Tener como principio que, en la actividad ilegal, un militante no debe saber sino aquello que es útil que sepa; y que frecuentemente es peligroso saber o dar a conocer más.

Mientras menos conocida es una tarea, más seguridad y posibilidades de éxito ofrece.
Cuidarse de la inclinación a las confidencias. Saber callar: callarse es un deber hacia el partido, hacia la revolución.

Saber ignorar voluntariamente aquello que no se debe conocer.

Es un error, que puede llegar a ser grave, confiarle al amigo mas íntimo, a la novia, al camarada más seguro, un secreto de partido que no es indispensable que conozca. A veces es algo que puede dañarlos a ellos; porque se es responsable de lo que se sabe, y esa responsabilidad puede estar cargada de consecuencias.

No molestarse ni ofenderse por el silencio de un camarada. Ello no es indice de falta de confianza, sino más bien de una estima fraternal y de una conciencia que debe ser común del deber revolucionario.

V. En caso de detención

Mantener absolutamente la sangre fría. No dejarse intimidar ni provocar.
No responder a ningún interrogatorio sin estar asistido por un defensor y antes de haberse aconsejado con éste que, de ser posible, deberá ser un camarada del partido. O, en su defecto, sin haber reflexionado suficientemente. Toda la prensa revolucionaria rusa publicaba otrora, en grandes caracteres, esta constante recomendación:

"¡Camaradas, no hagan declaraciones!
¡No digan nada!"
En principio: no decir nada.
Explicarse es peligroso; se está en manos de profesionales capaces de sacar partido de la menor palabra. Toda "explicación" les proporcionará información valiosa.
Mentir es extremadamente peligroso; es difícil construir una historia sin defectos demasiado evidentes. Es casi imposible improvisarla.
No tratar de hacerse el más astuto: la desproporción de fuerzas es demasiado grande.
Los reincidentes escriben en los muros de las prisiones esta enérgica recomendación que puede ser aprovechada por los revolucionarios: "¡No confesar jamás!"
Cuando se niega algo, negarlo de plano. Saber que el adversario es capaz de todo.(1)

No dejarse sorprender ni desconcertar por el clásico:
-¡Lo sabemos todo!
Esto nunca es cierto. Es un truco impúdico usado por todas las policías y por todos los jueces de instrucción con todos los detenidos.

No dejarse intimidar por la sempiterna amenaza:
-¡Le costará caro!
Las confesiones, las malas justificaciones, la creencia en triquiñuelas, los momentos de pánico si pueden costar caros; pero cualquiera que sea la situación de un acusado, una defensa firme y hermética, construida de muchos silencios y de pocas afirmaciones y negaciones, sólidas, no puede más que mejorarla.

No creer en nada: es también un argumento clásico cuando se nos dice:
-Ya lo sabemos todo por boca de su compañero tal y tal!
No creer en nada, ni aunque traten de probarlo. Con unos pocos indicios hábilmente reunidos, el enemigo es capaz de fingir un conocimiento profundo de las cosas. Incluso si algún Tal "ya lo dijo todo", esto ha de ser una razón más para redoblar la circunspección.

No saber o saber lo menos posible sobre quiénes se nos está preguntando.
En las confrontaciones: conservar la sangre fría. No manifestar asombro. Insistamos: no decir nada.

Jamás firmar un documento sin haberlo leído bien y comprendido completamente. A la menor duda, negarse a firmarlo.

Si la acusación se basa en una falsedad -lo cual es frecuente- no indignarse: dejarla pasar antes de combatirla. No hacer nada más sin ayuda del defensor, que debe ser un camarada.

VI. Frente a jueces y policías

No ceder a la inclinación, inculcada por la educación idealista burguesa, de establecer o restablecer "la verdad".
En el conflicto social no hay verdad común para las clases explotadas y para las clases explotadoras.

No hay verdad -ni pequeña ni grande- impersonal, suprema, imperante que esté por encima de la lucha de clases.

Para la clase propietaria, la verdad es su derecho: su derecho a explotar, a expoliar, a legislar; a acorralar a los que quieren un futuro mejor, a golpear sin piedad a los difusores de la conciencia de clase del proletariado: llaman verdad al engaño útil. Verdad científica, dicen sus sociólogos, la eternidad de la propiedad individual (abolida por los soviets). Verdad legal es una irritante falsedad: ¡la igualdad de pobres y ricos ante la ley! Verdad oficial, la imparcialidad de la justicia, arma de una clase contra las otras.

La verdad de ellos no es la nuestra.

A los jueces de la clase burguesa, el militante no tiene por qué darles cuenta de sus actos ni tiene por qué tenerle respeto a ninguna pretendida verdad. Llega coaccionado frente a ellos. Sufre violencia. Su única meta debe ser servir también aquí a la clase obrera. Por ella, puede hablar, hacer del banquillo de los acusados una tribuna, convertirse de acusado en acusador. Por ella debe saber callar. O defenderse inteligentemente para reconquistar con la libertad sus posibilidades de acción.

La verdad no se la debemos sino a nuestros camaradas, a nuestra clase, a nuestro partido.

Frente a jueces y policías, no olvidarse de que son sirvientes de los ricos, encargados de las más viles tareas.

Que si son los más fuertes, somos nosotros entonces los que, necesariamente, tenemos razón contra ellos; que ellos defienden servilmente un orden inicuo, malvado, condenado por el mismo desarrollo histórico, mientras que nosotros trabajamos por la única causa noble de nuestro tiempo: la transformación del mundo por la liberación del trabajo.

VII. Ingeniosidad

La aplicación de estas cuantas reglas exige una cualidad que todo militante debiera tratar de cultivar: la ingeniosidad.
...Un camarada llega a una casa vigilada, va al departamento situado en el cuarto piso. Apenas llega a las escaleras, tres sujetos de aspecto patibulario lo siguen. Van en la misma dirección. En el segundo piso el camarada se detiene, toca a la puerta de un médico y pregunta por las horas de consulta. Los policías siguen de largo.

Perseguido en una calle de Petrogrado y a punto de ser aprehendido por sus seguidores, un revolucionario se resguarda sorpresivamente en el quicio de una puerta, blandiendo en la mano un objeto negro. "¡ Cuidado con la bomba! " Los perseguidores hacen un gesto de retirada. El perseguido se esfuma por un pasillo: la casa tiene dos salidas. Se larga. ¡La bomba no era más que un sombrero enrollado!
En un país en el que toda literatura comunista está prohibida, un librero introduce al por mayor las memorias de John Rockefeller: Cómo me hice millonario. A partir de la cuarta página, el texto es de Lenin: La vía de la insurrección.

VIII. Una recomendación fundamental

Cuidarse de las manías conspiradoras, de la pose de iniciado, de los aires de misterio, de dramatizar los casos simples, de la actitud "conspiradora". La mayor virtud de un revolucionario es la sencillez, el desprecio de toda pose, incluso... "revolucionaria", y principalmente conspiradora.


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NOTAS
1. Cuando Egor Sazónov colocó su bomba bajo la carroza de von Plehve (Petersburgo, 1905), el ministro quedó muerto y el terrorista gravemente herido. Al trasladarlo al hospital, el herido fue rodeado por hábiles soplones, a los que se les dio la orden de taquigrafiar cualquier palabra que pronunciara durante su delirio. En cuanto Sazónov recobró la conciencia, fue interrogado con rudeza. Desde la prisión escribió a sus camaradas: "¡Recuerden que el enemigo es infinitamente vil! " La Ojrana llegó a la impudicia de enviar abogados falsos a los inculpados.

Flores para Alberto Ayler 



“My name is Albert Ayler”, un documental realizado por el director sueco Kasper Collin y que ha sido exhibido en distintos festivales desde el 2006 (por ejemplo, fue mostrado en In-Edit en Buenos Aires, cosa que no ha ocurrido en las versiones santiaguinas de dicho evento), es un documento dedicado a rescatar del olvido la figura del saxofonista Ayler, uno de los músicos de jazz que más indiferencia y hostilidad generó en vida pero cuya influencia y apreciación ha ido creciendo sostenidamente en el tiempo. Alberto tenía bastante confianza en que ese reconocimiento iba a tardar pero llegaría. La frase de Ayler que se reproduce en la portada dice: “If people don´t like it now, they will” (que vendría siendo algo así como: “Si a la gente no le gusta ahora, le va a gustar después”).

Seguir leyendo este comentario en Especial 35.

En esta misma edición recomiendo el artículo de Iván Daguer sobre Les Rallizes Denudes y su "terrorismo punk".

Me encantó sobre todo el párrafo final:

A diferencia de leyendas como MC5, The Stooges y The Velvet Underground, (quienes sacrificaron toda su aparentemente inquebrantable rebeldía por lamentables reuniones), los seguidores de la banda pueden dormir tranquilos. Tal como Cope lo cita magistralmente en su libro, Mituzami y sus músicos serian capaces de cometer un harakiri colectivo en vez de sacrificar todas sus convicciones en un hipotético regreso. Les Rallizes Denudés, quizás los últimos punk rockers que van quedando en el mundo.

(En todo caso, creo que es Mizutani, no Mituzami).


Grecia: destruimos el presente porque venimos del futuro 

Comunicado de proletari@s de la facultad ocupada ASOEE (Universidad de Economía de Atenas)



(Tomado del especial de lahaine.org "Revuelta Popular en Grecia")

La primera luz del alba viene tras la oscuridad más profunda Hasta el sábado 6 de diciembre de 2008 por la noche podríamos decir que jusqu’ ici tout va bien, observando la caída individual de cada uno de nosotros en el desierto del sistema capitalista. En ese momento llegó la grieta, y la locura destructora de buena parte de la juventud del país. En un primer momento, como tantas veces en la historia, fueron los hechos los que tomaron la palabra. Primero, el arma del policía, reivindicando como suya la repulsa del fenómeno de la vida por parte de cualquier tipo de Autoridad. Se derramó la sangre de un adolescente, e inmediatamente el llanto se transmitió de forma instantánea desde Exarhia hasta el centro económico de la metrópolis y otras grandes ciudades, un llanto de llamas y cristales rotos, que transformaba bancos y centros comerciales en una nube de rabia con la inscripción: VENGANZA.

Dos días más tarde los centros navideños de las ciudades parecían haber sido objetivos de bombardeos de guerra, mientras que la economía de crisis recibía otro soplo de muerte en su corazón por hordas de “hooligans” destrozando mercancías. “El Tratado de Varkiza se ha roto, estamos en guerra de nuevo”. Hablamos del regreso de la lucha de clases al primer plano, hablamos de la solución a la crisis: Para nosotros. Y tan sólo estamos empezando. Vamos hacia delante…

Somos parte de la revuelta de la vida contra la muerte cotidiana que nos imponen las relaciones sociales existentes. Con la fuerza destructora que latía dentro de nosotros, llevamos a cabo un salvaje (aunque contradictorio) ataque a la institución de la propiedad privada. Ocupamos las calles, respiramos libres a pesar del gas lacrimógeno, atacando la peor parte de nosotros mismos: nuestra imagen como esclavos de nuestros jefes, cuya forma más extrema y repugnante es el policía. Erigimos una barricada inquebrantable contra la repugnante normalidad del ciclo de producción y distribución. En la situación actual, nada es más importante que consolidar esta barricada frente al enemigo de clase. Incluso aunque nos repleguemos ante la presión de la escoria (para-) estatal y la insuficiencia de la barricada, sabemos que ya nada volverá a ser igual en nuestras vidas.

Vivimos además una situación histórica en la que se recompone un nuevo sujeto de clase, que porta desde hace mucho la responsabilidad de asumir el rol de enterrador del sistema capitalista. Creemos que el proletariado nunca ha sido una clase por su posición, sino que más bien al contrario, se constituye como clase para sí misma en el enfrentamiento contra el capital, primero en la práctica para tan sólo después adquirir conciencia de sus propios actos. La recomposición está teniendo lugar por parte de grupos de sujetos que se dan cuenta de que no tienen ningún control sobre sus propias vidas, provenientes de estratos sociales que han sido –o están siendo- exprimidos en el fondo del barril, y que se están adentrando en una contradictoria trayectoria hacia la unificación.

El trabajo asalariado siempre ha sido un chantaje. Actualmente lo es con más intensidad, en tanto que aumenta el número de trabajadores empleados tan sólo circunstancialmente y con contratos precarios en sectores que, mientras que son necesarios para la reproducción de la dominación capitalista, no tienen utilidad social en absoluto. En estos sectores, las luchas de clase, desterradas del campo de la autogestión de la producción, se mueven en el del bloqueo y el sabotaje generalizados. De manera simultánea, la automatización de la producción y el abandono de las políticas de pleno empleo crean grandes reservas de proletarios en paro empujados al margen de la sociedad, que recurren a trabajos inseguros o a la economía sumergida e ilegal para sobrevivir. Parados, trabajadores precarios, estudiantes de instituto y universidad destinados a ser futuros esclavos asalariados, trabajadores inmigrantes de la primera o de la segunda generación que diariamente viven la marginalización y la represión constituyen, junto con las minorías de trabajadores radicales, la comunidad de insurrectos de diciembre, una comunidad basada en la común condición de la alienación y la explotación que define a una sociedad basada en el trabajo-mercancía. Recordemos que la víspera de estos días festivos la celebraron aquellos que están en un escalón aún inferior, los que han perdido todo disfrute en el martirio de la democracia, los presos de las cárceles griegas.

Los propietarios de la mercancía llamada fuerza de trabajo, que la han invertido en el mercado a cambio de seguridad social y con la esperanza de ver a su prole escapar de su condición mediante el ascenso en la escala social, continúan observando a los insurrectos sin tomar parte, pero también sin llamar a la policía para disolverlo. Junto con la sustitución de la seguridad social por la seguridad policial y el colapso del mercado de la movilidad social, muchos trabajadores, bajo la carga del fracasado universo de la ideología pequeño burguesa y la economía mixta, se mueven hacia una (socialmente importante) justificación moral del levantamiento juvenil, pero sin unirse aún a su ataque contra este mundo asesino.

Siguen arrastrando sus cadáveres en las letanías de tres meses de los sindicalistas profesionales, y defendiendo un triste derrotismo sectorial contra la rabiosa agresividad de clase que rápidamente pasa a primer plano. Estos dos mundos se encontraron el lunes, 8 de diciembre, en las calles, y el país al completo prendió. El mundo del derrotismo sectorial tomó las calles para defender el derecho democrático de los roles separados del ciudadano, el trabajador, el consumidor, a participar en manifestaciones sin que los disparasen. Muy cerca de allí, el mundo de la agresividad de clase tomó las calles en forma de pequeñas “bandas” organizadas que rompen, queman, saquean y rompen las aceras para lanzar adoquines a los asesinos. El primer mundo (al menos tal y como lo expresa el discurso de los sindicalistas profesionales) temía tanto la presencia del segundo, que el miércoles 10 de diciembre, trató de manifestarse sin la molesta presencia de los “riff-raff”. Ya estaba sobre la mesa el dilema acerca de cómo estar en la calle: bien con la seguridad democrática de los ciudadanos, o bien con el enfrentamiento solidario del grupo, el bloque agresivo, la marcha que defiende la existencia de cada uno mediante barricadas y rotundos ataques.

Los acontecimientos de diciembre de 2008 (“Dekemvriana”) son el último capítulo de una serie de insurrecciones que recorren todo el mundo capitalista. En su fase decadente, la sociedad capitalista ni puede, ni tiene como objetivo lograr el consentimiento de los explotados mediante la aceptación de demandas parciales. Tan sólo queda su represión. Con la restructuración comenzada a mediados de los setenta (para repeler el motín proletario llamado “movimiento del 68”), el capital se encontró con la siguiente contradicción: mientras que por un lado poseía la habilidad de crear una masa humana de pasivos telespectadores y consumidores de mercancías, de manera simultánea debía negarles (mediante la reducción de salarios) la posibilidad de adquirir estas mercancías. Desde este punto de vista, no debería sorprender el saqueo de un centro comercial en la calle Stadiou por parte de gente que diariamente comparte las promesas de una falsa felicidad de consumo mientras ve cómo se le niegan los medios para cumplir estas promesas.

La insurrección de diciembre no lleva consigo ninguna demanda concreta, precisamente porque los sujetos que en ella participan sufren día a día la negativa de la clase dominante a aceptar cualquier demanda, y por lo tanto la conocen a la perfección. Los susurros de la izquierda, que en un comienzo pedía la retirada del gobierno, se transformaron en un terror mudo y un intento desesperado por calmar la incontrolable ola insurreccional. La ausencia de demandas reformistas refleja una subyacente (aunque aún inconsciente) disposición a la subversión radical y a la superación de las relaciones mercantiles existentes, y la creación de unas relaciones cualitativamente nuevas.

Todo comienza y madura en la violencia –pero nada se queda ahí. La violencia destructora que se desató en los acontecimientos de diciembre ha causado el parón de la normalidad capitalista en el centro de la metrópolis, una condición necesaria pero insuficiente para la transformación de la insurrección en un intento de liberación social. La desestabilización de la sociedad capitalista es imposible sin paralizar su economía –esto es, sin interrumpir la función de los centros de producción y distribución, mediante el sabotaje, las ocupaciones y las huelgas. La ausencia de una propuesta positiva y creadora de una nueva manera de organizar las relaciones sociales era –hasta ahora- algo más que evidente. No obstante, la insurrección de diciembre debe entenderse en el contexto histórico del endurecimiento de la lucha de clases que se está dando a nivel internacional.

Una serie de prácticas de lucha –algunas de la cuales han salido a la superficie de forma elemental en muchos países donde han tenido lugar importantes conflictos de clase- proponen y desarrollan a un nivel embrionario la comunidad humana que abole y que trasciende de manera creativa las relaciones mercantiles alienadas: las escuelas ocupadas pueden emplearse como centros donde organizarse para tomar las calles y el espacio público en general; las anti-lecciones organizadas en el contexto del reciente movimiento de estudiantes/trabajadores precarios en Italia, poniendo el conocimiento al servicio de la comunidad que se está formando; expropiaciones colectivas en supermercados y librerías, y la vida colectiva en las ocupaciones como modo de auto-cumplimiento de las promesas de alimentación, vivienda y libros gratis; una contestación radical a las relaciones de propiedad, la cooperación en vez de la apropiación personal (y a veces la reventa) de las mercancías expropiadas, la conexión de asambleas de barrio, comenzando por los asuntos locales, prefigura pues una sociedad donde las decisiones son tomadas y ejecutadas sin la mediación de ningún poder separado (sf. Oaxaca); transporte gratuito con los medios de transporte públicos, las déménages (invadir las agencias de empleo y tirar todo su material a la calle) como se hicieron en el movimiento anti-CPE en Francia. Estas (y muchas otras, que resultan de la inteligencia personal y colectiva), son las prácticas que pueden enriquecer y fertilizar las fuerzas de la negación, para que en medio de la confusión de la insurrección, comience a tomar forma la sociedad libre y comunista.

Hacemos todo lo que está a nuestro alcance para no abandonar las ocupaciones y las calles, porque no queremos irnos a casa. Nos entristece la idea “realista” de que tarde o temprano tendremos que volver a la normalidad. Nos llenamos de alegría con la idea de que estamos en el comienzo de un proceso histórico de auge de la lucha de clases, y de que si queremos, si luchamos por ello, si creemos en ello, nos puede sacar de la crisis, a la salida revolucionaria del sistema.

Proletari@s de la ocupada ASOEE (Universidad de Economía de Atenas)
athens.indymedia.org. Traducido por Klinamen


miércoles, enero 07, 2009

Memorabilia del Fracaso 

El otro día me encontré con la siguiente foto de los amigos de la banda CONGELADOR:



Y me causó mucha sorpresa y gracia, puesto que ese rayado que se aprecia atrás lo hicimos justo después de lo que la prensa llama "la tragedia de Antuco", con King Gordo y Pollo Pemucano, en la esquina de la vieja sala de ensayo de FRACASO (Lord Cochrane con no se qué, por ahí por Matta). Decía "EL EJÉRCITO ASESINA JÓVENES PROLETARIOS". En esa misma época "compusimos" nuestro hit "Frozen Youth": juventud congelada, en referencia tanto a la masacre como a CONGELADOR y SONIC YOUTH.

Me puse a buscar una foto que nos tomamos con el power trío de mierda con ese mismo fondo, pero no la encuentro por ningún lado. Parece que estaba en un PC que tenía en la casa y que se hizo mierda, así que nunca podrá ser recuperada. Mientras buscaba esa foto me acordaba de viejas anécdotas de la época de NIÑO SíMBOLO y AGENCIA CHILENA DEL ESPACIO (1998/1999), de las veces que tocamos con CONGELADOR en niveles de ebriedad extrema...por ejemplo una vez que Rodrigo S. le decía a Katafú "como Greg Ginn, como Greg Ginn" mientras le mostraba como le había quedado hecho mierda un dedo luego de reventarse tocando noise ahí en ese lugar o centro cultural llamado Pan-Am, cerquita de donde murió TV Star, en una demostración de salvajismo poco usual para los estándares del CONGELADOR más reposado.


Y mientras el buscador trabajaba aparecieron fotos y documentos sorprendentes del trío de mierda, que por falta de ánimo para escribir textos largos he decidido subir acá right now:


Esto fue en la Villa Francia, enero del 2005 si no me equivoco, tocata en que conocimos a Suzie de Sex Vid y que se realizó en paralelo a la Love Parade del centro.



Casi un par de años después, en el local la Imprenta, de Eleuterio Ramírez, uno de los mejores sets de lo que tal vez debe haber sido el mejor momento de la banda.



El famoso híbrido: John Lennin!!!



Kin Gordo pontificando en The Rox, cuando eramos amigos y compañeros de cartel con Jimi Nelson, mucho antes de que se hicieran tan famosos.


Otra más en Villa Francia. Entiendo que esa tocata está filmada, pero no me he animado a conseguir copia.


Un afiche diseñado por KG para un concierto en el extinto centro cultural 771 durante el Mes de María del año...¿2006?


Caso al final de la trayectoria, en Bar Uno...no me acuerdo si con Electrozombies o qué...


Demasiado amor...para demasiada gente.


Afiche convocando al lanzamiento de ese pedazo de mierda de 79 minutos que es "Fractal".


Foto tomada por Suzie en Villa Francia, mientras nos concentrábamos antes de salir a tocar.


La primera de dos veces que tocanos en ese "antro" conocido como El Living (segundo piso del Cine Arte Alameda). Estaba lloviendo torrencialmente y el techo se goteaba. había ollas llenas de agua junto a nosotros y los cables. Esa vez nos acompañaron ojO y Lerdo.


En el ciclo Fem Fest Tocadas, en el subterráneo de una antigua casa de orates por ahí por el barrio Yungay. La verdad, ni siquiera estábamos en el afiche: nos invitaron cuando se bajaron unos tales Adrián Igual, que se negaron a tocar en primer lugar. Parece que esa fue la última vez que Orgías Porno tocó en vivo.


Nuestro primer y más clásico artefacto. Los amigos de Escéptico records lo tienen en su catálogo online. La carátula la armó Katafú, en base a un timbre que compré en Córdoba hace como 5 veranos, y una hoja que quedó manchada cuando limpié un limpiapipas.

01- El jumper de Janis Pope
02 - Demasiado amor para demasiada gente

Con una definición de estilos como “No-fi” o “Chant-rock” Fracaso fue una experiencia única en sus mejores años. Impredecibles, intensos, ebrios y hasta a veces violentos, Julio, Pollo y King Gordo hacian gala del talento único influenciado por la vieja escuela punk noise fundada por Flipper. Lamentablemente el disco “Rotos guatones y pencas” fue extraviado pero una vez que lo tengamos en nuestro poder lo repostearemos. Por mientras disfruten del hit single “El jumper de Janis Pope” y tal vez una de nuestras favoritas “Demasiado amor para demasiada gente” (Escéptico Records).

Gracias por compararnos con Flippper: en verdad, es lo que siempre quisimos, tal como demuestra este "logo" que diseñamos mientras bebíamos pipeño en un bar cercano a la primera sala de ensayo que usábamos por ahí por el 2003.





Cualquier similitud no era por mera coincidencia.

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