<$BlogRSDUrl$>

viernes, diciembre 21, 2007

No olvidar a Ramón Ramón!!! 


(Ramón siendo conducido por soldados luego de su acción de venganza proletaria)

No se habla mucho de esto en los medios oficiales, pero todos deberían saber que Antonio Ramón Ramón (otro working class hero) fue el anarquista español que el 14 de diciembre de 1914 logró vengarse de uno de los responsables directos de la masacre de la Escuela Santa María, ocurrida 7 años antes, apuñalándolo sin causarle la muerte inmediata pero dejándole 7 años de una vida de mierda antes de cesar de existir.

Estos son extractos del parte policial que fueron publicados por El mercurio al día siguiente:

Antonio Ramón Ramón, gañán, de 34 años de edad, de nacionalidad española, soltero y domiciliado en la Avenida Viel 1882, pieza número P, aprehendido hoy a las 10:35 a.m., por el guardián del Parque Cousiño, Crisóstomo Leiva, en circunstancias que huía por la Avenida Rondizzoni, y era perseguido por los señores Guillermo Torres, Viel 1235, y Domingo Salvo, misma calle, número 1859, pasó a disposición de V.S. por ser el autor de las heridas causadas, con daga, al general del Ejército don Roberto Silva Renard, en los momentos que éste se dirigía a la Fábrica de Cartuchos, de donde es director.

El hecho ocurrió en la Avenida Viel entre Rondizzoni y el Pasaje Baltra, frente a la casa número 1845, habitada por la señora Casimira Saavedra, quién presenció el hecho y salió a la calle dando voces de socorro, al mismo tiempo auxiliaba al señor Silva Renard, quién fue llevado momentos después a la Fábrica de Cartuchos, donde tiene su domicilio, siendo atendido por el médico de dicho establecimiento, don Enrique Valenzuela R.

El inspector don Antonio Vega, de esta sección, que oportunamente acudió al lugar del suceso, y tomó las primeras providencias del caso, interrogó al detenido Ramón en presencia del capitán de la Fábrica de Cartuchos, don Luis Cabrera y empleados y soldados de la misma, escribiente don Alberto guerra, empleado de oficina de Hugo Simuvisky y Braulio Arriagada, Zacarías Cea y Manuel San Martín, los tres últimos soldados; y dijo Ramón que él había dado de puñaladas al señor Silva Renard porque en los sucesos de Iquique había visto caer muerto a un hermano de él; y que hacía tiempo andaba persiguiendo al general para vengar la muerte de su hermano.

La señora Saavedra y el señor Torres, antes citado, aseguran que el general Silva Renard fue atacado por la espalda. Según declaración del señor Torres, el hechor iba acompañado de dos individuos más, que huyeron. El hechor pasó a la Cárcel de orden de V.S, y la daga con que ejecutó, al Instituto de Higiene, también de orden de V.S. La daga en referencia fue encontrada por Saavedra en el mismo lugar donde ocurrió el hecho.

Debo hacer presente a V.S. que el aprehensor encontró sitio del suceso el frasco que adjunto, cuyo contenido Ramón se había bebido creyendo que era estricnina, porque esta sustancia la había comprado en la República de Argentina con la intención de envenenarse después de ejecutar su venganza. Acompaño también la vaina de la daga que fue encontrada en un bolsillo del pantalón de Ramón; una navaja de afeitar, una libreta de matrícula de gente de mar a favor de Fabián Fernández, especies que fueron encontradas en su domicilio. Tres botellas y un vaso, conteniendo líquidos, un jarro de lavatorio, un estuche con elementos de afeitar y un libro de medicina que de orden de V.S. fueron llevados a su presencia a la Fábrica de Cartuchos, quedaron en este establecimiento.

El hechor presenta contusiones y heridas en la cabeza, por lo que fue atendido en la citada Fábrica, de donde se mandó a la Cárcel Pública de orden de V.S. Quedaron citados para comparecer ante V.S. el guardián aprehensor y los testigos nombrados. El cuarto que ocupa Ramón está cerrado y con herradura.


(Tomado de "Santa María de Iquique, ¿crimen sin castigo?", por Pedro Bravo-Elizondo).

Sobre lo que pasó después, nos informa un artículo tomado del periódico virtual Giraluna:

Pero, ¿quién era este furibundo agresor?, acaso ¿habían estado presente en su acción motivaciones de carácter político o ideológico?, ¿era efectivamente, como lo suponían las autoridades, la prensa e incluso el mismo movimiento popular, un obrero anarquista deseoso de imponer justicia en representación de la clase ofendida? O acaso ¿existía otro tipo de motivaciones detrás de la acción? Motivaciones más personales y vitales, que pese a ello, ponían al descubierto las miserias de la sociedad de la época y daban cuenta de la violencia que ella generaba. La verdad es que Antonio Ramón Ramón nació en la calle de Serafines, número 2, en el pueblo de Molvizar, provincia de Granada, España, el 13 de noviembre de 1879. Tuvo un hermano, Manuel, quien, en algún momento se estableció en Tarapacá. En esa zona trabajaba en las salitreras. Mientras tanto, Antonio se había trasladado a la Argentina. A fines del año 1907 las cartas que Manuel le enviaba a Antonio cesaron bruscamente. Antonio, que se había impuesto a través de la prensa argentina de la matanza de obreros en Iquique, comenzó a impacientarse progresivamente. En junio de 1908 cruzó la cordillera de Los Andes y se dirigió hacia el puerto de Iquique en busca de su hermano. Al preguntar en ese lugar por Manuel Vaca se enteró de aquello que en el fondo no quería saber. Manuel había sido uno de los caídos durante la matanza de la Escuela Domingo Santa María en diciembre de 1907.

Después de conocer en detalle, de boca de los obreros, la relación de los sucesos de Iquique, Antonio, abrumado por la pena, se internó en la pampa. A partir de este momento inicia un interminable deambular por el norte salitrero, la zona central de Chile y la pampa Argentina. Es un errar sin destino fijo, diferentes oficios, diferentes faenas, distintos paisajes. Nada lograba mitigar su profunda pena. Nada lograba paliar la ausencia. Nada llenaba el vacío dejado por la pérdida del hermano. Nada lograba explicar lo acontecido y así, poco a poco, el dolor y la congoja se van transformando en rabia y en odio, lentamente la impotencia se va trocando en ánimo de venganza. La inexplicable impunidad comienza a fraguar la vindicta personal. Es sin duda alguna paradojal que este obrero español, alejado de todo activismo político y social y, por el contrario, asequible y sumiso ante los requerimientos patronales, haya en un momento de su vida cogido una daga e intentado ejecutar al responsable de una de las matanzas obreras más brutales de este siglo en Chile.

Desconocemos el destino de Antonio Ramón Ramón. Las sucesivas sentencias que le aplicaron los tribunales de justicia, por la agresión en contra del general Silva Renard, culminaron con el fallo de la Corte Suprema de 1915, que lo condenó a 5 años de cárcel. La sentencia fue ejecutoriada, por lo tanto suponemos que Antonio salió de prisión a fines del año 1919. Su deambular de obrero itinerante se difumina en las puertas de la prisión. El anonimato vuelve a engullirlo y lo torna, una vez más, en la única forma de reconocimiento que las clases dominantes reconocen a los sectores populares: dato estadístico o anomia conductual. Pero el general Silva Renard no tuvo mejor suerte. De acuerdo con el informe entregado al juez por la comisión de médicos que evaluó el estado de sus lesiones, éste presentaba cinco heridas en período cicatricial. Tres en la región posterior del cuello, otra herida en la zona lumbar izquierda, que comprometió la masa sacro-lumbar y la última en la región parótida izquierda. Esta, de acuerdo con los médicos, fue la más grave, ya que provocó una parálisis completa de todos los músculos de la mitad izquierda de la cara.

Los médicos no se equivocaron. Con la cara deformada por la parálisis, el cuerpo esmirriado por efectos de la desnutrición y prácticamente ciego, Roberto Silva Renard falleció en Viña del Mar, Chile en 1920. En su agonía aun no lograba comprender las razones del ataque que sufrió en 1914, que tan prolongados padecimientos le provocaron y que terminaron por costarle la vida. En sus últimos estertores débilmente musitaba que solo había cumplido con su deber al desalojar de la Escuela Domingo Santa María de Iquique, a esa partida de rotos insolentes que habían bajado de la pampa.






Hoy, La Nación informa:

Jóvenes anarquistas, en su mayoría universitarios, preparan su propia conmemoración

Ocupantes abandonarán la escuela el 23 de diciembre

El emblemático recinto educacional fue tomado el 15 de noviembre pasado por cerca de 500 trabajadores de dos sindicatos mineros en huelga, que se integraron a sus labores este lunes. Durante los últimos 15 días, mantuvieron huelga de hambre.

Recién el domingo 23 de diciembre, cuando culminen las conmemoraciones de los 100 años de la matanza obrera, los actuales ocupantes abandonarán el histórico establecimiento educacional. Se trata de un grupo político anarquista, en su mayoría jóvenes universitarios, que preparan su propia celebración.

Los jóvenes permanecieron en el lugar luego que los 500 trabajadores que se tomaron el recinto hace poco más de un mes lo abandonaran este lunes, tras llegar a acuerdos con sus respectivas empresas.

jueves, diciembre 20, 2007

"arroja la bomba" (canción anarquista española) 

Arroja la bomba
que escupe metralla.
Coloca petardo,
empuña la "Star".
Propaga tu idea revolucionaria
hasta que consigas
amplia libertad.
¡Acudid los anarquistas
empuñando la pistola
hasta el morir,
con petróleo y dinamita,
toda clase de gobierno
a combatir y destruir!

Es hora que caiga
tanta dictadura
vergüenza de España
por su proceder.
No más militares,
beatas ni curas.
Abajo la Iglesia
que caiga el Poder.

¡Acudid los anarquistas....


Este año que se va, el aparato represivo del Estado nos dió muchísimos regalos. Montajes como el de Harboe y los machetes de danza africana en la USACH, operaciones a lo Belisario para detener personas en marchas, la ya usual represión brutal en la zona mapuche, el asesinato de Rodrigo Cisternas (the real working class hero!) que acaba de ser declarado sin culpables por la Justicia Militar pese a que todos pudimos ver la filmación de la policía acribillándolo, el enjuiciamiento de un adolescente por la Justicia Militar acusado de haber matado al cabo Vera, etc. etc etc. Y como si fuera poco, ¡Belisario será el encargado de representar al gobierno en los actos oficiales en iquique por el 100 aniversario de la represión estatal genocida en la Escuela Santa María!


Para condimentar mejor el clima, algunos bombazos se han dejado caer sobre bancos e instituciones policiales en los últimos días.




Así informa la prensa burguesa:

La Tercera

Grupo anarquista se atribuye bombazo a cuartel y alude a la matanza de Santa María
Ataque se produce dos meses después de que fuera asesinado el cabo Luis Moyano por ex lautaristas. Carabineros dispuso el reforzamiento de seguridad en comisarías para evitar nuevos incidentes.

"Aquí estamos nuevamente. Siempre hemos existido. Enfrentando a las tropas uniformadas por su Estado explotador y terrorista. Enfrentándolos. Hace 100 años desafiamos su odio esclavista en la ciudad de Iquique, en el puerto ensangrentado por sus balas y sables patrióticos ese diciembre de 1907. Hoy, en el consumista diciembre de 2007, atacamos este maldito sitio consagrado como centro de tortura y exterminio, este símbolo de su Estado".

De esta forma comienza la proclama del grupo "Sección Antipolicial Antonio Ramón Ramón", el grupo anarquista que se atribuyó el atentado que en la madrugada de ayer se produjo en las afueras de la 18 Comisaría de Carabineros de Ñuñoa, edificio en que también se ubica la Prefectura Oriente de la policía uniformada. El ataque dejó un forado de 60 centímetros en uno de los muros.

El nuevo atentado del grupo anarquista se produce justo dos meses después que fuera asesinado el cabo Luis Moyano por ex lautaristas, dato que no pasó inadvertido para la policía. El grupo anarquista señaló que "respondemos a la intensificación de la violencia estatal desatada tras los ajusticiamientos de dos pacos y continuada con una persecución histérica (e inútil, como quienes la hacen) contra los que no respetan la propiedad que sostiene al capital (...)". La agrupación expresó simpatías a la causa mapuche y señaló que a "los combatientes mapuches los expulsan de sus tierras. (...) La destrucción de todos los estados y la construcción de sociedades antiautoritarias y libertarias tiene nuestra completa solidaridad combativa. Es nuestro objetivo".

Tras el ataque a la comisaría, ayer existía preocupación en la Fiscalía Oriente, pues la Fiscalía de Ñuñoa se ubica a sólo una cuadra del cuartel y es en esa dependencia donde trabaja Francisco Jacir, el fiscal a cargo de investigar los atentados.

En tanto, Carabineros reforzará la vigilancia en las comisarías para evitar que se vuelta a repetir este tipo de ataque. Los bombazos se venían perpetrando con una frecuencia de tres semanas, pero nunca se habían realizado tres en menos de un día. El primero ocurrió la madrugada del martes en un local de Telefónica de San Miguel. A las 0.18 de ayer fue el ataque a la comisaría y menos de una hora después una bomba estalló en el cajero automático de un Banco Santander en Recoleta. En el lugar se encontraron panfletos que decían: "del Estado presos mapuches... y hambre".

Las imágenes capturadas de los anarquistas muestran a grupos de jóvenes, con rostro cubierto, que instalan los artefactos y huyen rápidamente. Incluso, existen versiones de que podría tratarse de menores de edad. El ministro del Interior, Belisario Velasco, dijo que "está trabajando la inteligencia de Carabineros y se han tomado todas las providencias necesarias". En tanto, el general director de Carabineros, José Bernales, indicó que se está trabajando en identificar a los autores del ataque.


La Nación




Dos artefactos explosivos detonaron ayer en la capital y se suman a otros 38 en lo que va del año

General Bernales indignado por ataque a 18ª Comisaría
La Prefectura Oriente de Carabineros y un banco de Recoleta fueron las últimas instituciones en ser atacadas. Éstas se suman a las sucursales de Telefónica y Chilectra que también fueron afectadas en los últimos meses.

A las 16:25 horas de ayer el general director de Carabineros, Alejandro Bernales, ingresó raudo a la 18ª Comisaría de Ñuñoa para verificar el estado del cuartel y manifestar su apoyo y preocupación por los carabineros que ahí pernoctan.

Pasada la medianoche una bomba de características sofisticadas había explotado junto a una pared exterior dejando un forado de unos 70 centímetros de diámetro.

"Como a las 12:15 salí de la comisaría y me subí a una camioneta a fumar un cigarro. Entonces sentí un estruendo y el vehículo empezó a vibrar", relató un empleado civil de la comisaría.

El bombazo remeció toda la unidad, y varios inmuebles cercanos. "Vivo a dos cuadras y parecía una bomba atómica", dijo un transeúnte.

Según un testigo, la explosión se produjo luego de que dos individuos dejaron un bolso negro junto a la muralla trasera de la unidad. "Un caballero vino a avisar y cuando fuimos a mirar el bolso estalló".

INDIGNADO

En la tarde de ayer, tras estar por 28 minutos en la unidad, el general Bernales se retiró rápidamente y con evidente molestia. Según trascendió, ésta se debería a que en el momento de la explosión debía haber un carabinero de guardia, el que obviamente no estaba.

Ante esto Bernales le habría dicho a uno de los oficiales de mayor rango en la comisaría "después vamos a hablar".

Fuentes relacionadas con la investigación aseguran que habría antecedentes de los sujetos que detonaron la bomba y su captura sería inminente.

BOMBA EN RECOLETA

Cerca de la una de la madrugada otro artefacto explosivo estalló en la sucursal del Banco Santander de avenida Recoleta con Dávila Baeza.

Ambos ataques son investigados por el fiscal Francisco Jacir, quien está a cargo de indagar los atentados explosivos en la capital que ya suman cuarenta en lo que va del año

El vocero de la Fiscalía Oriente, Mario Schilling, indicó que existen videos que registran que un grupo de menores encapuchados serían los autores de la detonación de Recoleta.

GRUPO ANTISISTÉMICO

Pese a que no se confirmó que los bombazos ocurridos en Ñuñoa y Recoleta estén relacionados, la Fiscalía Oriente no descarta que haya un nexo entre ambos sucesos y que sea el mismo grupo antisistémico el que está detrás de ellos.

Según Schilling, en Recoleta se encontraron volantes exigiendo la libertad de los "presos políticos mapuches".

Sin embargo, lo más llamativo es que la bomba que estalló en la 18ª Comisaría de Ñuñoa tenía complejas características como temporizador y mecha mecánica, "lo que hace pensar en narcos o en alguna venganza", aseguró un carabinero de la unidad.

PREOCUPACIÓN

En La Moneda inquietan los ataques y aseguran que se tomarán las medidas para dar con los culpables. Sobre los volantes con consignas mapuches el ministro del Interior, Belisario Velasco, señaló "es la tercera vez que se encuentran esos panfletos. Respecto a si es una provocación contra el Gobierno y Carabineros el ministro subrayó que "no lo tomamos como un atentado contra la unidad policial, pero es significativa porque es una comisaría".



(NÓTESE QUE EN ESTE ÚLTIMO REPORTE NO QUEDA CLARO SI BERNALES ESTÁ INDIGNADO POR EL ATENTADO EN SÍ MISMO O PORQUE NO HABÍA NINGÚN PACO DE GUARDIA).

Como siempre, es muy difícil saber quien está detrás de los bombazos. El "terrorismo" suele ser más o menos verticalista y fácilmente utilizable por el poder. No así la violencia proletaria, que no necesariamente debe ser de masas, pero que cuando está bien hecha no deja lugar a dudas en cuanto a su proveniencia y objetivos. Pura especulación por ahora. Pero me despido invitando a la actividad de conmemoración que se realizará este fin de semana en Santiago según el afiche de acá abajo:



lunes, diciembre 17, 2007

Pinocchio/Los misterios del organismo 






O al revés: 1.- primero, me acabo de enterar que en el glorioso año de 1971 se estrenó una película sobre Reich, llamada "W.R.: los misterios del organismo", del director Dusan Makavejev, y que según leo usa ténicas bastante avanzadas, como cut-up y collage, mezcla el contetxto yugoslavo desde una posición antiestalinista con la vida de dos mujeres -una de ellas algo ninfómana-, estética sesentera, la vida del doctor Reich, los orgones, etc. etc. etc. Debe ser una verdadera maravilla de la "contracultura", y eso es lo que dicen todos quienes sobre ella han escrito en internet. Lástima que no la haya visto nunca por estos lados. Pero algo haremos.



2.- Un texto sobre Pinocchio redactado hace pocos días:

LAS AVENTURAS DE PINOCCHIO (o la fábula de la victoria de la socialización represiva sobre la resistencia infantil).



“La humanidad se ha tenido que hacer cosas espantosas antes de conseguir crear el sí mismo, el carácter idéntico, instrumental, masculino del ser humano, y algo de eso se repite todavía en cada infancia” (Max Horkheimer y Theodor W. Adorno)

Como pasa con muchas obras que son consideradas clásicas en el ámbito de la literatura infantil, la mayoría de las personas hemos consumido en nuestra niñez adaptaciones libres de historias como la de Alicia (de Lewis Carroll), la de Gulliver (de Jonathan Swift) y de Pinocho (de Carlo Collodi), en versiones literarias simplificadas o llevadas a las pantallas de cine y televisión.

En el caso de Pinocchio, sus aventuras datan originalmente de 1881, y fueron publicadas por partes, bajo el título de “Storia di un burattino”, en el Giornale per i bambini, de Florencia. En esa versión el muñeco de madera muere ahorcado, pero tras la avalancha de cartas de reclamo de los lectores-niños, el muñeco volvió a la vida tras una interrupción de unos meses, y en 1883 la versión íntegra de sus andanzas se publicó como libro (“Las aventuras de Pinocho”), con ilustraciones de E. Mazzanti. A partir de ese momento se convirtió en un clásico que fue traducido a varias lenguas y durante el siglo XX fue llevado al cine por Walt Disney, en una de sus obras más aclamadas.

En su momento, Benedetto Croce dijo que “la madera de la cual ha sido labrado Pinocchio es la Humanidad”, que su historia es la “fábula de la vida humana, del bien y del mal, de los errores y la enmienda, del ceder a la tentación”, para finalmente “entrar en la vida como el hombre que emprende su noviciado” . Desde otro ángulo, la historia de Pinocchio es más bien la fábula del violentamente represivo proceso de socialización de niños en la edad moderna, de los intentos desesperados de resistencia infantil, de la inexorable victoria del “principio de realidad” por sobre el “principio del placer”, y así, a través de las aventuras y desventuras del muñeco de madera podemos rastrear (en él y en nosotros mismos) el doloroso proceso señalado por Marcuse cuando decía que “la historia del hombre es la historia de su represión”.

Ya en las primeras páginas, el encuentro inicial de Pinocchio con el “Grillo-parlante” demarca seriamente las reglas del juego y las posibles reacciones en caso de desobediencia. El Grillo –que se aparece cuando Pinocchio se encuentra solo en casa de su “padre” Gepetto, luego de que éste fuera apresado por su culpa- advierte al muñeco que quienes se rebelan contra la autoridad paterna y abandonan el hogar “no conseguirán nada bueno en este mundo, y, tarde o temprano, tendrán que arrepentirse amargamente”. Pinocchio le explica que quiere irse porque de lo contrario le pasará lo mismo que a todos los niños: ser enviado a la escuela y forzado a estudiar: “Y, en confianza, te digo que no me apetece estudiar y que me divierto más subiendo a los árboles a coger nidos de pájaros”. El Grillo, tras reprenderlo, le sugiere que al menos aprenda un oficio con el cual ganarse honradamente el pan. Pero el trabajo (palabra cuyo origen se encuentra en la expresión latina “tripalium”, que designaba una especie de yugo usado como instrumento de tortura) tampoco entra en los planes del muñeco, quien declara que “entre todos los oficios del mundo sólo hay uno que me apetezca de verdad (…) El de comer, beber, dormir, divertirme y llevar, de la mañana a la noche, la vida del vagabundo”. Este diálogo, en que el Grillo había partido por invocar que vivía en esa habitación desde hace más de cien años, culmina con la muerte del insecto, que tras decirle a Pinocchio que “todos los que tienen ese oficio acaban, casi siempre, en el hospital o en la cárcel” y que le causaba pena por tener la cabeza de madera, recibe un mazazo lanzado por el muñeco, que “quizá pensó que no le iba a dar; pero desgraciadamente, lo alcanzó en toda la cabeza” (a pesar de su muerte, el Grillo vuelve a aparecerse varias veces más a lo largo del relato, sobre todo en los momentos de arrepentimiento del muñeco) .



Esta peligrosidad no necesariamente consciente de Pinocchio da cuenta de la visión que en el siglo XIX se hizo hegemónica en relación a los niños y adolescentes, particularmente los de las llamadas “clases peligrosas”. No resulta casual que Tolstoi, quien tradujo “Las aventuras…” al ruso, se haya referido a la adolescencia como un “eclipse temporal del pensamiento”, y que, al recordar su adolescencia, admitiera “la posibilidad del crimen más odioso, sin objeto, sin deseos de hacer daño, sino así, por mera curiosidad, por necesidad inconsciente de actuar”. El concepto de adolescentia, acuñado por Cicerón, se basaba en la expresión de raíz indoeuropea “alere”, que significaba “nutrir”, y a partir de la cual se llegó a tres conceptos derivados: adolescere (“crecer”), adulescens (“que está creciendo”), y adultus (“que dejó de crecer”). Pero en el siglo XIX, se la convierte en una edad social concebida como una especie de enfermedad. Como señala Fize, “a todo lo largo de ese siglo abunda una literatura que presenta al adolescente como un ser del que hay que desconfiar o al que hay que proteger. Médicos, juristas y magistrados convierten a la pubertad en una verdadera patología” .

En relación a la primera edad de la vida, la infancia, la ideología dominante del siglo XIX se muestra más ambivalente, pues se alimenta de un polo en el que el niño es visto de manera muy despectiva, y de otro en que pareciera que el niño es idealizado como una forma de compensación simbólica por la falta de poder y posición subordinada en que la modernidad los deja (en desmedro de la autonomía de que habrían gozado en momentos históricos previos).

Cuando Pinocchio finalmente entra en contacto con los órganos formales de control social, la experiencia resulta tremendamente ilustrativa de la posición jurídica desmedrada de la infancia y la adolescencia en comparación al mundo adulto. Pues Pinocchio se dirige a un juez en busca de ayuda, tras haber sido engañado por dos pillos que le dijeron que plantara en la tierra las monedas de oro que le habían sido obsequiadas por un titiritero, para que de esta forma crecieran árboles de monedas de oro (el muñeco de madera ya había mostrado antes su capacidad de adaptarse a las relaciones monetarias de la sociedad cuando, en vez de ir a la escuela, decide vender su silabario para poder entrar a ver un espectáculo de títeres, y en este sentido resulta muy poco reprochable el que, a imitación de cualquier adulto, intentara incrementar su patrimonio de manera rápida y sencilla). Por supuesto, al intentar recoger su dinero el muñeco se da cuenta de que las monedas le habían sido sustraídas, y acude inmediatamente donde el Juez de la ciudad de “Atrapatontos”. Este juez, que era “un viejo simio de la raza de los Gorilas”, “lo escuchó con gran benignidad; se interesó muchísimo por el relato, se enterneció y se conmovió; cuando el muñeco no tuvo nada más que añadir, alargó la mano y tocó una campanilla”. Al llamado aparecieron “dos mastines vestidos de guardias”, a los que el Juez dijo: “A ese pobre diablo le han robado cuatro monedas de oro; así que apresadlo y llevadlo en seguida a la cárcel”.

Este episodio del “juicio” revela lo que en el discurso de los que a fines del siglo XIX estructuran los sistemas tutelares de menores no resultaba tan evidente. En palabras de Platt, bajo la retórica “proteccionista”, estos sistemas de justicia lo que pretendían era “castigar la independencia prematura infantil y restringir la autonomía juvenil” . En este afán, siguiendo las recetas de la Escuela Positiva de la criminología (cuyos máximos exponentes, el igual que Carlo Collodi, eran italianos), daba exactamente lo mismo si los delitos se habían cometido o no, y de hecho, el trato dispensado a los “niños infractores” no era diferente del otorgado a los “niños víctimas”. Así es como Pinocchio fue conducido a la cárcel, donde “tuvo que permanecer cuatro meses, cuatro larguísimos meses; y hubiera permanecido aún más tiempo si no fuera por una afortunada causalidad”. Cuando el Emperador de “Atrapa-bobos” obtuvo una importante victoria sobre sus enemigos, ordenó enormes celebraciones públicas, y “quiso que se abrieran todas las cárceles y que salieran de ellas los malandrines”. En ese punto se produce el siguiente diálogo:

-Si salen de la prisión los demás, también quiero salir yo –dijo Pinocho al carcelero.
-Usted, no –respondió el carcelero-, porque no es de ésos.
-Lo siento –replicó Pinocho-; yo también soy un malandrín.
-En ese caso, tiene toda la razón –dijo el carcelero; y, quitándose respetuosamente el gorro, lo saludó, le abrió las puertas de la prisión y lo dejó marchar.


Pinocchio, al igual que todos los “menores en situación irregular”, era sometido por las instituciones represivas del Estado a una especie de “estado de excepción”, con menos derechos y garantías que los “malandrines” adultos. Pero tal vez lo más significativo de la fábula es que mientras Pinocchio insiste en resistir la socialización, no llega a ser una persona humana, un niño “normal” de carne y hueso. Es más, luego de que es enviado a la escuela, institución con la cual mantiene una relación bastante ambivalente (pues en parte le gusta, pero siempre se encuentra con otras tentaciones que lo hacen “desviar” el camino y abandonarla), justo antes del momento en que iba a pasar a convertirse en un niño de verdad, un amigo lo convence de huir al “País de los juguetes”, lugar utópico donde “no hay escuelas, ni maestros, ni libros” (*). Tal como señala este amigo de nombre Mecha: “En ese bendito país no se estudia nunca. El jueves no se va a la escuela; y las semanas se componen de seis jueves y un domingo (…) las vacaciones de verano empiezan el primero de enero y acaban el último día de diciembre (..) ¡Así deberían ser todas las naciones civilizadas!...” . Tras muchas vacilaciones, Pinocchio se deja convencer por la perspectiva de un país que le parece tan hermoso, pero, tal como dice el título del capítulo XXXI, “tras cinco meses de buena vida, Pinocho, con gran asombro, siente que le brota un buen par de orejas asnales y se convierte en burro, con cola y todo”.



¿Cómo podemos interpretar esta conversión en animal de los niños resistentes a la escuela y el trabajo? En la lógica de este relato, se trata de la sanción por abandonarse a los placeres, al ocio…en la línea de las amenazas esgrimidas por el Grillo al inicio del libro (y de las amenazas de “crecimiento de nariz” que una enorme multitud de padres en los últimos cien años han dirigido a los hijos para evitar que mientan). Pero existen otros elementos de época que deben ser tenidos en cuenta. Un poco antes, en 1873, fue necesario que la Sociedad Protectora de Animales de Nueva York asumiera la defensa de una niña de 8 años que era mantenida en condiciones de esclavitud, y el argumento central desarrollado para lograr su liberación fue que “como ser humano era un animal, y en consecuencia estaba protegida por la legislación contra la crueldad con los animales”. De ahí que, como señala Therborn, las organizaciones en contra de la crueldad hacia los niños “se formaran a semejanza de las ya existentes en relación a animales” . Y hacia 1883, Paul Lafargue (yerno de Marx y autor del excelente libro “El derecho a la pereza”) se permitía comparar los “derechos del hombre” con los derechos del caballo”, constatando la preeminencia de estos últimos, desde su experiencia de diputado:

El primer derecho, el derecho a la existencia, que ninguna sociedad civilizada reconocerá para los trabajadores, es poseído por los caballos. El potrillo, incluso antes de nacer, aún en el estadio de feto, comienza a disfrutar del derecho a la existencia; su madre, cuando su embarazo apenas ha comenzado, es relevada de todo trabajo y enviada al campo para formar este nuevo ser en paz y tranquilidad; ella permanece cerca suyo para criarlo y enseñarle a escoger deliciosos pastos en la pradera, donde juguetea hasta que crece. Los moralistas y políticos de los “Derechos del Hombre” piensan que sería monstruoso conceder tales derechos a los trabajadores; levanté una tormenta en la Cámara de Diputados cuando solicité que las mujeres, dos meses antes y dos meses después del parto, debieran tener el derecho y los medios para ausentarse de la fábrica. Mi propuesta trastocó la ética de la civilización y sacudió el orden capitalista. ¡Qué abominable abominación! –demandar para los bebes los derechos de los potrillos .

Al final, luego de una intrincada y entretenida serie de aventuras, el principio de realidad logra imponerse, y como premio a la internalización de las demandas represivas del orden social, el muñeco se transforma en un niño, y -de pasada- deja automáticamente de ser pobre. Ante su asombro, Gepetto le explica que “cuando los niños que eran malos se vuelven buenos, tienen la virtud de conseguir un aspecto nuevo y sonriente en el interior de su familia”, y le muestra que el viejo Pinocchio de madera se encuentra apoyado en una silla, “con la cabeza vuelta a un lado, los brazos colgando y las piernas cruzadas y medio dobladas, que parecía un milagro que se tuviera derecho”. Tras mirarlo un buen rato, el nuevo Pinocchio exclama: “¡Qué cómico resultaba cuando era un muñeco! ¡Y qué contento estoy de haberme convertido en un muchacho como es debido!…” (en algunas traducciones se opta por hacerlo decir “un muchacho de bien”).

El orden social, entonces, vence finalmente las resistencias del niño, y lo adultiza. Tras este proceso de socialización, como dicen Horkheimer y Adorno, “el niño se ha hecho más rico en experiencias (..) pero es fácil que en el punto en que el deseo fue golpeado quede una cicatriz imperceptible, una pequeña callosidad en la que la superficie es insensible”. Estas cicatrices son las que crean deformaciones, ‘caracteres’ duros: “pueden hacer a uno estúpido: en el sentido de la deficiencia patológica, de la ceguera y de la impotencia, cuando se limitan a estancarse; en el sentido de la maldad, de la obstinación y del fanatismo, cuando desarrollan el cáncer hacia el interior” .

De esta forma, la infancia para a ser para la mayoría de los adultos algo que en expresión de Raoul Vaneigem “se autopsia en el diván del psicoanalista”.

(*): La descripción del país de los juguetes que realiza Collodi es notable: “Este país no se parecía a ningún otro país del mundo. Su población estaba compuesta exclusivamente por niños. Los mayores tenían catorce años, los más jóvenes apenas llegaban a ocho. En las calles había una alegría, un estrépito y un vocerío como para volverse locos (…) En definitiva, un verdadero pandemonium (…) En todas las plazas se veían teatrillos de lona, atestados de niños de la mañana a la noche, y en todas las paredes de las casas se leían inscripciones al carbón de cosas tan pintorescas como éstas: ¡Vivan los jugetes! (en vez de juguetes), no queremos más hescuelas (en vez de no queremos más escuelas), abajo Larin Mética (en vez de la arimética) y otras lindezas por el estilo”. Giorgio Agamben ha analizado en detalle este “país”, en “El país de los juguetes. Reflexiones sobre la historia y el juego”, incluido en el libro Infancia e Historia, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2004.

miércoles, diciembre 12, 2007

"Wilhelm Reich y la revolución sexual", por Maurice Brinton 




Maurice Brinton es la chapa de un médico que en Inglaterra integraba el colectivo Solidarity, una especie de grupo consejista, o socialista libertario, que estaba muy influenciado por Castoriadis y Socialisme ou Barbarie. Alguna vez hace como 20 años ví un libro que compilaba varios textos de Solidarity, en una librería de calle Merced que ya no existe. En ese momento no lo compré ni lo robé -lo que era bien fácil en dicha librería-, pues no supe como clasificarlo dentro del mapa mental de la izquierda del siglo XX que en ese entonces tenía armado en mi cerebro de quinceañero militante y tal vez su antileninismo tajante me pudo haber ofendido/confundido un poco. Nunca más ví esa edición, ni he obtenido información alguna sobre quien y donde la hizo... Varios años después (y varias neuronas menos), traduje el documento de Solidarity llamado "Como lo vemos/Como no lo vemos", pero un virus en mi PC me hizo perder luego todo ese trabajo. Ahora los cerebros pensantes del "Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques" (¡¡¡qué nombre más lamentable el de este grupo!!!) han tenido el buen tino de traducir y subir el librito de Brinton "Lo irracional en la política", de 1970, del cual extracté los dos capítulos finales.



Aquéllos que quieren cambiar la sociedad deben procurar entender cómo actúan y piensan las personas en sociedad. Éste no es un campo en el que los revolucionarios tradicionales estén en casa. Por las razones que hemos mostrado, se sienten claramente incómodos en él. Los puntos de vista de Reich sobre el condicionamiento sexual son aquí ciertamente relevantes, sin importar lo que se pueda pensar de otros aspectos de su obra .

Algunas posibles malas interpretaciones deben aclararse de inmediato. No estamos diciendo que la revolución sexual sea la Revolución. No hemos abandonado la lucha por la Revolución para convertirnos en “profetas del mejor orgasmo”. No estamos en tránsito de la política revolucionaria colectiva a la emancipación sexual individual. No estamos diciendo que los factores sexuales vayan a sustituir a los económicos en la comprensión de la realidad social, o que esa comprensión que la represión sexual generará automáticamente una visión profunda (insight) de los mecanismos de explotación y alienación que están en la raíz de sociedad de clases. Tampoco estamos respaldando los escritos posteriores de Reich, sea en el campo de la biología o en el de la política.

Lo que estamos diciendo es que la revolución es un fenómeno total o es nada , que una revolución social que no sea también una revolución sexual no habrá llegado muy abajo de la superficie de las cosas, y que esa emancipación sexual no es algo que “vendrá después”, “automáticamente” o como un “subproducto” de una revolución en otros aspectos de las vidas de las personas. Ponemos el acento en que, ninguna “comprensión” de la realidad social, puede ser total si niega los factores sexuales, y que la represión sexual misma tiene tanto orígenes económicos como efectos sociales. Estamos intentando explicar algunas de las dificultades que afrontan los revolucionarios, y algunos de los problemas reales a los que se enfrentan -aquí y ahora. Estamos, por último, intentando explicar por qué la tarea del militante puramente “industrial” o del revolucionario puramente “político” es tan difícil, ingrata y a la larga estéril.

A menos que los revolucionarios sean claramente conscientes de todas las resistencias a las que se enfrentan, ¿cómo pueden esperar romperlas? A menos que los revolucionarios sean claramente conscientes de las resistencias (es decir, las influencias insospechadas de la ideología dominante) dentro de ellos mismos, ¿cómo pueden esperar habérselas con los problemas de los demás?

¿Cuánto tiempo de la vida de una persona ordinaria se consagra a la “política” (incluso en los términos básicos de lucha económica organizada) y cuánto a los problemas de las relaciones interpersonales? Contestar a la pregunta ya es proporcionar una respuesta. Con todo, solamente observemos la literatura política actual de la Izquierda corriente. Leyendo las columnas de Morning Star, Worker”s Press o Socialist Standard (o, en los EEUU, The Daily World, Worker”s Power o The People”s Voice - eds.) no se encuentra insinuación alguna de que los problemas tratados en este folleto hayan incluso existido. El hombre es visto como un ridículo fragmento de la que es su estatura completa. Raramente se tiene la impresión de que los revolucionarios tradicionales estén hablando de personas reales, cuyos problemas respecto a las esposas, los padres, los compañeros o los niños ocupan, al menos, tanto de sus vidas como su lucha contra la explotación económica.

Los marxistas a veces declaran (pero más a menudo dejan sólo entrever) que un cambio en las relaciones de propiedad (o en las relaciones de producción) iniciará un proceso que resolverá finalmente los problemas emocionales de la humanidad (¿un fin a la miseria sexual a través de un cambio en la Dirección?). Esto no se sigue en lo más mínimo. Si Marx tiene razón en que “el socialismo es la autoconciencia positiva del hombre”, la lucha a nivel de la emancipación sexual debe emprenderse en términos explícitos y la victoria no debe, precisamente, dejarse que ocurra (o no ocurra) como consecuencia del cambio económico. Es difícil, sin embargo, convencer al revolucionario corriente de esto. Su propia “armadura de carácter” les hace impenetrables a las necesidades básicas de muchos de aquéllos en cuyo nombre creen estar actuando. Temen politizar la cuestión sexual, porque temen lo que hay en ellos mismos.

¿Cuáles son las implicaciones prácticas de las ideas que hemos perfilado aquí? ¿Puede la revolución sexual tener lugar dentro de un contexto capitalista? ¿Puede una revolución total tener lugar mientras las personas estén todavía reprimidas sexualmente? Esperamos, en esta sección, mostrar que incluso formular la pregunta en estos términos es equivocado, y que hay una profunda relación dialéctica entre las dos cosas que nunca debería perderse de vista.

Reich esperaba originalmente que fuese posible eliminar las neurosis de la gente mediante la educación, la explicación y un cambio en sus hábitos sexuales. Pero pronto comprendió que era una pérdida de tiempo poner a los pacientes a hacer cola para la consulta de los analistas si la sociedad estaba produciendo neurosis más rápido de lo que los analistas eran capaces de tratarlas. La sociedad capitalista era una industria de producción en masa en lo que a las neurosis se refiere. Y donde no producía neurosis definidas y clínicamente reconocibles, frecuentemente producía “adaptaciones”, que lisiaban al individuo compeliéndole a someterse (en la sociedad moderna la sumisión y la adaptación son frecuentemente el precio a pagar por evitar una neurosis individual). El creciente despertar a la conciencia de este hecho conjunto a Reich a cuestionar cada vez más todo el modelo de organización social y a trazar conclusiones revolucionarias. Llegó a ver que “el problema sexual” estaba profundamente relacionado con las estructuras sociales autoritarias y no podría resolverse a menos que derrocando el orden establecido.

A estas alturas, muchos habrían abandonado el psicoanálisis por la política radical de corte clásico. Lo que hace a Reich un pensador tan interesante y original es que él se dio cuenta de lo contrario, a saber, que sería fundamentalmente imposible alterar el orden social existente mientras la gente estuviese condicionada (a través de la represión sexual y de la formación autoritaria) a aceptar las normas fundamentales de la sociedad a su alrededor. Reich se unió al Partido Comunista Austriaco en julio de 1927, siguiendo a los tiroteos en Schattendorf y Viena . Participaba en las reuniones, en el reparto de folletos, en las demostraciones, etc. Pero simultáneamente continuó desarrollando el psicoanálisis revolucionario, guiándolo hasta el territorio biológicamente desconocido. Lo llevó, desde donde había dejado de ser una profesión confortable, hasta áreas donde comenzó a ser una ocupación peligrosa. Estableció clínicas gratuitas de higiene sexual en los distritos de la clase obrera de Viena. Éstas se demostraron extremadamente populares. Proporcionaron a Reich una visión muy profunda no sólo de la miseria sexual y económica de la población, sino también de “la estructura irracional adquirida de las masas” que hacía “posible la dictadura a través de la utilización de lo irracional” . En los escritos de Reich el “hombre” como paciente y el “hombre” como ser social se mezclan más y más en uno.

Las mismas experiencias de Reich en política (el respaldo y la “justificación” de la brutalidad policial por grandes secciones de la población austriaca, la aceptación de la autoridad incluso pasando hambre, el acceso relativamente fácil al poder por parte de los Nazis en Alemania, el triunfo de los “piratas políticos” sobre las “masas reprimidas y hambrientas”) le condujeron a cuestionar aún más profundamente los mecanismos mediante los que la ideología dominante permeaba las filas de los oprimidos, para investigar aún más completamente las raíces de “lo irracional en la política”. Las conclusiones de Reich ya se han indicado: la estructura de carácter de las personas les impide darse cuenta (becoming aware) de sus verdaderos intereses. El miedo a la libertad, el anhelo del orden (de cualquier tipo), el pánico al pensamiento de ser privados de un líder, la ansiedad con la que confrontan el placer o las nuevas ideas, el dolor causado por tener que pensar por uno mismo, todo acto contra cualquier deseo de emancipación social.

“Ahora entendemos”, escribía Reich, “un elemento básico en la «retroacción de la ideología sobre la base económica». La inhibición sexual altera la estructura del individuo económicamente oprimido de tal manera que piensa, siente y actúa contra sus propios intereses materiales”.

Podría pensarse que, de tal análisis, sólo podrían salir conclusiones pesimistas. Si una actitud racional hacia la sexualidad es imposible bajo el capitalismo (porque la continuación del capitalismo evita el desarrollo de la racionalidad en general), y si no es posible ningún cambio realmente social mientras la gente esté sexualmente reprimida (porque esto condiciona su aceptación de la autoridad), la perspectiva parecería yerma de hecho, respecto tanto a la revolución sexual como a la social.

La biografía de Reich realizada por Cattier contiene un pasaje que ilustra brillantemente este dilema: “Cuando Reich estaba con sus pacientes, había notado que movilizarían todas sus reacciones de defensa contra él. Se agarrarían a su equilibrio neurótico y experimentarían miedo cuando el analista consiguiese acercarse al material reprimido. Del mismo modo, las ideas revolucionarias se deslizan fuera de la armadura de carácter de las masas debido a que tales ideas están apelando a todo lo que la gente tenía que sofocar, dentro de ellos mismos, para aguantar su propia brutalización.

“Sería equivocado creer que la gente trabajadora falla a rebelarse porque carecen de información sobre los mecanismos de la explotación económica. De hecho, la propaganda revolucionaria que busca explicar a las masas la injusticia social y la irracionalidad del sistema económico cae en oídos sordos. Aquéllos que se levantan a las cinco de la mañana para trabajar en una fábrica, y tienen además que gastar dos horas todos los días en trenes subterráneos o suburbanos, tienen que adaptarse a estas condiciones eliminando de sus mentes cualquier cosa que pueda poner en cuestión tales condiciones de nuevo. Si comprendiesen que están pasando sus vidas al servicio de un sistema absurdo se volverían locos o se suicidarían. Para evitar lograr tal visión (insight) cargada de ansiedad, justifican su existencia racionalizándola . Reprimen todo lo que pueda perturbarles y adquieren una estructura de carácter adaptada a las condiciones bajo las que deben vivir. De eso se sigue que la táctica idealista, consistente en explicar a la gente que están oprimidos, es inútil, en tanto la gente ha tenido que suprimir la percepción de la opresión para vivir con ella. Los propagandistas revolucionarios claman a menudo que están intentando elevar el nivel de conciencia de la gente. La experiencia muestra que sus conductas raramente tienen éxito. ¿Por qué? Porque tales conductas se alzan contra todos los mecanismos de defensa inconscientes y contra todas las diversas racionalizaciones que la gente ha construido para no devenir conscientes (become aware) de la explotación y del vacío de sus vidas.”

Esta imagen obscura contiene mucha más verdad de la que, la mayoría de los revolucionarios, puede admitir cómodamente. Pero, en último análisis, es inadecuada. Es inadecuada porque implica individuos totalmente maleables, en quienes la represión sexual total ha producido los prerrequisitos de un condicionamiento total y, por tanto, de una aceptación total de la ideología dominante. La imagen es inadecuada porque es adialéctica. No abarca la posibilidad de que las actitudes puedan cambiar, de que las “leyes” que gobiernan los mecanismos psicológicos se puedan alterar, de que una lucha contra la represión sexual (dictada por las propias necesidades sexuales) podría soltar la “armadura del carácter” de los individuos y hacerles más capaces del pensamiento y la acción racionales.

En cierto sentido, el modelo descrito implica una visión de las reacciones psicológicas como algo inalterable y fijo, gobernado por leyes objetivas que operan independientemente de las acciones o los deseos de los hombres. En este sentido, posee una extraña similitud con la imagen del capitalismo presente en la mente de tantos revolucionarios . Pero, ni el mundo externo ni el mundo interno del hombre, existe, de hecho, en esta forma. La clase obrera no se somete a su historia, hasta que un día la haga explotar. Su lucha continua en la producción modifica constantemente el área donde tendrá que librarse la próxima fase de la lucha. Mucho de lo mismo se aplica a la lucha del hombre por la libertad sexual.

El propio Reich era consciente de esta posibilidad. En el prefacio a la primera edición de Análisis del Carácter (1933), escribía: “Gradualmente, con el desarrollo del proceso social, se desarrolla allí una discrepancia creciente entre la renuncia forzada y la tensión libidinal incrementada: esta discrepancia socava la «tradición» y forma actitudes nucleares psicológicas que amenazan lo fijado”.




El “socavamiento de la tradición”, al que Reich se refería, ha progresado ciertamente en los años recientes. El cambio en las actitudes tradicionales está ganando ímpetu y volviéndose más explícito, de una manera que habría sorprendido y encantado a Reich. Viendo el estrago a su alrededor, en los distritos de la clase obrera de Viena y Berlín (a finales de los años 20 y principios de los 30), Reich escribió las páginas más brillantes y amargas sobre la miseria sexual de la adolescencia, sobre el daño hecho a la personalidad por la culpa acerca de la masturbación, sobre la ignorancia y la mala información acerca del control de la natalidad, sobre el elevado coste de los contraceptivos, sobre los abortos en las callejuelas (tan a menudo el destino de la chica o la esposa de la clase obrera) y sobre la hipocresía del “compulsivo” matrimonio burgués, con su inevitable concomitancia de celos, adulterio y prostitución.


La verdadera libertad sexual para el joven, escribía Reich, significaría el fin de este tipo de matrimonio. La sociedad burguesa necesitó el matrimonio burgués como una de las piedras angulares de su edificio. Para Reich, cualquier escala amplia de libertad sexual era inconcebible dentro del armazón del capitalismo.

Lo que ha ocurrido ha sido una cosa bastante distinta de la que Reich podía prever. En las sociedades industriales avanzadas, la lucha persistente del joven por lo que es uno de sus derechos fundamentales -el derecho a una vida sexual normal, desde la edad en que es capaz de ello- ha tenido éxito mellando la ideología represiva, provocando cambios y modificando la base sobre la que la próxima fase de la lucha tendrá que librarse. Los adolescentes están evadiéndose de la atmósfera sofocante de la familia tradicional, un acto que podría ser de importancia considerable. La información y la ayuda práctica sobre el control de la natalidad están ahora disponibles, incluso para los no casados. La creciente independencia financiera de la gente joven y el descubrimiento de la contracepción oral, proveen un sólido fundamento material para todo el proceso. La actitud hacia la “ilegitimidad” está cambiando gradualmente. La educación de los niños es más ilustrada. El aborto está ahora más ampliamente disponible, el divorcio es mucho más fácil y los derechos económicos de las mujeres están más ampliamente reconocidos. La comprensión está aumentando. La gente está empezando a entender que la sociedad misma engendra la conducta antisocial que condena.

Es verdad que todo esto sólo se ha logrado a una escala pequeña, sólo en algunos países y solamente haciendo frente a una tremenda oposición. También es verdad que, como en los días Reich, cada concesión reconoce tardíamente, “demasiado tarde y demasiado poco”, hechos establecidos, en lugar de iluminar un nuevo sendero. Es más, ninguno de los “reformadores” está lo suficientemente desmistificado o desreprimido todavía como para pregonar, a toque de trompeta, el mensaje de que el sexo es una actividad natural y placentera -o de que el derecho a la felicidad sexual es un derecho humano básico. Raramente se proclama que, a lo largo de la historia, la práctica del sexo nunca ha tenido como su fin principal la procreación, cualesquiera fuesen las prédicas de los moralistas, los sacerdotes, los filósofos o los políticos. Pero, a pesar de estas limitaciones, el hecho de una revolución sexual en desarrollo es innegable, irreversible y de importancia profunda.

Como en otras áreas, el intento de emancipación sexual encuentra dos tipos de respuesta por parte de la sociedad establecida: la oposición frontal -de aquéllos que todavía viven en la era victoriana- y un intento de recuperación. La sociedad moderna busca neutralizar cualquier amenaza que se le presente y, finalmente, convertir tales desafíos en algo útil para sus propios fines. Busca recobrar con una mano lo que ha sido obligada a entregar con la otra: partes de su control de la situación total.

Respecto al sexo, el fenómeno de recuperación toma primero la forma de alienar y reificar la sexualidad, y luego de explotar frenéticamente esta cáscara vacía para fines comerciales. Mientras tanto la juventud moderna se evade de la correa doble de la moralidad tradicional represiva y la familia patriarcal autoritaria, se encuentra con una imagen proyectada de la sexualidad libre que es, de hecho, una distorsión manipuladora de la misma. La imagen es, a menudo, poco más que un medio para vender productos. Hoy el sexo se usa para vender de todo, desde cigarrillos hasta bienes inmuebles, desde botes de perfume hasta vacaciones pague-según-gane; desde las lociones para el cabello hasta los modelos de automóvil del año que viene. El mercado potencial se examina, cuantifica y explota sistemáticamente. La explosión “pornográfica” en Broadway (Nueva York) proporciona ahora una clientela previamente reprimida de proporciones masivas y gustos variados. Aquí, como en cualquier otra parte, a menudo se trata de una cuestión de investigación del consumidor. Se arreglan cabinas y pantallas separadas para los homosexuales (activos y pasivos), los fetichistas, los sádicos, los masoquistas, los mirones, etc. La publicidad de la moda, los espectáculos de striptease y ciertas revistas y películas, ponen de relieve el exitoso desarrollo del sexo como una de las mayores industrias de consumo.


Este sexo se presenta en todo como algo a ser consumido. Pero el instinto sexual difiere de ciertos otros instintos. El hambre puede ser satisfecha mediante la comida. La “comida” del instinto sexual es, sin embargo, otro ser humano, capaz de pensamiento, acción, sufrimiento. La alienación de la sexualidad bajo las condiciones del capitalismo moderno es, en gran medida, parte del proceso de alienación general, en el que las personas son convertidas en objetos (en este caso, objetos de consumo sexual) y las relaciones son despojadas de contenido humano. La actividad sexual indiscriminada, compulsiva, no es libertad sexual -aunque a veces pueda ser una preparación para ella (lo que la moralidad represiva nunca puede ser). La ilusión de que el sexo alienado es libertad sexual constituye todavía otro obstáculo en el camino a la emancipación total. La libertad sexual implica la realización y la comprensión de la autonomía de los otros. Desafortunadamente, la mayoría de la gente no piensa aún de este modo.

La recuperación por la sociedad de la revolución sexual es, por consiguiente, parcialmente exitosa. Pero crea la base para un desafío más profundo y más fundamental. La sociedad moderna puede tolerar la sexualidad alienada, igual que tolera el consumo alienado, los aumentos salariales que no exceden a los aumentos en la productividad del trabajo, o la “libertad” colonial en la que los “hechos de la vida económica” todavía perpetúan la división del mundo en ricos y pobres. El capitalismo moderno no sólo tolera estos “desafíos”, sino que los convierte en engranajes esenciales de su propia expansión y perpetuación. Busca tomar las riendas de las demandas sexuales de la juventud, primero distorsionándolas y luego integrándolas en el sistema actual, de modo muy similar a cómo las reivindicaciones de la clase obrera son integradas en la economía de la sociedad de consumo. A partir de una fuerza liberadora potencial, estas reivindicaciones tienden así a convertirse en un mecanismo ulterior de represión. Lo que la sociedad explotadora no será ya capaz de tolerar, sin embargo, es el desarrollo masivo de personas críticas, desmistificadas, autosuficientes, sexualmente emancipadas, autónomas, no alienadas, conscientes de lo que quieren y dispuestas a luchar por ello.

La afirmación del derecho de cada uno a dirigir su propia vida, en el reino del sexo así como en el reino del trabajo, está ayudando a desintegrar la ideología dominante. Está produciendo individuos menos compulsivos y obsesivos, y a este respeto está preparando el terreno para una revolución libertaria. (A la larga incluso los revolucionarios tradicionales, ese depósito de puritanismo reprimido, se verán afectados.)

El cuestionamiento y desafío incesantes de la autoridad, en el tema del sexo y de la familia compulsiva, sólo puede complementar el cuestionamiento y el desafío de la autoridad en otras áreas (por ejemplo, sobre el asunto de quién ha de dominar el proceso de trabajo -o del propósito del trabajo mismo). Ambos desafíos enfatizan la autonomía de los individuos y su dominación sobre los aspectos más importantes de sus vidas. Ambos exponen los conceptos alienados que se hacen pasan por racionalidad y que gobiernan mucho de nuestro pensamiento y comportamiento. La tarea del revolucionario consciente es hacer explícitos ambos desafíos, señalar su contenido profundamente subversivo y explicar su interrelación. Entender el psicoanálisis revolucionario es agregar una nueva dimensión a la crítica marxista de las ideologías y a la comprensión marxista de la falsa conciencia. Sólo entonces tendremos las herramientas para dominar nuestra propia historia, el socialismo (“la autoconciencia positiva del hombre”) será una posibilidad real, y el hombre será capaz de romper de una vez por todas con “lo irracional en la política” y con lo irracional en la vida.

martes, diciembre 11, 2007

amarga victoria del "situacionismo" 




Parece que en cuanto a esto, la Internacional Situacionista no se equivocaba: sin excepción, los que aceptan la categoría de "situacionismo" para referirse a la teoría y praxis de la IS, se sitúan (conscientemente o no) del lado de sus enemigos, es decir, del lado del Capital. El "situacionismo" viene a ser ni más ni menos que la manera en que se intenta la recuperación de distintos aspectos aislados de los aportes de este grupo, que afortunadamente tiene en su historia bastante bien delimitadas tanto su fecha de fundación como la de disolución. Pero lo que ocurre ahora, ha llegado a ser peor que la admiración contemplativa de los fans (los "pro-situs") tal como se dio a fines de los 60 y durante los 70, pues al menos en la mayoría de los casos los prositus tenían algún nivel de cercanía o conocimiento directo de las acciones de la IS. Hoy en día, en cambio, la victoria espectacular del "situacionismo" consiste en que cualquier "artista", cualquier arquitecto, estudiante, profesor, comentarista de espectáculo o funcionario de la industria cultural se siente autorizado a mostrar su buen gusto mediante invocaciones parciales e ignorantes acerca del situacionismo...esta última moda rebelde y antisistémica, radical y bohemia.

Se han publicado libros tales como "Contra Debord", que termina con la siguiente alocución: "Viva la sociedad y que comienze el espectáculo", o "Guy debord y el backstage de la sociedad del espectáculo", donde de entrada se parte comparando la "grandeza" de Debord con la figura de....Charles De Gaulle.....En otro extremo del espectro cultural actual, no pocos boy scouts del anarquismo se dedican a estetizar su discurso reinventando a Debord y la IS para arrebatárselos a su odiado y omnipresente enemigo, el "marxismo" (lo que es yo, siempre entendí que tras la IS la necia dicotomía "marxismo"/"anarquismo" quedaba sepultada para siempre en la tumba de la ideología).

Frente a este panorama, tal vez haríamos bien en "olvidar la IS" por un tiempo. O tal vez no.....pero lo que sugerimos a todos los interesados es el contacto directo, no mediante interpretadores, recuperadores ni estafadores intelectuales. Grupos como la IS, Socialisme ou Barbarie, la Internacional Letrista y varios más merecen ser conocidos y discutidos como parte del movimiento comunista genuino del siglo XX, pero no deben ser mistificados.



A continuación, El Planeta Enfermo, un breve texto de Debord escrito en 1971 y que se mantuvo inedito un buen tiempo. Trata sobre la ecologia y el capialismo, y varios parrafos podrian perfectamente haber sido escritos ayer.


La «contaminación» está de moda hoy en día, exactamente de la misma manera que la revolución: se apodera de toda la vida de la sociedad, y se la representa ilusoriamente en el espectáculo. Es la palabrería fastidiosa que llena un sinfín de escritos y discursos descarriados y embaucadores, pero en los hechos agarra del cuello a todo el mundo. Se expone en todas partes como ideología y gana terreno como proceso real. Esos dos movimientos antagónicos, el estadio supremo de la producción mercantil y el proyecto de su negación total, igualmente ricos en contradicciones en sí mismos, están creciendo juntos. Son los dos lados por los que se manifiesta un mismo momento histórico largamente esperado y a menudo previsto en formas parciales e inadecuadas: la imposibilidad de que el capitalismo continúe funcionando.

La época que posee todos los medios técnicos para alterar absolutamente las condiciones de toda la vida sobre la tierra, es también la época que, en virtud del mismo desarrollo técnico y científico separado, dispone de todos los medios de control y previsión matemáticamente incuestionables para medir por adelantado adónde lleva —y hacia qué fecha— el crecimiento automático de las fuerzas productivas alienadas de la sociedad de clases: es decir, para medir el rápido deterioro de las condiciones mismas de la supervivencia, en el sentido más general y más trivial de la palabra.

Mientras los imbéciles pasadistas siguen disertando todavía sobre (y contra) una crítica estética de todo eso, creyéndose lúcidos y modernos porque fingen adaptarse a su siglo, declarando que Sarcelles o las autopistas poseen una belleza peculiar, preferible a la incomodidad de los «pintorescos» barrios antiguos, u observando seriamente que el conjunto de la población come mejor que antes, por más que digan los nostálgicos de la buena cocina, el problema del deterioro de la totalidad del medio natural y humano ha dejado ya completamente de presentarse en el plano de la supuesta calidad antigua, estética o no, para convertirse radicalmente en el problema mismo de la posibilidad material de la existencia del mundo embarcado en tal movimiento. De hecho, la imposibilidad ha quedado ya perfectamente demostrada por todo el conocimiento científico separado, que ya no discute sino el plazo que queda y los paliativos que, de aplicarse con firmeza, podrían alargarlo un poco. Una ciencia semejante no puede hacer otra cosa que acompañar en su camino hacia la destrucción al mundo que la ha producido y a cuyo servicio está; pero ella se ve obligada a recorrer ese camino con los ojos abiertos: con lo que muestra en grado caricaturesco la inutilidad del conocimiento sin empleo.

Se está midiendo y extrapolando con excelente precisión el rápido aumento de la contaminación química de la atmósfera respirable, del agua de los ríos, los lagos y los océanos; el aumento irreversible de la radiactividad acumulada por el desarrollo pacífico de la energía nuclear; de los efectos del ruido; de la invasión del espacio por productos de materias plásticas que aspiran a una eternidad de vertedero universal; de la natalidad demencial; de la falsificación insensata de los alimentos; de la lepra urbanística que viene ocupando cada vez más el lugar de lo que fueron la ciudad y el campo, así como de las enfermedades mentales —incluidos los temores neuróticos y las alucinaciones, que no tardarán en multiplicarse a propósito de la contaminación misma, cuya imagen alarmante se exhibe en todas partes— y del suicidio, cuyas tasas de expansión coinciden ya exactamente con la de la urbanización de semejante ambiente (por no hablar de los efectos de la guerra nuclear o bacteriológica, para la cual ya están ahí los medios, cual espada de Damocles, aunquen sigue siendo evidentemente evitables).




En suma, si el alcance y aun la realidad de los «terrores del año mil» son todavía materia de controversia entre los historiadores, el terror del año dos mil es tan patente como bien fundado; a partir de ahora, es una certeza científica. Y, sin embargo, lo que está pasando no es en el fondo nada nuevo: sólo es el fin forzado del antiguo proceso. Una sociedad cada vez más enferma, pero cada vez más poderosa, ha recreado en todas partes el mundo concretamente como entorno y decorado de su enfermedad, como planeta enfermo. Una sociedad que no ha llegado aún a hacerse homogénea y que no se determina por sí misma, sino que está determinada cada vez más por una parte de si misma que se sitúa por encima y al margen de ella, ha desarrollado un movimiento de dominación de la naturaleza que no se ha dominado a si mismo. El capitalismo ha aportado finalmente, por su propio movimiento, la prueba de que ya no puede seguir desarrollando las fuerzas productivas; y no cuantitativamente, como muchos habían creído comprender, sino cualitativamente.

Y, sin embargo, para el pensamiento burgués sólo lo cuantitativo es, metodológicamente, lo serio, lo medible, lo efectivo; lo cualitativo no es más que el incierto decorado subjetivo o artístico de lo verdaderamente real tasado en su verdadero peso. Para el pensamiento dialéctico, por el contrario, y, por tanto, para la historia y para el proletariado, lo cualitativo es la dimensión más decisiva del desarrollo real. He aquí lo que el capitalismo y nosotros hemos acabado por demostrar.

Los dueños de la sociedad se ven ahora obligados a hablar de la contaminación, tanto para combatirla (pues ellos viven, a fin de cuentas, en el mismo planeta que nosotros: he aquí el único sentido en que se puede admitir que el desarrollo del capitalismo ha realizado efectivamente una cierta fusión de las clases) como para disimularla: pues la simple verdad de las «nocividades» y de los riesgos actuales es suficiente para constituir un inmenso factor de revuelta, una exigencia materialista de los explotados, tan vital como fue en el siglo XIX la lucha de los proletarios por poder comer. Tras el fracaso fundamental de todos los reformismos del pasado —que aspiraban todos a la solución definitiva del problema de las clases—, se está esbozando un nuevo reformismo, que obedece a las mismas necesidades que los anteriores: engrasar la maquinaria y abrir nuevas posibilidades de ganancia a las empresas punteras. El sector más moderno de la industria se lanza sobre los diversos paliativos de la contaminación como sobre un nuevo mercado, tanto más rentable por el hecho de que podrá usar y manejar gran parte del capital monopolizado por el Estado. Pero si ese nuevo reformismo tiene de antemano la garantía de su fracaso, por exactamente las mismas razones que los reformismos del pasado, lo separa de éstos la diferencia radical de que ya no tiene tiempo por delante.

El desarrollo de la producción ha demostrado cabalmente, a estas alturas, su verdadera naturaleza como realización de la economía política: el desarrollo de la miseria, que ha invadido y arruinado el medio mismo de la vida. La sociedad en la que los trabajadores se matan trabajando y sólo pueden contemplar el resultado, ahora los hace ver —y respirar— con toda franqueza el resultado general del trabajo alienado en tanto que resultado mortal. En la sociedad de la economía superdesarrollada, todo ha entrado a formar parte de la esfera de los bienes económicos, incluso el agua de las fuentes y el aire de las ciudades; lo que es decir que todo se ha convertido en el mal económico, la «negación total del hombre» que está llegando ahora a su perfecta conclusión material. El conflicto entre las fuerzas productivas modernas y las relaciones de producción, burguesas o burocráticas, de la sociedad capitalista, ha entrado en su última fase. La producción de la no-vida ha seguido cada vez con mayor rapidez su proceso lineal y acumulativo; ahora ha traspasado un último umbral de su progreso, produce directamente la muerte.

La función última, declarada y esencial de la economía desarrollada actual, en todo el mundo en que impera el trabajo-mercancía que asegura todo el poder a sus patronos, es la producción de empleo. Bien lejos estamos, pues, de las ideas «progresistas» del siglo pasado, acerca de la posible reducción del trabajo humano gracias a la multiplicación científica y técnica de la productividad que, según se creía, iba a asegurar con cada vez mayor facilidad la satisfacción de las necesidades hasta entonces reconocidas como reales por todo el mundo, y eso sin ninguna alteración fundamental de la calidad de los bienes disponibles. Ahora, en cambio, se trata de «crear puestos de trabajo» hasta en el campo huérfano de campesinos, es decir, de usar el trabajo humano en cuanto trabajo alienado, en cuanto trabajo asalariado: para eso se hace todo lo demás; y en consecuencia se están amenazando estúpidamente las bases, actualmente más frágiles aún que el pensamiento de un Kennedy o de un Bréznev, de la vida de la especie.

El viejo océano es, en sí mismo, indiferente a la contaminación; pero no así la historia. La historia no se puede salvar más que por la abolición del trabajo-mercancía. Y nunca antes la conciencia histórica había tenido tan urgente necesidad de dominar su mundo, porque el enemigo que está a las puertas ya no es la ilusión sino su muerte.

Cuando los pobres amos de la sociedad cuyo penoso resultado estamos presenciando —resultado mucho peor que cualquier condena que antaño pudiera fulminar a los más radicales utopistas— se ven ahora forzados a admitir que nuestro entorno se ha hecho social y que la gestión de todo deviene un asunto directamente político, hasta la hierba de los campos y la posibilidad de beber, de dormir sin demasiados somníferos o de lavarse sin sufrir demasiadas alergias; en un momento como éste se está viendo a las claras que también la vieja política tiene que confesar que está completamente acabada.



Está acabada en la forma suprema de su voluntarismo: el poder burocrático totalitario de los regímenes llamados socialistas, porque los burócratas que ostentan el poder no se han mostrado capaces ni siquiera de gestionar el estadio anterior de la economía capitalista. Si contaminan mucho menos (Estados Unidos produce él solo el 50% de la contaminación mundial) es porque son mucho más pobres. No pueden sino desviar, como en China, por ejemplo, una parte desproporcionada de sus míseros presupuestos para regalarse la parte de contaminación de prestigio de las potencias pobres: algunos perfeccionamientos o descubrimientos de segunda mano en el terreno de las técnicas de la guerra termonuclear, o más exactamente de su espectáculo amenazador. Tanta pobreza material y mental, sostenida por tanto terrorismo, condena a las burocracias que ostentan el poder. Lo que condena al poder burgués más modernizado es el resultado insoportable de tanta riqueza efectivamente envenenada.

La gestión llamada democrática del capitalismo, sea en el país que sea, no ofrece más que sus elecciones-dimisiones que, como se ha visto siempre, no han cambiado nunca nada en el conjunto —y muy poca cosa en los detalles— de una sociedad de clases que se imaginaba que iba a durar indefinidamente. Tampoco van a cambiar mucho más cuando esa misma gestión pierde la cabeza y finge esperar de su electorado alienado e idiotizado algunas vagas directrices para resolver ciertos problemas secundarios aunque urgentes (como sucede en Estados Unidos, Italia, Inglaterra o Francia). Todos los observadores especializados han señalado siempre —aunque sin tomarse la molestia de explicarlo— el hecho de que el elector no cambia casi nunca de «opinión»: pues para eso justamente es elector, esto es, aquel que asume, por un breve instante, el papel abstracto que está destinado precisamente a impedirle que sea por sí mismo y que cambie (el mecanismo ha sido desmontado mil veces, tanto por el análisis político desmistificado como por las explicaciones del psicoanálisis revolucionario). El elector tampoco cambia cuando el mundo a su alrededor está cambiando cada vez más precipitadamente; y, en cuanto elector, no cambiará ni en vísperas del fin del mundo. Todo sistema representativo es esencialmente conservador, aunque las condiciones de existencia de la sociedad capitalista no han podido conservarse nunca: se modifican sin interrupción y cada vez más deprisa, aunque la decisión —que viene a ser siempre, a fin de cuentas, la decisión de dejar hacer al proceso mismo de la producción mercantil— se deja enteramente en manos de los especialistas publicitarios, ya sea que se presenten a la carrera solos o en competición con quienes quieren hacer lo mismo y además lo declaran abiertamente. Aun así, el hombre que acaba de votar «libremente» a los gaullistas o al PCF, lo mismo que el que acaba de votar, a la fuerza y obligado, a Gomulka, es capaz de mostrar lo que él es verdaderamente participando, la semana siguiente, en una huelga salvaje o en una insurrección.

La supuesta «lucha contra la contaminación», en su vertiente estatal y reglamentaria, va a crear ante todo nuevas especializaciones, servicios ministeriales, puestos de trabajo y ascensos burocráticos. Su eficacia será exactamente la que a tales medios corresponde. No puede convertirse en voluntad real sino transformando el sistema productivo actual en sus raíces mismas, ni puede llevarse a cabo con firmeza sino en el instante en que todas las decisiones, tomadas democráticamente y con pleno conocimiento de causa por los productores, sean en todo momento controladas y ejecutadas por los productores mismos (los buques petroleros, por ejemplo, seguirán infaliblemente vertiendo el petróleo en los mares hasta que no manden en ellos unos verdaderos soviets de marineros). Para decidir y ejecutar todo eso, hace falta que los productores se hagan adultos: hace falta que se hagan con el poder entre todos.

El optimismo científico del siglo XIX se ha desmoronado en tres puntos esenciales. En primer lugar, la pretensión de garantizar la revolución como solución feliz de los conflictos existentes (la ilusión hegeliano-izquierdista y marxista; la menos compartida por la intelectualidad burguesa, pero la más rica y, después de todo, la menos ilusoria); segundo, la visión coherente del universo y aun simplemente de la materia; y tercero, el sentimiento eufórico y lineal del desarrollo de las fuerzas productivas. Si llegamos a dominar el primer punto, habremos resuelto el tercero; más adelante sabremos hacer del segundo nuestro asunto y nuestro juego. No hay que curar los síntomas, sino la enfermedad misma. Hoy en día el miedo está en todas partes, y no vamos a salir de él más que confiándonos a nuestras propias fuerzas, a nuestra capacidad de destruir toda alienación existente y toda imagen del poder que se nos haya escapado. Sometiéndolo todo, exceptuando a nosotros mismos, al solo poder de los consejos de trabajadores que posean y reconstruyan en cada instante la totalidad del mundo; es decir, a la verdadera racionalidad, a una legitimidad nueva.

En materia de medio ambiente «natural» y construido, de natalidad, de biología, de producción, de «locura», etc., no habrá que elegir entre la fiesta y la desgracia sino, conscientemente y a cada paso, entre mil posibilidades felices o desastrosas, pero relativamente corregibles, y, por otro lado, la nada. Las terribles decisiones del próximo futuro sólo dejan esta alternativa: o la democracia total o la burocracia total. Quienes duden de la democracia total deben hacer el esfuerzo de probársela a sí mismos, dándole ocasión de probarse sobre la marcha; de lo contrario, sólo les queda comprarse la tumba que más les agrade, pues «lo que es la autoridad, la hemos visto en acción, y sus obras la condenan» (Joseph Déjacque).

«Revolución o muerte»: esa consigna ya no es la expresión lírica de la conciencia rebelde, sino la última palabra del pensamiento científico de nuestro siglo. Y eso es aplicable tanto a los peligros que corre la especie como a la imposibilidad de adhesión para los individuos. En esta sociedad, donde el suicidio progresa como sabemos, los especialistas debieron reconocer, con cierto despecho, que éste había recaído a casi nada en Mayo de 1968. Esta primavera obtuvo también, sin lanzarse precisamente a su asalto, un cielo bello, porque algunos coches habían ardido y a todos los demás les faltaba el combustible para contaminar. Cuando llueva, cuando haya falsas nubes sobre París, jamás olviden que es culpa del gobierno. La producción industrial alienada trae la lluvia. La revolución trae el buen tiempo.

lunes, diciembre 03, 2007

way of the world 




Dos ejercicios prácticos muy interesantes legados por letristas y situacionistas y que usted puede enseñar desde ya a sus sobrinos y seres queridos que mantengan todavía una buena reserva de neuronas vírgenes y espacio en su disco duro mental: 1.-boxeo dialéctico sobre cualquier tema, 10 minutos de pontificación por lado (en realidad, elige el tema aquel que en el sorteo es elegido para empezar). 2.- Explorar una ciudad con un mapa de otra. O podría ser, un barrio, con un mapa de cualquier otro (aparte de ser una técnica propia de lo que en su momento se llamó "psicogeografía", es un truco que fácilmente permite acercarse a lo que Benjamin decía en sus recuerdos de infancia: "perderse en una ciudad como quien se pierde en el bosque, requiere aprendizaje").


Chris Corsano en vivo, el 9 de noviembre en Constitución no sé qué Nº: llegué temprano y empezó bastante tarde, gracias a los vecinos del teatro no se cuanto que alegaron por las pruebas de sonido. Local de público ABC 1 , o como dicen ahora, "pelolais", donde amables chicas te interceptaban en cualquier lado para ofrecerte el schop rojo o rubio que servían a 1.500 pesos. Empieza el set de Corsano y toda la gente se abalanza a mirar y grita así como si estuviera viendo a Santana circa 1969 ("uuuuhhhhhhh, guuuuuuahhhuuuhhhllllyy, yeeeehhhhh"), y hace alusiones a que este tipo "es el mejor baterista del mundo". En realidad, no toda la gente: un sector se quedó siempre atrás, en el bar mismo, lejos del escenario conversando en voz alta, y fue creciendo con el tiempo pues pese a que el set fue breve (menos de media hora) muchos entusiastas se aburrieron luego y retrocedieron tras el impacto inicial. Corsano se veía simpático y bastante joven, pero al tocar no parecia demasiado cómodo. Su estilo tenía sólo ciertos momentos más cercanos a lo que aún insistimos en llamar "free jazz", pero en general me recordaba más a gente como Chris Cutler, o a Bennink...Piezas breves, todo tipo de técnicas extrañas (aplicación de arcos, boquillas de saxo conectadas a tubos, etc.), momentos de éxtasis breve.....Un muy buen set, en realidad, aunque era difícil apreciarlo en medio de tanto huevonaje y ruido de bar. Sólo ese día me enteré que el tipo pudo venir porque andaba de baterista oficial de la banda de esa sobrevalorada, sobreactuada e hinchapelotas "diva" de voz cargante llamada Bjork. Leí por ahí a un periodista decir que ella era la única artista mujer que te sorprendía con cada nuevo trabajo....no sé si eso es machismo, ignorancia, o ambas cosas a la vez...pero bueno...el ejemplo de "innovación" (masculina) para ese tipejo es esa banda "avantgarde" llamada Radiohead...... Ahhh: grabé todo el set de Corsano en un pendrive/MP3....se escucha bastante, y hasta se puede apreciar a un par de giles diciendo "pero es el mejor baterista del mundo, no sabíai?" y pelotudeces por el estilo.



He escuchado pocos discos, excepto por los antiguos de Bad Brains (S/T, Black Dots, Omega sessions, Rock for Light) , que en realidad califica en estos días como la mejor banda punk de todos los tiempos, ¿sí? ¿estamos de acuerdo? No me cabe duda al respecto tras escuchar esta mañana por tercera vez en 24 horas el "Rock for Light" enterito (jajaja: en los 90 cuando escuchábamos esto con mi hermana menor nos saltábamos los temas reggae, pues sólo queríamos hardcore punk, faster and louder!!!), así que los disidentes, que se jodan. Los temas son todos excelentes, unos furiosos, unos pocos lentos y con mucha alma, bien ejecutados, creativos, pogueables, mosheables, con "actitud mental positiva", los solos de guitarra son cortos pero buenos, la voz de HR no tiene igual en cuanto a emoción y furia se refiere....Además, he observado con fervor religioso el DVD que reune extractos de tres noches en el CBGB, por ahí por 1982, o sea, cuando yo tenía 11 años y mi hermana recién aludida estaba naciendo). Nada que decir.....creo que no he visto algo más intenso en la pantalla (está al nivel del DVD de Melvins "a salad of thousand delights...-que el día que fue presenciado en masa por primera vez, con un pleno en mi casa que incluía miembros de Fracaso y FM causó tal nivel de satanización que esa misma tarde y at the same time un cura era degollado en la Catedral de Santiago-, y el DVD de Fushitsusha en vivo en Japón que alguna vez comentaré aquí en detalle).

En verdad, más que a escuchar discos he estado dedicado a observar muchas películas de Pasolini, Buñuel y Fassbinder (de quien están dando de martes a viernes a las 17 horas una muestra gratuita en el microcine del centro cultural "la monea"), una trilogía que me acomoda perfectamente y me hace retractarme un poco de creencias previas (como cuando decía que en el 95% de los casos ver una película era perder 2 horas de vida). En la feria de peñalolén, en los patios del ARCIS, en el Bio Bio y varios lados más se encuentra de todo y por precios bastante razonables.

PARA LOS INTERESADOS: Hablando de mi hermana chica, Las Jonathan vuelven a las pistas este sábado 8 en el FEM FEST que se realizará en la Quinta Normal, desde las 14 horas. Es gratis y estas cabras estarán por ahí con toda la prole que han traido o están por traer a este mundo. No me lo pierdo, aunque el calor y la alergia no me hacen muy bien.



¿Como va el mundo? Están quedando cagadas en varias partes. Veamos algunas:

TERRITORIO MAPUCHE

Durante la mañana de ayer, personal de Gendarmería de la IX Región pretendía trasladar a los comuneros mapuches que están realizando un prolongado ayuno en el penal de Angol.

Sin embargo, según informó el portal electrónico de la zona Diario El Gong, al llegar hasta el penal la patrulla que pretendía llevar hasta el Hospital de Angol a José Huenchunao, Juan Millalén y Jaime Marileo, se encontraron con que desconocidos habían instalado fuertes cadenas en las puertas del recinto carcelario.

Las autoridades penitenciarias ordenaron cortar los candados con herramientas especiales, hecho que fue resistido a pedradas por particulares que se encontraban en las afueras del penal.

Al percibir el peligro que corrían sus compañeros, los vigilantes del muro perimetral dispararon en seis oportunidades contra los manifestantes, sin que afortunadamente se registraran heridos. Sólo la llegada de un fuerte contingente policial evitó que los acontecimientos pasaran a mayores y cerca de mediodía retornó una aparente calma hasta el lugar.

LUCHA CONFRONTACIONAL

El 10 de octubre pasado cinco comuneros -José Huenchunao, Juan Millalén, Jaime Marileo, Patricia Troncoso y Héctor Llaitul- iniciaron una huelga de hambre exigiendo la revisión de sus procesos judiciales y el fin del "hostigamiento policial" a comunidades como Temucuicui y otras de la IX Región.

Los cinco ayunantes están o estuvieron vinculados a la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), la más radical de las organizaciones mapuches que en sus comunicados se define como "revolucionaria, anticapitalista y libertaria que busca la liberación del Pueblo mapuche a través de la fuerza social organizada y que se expresa en la lucha confrontacional con el Estado y el capitalismo".

Con esa filosofía, a partir de diciembre de 1997, una serie de atentados incendiarios contra las empresas forestales que se han expandido en la región instalando plantaciones de pino que secan las napas subterráneas que abastecen de agua a las comunidades.

A pesar de que ningún incendio produjo pérdidas de vida -la única víctima fatal es Alex Lemún (17), muerto en un incidente con Carabineros en noviembre 2002-, la Justicia calificó los ataques como "terroristas" y les aplicó la Ley Antiterrorista, creada durante la dictadura militar, lo que endureció fuertemente las penas.


(La Nación)

FRANCIA

Los enfrentamientos de la Policía con los manifestantes por la muerte provocada el domingo de dos menores de edad, originarios de Argelia, se sucedieron ayer por tercer día consecutivo en barrios periféricos de París. Según fuentes de los manifestantes, el vehículo policial que perseguía a los dos adolescentes encerró a la motocicleta de estos provocando el choque y su posterior muerte.

Según indicó la Prefectura del departamento de Val d´Oise, en las primeras horas de la noche, «algunos» vehículos fueron incendiados y hubo siete arrestos en Villiers-le-Bel y en localidades colindantes de este departamento. De hecho, el lunes los enfrentamientos policiales se expandieron por este departamento, avivando así los temores de las autoridades de un posible rebrote de la ola de protestas que tuvo lugar en 2005, cuando la policía perseguía a dos adolescentes pobres que, desesperados, intentaron esconderse en un transformador eléctrico que les provocó su muerte.

Los enfrentamientos de la Policía con los manifestantes el lunes comenzaron en torno a las 19.30 en el centro de Villiers-le-Bel, donde se concentran bloques de edificios de escasa altura en un trazado de calles laberínticas.

Ya de noche, los disturbios se propagaron a otras localidades vecinas como Garges-Is-Gonesse, Goussainville, Ermont-Eaubonne, Cergy, Sarcelles y Gonesse, donde fueron atacados un supermercado, un concesionario de la marca Renault y varios coches.

En un primer balance, entre el domingo y el lunes, más de 70 vehículos y edificios, incluida una biblioteca municipal, dos escuelas y numerosos centros comerciales fueron incendiados. El secretario general del sindicato policial Synergie, Patrice Ribeiro, cifró en casi 80 los agentes heridos. En declaraciones a la emisora radiofónica RTL, advirtió que «responderán» a una situación que «puede convertirse en insostenible» y denunció el uso de armas de fuego contra los agentes, viejo truco que acostumbran usar las autoridades cuando están preparando el uso propio de armas de fuego.

Un sindicato policial dijo sentirse preocupado por el cariz que estaba tomando la situación, a su juicio, mucho más peligrosa que la de hace dos años. Un alto responsable policial afirmó, en esa línea, que la intensidad de los choques con la Gendarmería fue mayor. No es de extrañar, los jóvenes están cada vez más cansados de la prepotencia policial, y cada vez menos dispuestos a aceptar que quede impune.

Las familias reclaman la verdad

Las familias de Moushin, de 15 años, y Larami, de 16, mientras tanto, seguían reclamando justicia y una investigación exhaustiva sobre la actuación policial. Abogados de las familias señalaron que están estudiando recurrir a los tribunales. «Una investigación judicial sería un gesto que ayudaría a traer la paz a los familiares», consideró el letrado Jean-Pierre Mignard.

Lo ocurrido ha abierto entre políticos, politólogos y sociólogos, el debate sobre qué se ha hecho desde 2005 para evitar este tipo de situaciones. En opinión del sociólogo y autor de varios libros Laurent Mucchielli, mientras no cambien las condiciones de vida en los barrios periféricos y el modo de intervención de la Policía, seguirá habiendo incidentes. Destacó que «esta vez, lo poderes públicos parecen más hábiles en su comunicación y en la gestión de crisis». En la de 2005, el entonces ministro de Interior y actual presidente, Nicolas Sarkozy, llamó «gentuza» a los manifestantes, contribuyendo a aumentar la tensión.

La izquierda electoralista, igual que siempre

El primer secretario del PS francés, François Hollande, pidió a las autoridades «la máxima claridad sobre las condiciones de este drama», y a los jóvenes «responsabilidad». «El regreso a la calma es una condición indispensable para descubrir la verdad sobre la muerte esos dos chicos», añadió.

El jefe parlamentario del PS, Jean-Marc Ayrault, subrayó que, tras las protestas de 2005, «no se extrajeron las verdaderas lecciones que cabía esperar». Entre ellas, aunque no la mencionó, la de que no se puede tratar a los jóvenes pobres como si fueran esclavos de las colonias, porque luego reaccionan y pasa lo que pasa.

(Indymedia)

This page is powered by Blogger. Isn't yours?